12 junio, 2010


Venezuela: Presidente del Banco Venezolano de Credito afirma: “Estan aplicando un corralito” – Notitarde

El presidente del Banco Venezolano de Crédito, Oscar García Mendoza, aseguró que la situación cambiaria afectará a toda la población, especialmente a la banca y a los comerciantes”Empresas Polar genera riqueza y el Gobierno pobreza y desempleo”

La caída del 5,8 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) luego de finalizado el primer trimestre de este año disparó la alerta entre diversos sectores, uno de ellos el bancario, y es así como uno de sus representantes, el presidente del Banco Venezolano de Crédito (BVC) y abogado, Oscar García Mendoza, conversó con Notitarde, para esta edición del Desayuno en la Redacción, con el fin de exponer un panorama que, usando un calificativo edulcorado, resulta crítico.

García Mendoza recibió al presidente de este diario, Ricardo Degwitz, así como a los reporteros Marlene Monsalve, Lisandro Casañas y Jesús Castro, y sin mayores adornos describió un estado de colapso dentro del sistema financiero nacional, así como dentro de la banca.

Para el banquero, las políticas económicas adelantadas por el Ejecutivo Nacional van en detrimento de la nación, y específicamente la situación cambiaria afectará a toda la población, especialmente a comerciantes y la banca.

Una olla a punto de explotar

Para el entrevistado, la situación económica venezolana impactará lo social de una manera similar a lo ocurrido en 1994 con la crisis bancaria.

Para García Mendoza, las pautas que el Gobierno Nacional ha colocado para la entrega de dólares producirán una “catástrofe” en los mercados del país, lo cual se evidenciará en la falta de productos para los consumidores.

“La caída del PIB lleva cuatro trimestres seguidos y en algún momento explotará”…

El banquero relató que el proceso actual de entrega de dólares tardaría aproximadamente ocho días para hacerse efectivo, en el caso de que todos los pasos que se han instaurado sean cumplidos cabalmente y sin errores por parte de los importadores y comerciantes.

García Mendoza aclara que este lapso (ocho días) ya representa “una catástrofe para los comerciantes e impactará más la situación de éstos”.

Señaló que estas condiciones obligarán a los sectores a refugiarse dentro del mercado negro de las divisas extranjeras para poder cumplir con la reposición de inventarios, lo cual redundará en el aumento de los precios para el consumidor final, y, por ende, en el incremento de la inflación, aunado a una posible desmejora en la calidad de vida para sectores poblacionales ubicados en los estratos socioeconómicos más bajos.

Para él, la caída de 5,8 por ciento del PIB es la destrucción de la riqueza, lo cual puede implicar descensos en oportunidades.

Explicó que el país “lleva cuatro trimestres seguidos de caída, lo cual conduce a una contracción económica que hará que los próximos dos trimestres sin duda sean peores. Aunado a las fallas eléctricas que han ido cerrando empresas, como las básicas de Guayana, así como las empresas productoras de Valencia y Maracay”.

“Esto se verá en los anaqueles de los mercados, los restaurantes, la producción de carros”, agregó.

Explicó que “en el primer trimestre la caída real debe de haber sido entre 8 y 10 por ciento, pero ahora eliminaron los balances de las empresas de Sidor, Venalum y Alcasa”, que eran sumados al balance definitivo.

En su opinión, lo que está sucediendo en Venezuela representa “una olla de presión”.

“La permuta, que la dejaron abierta en el primer control de cambio, salvo los títulos del Estado que se podían negociar, era la válvula de escape que tenía la economía. Ahora con un control de cambio larguísimo, se tiene una caldera a la que le estás metiendo una presión tremenda y simplemente no tiene por dónde salir el vapor. En algún momento esto va a explotar”.

“Hay una cantidad de empresas que parte de su mercancía la importaban, cerca del 40 ó 50 por ciento o más, del exterior con dólar libre, y ahora no lo pueden hacer, y por eso no habrá repuestos, componentes para alimentos, empaques que no habrá, que se seguirán añadiendo a la crisis”.

Ahora el Banco Central de Venezuela (BCV) hace la entrega del dólar T+8, es decir que son ocho días hábiles después de haberse realizado la solicitud para la adquisición de divisas.

El protagonista del Desayuno en la Redacción aclaró que “cuando se hacen las transacciones spot se deben realizar T+2 (cuando las empresas grandes compran los dólares se hace la entrega en dos días)”, pero en ocho días causa efectos contraproducentes a todos los sectores.

“Antes tú comprabas dólares y los colocabas en tu banco; ahora tienes que hacer una serie de procesos que son complejos”, dijo García Mendoza.

“Para un comerciante es una locura. Para empezar, tienes que encontrar a alguien que esté dispuesto a recibir bolívares, pero todo el mundo quiere dólares”.

“Todo el mercado cambiario funcionó hasta ahora porque Pdvsa inyectaba dólares. Creo que lo más absurdo es que si la petrolera no coloca los dólares nadie va a estar dispuesto a hacerlo y ahí se aumenta la presión, y sin válvula en algún momento pondrá la cómica”.

“Lo que el Gobierno está aplicando es un corralito”

Asimismo recordó que “esos papeles que tienen los bancos del Gobierno los pagaron comprando divisas y los pagaron sobre el valor facial (valor nominal de un título, que puede estar por debajo o encima del valor real) de la emisión, y esas emisiones ahora están muy por debajo del valor. Entonces las pérdidas las tienen que asumir los bancos, lo cual incide en el patrimonio de la banca, lo cual sustenta a cada institución como respaldo frente a los depositantes”.

“Mi impresión es que todo esto lleva a afectar directamente a los depositantes, porque en el fondo sin darnos cuenta a quienes se está confiscando y expropiando el dinero es a los depositantes”, indicó.

“Hay una inflación que este año no será menor al 50 por ciento; entonces todo el que tenga dinero en los bancos y le paguen 12 por ciento por ahorro, estará perdiendo 38 por ciento”, aseveró García Mendoza.

“Además el Gobierno está obligando a los bancos cada vez más a canalizar los fondos a activos no rentables, como los activos agrícolas. Si una finca o un conjunto residencial que estaban construyendo es invadido, ¿a quién le cobra el banco? Todo esto termina siendo reflejado en los depositantes”, se planteó el invitado.

“Y el Gobierno como ya no tiene dólares, porque ésa es la impresión que da, va a buscar esos bolívares en los bancos y obligará a prestar más dinero a consejos comunales, más a letras del Tesoro, más al Estado; entonces el dinero de los depositantes irá para allá”, especificó.

Señaló García que “en el fondo todo esto es un corralito, porque al cerrar la válvula de escape que permitía a los ciudadanos colocar su dinero en un activo fuerte como es la divisa, ahora no podrá hacerlo. Ahora a los bancos nos aumentan muchísimo los depósitos”.

“Si no hay seguridad jurídica y se compra un terreno o un inmueble de cualquier tipo, no es fácil. En estos días se buscaba registrar un conjunto residencial y el Registro no permitía que se inscribieran sino cuatro apartamentos por día y eran cientos, que ya estaban vendidos. Entonces el inversor busca recuperar rápido su dinero para pagarle al banco, pero no sucede así. Claro que aún sigue siendo mejor tener los reales en ladrillos que en efectivo”.

“Uno puede ver que no hay grandes construcciones actualmente; yo no he visto plantas nuevas, y los edificios los veo cada vez menos, porque los insumos son cada vez menos fáciles de conseguir; se deben importar los ascensores y una cantidad de componentes que debes traer de fuera. Ahora eso no es fácil. Hay gente que invierte poquito en bolívares”.

Además señaló que en Venezuela “la contracción económica ha producido el proceso de estanflación (inflación más decrecimiento económico), que es el peor de los escenarios”.

“La inflación de este año no será menor al 50%
y quienes tengan ahorros estarán perdiendo 38%”

Los mercados negros son inevitables

Añadió que debido a las estrategias económicas implementadas por el Gobierno el mercado negro es inevitable que surja.

“El mercado negro siempre se impone (…) Pero esto funciona para los particulares y no para las empresas (…) entonces nos quedaremos sin pasta de dientes, sin insumos, ni productos”.

El sector bancario está en una economía deteriorada

Para García Mendoza, “el sector bancario es un espejo de la economía; si va bien, la economía está bien, y si va mal, igual se refleja”.

Señaló que actualmente “la banca está prestando más o menos lo que puede prestar, principalmente a sectores relacionados al Gobierno, pero está siendo muy poco supervisada, tiene muchos papeles del Estado y bonos, por lo cual no está en una buena condición”.

Agregó que “si en Europa la banca tiene pérdidas por 515 millardos de dólares, y Europa por más mal que esté es Europa, ¿qué no estará pasando con la banca en Venezuela?”.

“Ahorita hay mucha liquidez y habrá más, porque están cerrados los mercados internacionales (debido a la problemática cambiaria), y cuando esto sucede poco a poco puede llegar la crisis como sucedió el jueves 13 de enero de 1994, hasta que de repente llega y aquí va a pasar lo mismo”.

