02 noviembre, 2008

REFLEXIONES LIBERTARIAS

¿FIN DEL LIBRE COMERCIO MUNDIAL?

Ricardo Valenzuela


“El reto de los gobiernos ante los mercados es no solo la seguridad de los derechos de propiedad, el cumplimiento de los contratos y mantener el orden civil. Sino manejar su creativa destrucción para que el capitalismo no sea destruido por razones políticas.”


Joseph Shumpeter


Durante los últimos veinte años hemos sido testigos de una transformación a nivel mundial que alguien ha caracterizado de proporciones bíblicas. Hemos visto ciudadanos hartos, oprimidos y humillados el derribar muros y fronteras que por décadas habían atentado contra la dignidad y la libertad de los seres humanos. Hemos visto caer dictaduras, la ejecución de tiranos. Pero sobre todo, hemos visto el desarrollarse una nueva era económica caracterizada por la cibernética, la liberación de las economías y el eje de esta transformación, la liberación del comercio mundial.


Hemos visto también “la creativa destrucción de los mercados” cuando no respetan el mando de la libertad.


México durante los últimos cien años, ha sido víctima de una serie de mediadas gubernamentales que de una forma cruel han retrasado su desarrollo y participación en la economía mundial, pero sobre todo, han condenado a nuestros ciudadanos a vivir en una miseria que cada día se manifiesta con más intensidad, en todas las regiones del país, en todos los segmentos, en todas las clases sociales, a excepción de los “mexicanos favorecidos de los Dioses,” que en estos momentos se desviven en sus esfuerzos para mantener el status quo que ha privado durante toda nuestra historia.


México en la lista de economías liberadas, continúa ocupando el lugar #68 a nivel mundial.

Nuestro país ha estado sujeto a la furia revolucionaria del estatismo, el mercantilismo, populismo, el proteccionismo, nacionalismo revolucionario, el agrarismo, sindicalismo etc, que lo han estancado y han hecho que el siglo que está por fenecer, se le considere como el siglo perdido para los mexicanos. El Estado para poder ejecutar los mandatos de nuestros revolucionarios líderes, ha tenido que dar vida a una serie de abortos burocráticos que solo se han convertido en una cueva de corrupción y complicidad, y sobre todo, refugio de nuestros “tocólogos.” Esta forma de manejo del gobierno mexicano ha dado vida a una especialidad profesional, el lidiar con las dependencias gubernamentales. Hay infinidad grandes empresas en México con sus divisiones de “negocios oficiales.”


Para los mexicanos que hemos nacido y vivido en la región fronteriza con los EU, una de las experiencias más dramáticas ha sido el ver en acción uno de estos abortos revolucionarios; “la gloriosa aduana mexicana.” Desde que yo tengo uso de razón, tengo también memorias de los viajes a la frontera de Nogales para adquirir una serie de artículos de mucha mejor calidad, y obviamente a mejores precios de los regidos en México. Tengo también los recuerdos desde mi abuelo preparándose para el enfrentamiento con esa corrupta dependencia. En los años 60s entre las ciudades de Hermosillo y Nogales, se localizaban cuatro puntos de revisión aduanal. Mi abuelo solía poner un billete de 100 pesos en cada uno de los bolsillos de su pantalón---delanteros y traseros----para ese emocionante enfrentamiento en el que siempre lograba su propósito---pasar con todo.


Años después, ya como estudiante de la facultad de economía y administración del Tecnológico de Monterrey, en una ocasión discutíamos comercio internacional. Con cierto desprecio los estudiantes de los estados fronterizos tocamos el tema del contrabando. El gran maestro Gergio Berni al darse cuenta de tal actitud súbitamente afirma: “el contrabando es simplemente una respuesta del mercado a las regulaciones estúpidas de los gobiernos.” ” ¿Que tiene de amoral o falto de ética el simplemente querer productos de mejor calidad y a mejor precio que los ofertados en nuestro país?” La competencia es la que hace que las industrias de los países se hagan eficientes y productivas. Por otra parte, el proteccionismo es lo que hace a esas mismas empresas miopes, conformistas, holgazanas, pero lo más importante, perjudica seriamente al consumidor al no permitirle acceso a esos mejores productos y más baratos.


Hace algunos años en una plática con el maestro Al Laffer, le pedí me describiera el concepto que él tenía del libre comercio y sobre todo sus bondades. El maestro pensó por unos instantes y me dice: “Te lo voy a explicar con un ejemplo. Imagina que Japón inventa una medicina para curar el cáncer. Desaparece el cáncer de Japón. De inmediato los japoneses inician la venta de su nuevo medicamento en los EU, desaparece el cáncer de este país. Los americanos inventamos una vacuna para prevenir los ataques del corazón y desaparecen los ataques cardiacos del panorama americano. Nos disponemos a iniciar la venta de nuestra milagrosa vacuna en Japón, cuando se nos notifica que las autoridades japonesas no nos permitirán el comercializar nuestro producto en su país. ¿Que vamos hacer? ¿Suspender las ventas del medicamento japonés en los EU como medida de contraataque? Por supuesto que no, si los japoneses se quieren morir de ataques del corazón, su problema.”


“Mientras los japoneses nos invadan con productos de mejor calidad y más baratos que los nuestros, Bienvenidos. Si ellos no quieren comprar nuestros productos de mejor calidad y más baratos que los que ellos producen, problema de ellos. Seguirán siendo un país rico con ciudadanos que viven como pobres.”


Por supuesto que en este escenario habría que considerar la respuesta del mercado; de inmediato se iniciaría una serie de acciones tendientes a resolver el problema de salud de los japoneses ej.; una serie de viajes de ciudadanos japoneses a los EU con el propósito de adquirir la mágica medicina. Una serie de viajes de ciudadanos americanos a Japón con el propósito de llevar en algún recóndito rincón de su equipaje, el elixir de la vida para comercializarlo en aquel país con una módica ganancia. Una serie de centros de salud en las islas cercanas a Japón para tratamientos especiales. En tanto los sufridos ciudadanos japoneses estarían pagando el doble por su medicamento.


Nuestros sabios burócratas tienen que entender que, mientras en los EU se pueda conseguir productos más baratos y de mejor calidad de los que hay en México, pueden erigir una valla como la que los responsables de emigración de los EU han construido para detener el flujo de trabajadores mexicanos, podrán acampar todas las tropas del ejército mexicano en la frontera, inclusive traerse la guerrilla de Chiapas a la frontera, el mercado siempre encontrará una salida.


Señores sabios de la política, por más agentes aduanales de los de Paco Calderón que habiliten, el mercado siempre encontrará la salida. Sin embargo, todo este concepto de ganar-ganar que representa el comercio mundial, estará en un grave peligro ante la posible presidencia de Obama en los EU quien pretende regresar el mundo al mercantilismo de los años 70.

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