Ecuador aprobaría nueva carta magna
Alimentado por un electorado sediento de cambios y reforzado por la alta popularidad del mandatario, el "Sí" lidera las encuestas a pocos días de un referendo constitucional que ha generado enormes expectativas.
El presidente Rafael Correa asevera que la nueva Constitución es la piedra angular para poner fin "a la larga noche neoliberal" que sumió al país en una crisis permanente.
Zumbahua. Ecuador daría el domingo un histórico giro hacia la izquierda respaldando en las urnas una nueva carta magna que abandera el presidente Rafael Correa, que busca acelerar sus controvertidas reformas socialistas con el apoyo de la mayoría pobre del país.
Alimentado por un electorado sediento de cambios y reforzado por la alta popularidad del mandatario, el "Sí" lidera las encuestas a pocos días de un referendo constitucional que ha generado enormes expectativas.
Correa asevera que la nueva Constitución, que otorga al Estado un mayor control en sectores estratégicos de la economía como el petrolero, la minería y el agropecuario, es la piedra angular para poner fin "a la larga noche neoliberal" que sumió al país en una crisis permanente.
"Realmente, creo que ésta es la última oportunidad de un cambio pacífico en el Ecuador, de un cambio democrático, constitucional y (sin embargo) hay gente que nos quiere dejar en el pasado", ha dicho el carismático gobernante de 45 años.
Sin embargo, sus críticos advierten que la propuesta minará la inversión privada, ampliaría desmedidamente los poderes del presidente y generará un gasto social insostenible para la pequeña economía ecuatoriana, que adolece de bajo crecimiento y una galopante inflación pese a estar dolarizada desde el 2000.
Además, la Iglesia Católica ha llamado desde los púlpitos a rechazar la propuesta clamando que promueve el "aborto" y el "matrimonio homosexual", aunque el articulado no hace referencia a la interrupción del embarazo y sólo permite a las parejas del mismo sexo sellar su relación en el plano civil.
Los últimos sondeos muestran que los sufragios a favor del "Sí" superarían con un margen de al menos siete puntos porcentuales a los votos negativos, nulos y blancos, por lo que encuestadores creen que, de no darse un evento inesperado, Correa logrará la ratificación del texto constitucional.
El nuevo marco legal dará al mandatario el manejo de la política monetaria y fiscal -y por tanto de los presupuestos en instituciones clave como el Ejército-, en un inestable país donde tres presidentes fueron derrocados en medio de violentas revueltas populares en poco más de una década.
También le abre la inédita posibilidad de la reelección presidencial inmediata, sienta las bases legales para concretar sus amenazas de no pagar el servicio de la deuda externa que considere "ilegítima", y le otorga un amplio margen de maniobra para renegociar vitales contratos petroleros y mineros.
"EL LEON DORMIDO"
Bajo el estandarte del "socialismo del siglo XXI", Correa llegó al poder en el 2007 siguiendo la estela de la nueva generación de gobernantes izquierdistas que, liderados por el venezolano Hugo Chávez, han atemorizado a los inversionistas.
Chávez fracasó el año pasado en un intento de reforma constitucional que eliminaba los límites a la reelección, en tanto que el líder boliviano Evo Morales, otro aliado de Correa, está batallando con la oposición para cambiar la carta magna de su país y dar más poder a la mayoría indígena.
Pero, las promesas de equidad social y soberanía nacional de Correa parecen haber calado en un país donde el 60 por ciento de sus 13 millones de habitantes vive en la pobreza y que no ha podido superar una crisis financiera que arruinó a millones de ecuatorianos a finales de la década de 1990.
Créditos baratos para los pobres, tiendas de alimentos subsidiados o ayudas para construir viviendas son algunos de los proyectos que por primera vez se orientan a los sectores marginales de la nación.
Enclavada en los andes centrales del país, la población indígena de Zumbahua, en la que Correa pasó un año de su juventud como misionero, es testigo de excepción de la inédita presencia del Estado en las remotas zonas rurales del país, desoladas desde hace décadas por la constantes emigración.
"Las cosas tienen que cambiar y ahora veo que las cosas realmente están cambiando", dijo Gerardo Pallo cuando salía de solicitar un préstamo en un recién inaugurado banco estatal, el primero que ve esta empobrecida villa agrícola.
Como Pallo, millones de ecuatorianos se están beneficiando de los numerosos programas sociales que el Gobierno ha podido financiar gracias a la bonanza petrolera y, como este humilde "quechua" de 32 años, votarán "por el Correa" con los ojos cerrados pese a desconocer por completo la nueva carta magna.
Pero, derrotar al pasado y a una oposición desorganizada y sin liderazgo sería el menor de los problemas para Correa, dicen analistas, señalando que su intensa campaña ha despertado unas esperanzas desmesuradas en una población que cree todos sus problemas desaparecerán dando un simple "Sí" el domingo.
Ni la agresiva campaña mediática de sus adversarios, ni las difícil situación económica, ni su polémico carácter parecen mellar la elevada popularidad del mandatario; pero los expertos advierten que Correa podría ser víctima de su propio sueño.
"Existe un riesgo real si no cumple sus promesas", dijo Polibio Córdova, director de la encuestadora Cedatos-Gallup. "Debe tener cuidado Correa, el pueblo es un león dormido".
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