El entrevistado señaló que los Gobiernos usualmente enfrentan los problemas bancarios con la generación de más inflación para poder pagar a los depositantes. “El Gobierno preferirá cargarles la deuda a todos los venezolanos”, acotó.

Ante este panorama fue consultado sobre la forma en la cual se podrían obtener mejoras en el sector y sanear la economía, ante lo cual respondió que para que tales situaciones sucedan “debe haber otro Gobierno”, que esté dispuesto a modificar sus planes económicos.

“Si se hubiera aceptado el plan petrolero de 1997,
ahora se estarían produciendo 6 millones de barriles”

Hay que dolarizar la economía

En Venezuela además, según el banquero, dice que no hay disciplina sobre el sector bancario. “El Gobierno hace lo que quiera con la economía”.

García Mendoza señaló que la crisis económica se viene desarrollando, y a su juicio se deben implementar tres propuestas “que nunca serán aceptadas ni por casualidad por este Gobierno”.

En primer lugar, el entrevistado considera necesario dolarizar la economía, tal como hizo Ecuador, “y por más socialista que sea Correa no la ha podido quitar”.

La segunda propuesta es establecer un impuesto flat, “con un porcentaje determinado de Impuesto Sobre La Renta igual para toda la nación, como hizo Rusia, de 15, 17 ó 18 por ciento sin complicaciones. Gracias a esto Rusia ha cobrado muchísimo más”, agregó.

“Y el tercer punto es la inmediata apertura petrolera. Si se hubiera aceptado aquel plan petrolero de 1997, hoy en día estaríamos produciendo 6 millones de barriles y no tendríamos ningún tipo de problemas. Es más, le hubiéramos ahorrado al mundo una cantidad de problemas, porque estaríamos vendiendo más barriles y el precio estaría más bajo (…) Hay cosas que se pueden hacer que esta administración no hará”.

“Hay una porción de individuos que están dando la pelea”

En cuanto a las posibilidades de cambios en un futuro, García señaló que en el país existen diversas personalidades que “están dando la pelea”.

Aseguró que “los Salas en Valencia, Leopoldo López, Julio Borges, Oswaldo Alvarez Paz, Diego Arria, están dando la pelea; creo que hay gente con buenas intenciones y orientados”.

“Creo que en algún momento esto debería llegar a un colapso. No hay electricidad ni agua. ¿El Gobierno cree que la gente le va a creer siempre? Va a llegar un momento en que la gente se va a alborotar y dirá ‘hasta aquí llegué yo’”, añadió.

Para el entrevistado, los resultados de las elecciones parlamentarias del 26 de septiembre serán irrelevantes. “Nos han quitado muchas elecciones, pero llegará un momento en el cual la gente dirá ‘no nos dejaremos quitar nada más’ “. Señaló que esta reacción será la verdadera importancia de los comicios que se harán al final de este año.

“Siento que tenernos viviendo de esta manera es totalmente injusto. Los venezolanos tenemos mala educación, mala atención sanitaria, con una infraestructura pésima, sin respeto a la propiedad privada o al estado de derecho. Estamos en una situación que tiene que cambiar y que tengamos unos líderes que se respeten a sí mismos. Yo imagino que si este señor se oye diciendo lo que dice y se ve en un espejo, se asustaría”.

Polar genera riqueza y empleo

En cuanto a los problemas surgidos entre el Ejecutivo y las Empresas Polar, se le consultó a García Mendoza su opinión, sobre lo cual dijo no entender por qué sucedían estos roces.

“Eso no se entiende. La Polar genera riqueza y empleo, mientras que el Gobierno, pobreza y desempleo. La Polar es una empresa respetadísima, que produce alimentos, mientras que Chávez ataca a sus empleados, porque no quiere a los sindicatos”, comentó.

BCV está desvirtuado

Consideró que el Banco Central de Venezuela está desvirtuado, porque debe preservar el valor de la moneda y estimular el crecimiento, y ninguna de las dos actividades la está haciendo.

Señaló que ahora, con la devaluación de la moneda en forma vertiginosa y con la posibilidad de prestar dinero al Gobierno, se realizará “el festín de Baltazar (…) Si el BCV emite más monedas de lo que corresponde, perderá más valor”.

“El Gobierno debería quitarse la máscara e implantar la dictadura”

Añadió que el Gobierno debe cesar de decir que esto es una democracia e instó al Presidente de la República a terminar de implantar una dictadura en el país.

Añadió que no hay instituciones que defiendan al país, sino que se evidencian a favor de una parcialidad política, por lo cual se preguntó “¿cómo se va a confiar en ellos?”.

Indicó que la gente debe embraguetarse. Cada persona tiene un poder y muchas veces no sabe cómo expresarlo, y los partidos políticos son los mecanismos para que la gente canalice ese poder, pero estas organizaciones están ahorita empeñadas en ver cómo hacer con ese poder que les da la gente para acomodarse ellos en esos pequeñitos grupos de poder. Esto tiene que cambiar”.

“Polar genera riqueza y empleo, mientras que el Gobierno ocasiona pobreza y desempleo”…

“Si es como yo he visto en el curso del tiempo, la actual Asamblea Nacional dictará las normas para que la próxima no tenga ninguna capacidad de hacer cosas, y mientras el tiempo va pasando, el país se deteriora”, aseveró el banquero.

Añadió que la banca ha sido una gran cooperadora del Gobierno. Parte de los culpables de que Hugo Chávez esté en el poder han sido empresarios que injustificadamente han creído que para salvar su empresa tienen que apoyar al Gobierno y lo que están haciendo es destruir a todos los venezolanos”.

“En lo que Chávez termine de apretar las cosas dirá: ‘la banca no la necesito más, váyanse ustedes también’ y el resto de los venezolanos que se la calen”, aseveró.

“Si a nosotros nos obligan a hacer una cartera para los consejos comunales, no lo haremos, y si quieren que vengan y cierren el banco, pero yo no puedo, porque mi responsabilidad como banquero es garantizarles a los depositantes la devolución de sus depósitos”, expresó.

García Mendoza hacia el final de la conversación no descartó irse de Venezuela, porque, aunque no quiera, lo están “botando del país”.

“El país va en un claro deterioro, está totalmente desquiciada la economía y cada vez se hace prácticamente imposible llevar adelante un banco en estos momentos de revolución”, indicó.

Recordó que en el año 2006 se introdujo una demanda ante el TSJ por la nulidad de la reforma del BCV, por inconstitucional, “pero hasta el día de hoy no ha habido respuesta”.

Que despierte el gobierno

Que despierte el gobierno
Pablo Hiriart

El asesinato del adolescente mexicano Sergio Adrián Hernández en territorio nacional por parte de un agente de Estados Unidos, no puede tratarse como un incidente fronterizo. Fue un crimen ejecutado con premeditación, alevosía y ventaja.

Por lo menos el gobierno mexicano debería llamar a nuestro embajador en Washington para consultas, y exigirle una explicación al embajador de Estados Unidos en nuestro país.

El siguiente paso debiera ser una demanda en cortes internacionales para que los funcionarios del gobierno de Estados Unidos que han cometido crímenes contra mexicanos en nuestro territorio, sean extraditados a México para ser juzgados y encarcelados aquí.

A este adolescente de 14 años lo mató un agente fronterizo con un arma con mira telescópica. Tiró a matarlo a él. Y vio que era un niño, por la nitidez que proporciona el telescopio montado al arma.

Según testigos, Adrián se encontraba a más de cien metros del agente fronterizo que le disparó, en el cruce de Ciudad Juárez y El Paso, Texas.
Por ello resulta imposible que le lanzara piedras.

Ni David, con su boleadora, hubiese alcanzado al oficial fronterizo a más de cien metros.

Hay otras versiones, como la de la madre de Adrián, que indican que el agente cruzó del lado mexicano y mató a quemarropa al muchacho.

En cualquiera de las dos alternativas se ratifica que el patrullero vio a quién disparaba. Sabía que se trataba de un niño, que estaba desarmado, y que se encontraba en suelo mexicano.

No es el primer caso de crímenes de empleados del gobierno de Estados Unidos en contra de mexicanos en la frontera.

El día 30 de mayo fue asesinado Anastasio Hernández en San Diego, quien fue golpeado y torturado hasta la muerte por agentes fronterizos, luego de residir por 20 años en la Unión Americana.

La lista es larga. Y la acción del gobierno de México es prácticamente nula. No se puede frenar la impunidad criminal de la Patrulla Fronteriza con comunicados de la Secretaría de Relaciones Exteriores.

Si en el gobierno han sido incapaces de estrechar lazos de cooperación con Estados Unidos y avanzar en la integración económica, por lo menos deberían darse a respetar.

¿Cómo que un agente fronterizo le dispara a un adolescente mexicano, que está en territorio nacional, y lo mata como si fuera una güilota?

