Ella es Anna Chapman, la “agente 90-60-90″
Los agentes de Moscú trabajaba como en las películas de espías de los años 50. Había encuentros furtivos en bocacalles, donde se netregaban 5.000 dólares envueltos en un periódico. O rápidos intercambios de maletines idénticos en una estación. Probablemente, los “007″ rusos lo hacían vistiendo largas gabardinas.
Y por supuesto, entre ellos había una mujer hermosa. Anna Chapman, de 28 años, pelirroja y de apellido de soltera Kushchenko. Ahora se la conoce como la “agente 90-60-90″, y hace furor en los medios de todo el mundo.
La prensa se abalanza con avidez sobre cada detalle de la vida de esta bella rusa, que tras el fin de su matrimonio con el británico Alex Chapman mantuvo su apellido de casada y su pasaporte del Reino Unido. En las redes sociales, la guapa rusa mostraba numerosas fotos con mucha piel descubierta. Un antiguo amante habló de apasionadas noches de amor.
Su ex marido Alex dice que el padre de Anna era agente de la KGB soviética en Zimbabwe. Sus antiguos suegros se manifestaron “totalmente sorprendidos”. Kevin Chapman dijo al diario británico “Daily Mail” que su ex nuera “no puede ser una nueva Mata Hari”.
También en Rusia cunden la sorpresa y la incredulidad. “Estoy seguro de que es inocente”, se apresuró a declarar su madre, Irina Kushchenko. Los blogueros rusos exigen la liberación de Anna, conocida en Moscú como miembro de la asociación de jóvenes empresarios, cercana al Kremlin.
En Estados Unidos, Anna creó una empresa inmobiliaria de habla rusa. Llevaba ropa de diseño, visitaba fiestas exclusivas y tenía presuntos amoríos con hombres mayores y adinerados.
Pero el fin de su supuesta carrera como espía no tuvo ningún glamour ni refinamiento. La “chica Bond rusa” entregó su ordenador portátil a un desconocido en Manhattan que era agente del FBI. Pero parece indudable que tenía un buen sentido del humor. Según la revista “Time”, en una tienda de teléfonos móviles dio como su dirección “99, Fake Street” (”Calle Falsa, número 99).
Nueve sospechosos se encuentran bajo prisión preventiva, incluyendo a matrimonios con hijos. Sólo la periodista peruana Vicky Peláez recuperó la libertad tras pagar una cuantiosa fianza. El undécimo presunto miembro de la red cayó en Chipre pero fue liberado, también tras el pago de una fianza. Su paradero actual es desconocido.
Sin embargo, se trataba de espías más aficionados que profesionales. El FBI llevaba casi diez años tras la pista de esta red, y sin embargo las pruebas recolectadas no son suficientes para acusarlos formalmente de espionaje. El cargo se limita a la “asociación para actuar como agente de un país extranjero”. Según Peter Earnest, ex agente secreto y director del Museo de Espionaje en Washington, “es como cuando se acusa a la mafia de evasión de impuestos”.
En vista del amateurismo demostrado por los presuntos espías y los pocos beneficios que proporcionaba su actividad, la revista “Time” advierte contra las comparaciones con la Guerra Fría. Asombrado, el autor se pregunta: “¿En qué habrá estado pensando Moscú?”.
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