24 diciembre, 2008

Bolivia: Modernidad y mito

Bolivia: Modernidad y mito

por Angel Soto

Angel Soto es Profesor dela Facultad de Comunicación de la Universidad de los Andes (Chile).

¿Qué es lo boliviano? Fue la pregunta reiterativa que hice en mi reciente viaje a Bolivia. Al no ser mi primera visita al país andino, evidentemente pasé de la categoría turista a la de viajero y no sólo recorrí las tiendas de souvenires, los museos y las iglesias de algunas ciudades, sino que anduve en los mercados y las plazas. Disfruté el atardecer y la iluminación de sus calles y monumentos, también desayuné en los carros callejeros con las tradicionales empanadas salteñas y tucumanas bañadas de salsas de maní o aceitunas. Pero, por sobre todo, conversé con la gente de la calle, gente que pese a la situación política de incertidumbre, tensión y enfrentamiento que se vive en el país, igual va trabajar y trata de entretenerse. En una palabra, hice contacto con las personas que viven —o sobreviven, como me dijo más de alguno— en este país.

Para muchos aquí se está viviendo una revolución, algo equivalente a la gestación de la historia, el regreso al momento fundacional. Para otros, acá se está desintegrando un país al cual tomará generaciones reconstruir.

Para mí, este viaje fue la oportunidad de transportarme en el tiempo y trasladarme a una sociedad inserta en medio de consignas que nos recuerdan un pasado no tan lejano, el de los años 50 y 60 del siglo XX.

Apuntes de viaje

En mi anterior visita, en agosto, con motivo del referéndum revocatorio, me quedé con la impresión de lo que decía una pancarta de las juntas vecinales: “La libertad y la democracia han muerto en Bolivia”. Esta vez, y teniendo a la vista el referéndum constitucional del 25 de enero próximo, me identifiqué más con un titular de la revista Cash, publicado a comienzos del 2008 y que casualmente encontré: “Bolivia, entre el mito y la razón”.

¿Cuál es el mito y cuál la razón? El primero es La Paz, la zona del occidente, que nos trae las imágenes tradicionales con las cuales asociamos a Bolivia: el árido paisaje altiplánico, con llamas, “cholas” y mineros protestando en las calles y lanzando sus cartuchos de dinamita en señal de rechazo; todo, con música andina como telón de fondo. Es decir, un lugar donde con su rebelión, ese buen salvaje pasó a ser un buen revolucionario —en palabras de Rangel— porque la modernidad lo sacó de su estado de naturaleza idílica. Parafraseando el artículo que cito más arriba, el altiplano es una sociedad de otro tiempo. Anclada en el mito, contenta con lo arcaico, a la cual lo moderno le espanta, y que desde hace 500 años no logra éxitos. Por el contrario, va de fracaso en fracaso.

¿Dónde está la razón? O mejor dicho, ¿cuál es la modernidad? Esta es representada por la otra Bolivia. Desconocida, sorprendente, interesante: la del oriente que, en medio del clima tropical y cercana al amazonas, levanta una ciudad semi-moderna como Santa Cruz que, al decir de Laura D’Ramos, es lo más cercano que tienen a la modernidad. Una región que vibra con su carnaval, pero que tiene un modelo de desarrollo capitalista, liberal, emprendedor, con fuerza en la agricultura y en los servicios, y que transmite un cierto espíritu pujante, de esfuerzo, de tolerancia y acogida al afuerino, distinto al que se siente en el occidente, más excluyente, redistributivo e igualitarista.

Santa Cruz, es una ciudad que impresiona. En los últimos diez años ha tenido un desempeño económico comparable a los países del sudeste asiático, con una tasa de crecimiento de su PIB del 7% anual. Su desarrollo humano es el más alto de Bolivia y el número de analfabetos, mortalidad y pobreza es de los más bajos. Eso explica altos flujos de inmigración interna que han llegado a esa ciudad en busca de oportunidades y que aportan a su desarrollo, permitiéndole aumentar su población de 50 mil habitantes en 1950 a 1,5 millones aproximadamente, en el presente. Estos cruceños “por adopción” son precisamente quienes con más fuerza enfatizan la autonomía y la defensa de los principios que los inspiran: la sociedad libre, tan libre que para ellos el cruceño no es el que vive o nació en Santa Cruz, sino que aquel que defiende estos principios. Ciertamente, una forma distinta de definir una identidad.

