06 septiembre, 2008

John Stossel
Contra la edad mínima de 21 años
Alcoholismo
Contra la edad mínima de 21 años
Las personas maduran, pero leyes como la de la edad mínima de 21 años presumen que los individuos pasan de niños a adultos de la noche a la mañana, el día que cumplen 21. Eso es una tontería.
John Stossel

Existe un mito en este país según el cual la edad mínima para consumir alcohol es 21 años. Pero eso es solamente la edad legal. Que Gobierno diga que no se puede beber alcohol antes de los 21 años no significa que los jóvenes no lo hagan.

Más de 100 rectores universitarios lo saben bien y quieren que se revise la edad mínima para consumir alcohol. "Los 21 como edad mínima para beber no está funcionando", afirma la página web de la iniciativa popular Amethyst, presentada por John McCardell, antiguo rector del Middlebury College y presidente de la ONG Choose Responsibility [Elige la responsabilidad]. La declaración de los rectores afirma que "se ha desarrollado una cultura de 'consumo de alcohol' clandestina y peligrosa que con frecuencia se lleva a cabo fuera de los límites de los campus". Además, "al optar por el uso de identificaciones falsas, los estudiantes comprometen su ética y erosionan el respeto a la ley". Esta plataforma señala las obviedad de que los alumnos entre los 18 y los 21 años de edad son "juzgados capaces de votar, firmar contratos, servir como miembros de un jurado o alistarse en el ejército, pero se les dice que no son bastante maduros para tomarse una cerveza".

En 1984, los estados de la Unión comenzaron a elevar la edad mínima para beber a los 21 años después de que el Congreso aprobara una ley que prohibía la percepción de fondos federales destinados a infraestructuras a aquellos estados cuya edad mínima para beber fuera los 18 años. Curiosamente, la ley fue respaldada por el presidente Reagan, un autoproclamado defensor del federalismo, una doctrina que supone que tendremos leyes mejores si los estados son libres para competir entre ellos a la hora de implementar políticas públicas. Al introducir políticas únicas, obligatorias y sin excepción, las leyes federales generales imposibilitan la experimentación útil.

Los rectores universitarios tienen mucha razón. Prohibir cosas como la bebida y la marihuana a los menores de edad no impide que las consuman. Estas actividades se realizan en la clandestinidad, donde es menos probable que queden sujetas a convenciones sociales constructivas.

Curiosamente, la declaración de la Iniciativa Amethyst fue denunciada por los grupos de activistas que sostienen que la respuesta a cada problema es la legislación estricta. El grupo Madres contra la conducción en estado de embriaguez (MADD) dijo que los rectores universitarios "han suscrito una iniciativa mal encaminada que se sirve de información engañosa para confundir a la opinión pública sobre la eficacia de la ley de los 21 años". MADD cita un estudio de la Administración de Seguridad en el Tráfico de las Autopistas Nacionales que revela que la elevación de la edad mínima para consumir alcohol "redujo los accidentes de tráfico con resultado de muerte entre conductores de 18 a 20 años un 13%, y desde 1975 ha salvado alrededor de 25.509 vidas". La asociación de madres también afirma que "en la mayoría de países con edades mínimas inferiores a la nuestra, la intoxicación etílica entre los jóvenes es mucho más frecuente que en Estados Unidos".

Pero ¿es cierto que la ley de los 21 años salva vidas o reduce la intoxicación etílica? Choose Responsibility responde:

Dependiendo de donde se mire, uno encontrará cifras muy distintas, todas atribuidas a "estudios científicos". ¿Qué estudios científicos? En realidad, las estadísticas citadas son resultado de una fórmula matemática simple que atribuye el 13% de diferencia entre las muertes en accidentes de tráfico relacionadas con el consumo de alcohol en un año y el siguiente a la edad mínima de los 21. Investigaciones recientes han cuestionado la aplicación constante de esta fórmula.

McCardell arguye que incluso si las afirmaciones de la MADD fueran correctas, los estudios también demuestran que aquellos estudiantes que consumen alcohol lo hacen de forma más peligrosa que si pudieran hacerlo en público. Jordan Ballor, del Instituto Acton para el Estudio de la Religión y la Libertad, añade: "La cultura tiene mucho que ver con la forma en que la gente responde a libertades o posibilidades nuevas (...). Allí donde el consumo de alcohol no es un tabú que puede convertirse en parte esencial de la rebelión juvenil contra los adultos, parece menos probable que consumir alcohol sirva de escape a la madurez". Estoy de acuerdo. Las personas maduran, pero leyes como la de la edad mínima de 21 años presumen que los individuos pasan de niños a adultos de la noche a la mañana, el día que cumplen 21. Eso es una tontería.

¿Qué hay de la afirmación de MADD sobre la mayor frecuencia de intoxicaciones etílicas en países con edades mínimas inferiores? Dwight Heath, profesor de antropología de la Universidad de Brown, responde que esa afirmación no es cierta: "En los países en los que la gente empieza a beber a una edad temprana, el alcohol no es algo mágico y místico". No hay tendencia a "beber para emborracharse". Añade que "hace varios años, un estudio de la Universidad de Carolina del Norte concluyó que beber con la familia parecía tener un efecto protector frente a las tendencias generales de consumo de alcohol". Además, "con frecuencia, el miedo a enseñar a los chicos a beber con responsabilidad porque les pueda convertir en consumidores habituales es desmentido por los casos de España, Italia y otras culturas del vino".

¡Devuélvannos el federalismo!

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