24 septiembre, 2008

Un rescate menos caro de lo que aparenta

Por John D. McKinnon

El temor de que los planes de rescate financiero del gobierno estadounidense superen el US$1 billón (milllón de millones) es seguramente desproporcionado, dicen algunos expertos, a pesar de que reconocen que su impacto a corto plazo en el presupuesto podría ser sustancial.

Ese argumento —si se mantiene y gana tracción— podría endulzar el paquete tanto para los legisladores escépticos como para el público. Para empezar, afirman algunos especialistas, no es nada seguro que el gobierno vaya a necesitar todo el dinero que ha presupuestado.

El gobierno ya ha comprometido o está tratando de conseguir un total de US$1,4 billones para sus intervenciones, incluyendo el nuevo plan de rescate, la nacionalización de Fannie Mae y Freddie Mac, el rescate de la aseguradora American International Group Inc. y la nueva ley de vivienda. La pieza central es el programa de US$700.000 millones anunciado la semana pasada para comprar activos financieros, como valores respaldados por hipotecas problemáticas, y venderlos a medida que el mercado se calma.

Algunos economistas creen que las autoridades han establecido límites de gastos bastante altos para comunicarles a los inversionistas que el gobierno hará lo que sea necesario para que los mercados financieros vuelvan a funcionar. Mark Zandi, de Economist.com, calcula que el gobierno podría necesitar US$750.000 millones, antes de que se establezcan los precios y los valores invendibles recuperen su comerciabilidad.

Las agencias de calificación de deuda y los economistas gubernamentales, entre otros, dicen que el gobierno podría recuperar gran parte del dinero que invierta en los valores que compre. Puede venderlos o mantenerlos como inversiones, según las condiciones del mercado.

El impacto en el déficit presupuestario también será limitado. El gobierno tiene la opción de tratar este tipo de deuda como "un método de financiación". Así, sólo las pérdidas anticipadas sobre las inversiones —más los costos de los intereses— se añadirían al déficit.

"Este no es un gasto de US$700.000 millones", les dijo a los senadores el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, durante una audiencia el martes. "Esto es una compra de activos, y si las subastas se hacen correctamente... el contribuyente estadounidense obtendrá un buen valor por su dinero. Y a medida que se recupere la economía, la mayor parte, o tal vez todo el valor se recuperará con el tiempo".

Zandi estima que el costo total para los contribuyentes no superará los US$250.000 millones, incluyendo el costo estimado del interés sobre los bonos del gobierno que tendrán que emitirse para financiar los programas.

No está claro cuándo estos costos se reflejarán en el presupuesto. Si se incluyera todo en el del año fiscal 2009, podría empujar el déficit anual a casi US$1 billón, estima Zandi. Eso representaría alrededor de 6,7% del PIB, un récord desde la Segunda Guerra Mundial. Otros expertos, incluyendo a William Hoagland, un ex empleado de la oficina del presupuesto del Senado, dicen que un déficit de US$1 billón para 2009 es muy improbable.

Dejando de lado el presupuesto, las grandes agencias de calificación estadounidenses dicen que Estados Unidos está bien posicionada para la nueva deuda, a pesar de su extensa deuda ya existente. La deuda gubernamental en manos del público —excluyendo las obligaciones a la seguridad social— alcanza casi los US$5,5 billones.

Cimientos inquebrantables

Añadirle US$1 billón no afectaría la calificación de crédito de AAA del gobierno estadounidense, según las agencias calificadoras. Moody's Investors Service divulgó en un comentario especial esta semana que "sigue viendo los cimientos de la calificación del gobierno estadounidense como inquebrantables", sobre todo debido a la fortaleza y riqueza de la economía de EE.UU. "Hay bastante margen incluso para un incremento significativo de la emisión de deuda", añadió.

John Chambers, un analista de Standard & Poor's, concurrió, agregando que EE.UU. tiene menos deuda gubernamental general como porcentaje del PIB que la mayoría de las grandes economías, y que aún añadiendo US$1 billón en deuda seguro seguiría por encima de Francia, Alemania y Japón, por ejemplo.

Desde que el gobierno de Bush anunció su plan de rescate el viernes, las preocupaciones sobre un aumento en la deuda han hecho que el dólar baje, que el crudo suba y que crezca el temor del público. Pero la preocupación real a largo plazo para EE.UU. siguen siendo las obligaciones del gobierno con la seguridad social, dijeron analistas.

Moody's, sin embargo, advirtió que su análisis "se basaba en una presunción de que el dólar y la deuda del gobierno de EE.UU. mantendrían su estatus actual en la economía global"... Si el dólar pierde su pedestal y el rescate es ineficiente, la capacidad de deuda se reduciría debido a costos de crédito más altos y a una erosión en la base de ingresos.

[presupuesto]

A pesar de todo, predecir el costo preciso del rescate sigue siendo un reto importante para la Oficina de Presupuesto del Congreso, la Casa Blanca y el Departamento del Tesoro.

Los expertos deben predecir cuánto acabará gastando el gobierno, así como cuánto percibirá como ingreso. Hay muchos escollos posibles, entre ellos el hecho de que el gobierno no es muy versado en el negocio de valores respaldados por hipotecas y está ahora tratando de establecer un método eficiente para subastar los valores hipotecarios. Otro problema es que las reglas del gobierno para determinar la pérdida o ganancia neta de los activos son muy vagas y eso podría hacer que el gobierno exagere las ganancias de los acuerdos.

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