Ningún criminal de la Patrulla Fronteriza ha sido castigado por los crímenes contra mexicanos.

Que se mueva el gobierno.

Relaciones Exteriores, ¿para qué sirve entonces?

Ni se construye una nueva plataforma de colaboración económica, ni nos respetan.

Y el respeto se gana.

JUAN DOMINGO PERÓN (1967)

DECLARACIÓN DE JUAN DOMINGO PERÓN (1967)

"En casi todos los países adheridos al famoso Fondo Monetario internacional se sufren las consecuencias y se comienzan a escuchar las lamentaciones”

Cuando en 1946 me hice cargo del gobierno, la primera visita que recibí fue la del presidente del Fondo Monetario Internacional que venía a invitarnos a que nos adhiriéramos al mismo. Prudentemente le respondí que necesitaba pensarlo y, enseguida, destaqué a dos jóvenes técnicos de confianza del equipo del gobierno para investigar a este "monstruo tan peligroso”monstruo tan peligroso”, nacido según tengo memoria en los sospechosos acuerdos de Breton Woods. El resultado de este informe fue claro y preciso: en síntesis, se trataba de un nuevo engendro putativo del imperialismo. Yo, que tengo la ventaja de no ser economista, puedo explicarlo de manera que se entienda.

La política de las “áreas monetarias”, después del abandono del patrón oro, ha sido fructífera en acontecimientos donde siempre el negocio ha estado de por medio. Mediante diversas maneras de deformar la realidad, se ha conformado ya una larga historia a través del “área esterlina” como el “ área dólar” y, aunque el pretexto fuera dar respaldo indirecto a las monedas de los países pobres de reservas de oro, en realidad de verdad, verdad todo ha sido una nueva forma de especular con la buena fe de los demás.

Hasta después de la Primera Guerra Mundial existió el “área esterlina”, que cobijó a numerosas monedas merced al oro de Inglaterra, que la guerra fue llevando paulatinamente hacia Fort Knox, hasta el extremo de que Gran Bretaña se vio en un grave problema para sostener su área monetaria. Lo intentó hacer fundando el Banco Central de Inglaterra y declarando a renglón seguido que, si antes el área esterlina estaba garantizada por el oro de Inglaterra, ahora lo estaba por el imperio inglés.

Pero resulta que Estados Unidos en el interín había acumulado casi el 80% del oro del mundo y dicta su famosa Ley Fiduciaria que establecía que quien presente un dólar en el Banco de la Reserva Federal recibiría su equivalente en oro. Esta promesa, aunque jamás se cumplió, tuvo la suficiente atracción natural como para forzar hacia el nacimiento del “área dólar”. Es así como, desde ese momento, el dólar pasa a ser la moneda de cambio en el mundo occidental, en tanto la esterlina deja de serlo.

Desde entonces, así como antes todas las semanas, desde la Torre de Londres, los ingleses anunciaban el valor oficial del oro, frente al pueblo y de viva voz, Wall Street se encargó de reemplazarlos en silencio y desde sus oficinas de la quinta Avenida, fijando el valor de la Onza Troy por el dólar americano sobrevalorado, con un precio político que, no obedeciendo a la ley de oferta y la demanda en el mercado áureo-internacional, les permitiera cobrar un Royalty en todas las operaciones en que interviniera esta moneda de cambio.

Poco después de finalizada la Segunda Guerra Mundial, la pérdida de gran parte de la reserva oro de los Estados Unidos amenazaban gravemente la existencia del “área dólar”, gravedad que sigue aumentando con los gastos de posguerra, con lo que USA se colocaba en situación parecida a la de Inglaterra después de la guerra anterior si alguna Nación conseguía la formación de esa reserva. En consecuencia era preciso crear el instrumento necesario para consolidar el ”área dólar”. El Fondo Monetario internacional fue la solución. En él participarían la mayoría de los países occidentales, comprometidos mediante una larga contribución al fondo, desde donde se manejarían todas sus monedas, se fijaría no solo la política monetaria, sino también los factores que directa o indirectamente estuvieran ligados a la economía de los asociados. La realidad después se encargó de ir mucho más allá, como podemos ver ahora, cuando llega la hora de los lamentos.

He aquí alguna de las razones, aparte de muchas otras, por las cuales el Gobierno Justicialista de la República Argentina no se adhirió al fondo Monetario Internacional. Para nosotros, el valor de nuestra moneda lo fijábamos en el país, como también, nosotros establecíamos los cambios de acuerdo con nuestras necesidades y conveniencias. Para el intercambio internacional recurrimos al truque y así nuestra moneda real fueron nuestras mercaderías. Ante el falseo permanente de la realidad monetaria internacional y las maniobras de todo tipo a que se prestaba el insidioso sistema creado, no había más recurso que hacerlo así o dejarse robar impunemente.

Ha pasado el tiempo, y en casi todos los países adheridos al famoso Fondo monetario Internacional se sufren las consecuencias y se comienzan a escuchar las lamentaciones. Este fondo, creado según decían para estabilizar y consolidar las monedas del ”Mundo libre”, no ha hecho sino envilecerlas en la mayor medida.

Mientras tanto, los Estados Unidos se encargaban, a través de sus empresas y capitales, de apropiarse de las fuentes de riqueza en todos los países donde los tontos o los cipayos le daban lugar, merced a su dólar ficticiamente valorizado con referencia a las envilecidas monedas de los demás.Del libro”

Del libro "La Economía Social Según Juan D. Perón” (1947-1974) compilado por Juan J. Balati. Editorial de Belgrano.

Calderón al Mundial

Calderón al Mundial
Pablo Hiriart

El error fue haber sometido una decisión de Estado a consulta popular. Y con preguntas sesgadas para obtener una respuesta en el sentido que se quería.


Si el presidente Calderón consideró que tenía un objetivo estratégico asistir a la inauguración del Mundial de futbol, tenía que haberlo hecho sin preludios populistas.


Hace un par de años el Congreso quitó la disposición constitucional que obligaba al jefe del Ejecutivo a pedir permiso a senadores y diputados para ausentarse del país.


En lugar de usar esa facultad para este evento de carácter universal, la Presidencia decidió lanzar una encuesta en su página de internet. Se trató de una tomadura de pelo.


Como ya no tiene que consultar al Congreso, entonces pidió la opinión de los internautas.


El sólo hecho de haber sometido a consulta “popular” una decisión de Estado, deja la impresión de que Calderón estaba indeciso.


Los argumentos para asistir, además, no son los que vienen en las premisas de las preguntas que se formularon en la página de Presidencia.


El hecho de que haya sido invitado por el presidente Jacob Zuma no constituye una razón poderosa.


Su presencia en el palco de honor en la inauguración de la justa mundialista, por ser el país que abre el campeonato, es un privilegio para México.


Transitoriamente la Presidencia recae en el ciudadano Felipe Calderón, y como tal debe ir.


Va a estar junto al presidente anfitrión y al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y será visto por varios miles de millones de personas en el acontecimiento mediático más importante del año.


¿Por qué no habría de asistir?


Dejar de hacerlo tenía más costos, pues se lanzaba la imagen de un país en llamas cuyo Presidente estaba imposibilitado de abandonar unos días su territorio, como si México fuese la ex Yugoslavia.


Si el Presidente considera que no hay un clima apropiado para salir del país y cumplir el protocolo de dar realce a la justa futbolera con su presencia en la inauguración, ¿qué estará pasando en México?


El mensaje hubiera sido pésimo. Para el turismo, los inversionistas y los mercados.


Hay mandatarios que no han asistido al juego inaugural.


En la mayoría de los casos se trata de dictadores o presidentes que tienen vergüenza de salir al extranjero, como han sido los casos de Argentina, Brasil y la entonces URSS.


Así es como quisiera ver a Calderón una minoría rencorosa que no asimila que perdió las elecciones: un Presidente enconchado, escondido, con pena de mostrarse al mundo.


México es un país lleno de problemas, pero es un régimen democrático, con libertades públicas, sin pecados de legitimidad por los cuales avergonzarse.


Por eso estuvo demás la consulta: reveló un temor infundado.