Por tanto, es evidente que lo que ocurre en Bolivia, más que una confrontación político-económica, es un enfrentamiento entre la modernidad y el mito, pero también la prueba más palpable de cómo una forma de vida lleva al éxito y la otra al fracaso.

Entre el lamento y el abismo

Más que un “lamento boliviano”, me encuentro con un país que está al borde del precipicio. Algunos dirán que “Bolivia siempre ha vivido al borde del abismo, pero cuando está a punto de caer da un paso atrás y se salva, para luego regresar”. Quizás ese sea el relato de su propia historia. Una lucha que no es de ahora, sino que viene de siempre y que para algunos —como la historiadora Paula Peña, que compara el momento actual al proceso de independencia— comenzó el mismo 1826 con la Asamblea Constituyente.

El problema de fondo es que ese eterno retorno le impide salir del estancamiento y más bien sigue condenando al país a una permanente refundación cuya constante es la mantención de la pobreza. Al menos eso será lo que conseguirá Evo Morales quien, con la nueva constitución, más que dar forma y entregar las instituciones destinadas a desarrollar un Estado moderno, parece querer recrear el Tahuantinsuyo incaico, pero en el siglo XXI. Su visión es una mirada aimara que nada tiene que ver con nuestro concepto de la democracia liberal occidental y en cuyo texto, el preámbulo contiene un discurso mítico de idealización del pasado, pero también de exclusión y superioridad respecto del otro, del que piensa distinto a Morales, quien se siente “el ombligo del mundo” y para quien lo político está por sobre lo legal, y “si es ilegal, hay que legalizarlo, pues para eso han estudiado”, tal como sentenció el propio presidente.

Hay unanimidad entre quienes se oponen al proyecto constitucional del MAS en cuanto a que éste puede ser el inicio del caos; en especial, si quienes desean cambiar el marco jurídico presente no se dan cuenta de que todos los bolivianos debieran estar incluidos, pues de otro modo será imposible que funcione.

Lo delicado, es que en Bolivia hoy no reina el acuerdo, sino que la imposición desde el gobierno. Cualquier intento de construcción de consensos pareciera ser difícil de lograr, ya que no hay voluntad de alcanzarlo. ¿Quién cederá? Nadie. El gobierno, si necesita algo que requiera de la oposición, sencillamente rodea el Parlamento y no deja salir a sus congresistas hasta tener aprobado lo que desea. Amenazas y recursos populistas propios de un Estado en descomposición. Pero al mismo tiempo —y quizás bastante más complejo— nos encontramos con las recriminaciones mutuas al interior de los mismos bandos, tanto gobiernista como opositor, y que especialmente en este último impiden una oposición consistente y viable. ¿Cuál es la alternativa a Evo?

¿Qué es lo boliviano?

Oscar Cortés —un destacado y conocido profesor universitario— me describe a los bolivianos de la siguiente forma: los pandinos son personas “alegres y llenas de esperanza”. La gente beniana se caracteriza por su “optimismo y fe”. El cruceño tiene “vocación de trabajo y producción”. La orureña es “sacrificada y con mística”. La potosina tiene “historia y riqueza”. El cochabambino, “fuerza y decisión”. La tarijeña, “futuro y determinación”. La paceña “optimismo de nación”; y la chuquisaqueña “dignidad, rebeldía, convicción, autonomía y liderazgo”. Además hay guaraníes, quechuas, aimaras, y, sobre todo, mestizos. Son unas 36 naciones y 26 lenguas, a las que agrego —ya que me lo dijeron— cinco cuecas (paceña, cochabambina, tarijeña, chuquisaqueña o chaqueña) y siete tipos de charango, “no sólo uno, como los chilenos”.

Regreso a la pregunta inicial: ¿qué es lo boliviano? Para algunos es “ser anti-chileno”. Consiste en reivindicar el derecho al mar y lamentarse de su atraso por la mediterraneidad (sobre todo en el occidente). Al menos así me lo dijeron varios de los entrevistados y me lo hicieron ver cuando me llevaron a conocer el Museo del Litoral Boliviano en La Paz y pedirme que me fotografiara junto a los monumentos al coronel Eduardo Avaroa, héroe boliviano de la Guerra del Pacífico, que están tanto en La Paz como en el Lago Titicaca.

Hay quienes creen que lo boliviano viene de un sentimiento producto de haber nacido en el país, con una historia “común”. Sin embargo, al final de esta andanza boliviana más bien tiendo a pensar que lo que les caracteriza es ser una unidad diversa, multicultural en donde sólo hay un consenso que los une: vibrar con los partidos de la selección nacional de fútbol (definido así por ellos mismos). ¿Es que quizás el gran fracaso del Estado boliviano fue no ser capaz de crear la Nación boliviana?

