30 marzo, 2011

América Latina enfrenta la batalla por un crecimiento equilibrado

Por Ángel González y Paulo Winterstein
Dow Jones Newswires

CALGARY (Dow Jones)—América Latina, que tiene una historia de turbulencia y estancamiento en el crecimiento, parece ahora estar lista para una década prometedora, en la cual las ávidas economías del este asiático dependerán cada vez más de la riqueza mineral y agrícola del continente.

Pero el largamente esperado auge también tendrá su parte de inestabilidad debido a que el sobrecalentamiento producido por las exportaciones de materias primas y las inversiones extranjeras podría perjudicar a otras industrias y resultar en un crecimiento desequilibrado. En la reunión anual de gobernadores del Banco Interamericano de Desarrollo, BID, los funcionarios latinoamericanos y del Caribe prometieron luchar contra el "síndrome holandés", denominado de esa manera luego del deterioro del sector manufacturero holandés en medio de un auge exportador de petróleo y gas durante la década de los 60.

El ministro de Finanzas de Colombia, Juan Carlos Echeverry, dijo a Dow Jones Newswires en una entrevista durante un receso en la reunión que el desafío para los próximos 10 años en América Latina, y en Colombia en particular, consiste en hallar la forma de lograr un crecimiento equilibrado.

El comienzo de la "década latinoamericana", como ha sido calificada por funcionarios del BID, se basa en el éxito de los últimos 15 años, en los cuales una combinación de políticas económicas conservadoras e ingresos más altos por las exportaciones de materias primas enviadas a Asia resultaron en un crecimiento inesperadamente alto en la mayoría de los países. Entre el 2002 y el 2010, el auge permitió a más de 40 millones de latinoamericanos salir de la pobreza, algo que según el presidente del BID, Luis Alberto Moreno, no tiene precedentes en la historia reciente de la región. Moreno hizo el comentario durante un discurso en el último día de reuniones del BID.

En el 2011, se espera que las economías latinoamericanas crezcan 4,5%, después de expandirse 6% en 2010, añadió. La nueva división internacional del trabajo, donde las grandes economías en proceso de industrialización del mundo en desarrollo producen la mayor parte de los productos fabriles a nivel mundial, debería beneficiar a los países latinoamericanos, dijo Moreno.

No obstante, el flujo de ingreso de efectivo a la región ya está alentando las presiones inflacionarias y está causando una apreciación de las monedas de los países exportadores de materias primas, dificultando las exportaciones del sector manufacturero y la competencia con las importaciones baratas. Según Moreno, el síndrome holandés es la principal preocupación para muchos de los asistentes a la reunión.

Para aliviar esa presión, los gobiernos deberían comenzar a acumular parte del superávit de ingresos en fondos que les permitan capear crisis futuras y enfriar un poco la economía, dijo Moreno.

Colombia planea dirigir a partir del 2014 parte de los ingresos que obtiene por la creciente producción petrolera hacia un fondo de patrimonio soberano, dijo Echeverry de Colombia. Además, el año próximo el gobierno federal quiere forzar a las provincias colombianas a ahorrar parte de sus ingresos petroleros en un fondo propio, añadió.

El aumento de los flujos de capital que ingresan a la región, alimentado también por las bajas tasas de interés en las economías desarrolladas, ha llevado a que algunos gobiernos impongan barreras a los ingresos de capital, un tema que fue muy discutido en las reuniones de este año. Incluso el director gerente del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Kahn, ha admitido que esos controles pueden ser útiles en algunos casos. En el pasado, las organizaciones financieras internacionales se opusieron a esos controles por considerarlos barreras para el libre comercio.

El ministro de Finanzas de Uruguay, Fernando Lorenzo, cuyo país organizará la próxima reunión anual del BID, dijo que tiene la esperanza de que las preocupaciones macroeconómicas disminuyan durante el año para que el banco pueda volver a enfocarse en su tarea de promover el crecimiento regional.

Lorenzo señaló que la región tiene ingresos medios o bajos y una desigualdad en la distribución de la riqueza, por lo que no tiene otra opción que la de buscar el crecimiento.

¿Y si China hubiera seguido haciendo lo mismo que hacía Mao?

¿Y si China hubiera seguido haciendo lo mismo que hacía Mao? ¿Cómo estaría el mundo?

Cuando un político afirme que debemos “seguir la ruta en la que vamos”, lo que procede de inmediato, es despedirlo.

Ángel Verdugo

Un elemento muy importante que distingue al buen gobernante y si usted prefiere, al buen político del malo y el mediocre, es la capacidad que de adaptarse a las nuevas condiciones que se generan, tanto en la economía como en la política.

Sin embargo, esta adaptación y las acciones que de ella resultan, implican un alto precio a pagar. De ahí que para no pagarlo —dado que las más de las veces debe hacerse en votos que se pierden—, muchos prefieran evitar adaptarse y mantienen, en aras de seguir gozando de “la preferencia del electorado”, prácticas e ideas caducas.

Si bien el precio que el político y el gobernante deben pagar es alto, éste sólo afecta su carrera política y sus aspiraciones pero, el que la sociedad y el país entero deben pagar por la renuencia de aquellos a cambiar y adaptarse, es de tal magnitud que puede significar la extinción del país o su desmembramiento.