Polígamo y cornudo

Polígamo y cornudo
Por: Manuel Ajenjo

Jacob Zuma, presidente de Sudáfrica, es polígamo. Esto le está permitido por su ascendencia zulú. Hace seis meses expulsó de su casa a una de sus tres esposas por haberle sido infiel con un guardaespaldas. Éste se suicidó.
Sudáfrica es un país plural; mezcla de etnias, tribus, clanes, culturas e idiosincrasias diversas; complejidad de usos y costumbres. Basta un ejemplo: son 11 las lenguas que oficialmente, según está inscrito en su Constitución, se hablan en su territorio.
A la luz de la multiplicidad de tradiciones tribales, un ciudadano puede ser legalmente polígamo. Las leyes contemplan que con base en la usanza y los hábitos de su lugar de origen, un ciudadano tiene la posibilidad de contraer matrimonio con cuantas mujeres sea capaz de mantener, escuchar, distraer y satisfacer –no en ese orden sino simultáneamente-. (Por eso, en lengua sets¬wana matrimonio se dice: estaka brona lachin ga).
Por supuesto que a esta práctica poligámica no escapan los políticos cuya raigambre genealógica se los permita. Probablemente hagan alarde, ante los potenciales electores –inchesEndejos, en lengua sepedí-, de su pluralidad conyugal. Aunque pensándolo bien, tal vez oculten este ángulo de su vida privada porque les puede restar votos. No pienso votar por Kuko Matanga –le dice Guatongo a Mondongo- tiene siete esposas –wangasWangas en lengua isiZulu- si con Tukoko SinGreña nos fue de la cachetada y sólo tuvimos dos primeras samas –OjeisZagunes, en lengua Xitsonga- no me quiero imaginar como nos puede ir con siete –seven, en inglés, otra de las lenguas oficiales-.
Ley de probabilidades cornamentales
“Las posibilidades de que un polígamo luzca un testuz astifino son directamente proporcionales a la cantidad de cónyuges que tenga”, sentencia, sabiamente, Cornelio Pastejé, en un pasaje de su libro Burladero –la tercera por placer-, que el año pasado publicara la Editorial Sancho.
Hago la cita del maestro Pastejé para centrar el tema en la vida marital de Jacob Zuma, el presidente del país de moda por ser el anfitrión del Mundial de Futbol. Zuma se ha casado cinco veces y tiene 20 hijos –algunas fuentes consignan 19 por las razones que más delante veremos-. De las cinco consortes oficiales registradas por don Jacob, sólo le quedan tres. Las otras dos salieron de su vida, una por la vía del divorcio en 1988, la otra hizo mutis por la puerta del suicidio en el año 2000. Las tres que le quedan son: Stacey Thobeka Mandiba, Gertrude Sisakele Khumato y Nompumelelo Ntuli. Esta última es la presunta adúltera, la que adornó la frente del zaino y corniveleto Mandatario de origen zulú.
La noticia de la infidelidad conyugal de una de las tres mujeres del Ejecutivo sudafricano fue dada a conocer apenas la semana pasada por el diario local The Star, la información precisa que desde la Navidad pasada Zuma había expulsado de la residencia matrimonial a la infiel Nompumelelo –ante la complacencia de las otras dos, esto no lo dice la información, sino lo deduzco yo que algo conozco de la recelosa y susceptible naturaleza femenina- al comprobar que ésta lo engañaba con Phinda Thomo, uno de sus guardaespaldas -guarura en lengua sesotho-. “Te ordené cuidarle las espaldas no pedirle las nalgas” -le reclamó don Jacob a Phinda.
Pero hay un ingrediente que ha convertido la noticia en telenovela. Cuando fue descubierta la perversa deslealtad, la perversa Nompumelelo estaba embarazada, no obstante que no se hablaba ni mantenía relaciones con el Presidente desde meses antes. Finalmente, la fementida dio a luz, el pasado febrero, a un bebé que Zuma reconoció como el vigésimo de sus hijos; pese a que el pequeño nació con un walkie-talkie conectado en la oreja y sus primeras palabras fueron agu gu dada –afirmativo pareja, en lengua afrikáans-.
A decir del periódico The Times, al ser puesta en evidencia la adúltera infamia, el protagonista masculino de ésta, Phinda Thomo, prefirió suicidarse antes que enfrentarse a la furia presidencial. (Una sugerencia para el ahora desempleado Alberto Bazbaz: ¿Por qué no se contrata de free lance en el país africano para investigar si mister Thomo de veras se suicido o murió aplastado por su colchón?)
El que mucho abarca
Khula Zuma, sobrino del cornúpeta y polígamo Ejecutivo, acusó a los enemigos políticos –sana bagan, en lengua tshivenda- de violar la intimidad de su tío con aviesas intenciones de desprestigio. Por su parte, con ganas de empitonar a los reporteros que lo interrogaban, el gobernante declaró que los medios de comunicación y la sociedad sudafricana tienen problemas de percepción en relación con su vida familiar.
Sin embargo, al margen de una posible reconciliación concertacesionada –algo tendrán que decir y negociar las otras dos esposas- con la tercera dama, lo que más ha dolido a los partidarios de Zuma, que los tiene y en buen número, es que se hayan puesto en duda las dotes amatorias de su Presidente.
Aquí vuelvo al enunciado de don Conrado Pastejé con el que inicié el apartado anterior: “Las posibilidades de que un polígamo luzca un testuz astifino son directamente proporcionales a la cantidad de cónyuges que tenga”. Esta sentencia ya es considerada una Ley Universal de la Infidelidad Femenina y puede abreviarse en el conocido refrán: El que sirve a dos amos –en este caso amas y tres- con una queda mal.
Por lo demás, el pastueño don Jacobo aguanta vara y se crece al castigo. Conocedor del dicho: un clavo saca a otro clavo, restaña los daños causados a su autoestima por la mancornadora Nompumelelo en brazos de su nueva novia: Ngema –gaviota en lengua siSwati-.
El que a buen censo se arrima
Nuestro corresponsal ocasional en León, Guanajuato, Vicente Gutiérrez, nos envía un listado de preguntas que en su opinión debieron ser incluidas por el INEGI en los cuestionarios del Censo de Población y Vivienda que desde el pasado 31 de mayo se realiza a lo largo y ancho del país. (Los lectores a los que el humor negro escandalice deben abstenerse de leerlas).
Indique su posición económica:
A) Media jodida
B) Jodida
C) Jodida y media.
La persona amordazada que está en la habitación contigua, ¿vive aquí o es visita?
¿Al descuartizado lo contamos todo o en partes?
¿Cuántas narco tienditas hay en su colonia?
A) De 1 a 3
B) De 4 a 6
C) Aquí es una narco tiendita.
Su hijo o hija adolescente es:
A) Geek
B) Friki
C) Hacker
D) Nerd
E) Gamer
F) Emo
G) Otaku
H) Mutante de las anteriores.
¿Con quién dejaría encargados a sus hijos menores de seis años?
A) Padre Maciel
B) Mamá de Paulette
C) Guardería ABC
¿Usted qué prefiere que haga la Selección Mexicana en el Mundial de Futbol?
A) Sandwiches
B) Goles
¿Qué cree que haga Adolfo El Bofo Bautista en el Mundial?
A) Nada
B) Todos los goles de la Selección Mexicana
C) Los sandwiches
¿Qué cree usted que sucederá primero?
A) Que el gobierno gane la guerra contra la delincuencia
B) Que la Selección de Futbol llegue al quinto partido en un Mundial.
¿En su opinión, el Jefe Diego sigue fumando puros o ya chupó faros?
Oí por ahí
La verdadera tragedia para aquel que tiene tres esposas es cuando a las tres, el mismo día y en idéntico momento, les duele la cabeza.

Un análisis económico del deporte

Un análisis económico del deporte
Gododredo Rivera

El mundial de futbol es una fiesta que reúne a millones de seres humanos en el planeta. A quienes les gusta este deporte (incluso a alguno que otro profano) disfrutan de la intensidad de los juegos. Les recuerda una de las esencias fundamentales del ser humano para poder prosperar: competir y ganar.

Los equipos que suelen ganar con frecuencia los mundiales (no más de 12 en la historia) poseen ventajas comparativas en lo físico y en materia de habilidades sicomotrices. Por supuesto, los equipos que suelen ganar, uno, ó exportan una gran cantidad de jugadores que juegan en las mejores ligas del mundo (lo que les da roce internacional), ó dos, son países con ligas poderosas que importan a los mejores jugadores del mundo, lo que eleva la competencia y productividad de los nativos receptores.

Ahora bien, ¿qué diferencia económica hay entre un mundial de futbol y las olimpiadas? Que el futbol es, desde el punto de vista de la economía, un bien privado. Un bien privado es aquel cuya rentabilidad incentiva a los agentes económicos a producirlo. No se necesita del gobierno. Las olimpiadas, aunque reúnen a deportes con carácter privado, en conjunto difícilmente generan interés en los particulares para invertir, pues por ejemplo, el atletismo, no tiene los millones de fans que el futbol. Pero, ¿qué sucede cuando los gobiernos intervienen como lo hacen en todas las olimpiadas y en algunos mundiales de futbol? Un desastre financiero.

Sí, cuando el futbol es únicamente producido por agentes privados en un país, entonces se vuelve un éxito económico, ojo, siempre y cuando los habitantes de dicha nación tengan preferencias mayoritarias por ese deporte. Por ejemplo, en EU, los principales estadios no son para futbol soccer, sino para futbol americano y beisbol. Ambos son bienes privados (el gobierno no se mete, más que para cuidar el orden en los estadios) y dejan millones de dólares en ganancias gracias a que hay demanda. No se olvide esto, la demanda causa oferta. Si no hay demanda para estadios de soccer, para qué demonios invertir en ellos. Por eso me da risa oír a personas decir, “ay, el futbol es ya un negocio.” Por favor, más cultura económica señores, claro que el futbol es un negocio y que bueno que lo sea, pues que perverso sería que fuera un deporte con pérdidas y subsidios por parte del contribuyente (como sí es el caso de las olimpiadas).