La Paz y Santa Cruz

Ambas ciudades son el mito y la modernidad, son el occidente y el oriente que se enfrentan y no se encuentran. Creo que, al menos por ahora, no pueden ni quieren hacerlo. Sin embargo, ambas encantan, cautivan.

La primera tiene lo mágico del desorden, el caos, los contrastes. Los aromas del mercado, las pócimas para el amor de la calle de las brujas, la venganza, el dinero o lo que usted necesite. El viajero a La Paz deberá beber el té de coca permanentemente y tomar las famosas pastillas “Sorojchi Pills” para evitar el soroche por la altura, siendo libre para cumplir las recomendaciones básicas de rigor: “caminar despacito, comer poquito y dormir solito” que le darán al llegar, mientras que con envidia mirará como en El Alto la gente sale a trotar.

Santa Cruz es distinta. Más ordenada y con una arquitectura colonial que se mezcla con edificios modernos, posee portales y tejas que buscan proteger del calor tropical pero que mantienen un aire de antaño, conviviendo en lo mejor de dos mundos. Desde el boulevard que sorprende con las limusinas hasta el paseo por el mercado de las Siete Calles y la policía mirando el catálogo de los DVD pirateados.

¿Qué es Bolivia? Sólo se puede describir si se siente, se vive y se conoce.

La globalización y el progreso humano

La globalización y el progreso humano

por Gabriela Calderón

Gabriela Calderón es editora de ElCato.org y columnista de El Universo (Ecuador).

Guayaquil, Ecuador— En su libro Cuatro décadas que cambiaron nuestro planeta (ElCato.org y Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas, Diciembre 2008) Johan Norberg nos recuerda el progreso humano que se ha dado en las últimas cuatro décadas.

Algunos dicen que la actual crisis es muestra de que el capitalismo colapsó y ha demostrado su incapacidad de generar prosperidad. La evidencia apunta en la dirección contraria. Y es que, como dice Norberg, “Es probable que las décadas transcurridas desde 1960 hayan sido las de mayor avance en el nivel de vida de la humanidad de toda la historia” y aunque “La globalización no es la causa de todas estas mejoras…[si] contribuye a ellas mediante la promoción del desarrollo económico, y la propagación del conocimiento y la tecnología”.

Norberg se propone en su libro descubrir si la globalización ha sido positiva para el desarrollo humano y utiliza datos de las instituciones internacionales “más grandes y consolidadas” tales como la ONU, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el Banco Mundial, y la Organización Internacional de Trabajo (OIT), entre otras. Aquí les presento solo algunos de los datos sorprendentes que Norberg extrajo de estas fuentes:

  • “De 1975 a 2005, el PBI per cápita global promedio aumentó de 4.867 a 8.477 dólares” (casi se duplicó). Cabe recalcar que el mayor aumento de PBI per cápita lo experimentaron los países de ingreso mediano (134%), seguidos de aquellos de ingreso bajo (105%) y luego los de ingreso alto (86%).
  • “De 1975 a 2004, solo cuatro de los países para los cuales la PNUD tiene datos registraron un deterioro [en el índice de desarrollo humano]”. El resto mejoraron.
  • “En 1981, 40,1% de la población de los países en desarrollo vivía en extrema pobreza. En 2004, esa proporción se había reducido a menos de la mitad, 18,1%”. Entre 1999 y 2004, 139 millones de personas salieron de la pobreza o, en otras palabras, “76.219 pobres menos por día”.
  • “De 1960 a 2005, la expectativa de vida mundial al nacer creció 18 años…en los países en desarrollo, de 45 a 65 años: dos décadas completas”.
  • “Según el Banco Mundial, la proporción de niños de 10 a 14 años que trabajan se redujo a más de la mitad de 1960 a 2003, de 24,9 a 10,5%”.
  • Según una encuesta de Freedom House, “la proporción de la población mundial que vive bajo sistemas democráticos aumentó de 0% en 1900 a 31% en 1950 y a 58,2% en 2000”.
  • “De 1980 a 2004, el promedio mundial [de libertad económica según el índice del Fraser Institute] aumentó de 5,1 a 6,5”. Es decir de un nivel de libertad económica similar al de Nigeria a uno similar al de México.

