EE.UU. y Rusia: Molestando al oso
por Ted Galen Carpenter
Ted Galen Carpenter es vicepresidente de Estudios de Defensa y Política Exterior del Cato Institute y autor o editor de 16 libros sobre asuntos internacionales, incluyendo Bad Neighbor Policy: Washington's Futile War on Drugs in Latin America (Cato Institute, 2002).
Pocas personas quieren regresar a los rencores y a las tensiones que caracterizaron las relaciones entre Washington y Moscú durante la Guerra Fría. Pero las políticas torpes de EE.UU. y Rusia ahora amenazan con regresarnos a esos tristes días. La administración Bush presiona para que la OTAN se expanda más hacia la frontera con Rusia. Por su parte, el régimen de Medvedev/Putin muestra señales de querer causar molestias a EE.UU. en el Caribe.
Ambos gobiernos necesitan relajarse. Condolezza Rice descarta el concepto de las esferas de influencia como una noción obsoleta, pero esa doctrina todavía tiene vida. Los líderes estadounidenses y rusos están ignorando esa realidad y están viéndose perjudicados por ello.
Si una nueva Guerra Fría surge, Washington tendrá gran parte de la culpa debido a las políticas que ha perseguido desde mediados de los noventa. Pero Rusia ahora está provocando a EE.UU. innecesariamente. Las oscuras insinuaciones de hace unas semanas sobre que podría colocar bombarderos en Cuba son completamente imprudentes. Para los estadounidenses, tan solo con la posibilidad de que Moscú pueda desplegar un sistema de armas nucleares en Cuba, les recuerda la pesadilla más grande de la Guerra Fría—la crisis de los misiles en Cuba. Ningún gobierno estadounidense toleraría tal movida—ni debería. El cada vez más frecuente coqueteo de Moscú con el Presidente venezolano Hugo Chávez, un nemesis fastidioso de EE.UU., es menos ofensivo pero también genera tensiones gratuitas.
Estas movidas probablemente reflejan la creciente ira de Rusia hacia las políticas de EE.UU., las cuales parecen tener el fin de minar la influencia rusa en su propio patio trasero y humillar de esta manera a Moscú. La actitud “en tus narices” de Washington no es una novedad. Los funcionarios estadounidenses se aprovecharon del desorden económico y militar de Rusia en la década de los noventa para establecer una posición dominante en Europa Central y del Este. Washington logró la admisión de Polonia, Hungría y la República Checa a la OTAN en 1998—a pesar de las objeciones del gobierno Yeltsin. Esa expansión de la alianza no era ofensiva, comparada con la segunda ronda que llevó a cabo a principios de esta década, en la cual se incorporaron Letonia, Estonia y Lituania—países que anteriormente eran parte de la Unión Soviética.
La expansión de la OTAN no fue la única manifestación de desprecio hacia Rusia durante la década de los noventa. También lo fueron las políticas occidentales en los Balcanes—tradicionalmente una región de mucha importancia para Moscú. En 1995 las fuerzas de la OTAN intervinieron en la guerra civil de Bosnia claramente en contra de los serbios, quienes son aliados políticos y religiosos de Rusia. Y luego, en 1999, EE.UU. y sus aliados emprendieron una guerra aérea contra Serbia, con la cual terminaron por cercenarle su problemática provincia de Kosovo.
Aunque la élite política de Rusia estaba enfurecida por tal comportamiento, considerando la debilidad del país, no podían hacer más que quejarse. Pero esa situación ha cambiado. El país es mucho más fuerte económica y militarmente de lo que era hace una década y Moscú ha empezado a retomar su actitud agresiva. Por ejemplo, ha enfatizado que la intención de Washington de incorporar a la OTAN a Ucrania y Georgia sería sobrepasar un límite importante que no sería tolerado.