Un estudio de una universidad norteamericana concluye que el Supe Bowl-futbol americano- es un gran negocio debido a que se trata de un deporte interno (exclusivo de EU) y a que hay infraestructura. No, perdón, esa es una conclusión aventurada. El super Bowl es un rotundo éxito debido a que es organizado por particulares que satisfacen las preferencias de millones de seres humanos que gustan de dicho deporte. La infraestructura es pues consecuencia y no causa.

La FIFA es una organización de fútbol espontánea, privada, que agrupa a más países que la mismísima ONU. Ello es un ejemplo de cómo los agentes privados se coordinan para brindar un gran espectáculo al mundo. Un gran espectáculo que genera riqueza para sus organizadores y que a veces, incluso, contribuye al crecimiento del PIB.

Las olimpiadas, por el contrario, son un evento que alientan y financian los gobiernos (aunque haya patrocinadores privados) y que siempre deja perdidas millonarias a las naciones que las organizan, Por ello, quien las organice una olimpiada debería ser de preferencia una ciudad que pertenezca a una nación desarrollada sin problemas fiscales. Cuando alguna ciudad del tercer mundo decide organizarlas, los gobiernos se meten en graves problemas de deuda pública que el contribuyente acaba pagando con más impuestos (ahí está el caso griego que organizó las olimpiadas en 2004 y en buena medida es el comienzo de la debacle fiscal griega). No sé de qué se congratulan los brasileños de las próximas olimpiadas (serán en Río de Janeiro). Las olimpiadas sólo dejarán pérdidas millonarias al contribuyente brasileiro.

Lo malo está cuando en el futbol se entrometen los gobiernos. Por ejemplo, en el actual mundial, el gobierno sudafricano ya ha invertido cantidades millonarias para construir estadios de futbol. Esto es una actividad que debería ser llevada cabo exclusivamente por particulares, pues como ya mencionamos, el futbol es un bien de naturaleza privada. Deuda y más impuestos enfrentarán los sudafricanos después del evento de futbol.

Por cierto, esa palabra que tanto gusta a muchos como “la derrama económica” es una soberbia melonada. En economía no hay derrama económica. En economía hay costos y beneficios. Por ejemplo, cuando se construye una carretera, todo mundo se congratula de que “habrá derrama económica”. Y por el contrario, podría haber pérdidas. Para empezar, la mayor afluencia de autos conlleva una mayor demanda de gasolina, lo que encarece su precio (si los mercados funcionan adecuadamente-no como en México en que opera un monopolio petrolero); asimismo, más autos en carretera, significa menos personas en el ferrocarril (bien sustituto) y ello trae perdidas para los dueños de trenes. Por ello, la carretera podría, en su conjunto, traer más perdidas que beneficios. Es por ello que la palabra “derrama” está mal empleada para analizar los costos y beneficios en un mercado.

En los mundiales se suele ver “la derrama” del turismo, pero se omiten los negocios que pierden producto de la concentración de “todo mundo” en el futbol (por ejemplo, la gente que deja de ir al trabajo, ó a los teatros y cines por ir al estadio). Por ello, al menos hay que exigir que el evento sea exclusivamente pagado con dinero de los particulares, jamás de los contribuyentes.

Por desgracia los deportes desde hace años se han vuelto parte del terreno de los políticos. Es el triste caso de las olimpiadas. Ojalá los mundiales no corran en el futuro la misma suerte (ya hay intervencionismo, pero aún menor que las olimpiadas).

Si México quiere organizar un mundial que paguen los particulares en la ampliación de la infraestructura. Eso es lo correcto, pero me temo que siempre no faltarán los políticos que quieran meter su cuchara (más bien la cuchara del contribuyente). Es increíble, pero hay gobiernos de diversos estados en México que subsidian a empresarios futboleros. Ello debería estar prohibido y el castigo debería ser la cárcel.

En fin, amigo lector, por lo pronto disfrute del mundial. Y recuerde, no está en juego la patria. Si la selección mexicana gana el mundial (cosa que dudo mucho y más ante el horrendo empate con Sudáfrica), el ángel será destrozado y créame los problemas estructurales de la economía mexicana no cambiarán. Sólo sería borrachera de un día. Si no que le pregunten a los brasileños y argentinos, dos potencias futboleras, pero al fin y al cabo países del tercer mundo, incluso con peores problemas que México.

El futbol es un bien privado y no deben entrometerse jamás los políticos con dinero de los contribuyentes. Por supuesto, pueden asistir, inaugurar los eventos, pero hasta ahí.

viernes 11 de junio de 2010

¿Nuevo sistema cambiario u otro problema para Chávez?

¿Nuevo sistema cambiario u otro problema para Chávez?

Por Dan Molinski y David Luhnow

The Wall Street Journal

CARACAS—Venezuela estrenó un nuevo sistema cambiario de divisas con el fin de apuntalar el bolívar y calmar la inflación, pero muchos economistas dicen que es probable que el programa cree problemas para la economía socialista del presidente Hugo Chávez.

En el paso más reciente hacia un mayor control gubernamental sobre la economía, el nuevo mercado comenzó a operar bajo un plan en el que el Banco Central de Venezuela (BCV), en vez de compradores y vendedores individuales, fija los precios y determina quién puede comprar los bonos vinculados al dólar.

El miércoles, el banco determinó un rango para la compra de bonos venezolanos denominados en dólares (una forma indirecta de comprar dólares) de entre 4,5 bolívares y 5,4 bolívares por dólar, de acuerdo con operadores.

El nuevo programa de divisas añade otra capa de complejidad a un sistema cambiario de por sí enrevesado. Venezuela tiene ahora cuatro tasas de cambio: una subsidiada de 2,3 bolívares por dólar para los importadores de artículos básicos como leche, una de 4,3 por dólar para los importadores, la nueva banda cambiaria y la tasa del mercado negro, que es la única que reflejará la oferta y la demanda.

[Venezuela]

El nuevo mercado de divisas reemplaza al antiguo de flotación libre, que no estaba regulado y el cual fue cerrado el mes pasado por Chávez después de ocho años en funcionamiento. El mandatario argumentó que la especulación estaba debilitando artificialmente el bolívar y estimulando la inflación. Desde entonces, el gobierno ha allanado más de 30 firmas de corretaje y arrestado a varios ejecutivos, acusándolos de fraude.

Cuando el llamado mercado paralelo fue desmantelado, el bolívar se negociaba a ocho unidades por dólar, una caída frente a las seis unidades por dólar de comienzos de año. La devaluación contribuyó a una tasa de inflación de 32%, la más alta del hemisferio.

Algunos analistas dijeron que la nueva banda cambiaria sobrevalúa el bolívar y promovería un auge en el mercado negro, especialmente si el gobierno no es capaz de suplir la demanda de dólares a la tasa de cambio oficial. A diferencia del mercado paralelo, manejado por corredoras establecidas, el mercado negro es estrictamente clandestino, lo que lo convierte en una plataforma óptima para el crimen organizado.

"Es probable que el nuevo sistema sea un pobre sustituto del antiguo mercado y resulte en una creciente distorsión de divisas y precios que minarán aún más el crecimiento", dijo Patrick Esteruelas, analista de Nueva York para Eurasia Group.

El nuevo programa reconfigurará el sistema financiero de Venezuela, al reducir el papel de las firmas de corretaje, las cuales se enriquecieron en los últimos años operando en el mercado paralelo. También tendrá efectos de largo alcance en la economía, al concederle al gobierno poder para decidir quién recibe dólares. Las empresas pequeñas y los individuos no tendrán acceso a la moneda estadounidense, dijeron funcionarios del Banco Central, lo que los obliga a dejar de lado la moneda o acudir al mercado negro.

Una moneda debilitada es uno de tantos problemas que enfrenta el gobierno de Chávez. La recesión que empezó a gestarse el año pasado está empeorando a pesar de que los precios del crudo, un termómetro clave para el país, se han recuperado de sus mínimos del año pasado.

La economía de Venezuela se contrajo 5,8% durante el primer trimestre en comparación con el mismo período del año previo, tras contraerse 3,3% en todo 2009. El retroceso, en parte causado por una escasez de electricidad, se produce cuando el resto de América Latina se está recuperando con fuerza.

Tras una ola de nacionalizaciones por parte del gobierno de Chávez, la producción de Venezuela tiene altibajos y la escasez de bienes básicos, como la leche, el azúcar, la carne y el pan, empieza a estar a la orden del día. Las importaciones podrían llenar esas brechas, sino fuera porque cayeron 40% durante los primeros tres meses del año, a medida que el gobierno empezó a restringir el acceso a los dólares.