Solo quería recordarles en esta navidad que a pesar del retroceso que hemos experimentado en nuestro país—en cuanto a libertades civiles, políticas y económicas—y también a pesar de la crisis mundial, a largo plazo y a nivel mundial no es deseable que la globalización se detenga porque hay muchos que se han beneficiado y podrían beneficiarse de ella, sobre todo los pobres del mundo.

SANTA CLOS da pistas sobre cómo rendirá el Dow en 2009

Inversionistas que le siguen la pista al patrón de comportamiento de las bolsas esperan que en esta temporada festiva el mercado de valores les ofrezca un regalo grandioso.

Diciembre ha sido históricamente el mejor mes del año, seguido muy de cerca por enero. Los últimos cinco días de transacciones de diciembre y los primeros cinco de enero, cuando mucha gente está demasiado ocupada como para ponerse a pensar en acciones, constituyen uno de los períodos de ganancias más fuertes.

Claro que no estamos viviendo tiempos normales y por eso la gente está siguiendo muy de cerca el movimiento accionario de fin de año. Si el mercado se comporta de forma normal y se eleva, los inversionistas podrían volverse optimistas acerca de 2009. Si el mercado convulsiona, entonces se extendería el temor de que estaría por comenzar otro año difícil.

El año pasado hubo conmoción porque los mercados no siguieron el patrón histórico. El Promedio Industrial Dow Jones celebró la Navidad con una caída de 1,4% en los últimos cinco días de operaciones, y recibió el año nuevo con un descenso de otro 5,1% para los primeros cinco días. Ese comportamiento fue atípico, puesto que desde 1901 el Dow ha registrado una ganancia promedio de 1,1% en la última semana del año, y de 0,6% en la primera semana del año nuevo, según Ned Davis Research. Eso está muy por encima del rendimiento para cinco días normales del año, cuando el aumento suele ser del 0,1% (lo que demuestra que en promedio las acciones tienden a subir).

Después de que las acciones estrenaran tan mal 2008, los inversionistas no pueden decir que no estaban sobre aviso. Al cierre del pasado viernes, cuando faltaban siete días de negociaciones, el Dow había caído 35% a lo largo del año, a 8.579,11 puntos, incluida la caída de 2,8% en diciembre.

Diez días clave

El estudiado período de 10 días comienza la víspera de Nochebuena y termina el 8 de enero. La razón por la que normalmente es tan fuerte la actividad se debe a que a mediados de diciembre, los inversionistas que buscan reducir impuestos venden ciertas acciones a pérdida con el fin de compensar aquellas que han vendido con ganancias. Esas ventas compensatorias que pueden devaluar las acciones, sobre todo las que se comercializan poco, terminan de venderse en Navidad. Luego la gente vuelve a inyectar el dinero al mercado.

Otras personas también invierten a finales de año en distintas cuentas de jubilación, lo que, en tiempos normales, ayuda a las acciones. Además, algunos gestores de dinero ponen el efectivo a trabajar a fin de año con el objetivo de impulsar temporalmente los portafolios y mejorar sus rendimientos; una práctica conocida como "maquillaje de acciones" o window dressing.

Si todo eso no empuja el mercado durante los 10 días a partir de la víspera de Navidad, entonces algo anda mal. "Cuando esas compras no se reflejan en enero, quiere decir que los inversionistas están tomando una decisión muy consciente de no comprar. Los meses de enero son generalmente de alza, y cuando no lo son hay probabilidades muy altas de un año difícil", escribió Phil Roth, analista de mercados de Miller Tabak, en un informe a sus clientes. Eso es lo que ha estado ocurriendo este año y es lo que ahora los inversionistas anhelan evadir.

Si bien los 10 días son un buen indicador de lo preocupados que están los inversionistas, algunos analistas creen que el mes completo de enero es históricamente un indicador más fiable de desempeño para el resto del año. Si las acciones no se mueven al terreno positivo antes de finalizar el mes, el presagio es incluso peor.

Desde 1901, el mercado accionario se ha comportado mejor en los 11 meses siguientes a un enero de alzas que en los 11 meses siguientes a un enero de bajas, y eso ha sido especialmente cierto desde 1950.

El peso de la historia

Las veces en que el Dow ha subido en enero, ganó en promedio 9,8% de febrero a diciembre, según estadísticas de Ned Davis. Las veces en que ha caído, aumentó un promedio de sólo 1,6% durante el resto del año y en muchos casos incluso disminuyó. El promedio de rendimiento para todos los períodos de febrero a diciembre desde 1950 es un alza de 7,1%.