Desafortunadamente, los líderes estadounidenses no parecen comprender que la relación de poder de ahora es distinta a la de los noventa. Tan solo en junio la administración Bush siguió adelante con los planes de desplegar un sistema de misiles defensivos en Polonia y la República Checa, una movida que Rusia ve como un intento de degradar la efectividad de sus fuerzas nucleares estratégicas. En respuesta, Moscú ha advertido a Varsovia y Praga que atacará a esas dos ciudades en tiempos de guerra.
La política de Washington hacia los Balcanes se ha mantenido igualmente insensible. En febrero, EE.UU. y sus aliados europeos ignoraron al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (y por la tanto el veto de Rusia) al concederle la independencia a Kosovo. Rusia respondió reuniendo a otros países a quienes les preocupan sus propias regiones con tendencias secesionistas para bloquearle la entrada a Kosovo en varias organizaciones internacionales. En gran parte gracias al lobby de Moscú, solamente 43 gobiernos han reconocido la independencia de Kosovo—muchos han sido aliados y clientes de EE.UU. por mucho tiempo.
Los líderes rusos también están demostrándole a Washington que Moscú puede explotar el precedente de Kosovo. En meses recientes, Rusia ha aumentado su apoyo a Abjasia y Osetia del Sur, dos regiones secesionistas vecinas de Georgia. Lamentablemente, en vez de dar marcha atrás diplomáticamente, el gobierno de Bush se ha entrometido aún más con el envío de mil tropas estadounidenses para que se entrenen conjuntamente con los militares de Georgia.
Es difícil imaginarse un problema con menos relevancia para los genuinos intereses estadounidenses que el estatus político de dos remotas regiones en un pequeño país fronterizo con Rusia. De la misma manera, es difícil imaginar qué intereses nacionales genuinos de Rusia justifican forjar lazos más estrechos con países como Cuba y Venezuela. Tanto Rusia como EE.UU. están teniendo un comportamiento grotescamente inmaduro. No estamos todavía en una nueva guerra fría, pero a menos que los dos gobiernos adopten políticas más responsables, puede que produzcan dicho trágico resultado pronto.
Vicepresidente iraní ratifica amistad con Venezuela
ASUNCION --
El vicepresidente de Irán, Samareh Hashemi, dijo que su país "es gran amigo de Venezuela y hoy tenemos otro amigo: Paraguay".En conferencia de prensa, Hashemi expresó el viernes que "entregué al nuevo gobernante Fernando Lugo los saludos de nuestro presidente Mahmud Ahmadineyad y queremos cooperar en muchas áreas en las que tenemos experiencia".
Refiriéndose específicamente a Venezuela comentó, mediante un traductor, que "con Venezuela tenemos planes comunes en numerosos programas".
"Nuestra relación con Ecuador, en coincidencia con la llegada al poder del presidente Rafael Correa, se está desarrollando e incrementando rápidamente", añadió.
En Paraguay, desde hace varias décadas, se realiza búsqueda de uranio porque los informes técnicos son positivos. Eventualmente, si se lo encontrare, Irán "está en condiciones de ayudar siempre y cuando se haga dentro de las leyes y de las reglas de la comisión mundial de control de la energía atómica", admitió.
Al ser preguntado si adelantó un dialogo con Lugo, o algún funcionario de su gobierno sobre el tema, no respondió.
Hashemi aprovechó la oportunidad para ratificar que "mi país quiere mantener buenas relaciones diplomáticas y comerciales con todos los países, excepto con el régimen sionista de Israel".
Sin que ningún periodista preguntara acerca de la posición iraní sobre la presencia militar de Estados Unidos en medio oriente, expresó: "la invasión estadounidense a Irak y Afganistán dejó más de un millón de muertos. Sólo en Irak existen unos 4 millones de individuos desplazados de sus lugares de residencia por efectos de esa agresión".
"Pero hoy vemos que las grandes potencias están en decadencia porque los pueblos los ignoran. Esas potencias están desprestigiadas. Estados Unidos invadió Irak con el pretexto de encontrar armas de eliminación masiva, pero nunca las encontró y aún así no abandona el territorio irakí", comentó.
