Listo el plan de rescate;
la Cámara votará hoy
El mayor rescate económico en la historia de Estados Unidos recibió el apoyo tentativo de los dos candidatos presidenciales y pasará a la Cámara de Representantes, donde este lunes se someterá a votación.
El plan, que durante días se vio sumido en una confusión en medio de un año electoral, le da al gobierno amplios poderes para usar el dinero de los contribuyentes para adquirir miles de millones de dólares en activos hipotecarios abrumados en manos de entidades financieras carentes de efectivo.
El presidente Bush consideró que los legisladores enfrentaron un debate difícil pero dijo que tiene confianza en que el Congreso aprobará el proyecto. "Sin este plan de rescate, el costo para la economía estadounidense sería desastroso'', afirmó Bush en un comunicado.
El Congreso hizo uso de su fuerza política e insistió en una mayor supervisión en el control del dinero del que la Casa Blanca deseaba. Los legisladores tuvieron que capear a los molestos electores, que tienen poca consideración con los ejecutivos de Wall Street, y a funcionarios gubernamentales que advirtieron que no actuar derivaría en una recesión.
Con el acuerdo en la mano, los líderes del Congreso se movilizaron para promocionarlo entre sus colegas de ambos partidos y reconocieron que no tienen la certeza de que se aprobará. "Ahora tenemos que conseguir los votos'', dijo Harry Reid, líder de la mayoría demócrata en el Senado.
La versión final del proyecto de ley se dio a conocer el domingo por la noche. Los republicanos y demócratas de la Cámara se reunieron en privado para revisarla y decidir cómo votarán. "Esto no es un rescate de Wall Street, sino un financiamiento para fortalecer la economía'', dijo Nancy Pelosi, demócrata por California y presidenta de la Cámara.
El rescate, la mayor intervención gubernamental de los mercados financieros desde la Gran Depresión, arroja la larga sombra de Washington sobre Wall Street. El gobierno asume una enorme cantidades de activos devaluados de firmas financieras sumidas en graves problemas con la esperanza de abrir el mercado de crédito.
"No conozco a nadie que desee que el centro del universo económico sea Washington'', dijo el senador Chris Dodd, presidente de la Comisión de Banca del Senado. Sin embargo, añadió: "El centro de gravedad está aquí temporalmente... no quiera Dios que esté aquí más tiempo de lo necesario para reactivar el crédito''.
El plan le permite al Congreso bloquear la mitad de los $700,000 millones del plan y obligar al Presidente a cumplir ciertos requisitos antes de poder usar el resto. El gobierno recibiría $250,000 millones de inmediato, $100,000 millones más si el Presidente certifica que son necesarios, y los últimos $350,000 millones con una certificación aparte, cuyo uso estará sujeto al control del Congreso, que podría emitir una resolución para impedir su uso.
A pesar de ello, el Presidente podría vetar la resolución, lo que significa que se requeriría una oposición enorme en el Congreso para poderla detener.
Los legisladores que participaron en las negociaciones dijeron que el Congreso no dirá su última palabra antes del miércoles.
La propuesta tiene por fin detener una espiral descendente que ha afectado a la economía en todos sus niveles. Cientos de miles de millones de dólares en inversiones hipotecarias morosas están estancados, lo que ha provocado una crisis de crédito.
"Esto es lo fundamental: si no hacemos esto, el trauma, el caos y los problemas en la vida diaria del ciudadano común serán abrumadores, y ese es un precio que no podemos darnos el lujo de pagar'', dijo el senador Judd Gregg, el principal senador republicano en las negociaciones. "Creo que lograremos que se apruebe y será una votación bipartidista''.
El acuerdo finalmente logró avanzar cuando los demócratas accedieron a incorporar una exigencia republicana: permitir que el gobierno asegure algunos préstamos hipotecarios en mora en lugar de adquirirlos. Esto limita la cantidad de dinero invertido en el rescate.
Otro pacto importante, vital para atraer el apoyo de los demócratas centristas, exige que el gobierno, después de cinco años, presente al Congreso un plan sobre cómo recuperar cualquier pérdida de las compañías que hayan recibido asistencia.
"Esto es algo que tendremos que asumir y llevar adelante. La alternativa de no hacer nada es simplemente inaceptable'', dijo el candidato presidencial republicano John McCain. Su rival demócrata Barack Obama dijo que estaba inclinado a apoyarlo.
Obama trató de recibir crédito por las garantías para los contribuyentes agregadas a la propuesta inicial del gobierno de Bush. "Presioné muy duro y participé en dar forma a esas cláusulas'', señaló.
Posteriormente, en un acto político en Detroit, Obama dijo: "Parece que aprobaremos ese plan muy pronto''.
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