Obviamente el indicador de enero no es infalible. En 2001, el Dow aumentó ligeramente el primer mes pero cayó 8% el resto del año. También falló en 2003 y 2005, cuando el Dow cayó en enero y aumentó después, pero acertó en los últimos tres años. Algunos temen que aunque Santa Claus sea cariñoso el mes próximo, habrá que prepararse para un 2009 inestable.

"Creo que vamos a tener un final de año decente", pronostica Russ Koesterich, de Barclays Global Investors. Los inversionistas han aceptado la idea de que la economía será mala, y están satisfechos con que la Reserva Federal de EE.UU. está haciendo todo lo posible por apuntalar el sistema financiero. En enero, agrega, el paquete de estímulos del gobierno del presidente electo Barack Obama podría servir de trampolín a las acciones.

Con todo, la realidad del precario estado de salud de la economía, el atribulado sistema financiero y las decepcionantes ganancias de las empresas podrían volver a jugar un papel importante y traer más malas noticias. "¿Puede recuperarse el mercado? Totalmente. ¿Será algo duradero? Probablemente no", vaticina Koesterich.

J.P. Morgan sigue recogiendo lo que desechan otras firmas

Por Robin Sidel y Carolyn Cui

J.P. Morgan Chase & Co., que se quedó con dos de las mayores víctimas bancarias de la crisis de crédito este año, aún está al acecho de activos que son dejados de lado por instituciones financieras en problemas.

El lunes, por ejemplo, J.P. Morgan acordó comprar las operaciones energéticas en Canadá y los negocios agrícolas del banco suizo UBS AG en todo el mundo. Las compras ayudarán a J.P. Morgan, con sede en Nueva York, a fortalecer su relativamente joven unidad de commodities en momentos en que sus rivales están disminuyendo sus operaciones. UBS está vendiendo las filiales como parte del esfuerzo por recuperar su base financiera luego de pérdidas masivas relacionadas a las hipotecas.

[James Dimon]

James Dimon

La estrategia es típica para J.P. Morgan, que ha sobrellevado la crisis de crédito mejor que la mayoría de sus competidores. En medio de los marcados cambios en los precios del petróleo y los alimentos, muchas instituciones financieras ahora ven un crecimiento potencial en el área de los commodities, como resultado de una mayor demanda por parte de los clientes de gestión del riesgo contra movimientos de precios y financiamiento relacionado a los bienes básicos.

A pesar de la crisis financiera que se apoderó de la industria bancaria durante todo el 2008, el año ha sido uno de los mejores para J.P. Morgan en lo que se refiere a adquisiciones desde que el presidente James Dimon se unió al banco en 2004. En marzo, J.P. Morgan compró Bear Stearns & Cos. cuando éste se encaminaba a toda velocidad hacia la bancarrota. J.P. Morgan se lanzó a la compra otra vez en septiembre, al adquirir los activos bancarios de Washington Mutual Inc. luego de que la firma con sede en Seattle fuera confiscada por reguladores federales.

El balance de J.P. Morgan también ha recibido un gran impulso por parte del gobierno estadounidense, que le inyectó al banco US$25.000 millones como parte de un amplio esfuerzo para respaldar a la industria bancaria. Cuando un analista le preguntó a Dimon en octubre si J.P. Morgan podría usar parte de ese dinero para adquisiciones, el ejecutivo respondió: "Yo estoy dispuesto a usarlo para cualquier cosa que sea beneficiosa para los accionistas de J.P. Morgan".

Analistas han especulado con que J.P. Morgan podría realizar otra adquisición de un gran banco minorista, en particular debido a que hay grandes cantidades de instituciones regionales que están dando muestras de tener problemas. Aunque está cerca del límite nacional de 10% de los depósitos en EE.UU., las reglas de la industria le permitirían al banco comprar una caja de ahorros. Además, los reguladores federales podrían eliminar el límite del 10% si quieren que J.P. Morgan salve a una institución que esté en problemas.

Un vocero de J.P. Morgan prefirió no hacer comentarios sobre potenciales adquisiciones.

El acuerdo de commodities más reciente, el cual sería concluido a principios del próximo año, no es particularmente grande, pero el banco lo considera una compra de nicho que fácilmente puede encajar en negocios que la compañía trata de desarrollar rápidamente. Los términos financieros no se hicieron públicos.

Toyota busca un nuevo conductor en medio de la crisis de la industria

Se espera que el presidente de Toyota Motor Corp. Katsuaki Watanabe deje su cargo el año que viene y asuma la presidencia de la junta directiva. La noticia ha desatado la especulación sobre los posibles sucesores en momentos en que la automotriz japonesa sufre los estragos de una caída en las ventas mundiales de vehículos.

