02 julio, 2008

¿Por qué Rick Wagoner mantiene el timón de GM a pesar del hundimiento de la empresa?

Por George Anders

Rick Wagoner pintó un cuadro optimista cuando en junio de 2000 se convirtió en presidente ejecutivo de General Motors Corp. Entonces sostuvo que la participación de GM en el mercado global podría crecer de 25% a 28%. Los márgenes de beneficios se mantendrían fuertes. GM estaría entre las empresas con mejor desempeño en la bolsa. "Las oportunidades futuras son prácticamente ilimitadas", declaró.

Sin embargo, las cosas no salieron así. Hay años en que Wagoner logra reducir los costos y mejorar la línea de producción. Luego se da una nueva crisis y GM acaba peor que antes.

La semana pasada, la acción de GM alcanzó su marca más baja en 53 años, hundiéndose por debajo de su nivel durante las crisis económicas de 1973-75 y 1980-82. Sus acciones se han desplomado 81% desde que Wagoner asumió el timón y ahora su participación global de mercado es de 12,5%.

En la mayoría de las empresas en una situación similar, los accionistas y directores enojados habrían despedido al presidente ejecutivo hace mucho tiempo. Entonces, ¿por qué Wagoner conserva su cargo? Algunos factores particulares de GM merecen un análisis más a fondo.

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Las características únicas de GM empiezan por sus accionistas. Los inversionistas activistas suelen apuntar a compañías con acciones en caída; compran grandes participaciones, y luego fuerzan cambios en la gerencia. Pero en GM, estos activistas no han conseguido ningún cambio trascendental. Carl Icahn se interesó brevemente por las acciones de GM en 2000. Kirk Kerkorian poseía muchas más en 2006. Ninguno consiguió un golpe de estado para derrocar a la junta directiva y ambos terminaron vendiendo sus participaciones.

Parece que los activistas no pueden dar con soluciones rápidas para los desafíos de GM, tales como sus altos costos laborales y su desfavorable línea de productos. Como resultado, los accionistas frustrados tienden a vender sus acciones en vez de propugnar cambios. Registros de la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos muestran que al menos una decena de fondos de cobertura o fondos mutuos con tendencias activistas vendieron sus participaciones en GM de un millón de acciones o más durante el primer trimestre.

La junta directiva de GM también ha jugado un papel en la permanencia de Wagoner. A su vez, sus defensores permitieron que la empresa reajustara a la baja sus objetivos de ganancias y de participación de mercado a medida que el mercado se ensombrecía. Dicen que Wagoner ha conseguido negociar costos laborales más bajos en Norteamérica. Además le dan crédito por la expansión en China, Brasil y otros mercados emergentes, así como por animar el desarrollo de autos que funcionan con baterías alternativas y mejorar las calificaciones de calidad de la automotriz.

Pero la falta de liquidez de GM podría ser la prueba más dura para Wagoner. Sus pérdidas operativas están absorbiendo su efectivo, estimado en US$24.000 millones al 31 de marzo. La suma se reduce en al menos US$3.000 millones cada trimestre. GM, con una calificación de bonos basura desde 2005, puede hacer varias cosas para captar efectivo, incluso vender activos, escindir sus rentables filiales fuera de EE.UU. y asumir más deuda.

El precio tambaleante de las acciones de GM y la pobre valoración de su crédito es un reflejo de la incertidumbre sobre el futuro de la empresa. Si el destino de GM en 2009 depende de su ingenio financiero, la directiva tal vez quiera reconsiderar si Wagoner es el líder correcto. Alguien para tomar en cuenta es Fritz Henderson, el ex director financiero, ascendido este año a presidente de la junta y director general de operaciones.

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