"Venezuela no va a tener una crisis al estilo de la de Grecia, pero enfrenta cada vez más problemas", dijo Asdrúbal Oliveros, director del centro de estudios Ecoanalítica, de Caracas. Aunque los precios del petróleo siguen subiendo, la economía de Venezuela tendrá problemas para crecer más de 2% al año en 2011 y 2012, agregó.

¿Programa gubernamental o mercado libre?

Para lidiar con una crisis: ¿Programa gubernamental o mercado libre?

Government Por Robert Higgs

El Instituto Independiente

Las emergencias son inevitables. La historia está llena de ellas, y el futuro traerá ciertamente otras nuevas. Durante el siglo pasado, los estadounidenses han sufrido las inesperadas conmociones de grandes huelgas, guerras, depresiones, y varias crisis menores. Es instructivo considerar ahora, mientras prevalece una relativa calma, cómo las crisis del pasado han sido enfrentadas.

En el siglo veinte el método usual por el cual los estadounidenses (y muchos otros) han lidiado con las crisis, a saber, crear programas gubernamentales de emergencia, ha dado lugar a pérdidas permanentes de las libertades económicas y a daños permanentes a las instituciones económicas. Si podemos aprender de nuestros errores del pasado, quizás podamos evitar tales desafortunados desenlaces cuando debamos nuevamente hacer frente a una crisis.

Sobretodo, necesitamos entender que la opción no es entre un programa gubernamental y una calamidad desenfrenada. Por el contrario, la opción es entre las acciones correctivas tomadas por los funcionarios gubernamentales, quienes pueden manejar facultades coercitivas, y las acciones correctivas tomadas por los ciudadanos privados, quienes deben atenerse a compromisos voluntariamente aceptados. En cualquier caso, algo se hará. Los interrogantes fundamentales tienen que ver con la efectividad y las consecuencias en el largo plazo de las acciones tomadas.

Suponga que una crisis azota: por ejemplo, los suministros extranjeros de petróleo son drásticamente reducidos. Las industrias que emplean al petróleo como materia prima deben reducir sus niveles de producción. Despiden trabajadores; sus ganancias declinan o desaparecen. Las industrias relacionadas con el petróleo y los comercios dependientes del consumo de los trabajadores despedidos sienten el impacto. Deben también reducirse. La declinación económica se esparce como las ondas que provoca una piedra arrojada en aguas tranquilas. Algo debe ser hacerse. ¿Pero qué debería ser?

Algunos son partidarios de proponer, en verdad de insistir, que el gobierno “haga algo.” Un programa de emergencia podría asignar las ofertas disponibles a los usuarios que los funcionarios gubernamentales estimen más importantes, quizás los hospitales, la policía, los cuerpos de bomberos, los granjeros. Las autoridades podrían encargarse de restaurar el equilibrio doméstico alterado por el déficit externo. Podrían, por ejemplo, obligar a los refinadores a utilizar la producción doméstica ociosa para destinar algunos de sus suministros a los refinadores dependientes de fuentes extranjeras. Por supuesto, un cierto método de compensación tendría que ser ideado; alguien tendría que administrar las reglas para asegurar conformidad; y alguien tendría que hacer ajustes a los cambios imprevistos en los patrones domésticos de la demanda y de la oferta. En breve, un programa gubernamental para “hacer algo” sobre la reducción de la importación conduciría probablemente a la creación de reglas arbitrarias, de un gran cuerpo administrativo, y a una supresión de los acuerdos de libre-mercado sobre una parte substancial de la economía.

¿Pero qué opción tenemos? Dadas las graves consecuencias del déficit de las importaciones, ¿cómo podríamos rechazar reconocer la necesidad de un programa gubernamental? ¿Hay realmente alguna alternativa viable? ¿No se desataría una catástrofe ante la ausencia de una respuesta gubernamental de emergencia? Las respuestas cortas a estas preguntas son: Existe una forma alternativa de lidiar con la crisis; un programa gubernamental puede no ser necesario; una respuesta orientada hacia el mercado probablemente funcionará; y la gente librada a resolver su propia salvación, simplemente no se rendirá ante la desesperación y al desastre.

La esencia de muchas crisis es la escasez: la cantidad ofrecida de algo—petróleo, oportunidades laborales, soldados—cae por debajo de la cantidad demandada a los precios prevalecientes en el mercado. Pero los mercados, si se les permite a los precios ajustarse libremente, tienden naturalmente a eliminar los faltantes. De hecho, la propia existencia de una escasez nos dice que el precio que prevalece se encuentra demasiado bajo. Cuando sube el precio, dos cosas suceden. Primero, los demandantes reducen las cantidades que desean comprar. En segundo lugar, los oferentes incrementan las cantidades que desean vender. Dado un aumento suficientemente grande del precio, un nuevo equilibrio tiene lugar, en el cual las cantidades demandadas y ofrecidas son iguales. La escasez desaparece. Este proceso de ajuste es exactamente lo que se conoce como “el juego de las leyes de la oferta y de la demanda.”

A veces, sin embargo, el proceso no parece funcionar. Los precios suben rápidamente, pero poco más parece suceder. Se presentan quejas de que los vendedores se están enriqueciendo a expensas de los compradores. Presiones políticas pueden ejercerse para evitar que los precios se incrementen aún más o para forzarlos a retornar a los niveles anteriores, considerando que los aumentos de precios, aún si eliminan la escasez, sólo transfieren ingresos de los compradores a los vendedores mientras que no hacen nada por restaurar las cantidades del bien previamente disponibles en el mercado. Pero espere.

Las leyes de Oferta y Demanda

Las leyes de la demanda y de la oferta tienen dos partes. La primera ley de la demanda dice que, manteniéndose iguales las demás variables, la gente desea comprar menos cuando el precio es más alto. La segunda ley de la demanda dice que cuanto más largo es el plazo para el ajuste, mayor es la reducción en la cantidad demandada ante un aumento dado en el precio. Ocurre de manera similar con la oferta. La primera ley de la oferta afirma que, manteniéndose iguales las demás variables, la gente desea vender más cuando el precio es más alto. La segunda ley de la oferta dice que cuanto más largo es el período de ajuste, mayor es el aumento en la cantidad ofertada ante un incremento dado en el precio.

El mensaje es claro: sea paciente. El mercado restaurará un equilibrio, y las condiciones mejorarán decididamente. Con el tiempo suficiente, los oferentes proporcionarán más del bien poco ofrecido o buenos substitutos para el mismo. Los demandantes encontrarán maneras cada vez más satisfactorias de hacer sus cosas sin el bien de oferta reducida, a menudo substituyendo otros bienes por él.

En una emergencia, sin embargo, mucha gente no desea esperar a que las segundas leyes de la demanda y de la oferta entren en juego. Los mercados, nos dicen a menudo, trabajan demasiado lentamente. Un programa gubernamental de emergencia se afirma, tiene la cualidad importante de apresurar el proceso de ajuste. Innegablemente, los programas coactivos trabajan a menudo más rápidamente. Pero este aspecto de su operación, ¿es realmente una ventaja?

Desafortunadamente, los programas coercitivos “ahorran tiempo” solamente porque obligan derrochadoramente a ajustes precipitados. No ahorran recursos valiosos. En cambio, redistribuyen los costos del ajuste en comparación con las respuestas determinadas por los acuerdos voluntarios en los mercados libres.

Suponga, por ejemplo, que ante una crisis petrolera creada por una caída importante de la importación, el gobierno ordena a los productores de petróleo domésticos que ofrezcan inmediatamente mayores suministros de petróleo que el que proveerían voluntariamente en respuesta al precio más alto del mismo (asumiendo que el gobierno permite que el precio suba libremente en el mercado). ¿La orden del gobierno no acelera el proceso del ajuste, y no es tal aceleración deseable?

Para ver qué sucede, considere los motivos por los cuales los productores de petróleo no proveen voluntariamente la cantidad ordenada gubernamentalmente. Cuando sube el precio, por supuesto ellos desean aumentar las cantidades que proveen. Pero un aumento de las cantidades provistas puede ser provocado por diversos medios, por ejemplo, hacer uso de los inventarios almacenados en tanques, aumentando el nivel de bombeo de los pozos establecidos, perforando más pozos en reservorios subterráneos de petróleo conocidos, buscando nuevos yacimientos de petróleo, extrayendo el petróleo de minerales, y así sucesivamente. Cada fuente puede ser explotada, pero en el corto plazo es un despilfarro inclinarse por aquellas que requieran un desarrollo más costoso, es decir, más investigación, planeamiento, reorganización de instalaciones, y reasignación de recursos. Puede tener buen sentido económico proceder con la exploración adicional y el desarrollo de nuevos yacimientos de petróleo, por ejemplo, pero hacer que estas opciones produzcan petróleo rápidamente es posible solamente a costos extraordinariamente altos –contratar y entrenar trabajadores inexpertos, ofertar por el uso de los materiales y del equipo antes que otras industrias, pagándoles a los empleados salarios más altos para hacerlos trabajar horas extras. En el muy corto plazo es económicamente justificable ofrecer solamente el petróleo adicional disponible en los inventarios existentes en tanques de almacenaje. Más adelante, las otras fuentes de oferta adicional pueden ser explotadas a un ritmo más mesurado, y por lo tanto más barato.