Conflicto del Cáucaso enfrenta a Rusia y Occidente
La lucha en torno a una pequeña y empobrecida parte de la cordillera del Cáucaso se ha ido convirtiendo en una creciente confrontación entre Rusia y Occidente, la peor desde el colapso de la Unión Soviética.
El conflicto entre Rusia y la antigua república soviética de Georgia por Osetia del Sur, una región del tamaño de Rhode Island, amenaza la red de instituciones creadas desde el fin de la Guerra Fría para vincular a Rusia con EEUU y Europa.
Aunque se pueda mantener el cese al fuego en Georgia, las consecuencias de la crisis pueden ser muy negativas: las tensiones pudieran poner en peligro los embarques rusos de petróleo y gas hacia Europa, cortar el acceso de EEUU a la Estación Espacial Internacional y terminar con la cooperación de inteligencia entre Washington y Moscú en la guerra contra el terrorismo.
Los dirigentes occidentales están reflexionando sobre expulsar a Rusia del Grupo de los 8 así como negarle membrecía en la Organización Mundial del Comercio.
Pero, más allá de negarle a Rusia el privilegio de participar en varios importantes grupos internacionales, la escalada de la retórica pudiera resucitar el peor aspecto de la Guerra Fría: la amenaza de una confrontación militar entre Rusia y Occidente.
El general Anatoly Nogovitsyn, un alto oficial ruso, dijo ayer que aceptar la instalación de una serie de misiles interceptores norteamericanos en su territorio ha puesto a Polonia en riesgo de ataque, quizás con armas nucleares, según reportó la agencia de noticias Interfax.
El ministro ruso de Relaciones Exteriores, mientras tanto, advirtió que el Kremlin pudiera interrumpir su cooperación para frenar el programa nuclear de Irán. El conflicto de Georgia también pudiera poner en peligro varios acuerdos sobre control de armas, incluyendo el la Nunn-Lugar Comprehensive Threat Reduction act, que ha dado cientos de millones de dólares en ayuda a Rusia para destruir, desmantelar y asegurar sus armas nucleares.
Algunos legisladores americanos ven riesgos en la cooperación ruso-americana en la Estación Espacial Internacional, lo que pudiera ser un desastre para el programa. Tras el retiro de la flota americana de transbordadores en el 2010, los cohetes rusos Soyus pudieran ser la única forma de llegar a la estación durante varios años.
Otros miembros del Congreso están proponiendo una resolución exhortando a despojar a Rusia de su papel de anfitrión de los Juegos Olímpicos de Invierno del 2014.
Estos problemas se han estado gestando desde hace años.
Durante gran parte de los años 90, una Rusia pobre, dividida y mal dirigida dependía de préstamos y donaciones de Occidente. En lo que reconquistó fuerza, particularmente gracias al aumento del precio del petróleo, Moscú pensó que su papel como potencia internacional estaba siendo ignorado o insultado.
Occidente fue lento en condenar la erosión de las embrionarias instituciones democráticas rusas, en lo que el presidente Vladimir Putin, ahora Primer Ministro, restauraba metódicamente el papel del Kremmlin como el centro ruso del poder.
Los ataques del 11 de septiembre contra Nueva York y Washington unieron al Occidente y a Rusia en lo que ambos consideraban una lucha contra el terrorismo global. Pero la asociación se enfrió por varias razones, incluyendo aperturas para que Georgia, históricamente un estado vasallo de Moscú, se uniera a bloques occidentales.
En el 2003, protestantes en Tbilisi, la capital de Georgia, derrocaron el gobierno del antiguo ministro soviético de Relaciones Exteriores Eduard Shevardnadze abriendo el camino para la elección del presidente Mikhail Saakashvili, un líder político pro-occidental.
Arnoldo Alemán prepara su retorno político
Sentado cómodamente a la cabeza de una mesa de banquete y rodeado de leales seguidores, el ex presidente de Nicaragua Arnoldo Alemán le señala el alto costo de los alimentos a su hombre de confianza, un magistrado del Concilio Electoral Supremo, en tanto le sirve una generosa porción de huevos revueltos.
