11 julio, 2008

Dólares de EEUU inyectan vida a Chiapas

SAN JUAN CHAMULA, Chiapas

Un mural en el bastión zapatista de Oventic muestra a una guerrillera con la cara cubierta y utilizando una computadora.
JANET SCHWARTZ / MIAMI HERALD

Un mural en el bastión zapatista de Oventic muestra a una guerrillera con la cara cubierta y utilizando una computadora.

En el resto de México es una hora más tarde pero en este pueblo tradicional es la sagrada hora del mediodía, según el calendario maya. Y, cuando la campana de la iglesia suena 12 veces, todo el mundo se detiene y hace la señal de la cruz.

Pero cuando callan las campanas, se vuelven a escuchar los martillos alrededor de esta ciudad autónoma, hogar de 100,000 mayas que hablan Tzotzil.

San Juan Chamula, un centro fundamentalmente ceremonial que no gusta de extraños, se encuentra en medio de una explosión de construcción, gracias a su población más joven que, recientemente, ha partido masivamente para trabajar en los Estados Unidos y está mandando millones de dólares a sus hogares.

Junto con la explosión de la construcción, Chamula y otras remotas comunidades indígenas donde se habla maya también están experimentando un súbito despertar tecnológico.

Hay cibercafés en pueblos cuyas calles no están asfaltadas y sólo tienen una plomería rudimentaria. Mayas en atuendos tradicionales charlan en teléfonos celulares con sus parientes en Estados Unidos. Ahora, muchos fotografían y graban en vídeos sus festivales y ceremonias tradicionales, un sincretismo de antiguas creencias y catolicismo. Hasta recientemente, grabar esas imágenes podía llevarlo a uno a la cárcel.

Catorce años después de que el subcomandante Marcos y su Ejército Zapatista de Liberación Nacional se levantara en armas para demandar mejores condiciones de vida, autonomía, escuelas y clínicas para los mayas, la revolución que está triunfando es la de la alta tecnología.

"Después de todo, Chiapas fue el centro de la primera guerra de internet'', comentó William ‘‘Chip'' Morris Jr., autor de Living Maya, sobre el alzamiento zapatista, ocurrido en una fecha acorde para protestar por la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte entre Estados Unidos, Canadá y México, el 1 de enero de 1994, que no había favorecido a los granjeros mexicanos.

Fue Marcos el que hizo un exitoso uso de la internet desde la selva de Lacandon para enlistar decenas de miles de simpatizantes alrededor del mundo. Con el tiempo, obligó al entonces presidente Carlos Salinas de Gortari a pedir un cese al fuego y empezar conversaciones.

Chiapas, con una población de 4 millones, sigue siendo el estado más pobre de México pese a contar con algunas de sus más ricas reservas naturales. Sus represas proveen a México con casi la mitad de su energía hidroeléctrica.

Las condiciones de vida siguen siendo malas en casi todo el estado y todavía hay tensiones políticas entre las comunidades zapatistas y el gobierno del presidente Felipe Calderón. Pero lo que el gobierno no ha podido proveer, lo están consiguiendo por si mismos decenas de miles de personas. Chamula, que nunca fue un reducto zapatista, ha descubierto una solución a través de la frontera con EEUU.

"Estos son dólares de George Bush'', comentaba sonriente Juan Gallo, un antiguo juez de Chamula mientras pasea por su barrio.

Abandonadas chozas de barrio tradicionales están siendo reemplazadas por casas de mampostería, testimonio de la nueva riqueza, muchas de ellas pintadas con los colores pastel que tanto gustan a los floridanos.

Gallo dijo que su hijo Julio César, de 24 años, se fue para Tampa hace cuatro años y gana buen dinero en la construcción viviendo en una comunidad con centeneres de otro chamulanos.

Con el dinero de su hijo, Gallo construyó una exitosa mini fábrica de tortillas que cuenta con la tecnnología más moderna. Sus empleados utilizan motocicletas recién compradas para hacer los repartos.

"Aquí los muchachos va a EEUU por tres o cuatro años'', dijo Gallo, de 51 años. "Es como ir a la universidad''.

La estadísticas migratorias de México muestran que casi medio millón de chiapanecanos, campesinos indígenas en su mayoría, están trabajando en Estados Unidos. Trabajan en la construcción o la jardinería en la Florida, Texas, Carolina del Norte y California. Sus edades oscilan entre los 15 y los 18 años. La mayoría son hombres pero también hay muchachas.

"Yo trabajé en Tampa durante dos años'', dijo un sonriente Manuel Hernández, de 24 años, que cruzó el desierto de Arizona hace dos años, llegó a Tampa y ahora está de regreso. "Fui a hacer dinero y aprender otras formas de construcción. Pudiera volver a Tampa pero ahora estoy demasiado ocupado construyendo casas en Chamula''.

Con sólo una educación de escuela primaria, Hernández y un aprendiz estaban construyendo rápidamente una casa de dos pisos, probablemente más adecuadas al trópico que al clima fresco y nublado de Chamula. La ha diseñado para uno de los ancianos jefes de la ciudad, basado en estilos de construcción que se parecen a los de Florida y California.

"El éxodo de la población de Chiapas es un fenómeno reciente, sin precedentes en la historia moderna de la región'', dijo Jorge Alberto López Arévalo, un economista de la Universidad Autónoma de Chiapas.

Arévalo ha estado documentando la migración a Estados Unidos desde fines de los años 1990, cuando empezó, así como los cambios sociales que ésta ha provocado. Menciona el TLC, la guerra contra los zapatistas y desastres naturales como los huracanes Stan y Wilma que arrasaron decenas de iles de casas, como explicación del gran éxodo de los campesinos mayas.

"Nos estamos convirtiendo en importadores de alimentos y exportadores de trabajadores'', afirmó.

En el 2005, los trabajadores mandaron $655.3 millones a Chiapas saltando a los $824.5 millones en el 2006. En el 2007 sólo mandaron $796, debido a la crisis hipotecaria de EEUU y la ofensiva contra la inmigración ilegal.

El Banco de México estima que ahora los trabajadores de Chiapas en EEUU mandan más dinero a sus casas que los de estados migratorios tradicionales como Zacatecas, Colima, Durango, San Luis de Potosí y Nayarit.

Se estima que México está recibiendo del exterior unos $25,000 millones anuales, el mayor ingreso del país después del petróleo. La mayor parte va al consumo familiar. Sólo 1.5 por ciento se dirige a inversiones productivas, según calcula el Banco de México.

En Chamula, ahora todos los días se forma una cola en la nueva oficina de la Western Union, que abrió recientemente en la plaza del mercado, donde los campesinos venden maíz, frutas y objetos de artesanía. A su lado hay un cibercafé con 10 computadoras que abrió en abril.

Hasta recientemente, los chamulanos viajaban siete millas al sur, a San Cristóbal de las Casas, un centro turístico de 250,000 habitantes, para hacer sus compras. Pero ahora Chamula se está haciendo autosuficiente y más familiarizada con la tecnología.

"Las comunidades indígenas quieren más cobertura de celulares'', comentó Rafael Nájera, supervisor de la compañía Telcel de teléfonos celulares en San Cristóbal. "Compran muchas tarjetas prepagadas para llamar a Estados Unidos. Ahora estamos estudiando la logística de instalar más torres de celulares''.

Muchos antropólogos están preocupados porque la edad digital pudiera poner en peligro la cultura maya pero otros dicen que, por el contrario, les facilitará registrar y preservar su cultura.

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