El apresuramiento forzado solamente genera basura. Ajustes más rápidos son más costosos, y alguien debe asumir los costos adicionales. El gobierno puede obligar a un ajuste más rápido, que sea seguro, pero no se ahorra ningún recurso valioso debido a la compulsión. En cambio, alguien es compelido a sumir los costos del ajuste que no son valiosos. Para satisfacer la exigencia del gobierno, los recursos son desplazados de los usos socialmente más valiosos a los usos socialmente menos valiosos. El gobierno consigue una reasignación más rápida de los recursos no porque sus programas de emergencia “ahorran” algo sino solamente porque su poder coercitivo le permite imponer reasignaciones derrochadoras sobre los dueños privados del trabajo y del capital. La sociedad hace un ajuste más rápido a costa de convertirse, considerados todos los valores, en algo peor.

Los programas gubernamentales de emergencia, entonces, ofrecen oportunidades excepcionales para aquello que substituirían sus propios valores por aquellos que ordinariamente guían la asignación de recursos en el mercado. Cuando el clamor de la emergencia se eleva, la resistencia del público a las tomas de control gubernamentales disminuye. Por lo tanto, los aspirantes a redistribuidores del ingreso, los planificadores colectivistas, y los bienhechores a expensas de otros, se precipitan todos para explotar la oportunidad inusual de sustituir a los procesos del mercado por controles gubernamentales. Pero sea lo que fuere que uno pueda pensar acerca de la inmediata deseabilidad de un programa gubernamental de emergencia, uno debe reconocer que el programa es casi ciertamente solamente un comienzo; y lo que sigue en su tren puede ser mucho menos deseable.

Consecuencias No Deseadas

Al principio uno a menudo obtiene algo que no desea junto con algo que sí anhela. Debido a que los programas gubernamentales son creados por políticos, quienes rara vez dan su asentimiento gratuitamente, los defensores de un programa gubernamental del tipo X podrían reunir una mayoría en su favor, con solamente agregar un programa gubernamental del tipo Y. Por ejemplo, cuando el congreso sancionó en 1933 la Ley de Recuperación de la Industria Nacional (NIRA es su sigla en Inglés)—un programa de emergencia paradigmático—para restaurar las ganancias empresariales estableciendo cárteles en cada industria, se incluyeron provisiones para promover la negociación salarial colectiva y para establecer reglas sobre los salarios y las horas de trabajo en los mercados laborales. Las provisiones laborales compraron la aceptación de la ley por parte de los miembros del Congreso que respondían a los intereses de los sindicatos y de esa manera aseguraron su sanción. Cuando la Suprema Corte removió a la NIRA en 1935, el Congreso reestableció inmediatamente (e incluso fortaleció) sus provisiones laborales con la sanción de la Ley Wagner. En este caso, como comúnmente sucede, el programa de emergencia original tenía atado a él, como resultado de una negociación política, un programa gubernamental que persistió mucho después de que el programa original había desaparecido.

Los programas de emergencia frecuentemente no funcionan como estaba previsto que lo harían. Los funcionarios gubernamentales procurando controlar el mercado descubren que el mismo es un blanco móvil. Como han escrito George Shultz y Kenneth Dam, “A cada acción del gobierno el sector privado reacciona o se acomoda, y el gobierno reacciona más lejos a medida que la economía privada ‘le responde’ al gobierno.”[1] El gobierno trata más y más duramente de engañar a la gente sujeta a sus controles. La gente trata más y más duramente de anticipar qué es lo próximo que los reguladores harán. Aunque el proceso puede dar lugar a un empate, el mismo consume siempre más recursos en ambos lados. Por ejemplo, cuando la administración de Reagan en 1984 anunció nuevas restricciones a la importación de acero, “las naciones productoras de acero alrededor del mundo comenzaron a enviar más acero a los Estados Unidos para establecer topes más altos de los que sus limitaciones a la exportación de acero fijarían,” provocando de tal manera lo opuesto a aquello para lo cual el programa estaba diseñado.[2] Naturalmente, los productores de acero domésticos y las organizaciones laborales solicitaron un programa más fuerte para ocuparse de este desenlace imprevisto. Los granjeros estadounidenses sujetos a controles del área cultivada han estado jugando un juego parecido desde 1933.

La creación de un programa de emergencia conduce generalmente al atrincheramiento de los intereses especiales conectados, tanto gubernamentales como privados. Cada uno sabe que las “industrias incipientes” a las que se les concedió una protección arancelaria nunca madurarán al punto en donde estén dispuestas a abandonar la protección “temporaria” que buscaron en el principio. Los camioneros que consiguieron protección contra la competencia del libre-mercado durante la Gran Depresión todavía están luchando para mantener sus privilegios contra los que intentan desregular la industria. Los granjeros son quizás los más notorios. Mientras que el número de granjeros ha declinado enormemente y el ingreso típico de los mismos se ha incrementado dramáticamente desde 1930, la burocracia en el Departamento de Agricultura de EE.UU. se ha tornado sumamente más grande. Y la “crisis” de la granja parece estar siempre con nosotros, no importa cuán a menudo el gobierno intente ocuparse de ella.

Los programas de la granja también ilustran cómo los programas gubernamentales de emergencia, cuando son mantenidos por mucho tiempo después de que finalizan los acontecimientos que los impulsaran, pueden encerrar el gobierno en una posición casi ineludible. El beneficio de los subsidios gubernamentales se vuelve esperado por todas las partes. Por lo tanto, se encuentra “capitalizado” en el valor de la tierra de la granja. Los granjeros actuales, que deben sobrellevar el mayor costo del uso de la tierra, no obtienen ninguna ventaja adicional operando la tierra sujeta a los subsidios—todos los beneficios fueron capturados por aquellos que poseían la tierra en la época en que los nuevos subsidios fueron anunciados por vez primera. Pero si el gobierno discontinuase los subsidios, los granjeros actuales serían perjudicados; el valor de su riqueza caería. Naturalmente ellos luchan por mantener los programas existentes. La única manera que el gobierno puede rectificar su inicialmente mala elección de políticas es perjudicando a partes inocentes, lo que luce manifiestamente injusto. Así, los programas continúan y continúan incluso después de que casi todos han reconocido su ineficacia, inequidad, y derroche de recursos.

Por supuesto, sin importar cómo los programas funcionan, el cuerpo administrativo tiende a crecer. Si existen pocas granjas para servir, bien, la gente en el Departamento de Agricultura puede encontrar otras cosas que hacer, como el operar el programa de estampillas de alimentos o distribuir folletos a los jardineros urbanos o estudiar los mercados internacionales de bienes transables. El Departamento de Energía de EE.UU. creció ante una supuesta crisis energética en los años 70, y aún hoy, cuando han los precios del petróleo se han desplomado y nadie tan siquiera afirma la existencia de una crisis de energía, el Departamento de Energía florece con miles de empleados y un presupuesto de miles de millones de dólares. [3]

Eliminando la Flexibilidad

En ultima instancia, el aspecto más desafortunado de los programas gubernamentales de la emergencia es que suprimen o desplazan a las flexibles, creativas y voluntarias respuestas del mercado a la crisis. Cuando los programas energéticos de los años 70 controlaron los precios de los productos petrolíferos y asignaron los mismos entre diferentes clases de usuarios y distintas áreas del país, el mercado no podía operar. De hecho, cada aspecto de los controles, especialmente el denominado programa de derechos que fue desarrollado para tornar “justos” a los controles a las diferentes clases de refinadores, era socialmente perverso. El consumo y las importaciones fueron alentadas; la producción doméstica fue desalentada. William E. Simon, el famoso “zar” de la energía de la época de comienzos de crisis, declaró más tarde que “No hay nada como convertirse en un planificador económico para aprender qué es lo que hay desesperada y estúpidamente equivocado con dicho sistema económico.” [4] La historia económica está llena de ajustes exitosos del mercado a escaseces de toda clase: el carbón fue substituido por la madera; los motores de vapor por la energía animal y del agua; un surtido ingenioso de maquinarias por el trabajo humano; la lista es virtualmente ilimitada. Pero tales ajustes dependen de la presencia de los incentivos del mercado y de las libertades económicas que permiten que emerjan los re-acomodamientos voluntarios.

La primera y la segunda ley de la demanda y de la oferta no pueden entrar en funcionamiento a menos que a las escaseces se les permita expresarse bajo la forma de aumentos en el precio y a los sobrantes se les permita expresarse bajo la forma de disminuciones en el precio. El aspecto más perjudicial de los programas gubernamentales de emergencia es en última instancia que evitan que las fuerzas fundamentales del sistema de precios hagan el trabajo que ellas, y solamente ellas, pueden hacer a la vez que preservan nuestras libertades económicas.