Por la ventana, la luz de la mañana baña los exuberantes y empinados terrenos de la hacienda privada de Alemán conocida como El Chile, que le servido como su cárcel tropical y también como los cuarteles generales extraoficiales desde que su arresto domiciliario comenzó en el 2003.
"En la actualidad, el gallo pinto es caro'', dijo Alemán, hablando sobre el plato a base de arroz y frijoles colorados que durante mucho tiempo ha sido un alimento habitual en la dieta de los nicaragüenses. "El país vive una crisis política, social y económica''.
El corpulento ex presidente, conocido afectuosamente como ‘‘el Gordo'', fue sospechoso de malversar $100 millones de las arcas del gobierno y de armar un complicado complot para encubrirlo. Pero la sentencia de 20 años por fraude y lavado de dinero le fue rebajada a un arresto domiciliario vagamente descrito. Y ahora, uno de los más poderosos políticos de Nicaragua --detrás de las rejas o no-- está tratando de organizar un regreso a la política.
Alemán estuvo brevemente encarcelado y cayó en desgracia, pero nunca dejó de ser uno de los principales líderes del país. Aunque en la actualidad, tiene prohibido aspirar a un cargo público, celebra con regularidad reuniones con magistrados del Partido Liberal, legisladores y estrategas que conducen 12 millas desde Managua para trabajar en medio de desayunos en su maravillosamente bien cuidado rancho.
Los que rodean a Alemán todavía lo llaman "presidente'' y ‘‘máximo líder'', y Alemán esboza una mueca ante estos títulos cuando se le pregunta cuál es su papel como jefe del partido.
"Aquí no tenemos un líder máximo ni tampoco un líder mínimo, sino que somos un equipo'', le declaró Alemán a The Miami Herald en una entrevista poco frecuente que concedió a principios de esta semana.
Alemán y sus asesores están en proceso de reconstruir su alianza política a tiempo para derrotar al gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en las próximas elecciones municipales que tendrán lugar en noviembre. Después de dividirse y perder ante Daniel Ortega en las elecciones presidenciales del 2006, los Liberales ahora están tratando de repetir el ejemplo en 1990 de la Alianza UNO que reunió a 14 movimientos políticos en la boleta ganadora que sacó a Ortega del poder la primera vez.
Alemán insiste que lo único que está haciendo es reunir a todas las "fuerzas democráticas'' bajo la bandera de su Partido Liberal Constitucionalista (PLC) con el fin de que la oposición nicaragüense de nuevo detenga el "programa totalitario'' de Ortega en el siglo XXI.
"Todo el mundo necesita el apoyo de la verdadera oposición, el PLC'', dijo Alemán, agregando después que lo mismo sucede con el gobierno de Estados Unidos y otras influencias extranjeras, a las que culpa de debilitar y dividir el voto de la oposición en el 2006.
En una poca apoyado por el gobierno estadounidense, durante su enfrentamiento original contra Ortega en 1996, Alemán fue poco después reducido a la misma categoría de mandatario indeseable, luego que los cinco años de su presidencia dejaron un legado de corrupción y desfalco. En el 2004, Alemán engrosó la lista de los "Diez Mandatarios Más Corruptos del Mundo'' que elaboró Transparency International, una organización mundial cuya sede está en Berlín. Tanto EEUU como Panamá le congelaron sus activos bancarios, e iniciaron procedimientos judiciales en su contra en esos países.
Alemán, que siempre ha insistido que es inocente, fue parcialmente reivindicado a principios de este mes, cuando la Corte de Apelaciones del 11no. Circuito, con sede en Atlanta, determinó que el gobierno estadounidense le había incautado de forma impropia $450,000 en certificados de depósito en un banco de Coral Gables. Ahora, el jefe del partido espera también ser reivindicado políticamente, algo que sólo podría ocurrir con respaldo internacional en la venideras elecciones municipales, dijo el ex presidente.
