09 octubre, 2008

EEUU planea comprar acciones bancarias para restaurar la confianza

Después de su infructuoso esfuerzo por destrabar el mercado de crédito, el Departamento del Tesoro estudia la posibilidad de tomar participación en muchos bancos con el fin de restaurar la confianza en el sistema financiero, según funcionarios de gobierno.

Autoridades del Tesoro dijeron que el recién aprobado paquete de rescate de $700,000 millones les da autoridad para inyectar efectivo directamente a los bancos que lo soliciten. Tal medida fortalecería de inmediato la cuenta de resultado de los bancos y, esperan las autoridades, los persuadiría a reanudar los préstamos. A cambio, la ley le da al Tesoro el derecho de tomar participación en los bancos, incluso en los que están saludables.

El plan del Tesoro, aunque todavía en sus etapas preliminares, es similar al anunciado el miércoles en Gran Bretaña, que contempla que el gobierno británico ofrezca a instituciones como el Royal Bank of Scotland, Barclays y HSBC Holdings un máximo de $87,000 millones para fortalecer su capital a cambio de acciones preferenciales. El plan también contempla ofrecer una garantía de $430,000 para ayudar a los bancos a refinanciar su deuda.

El plan de recapitalización en Estados Unidos, dijeron los funcionarios, ha emergido como una de las opciones favoritas que se discuten en Washington y Wall Street. Su atractivo es que trataría directamente las preocupaciones de los bancos sobre prestarse dinero entre ellos y a otros clientes.

La preocupación es que la ley de rescate contempla límites a la paga a ejecutivos cuando se inyecta capital directamente a un banco. La ley exige a las autoridades del Tesoro redactar normas de compensación salarial que eviten que los ejecutivos bancarios corran "riesgos innecesarios y excesivos'' y que permita al gobierno recuperar cualquier pago de bonificación basado en ganancias declaradas y que resulte inexacto. Además, cualquier banco en que el Tesoro tenga participación no podría pagar "paracaídas de oro''.

A las autoridades del Tesoro les preocupa que la adquisición de participaciones por parte del gobierno, si no se realizan debidamente, pudiera alarmar a los accionistas de bancos al parecer una medida punitiva o que el mercado pudiera interpretar como una señal de que el banco en cuestión está en vías de quebrar.

Este nuevo interés en las inversiones directas en bancos ocurre después de otro caótico día en que la Reserva Federal y otros cinco bancos centrales se aliaron para reducir los intereses, sin lograr poner fin al pánico financiero mundial.

En una medida combinada, los bancos centrales redujeron su tasa de interés de referencia en medio punto porcentual. Además, el Banco de Inglaterra anunció un plan para nacionalizar parte del sistema bancario británico y dedicar casi $500,000 millones a garantizar las transacciones financieras entre los bancos.

La reducción coordinada del interés no tiene precedentes y fue sorprendente. Nunca antes la Fed ha anunciado una reducción de intereses en conjunto con otro banco central, mucho menos cinco, entre ellos el Banco Central de China.

No obstante, los mercados financieros del mundo no parecen muy reconfortados y el miércoles se mostraron tan inmóviles como el día anterior. El precio de los acciones, que bajaron en Europa y Asia antes del anuncio, continuaron su caída después. Y en Estados Unidos sufrieron fuertes altibajos. Al final de la jornada, el Promedio Industrial Dow Jones bajó 189 puntos (2 por ciento).

En momentos que Washington busca ansiosamente una opción, los inversionistas reclaman insistentemente a la Reserva Federal que baje los intereses a cero. Algunos han pedido también que los gobiernos de todo el mundo implementen otra ronda de estímulos económicos por medio de costosos proyectos de obras públicas.

Pero detrás de la búsqueda frenética de soluciones hay una dura realidad: la crisis económica ha sufrido una mutación y se ha convertido en una recesión global que los economistas advierten será dolorosa y prolongada para la que no hay una cura fácil.

"Todos están esperando un alivio instantáneo, pero eso no es realista'', dijo Allen Sinai, presidente de Decision Economics, una firma de pronósticos en Lexington, Massachusetts. "A pesar de la difícil situación para los inversionistas, los trabajadores y los políticos en un año de elecciones, antes que esta crisis termine se va a sentir mucho más dolor''.

En una conferencia de prensa, Henry M. Paulson Jr., secretario del Tesoro, declaró deliberadamente la nueva autoridad del Tesoro para inyectar capital en las instituciones como el primero en una lista de nuevos poderes incluidos en la ley de rescate.

"Vamos a usar todas las herramientas que nos han entregado con la mayor efectividad posible'', dijo Paulson, "como fortalecer la capitalización de instituciones financieras de todos los tamaños''.

La idea está ganando apoyo incluso entre veteranos legisladores republicanos que han pasado la mayor parte de sus carreras defendiendo políticas económicas de tipo laissez-faire.

"El problema es la incertidumbre de la gente para hacer negocios con los bancos y la de los bancos para transacciones unos con otros'', afirmó William Poole, un republicano firmemente partidario de la libre empresa que renunció al cargo de presidente del banco de la Reserva Federal de St. Louis el 31 de agosto. "Necesitamos eliminar esa incertidumbre tan pronto como sea posible y una manera de hacerlo es inyectar capital directamente en los bancos. Creo que se puede hacer muy rápido''.

Paulson admitió que la ola de medidas de emergencia no ha conseguido romper el ciclo de temor y desconfianza, y suplicó que tuvieran paciencia.

"Los problemas no terminarán rápido'', dijo Paulson el miércoles a la prensa. "Ni la aprobación de esta ley ni la implementación de estas iniciativas pondrá fin de inmediato a las dificultades''.

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