Habiendo atestiguando décadas de crisis episódicas, Calvin Hooever escribió: “Durante el momento de crisis económica. . . las extensiones críticas del poder gubernamental son proclives a ocurrir. . . . Es probable que exista una demanda insistente para medidas de urgencia de alguna clase y relativamente poca consideración de cuál será el efecto permanente.” [5] El resultado es casi siempre el mismo. Como Clinton Rossiter observaba, “Ningún gobierno constitucional pasó alguna vez por un período en el cual las facultades de emergencia fueran utilizadas sin experimentar un cierto grado de alteración permanente, siempre en la dirección de un agrandamiento del poder del estado.” [6] En la historia estadounidense estas observaciones son indudablemente validas. [7]

Pero las súplicas persisten. Incluso a comienzos de los años 80, difícilmente una época de genuina emergencia nacional, han existido pedidos para que los programas gubernamentales de emergencia se ocupen del desempleo, de las tasas de interés hipotecarias, de la re-regulación de las líneas aéreas, del petróleo, y por supuesto, de los granjeros.8 Al parecer, la retórica de la crisis aún promete una rentabilidad política positiva, no importa cuán visiblemente codiciosos sean los intereses especiales que la recitan.

El gobierno estará menos inclinado a utilizar sus facultades al servicio de estos intereses especiales si el público en general guarda calma. Cuando oímos el comentario de que una crisis está sobre nosotros, estamos justificados de permanecer desconfiados, en virtud de que la utilidad de una crisis genuina para aquellos que harían a un lado al mercado libre los ha conducido a etiquetar como una crisis a casi todos sus pretextos. Incluso cuando una crisis genuina acontece, bien podríamos considerar si no es la mejor manera de ocuparse de ella dejar simplemente operar al mercado. Considerando todos los costos y los beneficios y todas las consecuencias tanto en el largo como en el corto plazo, estaremos menos propensos a depositar nuestra confianza en programas gubernamentales de emergencia.

JAIME BAYLY Y LA NOCHE 09 JUN 2010 1/8

JAIME BAYLY Y LA NOCHE 09 JUN 2010 2/8

JAIME BAYLY Y LA NOCHE 09 JUN 2010 3/8

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JAIME BAYLY Y LA NOCHE 09 JUN 2010 5/8

Fernando Álvarez Paz (part. IV) - Jornada de la Resistencia Cubano Venez...

Obama amenaza 'patear traseros' por derrame...¡Uuuyyy, que miedo!

El comentario de Dieter - 11/06/10

Colombia: Sigue la arremetida contra las instituciones –

Colombia: Sigue la arremetida contra las instituciones – por Víctor Hugo Malagón

Omitir los graves sucesos contra las instituciones que han acontecido en los últimos días sería no solamente una muestra imperdonable de cobardía sino una traición a mis convicciones democráticas y al mínimo sentido del deber ciudadano. Es por esto que me siento no sólo con el derecho sino con la obligación de expresar mi opinión desde esta tribuna, sobre temas que están poniendo en grave riesgo la estabilidad de nuestra República.

Hemos tenido que presenciar una de las más feroces arremetidas contra nuestras Fuerzas Armadas y nuestro Gobierno, y esta vez con la promoción y la anuencia de diferentes instancias del poder judicial. Inaceptable resultó el supuesto error de un funcionario de la Fiscalía que decidió un día citar al comandante general de las Fuerzas Militares de Colombia y hacerle un daño enorme y difícilmente reparable a la imagen internacional de nuestras Fuerzas; inaceptable que a estas alturas la corte suprema le siga torciendo el cuello a la Constitución para no elegir al Fiscal General de la Nación y terminar de una vez por todas con esa nefasta interinidad en uno de los órganos claves de la justicia en Colombia; inaceptable que la juez que dictó orden de captura contra Mario Aranguren por su “peligrosidad”, meses antes hubiera decidido dejar en libertad a una decena de narcotraficantes; inaceptable y monstruoso que, con pruebas bien cuestionables, sea condenado el Coronel Alfonso Plazas Vega a 30 años de prisión como el peor de los delincuentes y se pida la reapertura de procesos contra la entonces cúpula del Estado, por los dolorosos hechos ocurridos hace casi 25 años en el Palacio de Justicia, mientras que ni uno de los responsables directos e indirectos de la toma armada y del holocausto de magistrados y funcionarios haya sido condenado y, muy por el contrario, ocupen hoy altas dignidades del estado, hacen parte de los poderes públicos y anden por el mundo dando lecciones de moralidad y justicia. Nuestras fuerzas militares no han recibido ni la amnistía, ni el perdón, ni el olvido (sin reparación) que en su momento si merecieron los miembros de la entonces alianza narcoterrorista. Los que con tanta vehemencia e intransigencia se jactan de pedir verdad son los mismos que se han encargado de ocultar, disfrazar y hasta inventar una verdad que mucho conviene a sus intereses ideológicos y sectarios, y se apoya por supuesto en esas simpatías de la izquierda internacional que aplaude complacida toda acción contra nuestra fuerza pública y nuestro gobierno.

No es coincidencia que esta arremetida contra las instituciones ocurra precisamente días antes de la segunda vuelta presidencial. Toda esta agitación le conviene en definitiva a la opción antiuribista que, ya disminuida por la rotunda derrota en la primera vuelta y por crecientes errores y desaciertos, ha decidido recurrir finalmente a los atajos y al “todo vale”.

* Víctor Hugo Malagón es economista, especialista en política y relaciones internacionales, y profesor universitario.

Wall Street extrema la cautela

Media sesión: indicadores mixtos

Wall Street extrema la cautela con los datos de consumo

por F. R. Ch

Los datos macroeconómicos frenan la reacción de ayer de la bolsa neoyorquina y deja a los indicadores con ligeros movimientos mixtos. Pese a que el índice de confianza ha logrado tocar máximos de dos años y medio a primeros de junio, la caída inesperada de las ventas minoristas ha encendido las alarmas de los inversores.

[foto de la noticia]

Cuando restan poco menos de tres horas para el cierre de la semana en Wall Street, los tres principales índices de la bolsa neoyorquina cotizan con tendencias dispares. En el caso del Dow Jones, el selectivo se deja un 0,28%, hasta los 10.143 puntos, mientras que el S&P 500 cae un 0,24%, hasta los 1.084 puntos. Por su parte, el Nasdaq tecnológico es el único en terreno positivo a esta hora y avanza un 0,36%, hasta los 2.227 puntos.

Después del fuerte rebote bursátil de ayer, en la que los indicadores rondaron subidas del 3%, los inversores se lo toman con más calma este viernes. Los datos macroeconómicos invitan a ello, puesto que el balance de los conocidos hoy es más negativo que positivo.

Sobre todo con los datos de ventas minoristas, que por primera vez desde septiembre de 2009 este indicador finalizó un mes a la baja lastrado por la caída experimentada en el gasto en materiales de construcción. Así, las ventas minoristas de mayo disminuyeron en EEUU un 1,2%, frente al repunte del 0,2% que esperaban los analistas.

La nota positiva la ha puesto la lectura inicial de junio en el índice de confianza del consumidor que elabora la Universidad de Michigan. Este indicador ha alcanzado su mejor nivel en dos años y medio al repuntar hasta los 75,5 puntos, desde los 73,6 puntos marcados en el indicador final de mayo. El crecimiento ha mejorado lo esperado por el mercado, que había pronosticado una lectura de 74,5 puntos.

Por su parte, los inventarios de las empresas estadounidenses han subido un 0,4% en abril, por debajo de un crecimiento del 0,5% esperado por los analistas. La lectura de marzo se ha revisado a la baja, hasta el 0,4%.

El crudo sufre con la caída de las ventas minoristas
El precio del barril Texas es el que más sufre con los malos datos de consumo. La cotización del WTI se desinfla más de dos dólares y cotiza por debajo de los 74 dólares a media sesión. También influyen los indicadores económicos llegados desde china que han generado incertidumbre en el mercado de la materia prima.

En el mercado de valores, el más alcista del Dow Jones es la farmacéutica Pfizer, que se beneficia de las buenas noticias llegadas sobre el estudio de un nuevo medicamento que prepara. Sus títulos avanzan un 3%. Acompañan al valor en el pelotón de los mejores del día las acciones de Microsoft (+1,7%) y Boeing (+1%).

Entre los que más se deprecian en el selectivo neoyorquino están Home Depot (-2,3%), Procter & Gamble (-1,8%) y JPMorgan (-1,6%). La entidad bancaria sufre tras los comentarios de uno de sus directivos de su filial de inversión en los que manifiesta que los ingresos podrían haberse reducido en este trimestre ante el descenso del apetito al riesgo entre sus clientes

Más destacado es el repunte de Motorola (+4%). El fabricante de teléfonos móviles se favorece del acuerdo alcanzado con su competidor Research in Motion para poner punto y final a un contencioso judicial relacionado con patentes.

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