"Nicaragua necesita la ayuda --sin interferencia-- de observadores internacionales'', dijo Alemán. El ex jefe de Estado expresó que está preocupado de que Ortega y el Frente Sandinista estén preparándose para robarse las elecciones para mantenerse en el poder.
"A diferencia de 1990, cuando pensaron que iban a ganar, e invitaron a todo el mundo que viniera a presenciar las elecciones, en la actualidad quieren lo opuesto'', manifestó Alemán. "Saben que en el país existe un fuerte sentimiento de antidanielismo, y es por eso que no tienen ningún deseo ni interés que vengan observadores internacionales''.
Bajo las leyes nicaragüenses, el gobierno central tiene que invitar a observadores internacionales para que participen en las elecciones. Sin embargo, 90 días antes de los comicios, al parecer el gobierno sólo ha invitado a un obervador electoral sudamericano, algo que los Liberales piensan está alineado ideológicamente con la rama de Ortega del "socialismo del siglo XXI''. La Organización de Estados Americanos (OEA) y otros grupos tradicionales de observadores electorales no han sido invitados, y hasta la organización nacional Etica y Transparencia no ha podido acreditarse a pesar de haberlo intentado varias veces.
En el pasado, Ortega, ha calificado de "humillante'' el papel desempeñado por la OEA como observador, y ha criticado a los grupos locales de observación electoral ode ser financiados por EEUU. En cambio, Alemán cree que la OEA y otros observadores internacionales resultan cruciales para asegurar que las elecciones --que se pronostican serán muy reñidas-- se disputarán en medio de una atmósfera justa.
En 1990, dijo Alemán, fueron los observadores internacionales quienes evitaron que los sandinistas hicieran algún tipo de trampa sucia para permanecer en el poder durante ‘‘el calor de la derrota''.
Para otros, no obstante, es la guerra contra la corrupción la que ha sido totalmente olvidada en Nicaragua, lo que ha provocado que la situación empeore en la frágil democracia institucional del país. El ex procurador general Alberto Novoa, que encabezó el caso de corrupción en contra de Alemán en el 2002, expresa su descontento ante el acuerdo judicial que le permite a Alemán moverse con entera libertad sobre el país, en un estilo de campaña, una generosa interpretación de un arresto domicilario que se extiende sólo al ex presidente.
Novoa se lamenta de que los esfuerzos anticorrupción en Nicaragua no hayan sido nunca sistemáticos, sino más bien campañas políticamente motivadas para apretar las clavijas de los oponentes del gobierno. Incluso, hoy día, dijo Novoa, la suerte de Alemán depende más de la conveniencia política de Ortega que de la justicia, haciendo que su papel en la oposición sea tímido en el mejor de los casos.
Sin embargo, dijo Novoa, los esfuerzos para llevar a Alemán a la justicia eran importantes al menos en términos históricos. "Ya la Historia lo ha condenado'', le manifestó Novoa al Herald.
Pero para Alemán, la Historia aún está escribiéndose, y piensa que un regreso está en el futuro.
De las 154 municipalidades que votarán por la alcaldía en noviembre, el premio mayor es la ciudad de Managua, la capital del país. En esa arena política, el candidato sandinista y tres veces campeón mundial de boxeo, Alexis Argüello, ex vicealcalde, está retando a Eduardo Montealegre, del PLC, un ex rival de Alemán que fue recientemente nombrado por el partido en la contienda ala alcaldicia tras terminar en segundo lugar en las elecciones presidenciales del 2006.
"Estoy seguro de que Montealegre ganará'', dijo Alemán de su candidato, a quien hasta hace poco se refería como "la rata''.
Una victoria para Montealegre podría también representar un triunfo para Alemán, cuya vivacidad política y eterno optimismo parecen no haber sido afectados luego de años de escándalo y de vergonzosas derrotas electorales.
"Somos como Johnnie Walker: seguimos y seguimos caminando'', dijo Alemán con una amplia sonrisa.
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