Injusto desprestigio de las crisis
Por Hermógenes Pérez de Arce
El Mercurio
Dicen que esta crisis se debe a que los banqueros han engañado a la gente. ¡Pero si el sistema bancario, desde que se creó en el medioevo, se basa en engañar a la gente! Y lo hace con plena autorización legal de las mayorías democráticas.
En efecto, cuando usted deposita un millón de pesos en su cuenta corriente, su banco le dice: "Queridísimo cliente, le vamos a cuidar muy bien su millón". Pero está autorizado para prestar a otra persona 900 mil pesos del millón suyo, sin preguntarle a usted. Y cuando esa otra persona deposita a su vez esos 900 mil pesos, el banco también le dice que se los va a cuidar, pero inmediatamente le presta 810 mil pesos de ellos a una tercera persona, y así sucesivamente. Eso se llama "multiplicador bancario".
Una cosa parecida sucede en las demás instituciones financieras, que no están en condiciones de devolverle a toda la gente (y ni siquiera a una minoría sustantiva) sus depósitos, de un día para otro. Es diferente en las bolsas de valores, donde la gente puede ir a vender todas sus acciones en medio del pánico, haciéndolas bajar todo lo que se quiera, y siempre habrá algún comprador a precio de huevo, que espera ganar a futuro el ciento por uno. Los mayores grupos económicos actuales se formaron comprando acciones así en la crisis de los años 80.
Pero cuando la gente en pánico retira sus depósitos, el multiplicador opera al revés y el dinero se reduce en muchas veces, generando recesión por astringencia monetaria y crediticia. Los Bancos Centrales (casi siempre) saben esto y en tiempos de pánico actúan como prestamistas de última instancia y le dan a la gente lo que pide: billetes a granel. Hasta que pasa el pánico y los clientes vuelven a llevar su dinero a las instituciones financieras. Entonces el Banco Central recoge billetes, todo se normaliza y volvemos a creer que la plata está en nuestras cuentas.
Cuando salió Allende, todos fuimos en masa a retirar nuestras platas. El Banco Central aumentó la emisión todo lo necesario. A las dos semanas, los depositantes nos dimos cuenta de que Allende todavía no se iba a quedar con nuestro dinero y, por tanto, lo llevamos de vuelta a los bancos. Pero Allende y los suyos no tenían idea de economía, y no retiraron ese dinero, creyendo que la "burbuja" de crecimiento artificial era permanente. Eso condujo a la inflación más alta del mundo, la escasez generalizada y la caída del mismo Allende.
El gobierno militar también salvó al sistema financiero a comienzos de los 80, pero los Chicago Boys sabían de economía y salimos antes que nadie de la crisis.
Yo supongo que el Banco Central habrá aprendido algo de la historia y no irá a subir la tasa de interés ahora, en pleno período de astringencia provocada por el pánico. Si lo hiciera, merecería figurar en el Guinness junto a las autoridades monetarias estadounidenses de 1929-1930, que redujeron el dinero en pleno pánico, provocando la mayor recesión del siglo XX.
Los españoles de Telefónica merecen párrafo aparte. Cuando hace meses vieron sus acciones deprimidas por la precrisis, se dijeron: "Macho, es hora de servirnos a estos sudacas y hacernos del total de Telefónica Chile", e hicieron una OPA, ofreciendo un precio apenas superior al del deprimido mercado local. Pero el destino quiso que viniera el terremoto de verdad, y resultó que los minoritarios nos estábamos sirviendo a los españoles, pues con el pánico las acciones habrían bajado a la mitad de lo que éstos ofrecían en la OPA, que aparecía muy conveniente, pues íbamos a aprovecharla para tener liquidez y hacernos de otras acciones a un tercio o menos de su valor de largo plazo. Pero "no hemos nacido para ser felices", y los españoles dieron por fracasada la OPA. Sea como fuere, la oportunidad de "hacer la pasada" está todavía ahí. Entonces, dígame usted si no es verdad que las crisis han sido injustamente desprestigiadas.
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