La decisión no es el preámbulo de un cambio de dirección estratégica, según fuentes cercanas, y se origina más bien en la salud del actual presidente de la junta, Fujio Cho. De todos modos, los movimientos en la cúpula ejecutiva dan inicio a una carrera por el máximo puesto de Toyota en uno de los momentos más críticos de la historia reciente de la empresa.

[Toyota] AP

Katsuaki Watanabe dejará la presidencia de Toyota

En las compañías japonesas, los presidentes normalmente ejercen el mayor poder sobre las operaciones. El papel del presidente de la junta es más honorífico y suele concentrarse en las relaciones externas.

El lunes, Toyota proyectó su primera pérdida operativa anual desde 1938, una pérdida de unos 150.000 millones de yenes (unos US$1.700 millones) en el año que cierra el 31 de marzo, en medio de una caída en la demanda en Estados Unidos, Europa, Japón y otros grandes mercados, y el fortalecimiento del yen. Los analistas dicen que es probable que el panorama siga siendo muy difícil el próximo año.

Watanabe, de 66 años, los últimos cuatro al frente de Toyota, se dispone a asumir la presidencia de la junta en parte para jugar un papel de liderazgo en Keidanren, uno de los gremios empresariales más poderosos de Japón, aseguran fuentes cercanas. Los últimos presidentes de Toyota normalmente ocuparon el puesto entre cuatro y seis años.

Ambos puestos están ahora en manos de Cho, el ex presidente de la automotriz. Pero el ejecutivo de 71 años sufre de problemas de espalda que impiden que pueda cumplir con sus responsabilidades, aseguran fuentes cercanas. Representantes de Toyota no quisieron hacer comentarios sobre los planes de sucesión de la compañía.

Los principales candidatos para reemplazar‐ a Watanabe en la presidencia de Toyota son Mitsuo Kinoshita y Akio Toyoda, actualmente los vicepresidentes ejecutivos de la compañía, según fuentes cercanas que quisieron conservar el anonimato.

Toyoda, nieto del fundador de Toyota Motor, Kiichiro Toyoda, plantó la bandera de Toyota en China a principios de la década e implementó las técnicas de producción del fabricante para mejorar la productividad de sus concesionarios en Asia. Kinoshita, de 62 años, es un ejecutivo astuto y un experto operador tras bambalinas, tanto dentro como fuera de la compañía.

[Toyota]

Toyota

Fuentes bien informadas creen que un grupo de veteranos de Toyota, incluyendo al ex presidente general y ex presidente de la junta Hiroshi Okuda, de 75 años; el presidente honorífico de la junta Shoichiro Toyoda, de 83 años, y Cho eligirán a Akio Toyoda, el hijo de Shoichiro Toyoda, como sucesor de Watanabe. Aun así, la crisis podría empujar a este grupo a pasar por alto a Toyoda, que a los 52 años es considerado joven, y optar por Kinoshita u otro candidato con mayor experiencia, dijeron.

Es probable que el nuevo presidente no marque una diferencia notoria. Toyota tiene un estilo de gestión cauteloso y prefiere tomar las decisiones con tiempo y forjar un consenso entre todos los empleados antes de poner algo en práctica.

Watanabe, el presidente actual, ascendió a la cima de la automotriz tras realizar una serie de tareas, desde administrar la cafetería hasta pasar por las plantas de ensamblaje. Se convirtió en presidente en 2005, durante el apogeo del frenético crecimiento de la compañía que empezó a mediados de los años 90. La acelerada expansión tuvo un alto precio: un mayor número de problemas de calidad en América del Norte, Japón y otras partes que pusieron en entredicho la imagen de la automotriz. Desde entonces, la gestión de Watanabe se ha caracterizado por sus enérgicos esfuerzos para frenar la expansión y solucionar los problemas de calidad. Por ejemplo, retrasó la introducción de algunos modelos en hasta seis meses y pospuso el lanzamiento de la tecnología de baterías de ión-litio por más de un año.

Los nombres de Akio Toyoda y Kinoshita ya fueron mencionados como candidatos la última vez que la cúpula de Toyota eligió a su máximo ejecutivo en 2005. Al final, optaron por Watanabe, un ejecutivo reservado y de perfil discreto cuyo nombramiento sorprendió a más de uno. Esta vez también podría haber vencedores inesperados, incluyendo al vicepresidente ejecutivo de 62 años Takeshi Uchiyamada y Shuhei Toyoda.

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