Otro aspecto no menor a tomar en cuenta, en esto de los efectos que se registran cuando en un país políticos y gobernantes se niegan a adaptarse a las nuevas condiciones y actuar en consecuencia, es el impacto negativo que en otros países tiene la renuencia o bien, el positivo que tiene la anuencia.

Un caso que nos sirve —casi a la perfección— para ilustrar el tema, es el profundo proceso de la adaptación a las nuevas condiciones que llevó a cabo la clase dirigente de la República Popular China a la muerte de su líder histórico, el Presidente Mao.

El cambio fue de tal magnitud que a la fecha, no hay país que no haya disfrutado los beneficios de aquel proceso; su impacto en la estabilidad económica mundial y el incremento de la demanda de todo tipo de bienes y servicios, explica en buena parte el período de expansión registrado por la economía mundial en los años previos a la recesión más reciente.

Las enseñanzas del proceso de adaptación que se llevó y lleva a cabo en la República Popular China son, diría alguien que sabe de esto, de observancia obligatoria.

No obstante ser tantas las lecciones que pudiéremos derivar de él, una es central: La adaptación a las nuevas condiciones, es un proceso continuo, permanente y sobre todo, obligado para quien gobierna desde cualquier posición.

Las condiciones en el mundo son, actualmente, tan cambiantes y el surgimiento de nuevas situaciones se da a tal velocidad, que lo que ayer fue válido y obligado en materia de políticas públicas, pudiere no serlo mañana; en consecuencia, la única constante en la gobernación, es la anuencia y plena disposición permanente del político y el funcionario, al cambio mismo, a la adaptación voluntaria. De ahí que cuando un político —en éste o en aquel país—, afirme que debemos “seguir la ruta en la que vamos”, lo que procede de inmediato, es despedirlo.

¿Por qué? Simple y sencillamente porque lo que deja ver con sus dichos, es que prefiere la inmovilidad y el rechazo al cambio; nos dice que para él, lo seguro es caminar por la ruta conocida porque lo que desconoce y no domina, lo hace a un lado para refugiarse en lo que conoce, el pasado.

Aquí en México, ¿qué tipo de políticos y funcionarios tenemos? ¿Se adaptan, de buena gana, a las condiciones que se van presentando o como algunos afirman, prácticamente todos prefieren —para no pagar precio alguno—, “caminar por la ruta de lo conocido”? ¿Y de los que pretenden mañana ser Presidentes, todos quieren seguir caminando por esa ruta conocida? Por sus dichos, al menos uno, sí.

El Plan B de Marcelo

El Plan B de Marcelo

Ebrard, que es un sobreviviente, sabe que esta no es necesariamente su última oportunidad, pero sí la última de Andrés Manuel...

Jorge Fernández Menéndez

¿Cómo comprender que Marcelo Ebrard, que fue uno de los más firmes impulsores de las alianzas PAN-PRD (recordemos aquella declaración de que “las alianzas llegaron para quedarse”), un día después de la consulta que aprobó precisamente esas alianzas haya participado en el lanzamiento de Alejandro Encinas, como su precandidato al Estado de México, apoyado en la premisa de que no apoyaría ese acuerdo interpartidario?, ¿cómo comprender que en el mismo acto Encinas haya dicho que él es el candidato de López Obrador y que irá por una alianza, sí, pero del PRD, el PT, Convergencia y, haciendo explícito y como una fuerza política independiente de las otras, el Movimiento de Regeneración Nacional, Morena, que encabeza López Obrador?

Hay más preguntas, ¿por qué en el sitio de Alejandro Encinas, que va a dejar la coordinación de los diputados, se designará a Agustín Guerrero, de los grupos más radicales del partido, del grupo político muy cercano por una parte a Dolores Padierna y, por la otra, a Martí Batres, ambos lopezobradoristas, y por qué se sacrificó, una vez más y van tres, a Armando Ríos Piter, quien se supone que es gente de Ebrard?, ¿por qué Marcelo privilegió la alianza con René Bejarano y Padierna a sabiendas de que ello dejaba buena parte del PRD en manos de López Obrador?

Las respuestas están en lo que se podría llamar el plan B de Marcelo Ebrard. Queda claro que el objetivo principal del jefe de Gobierno es la candidatura presidencial por el PRD. Pero Marcelo sabe que, si López Obrador decide impulsar de todas formas su propia candidatura, las posibilidades de ambos disminuyen dramáticamente y nada parece indicar que el ex candidato presidencial tenga la más mínima intención de no estar en el cartel electoral de 2012. Me imagino que todo eso debe tenerlo en su escritorio Ebrard, quien sabe también que, aunque la aceptación de su candidatura tiene entre la ciudadanía mayor aceptación que la de López Obrador, entre los militantes del PRD no es así y no cuenta aún con grupos partidarios sólidos en su entorno.

Y me imagino también que lo que estamos viendo ahora es una suerte de vuelta de tuerca de Marcelo buscando, por una parte, no deslindarse de los grupos duros del PRD, pensando en la posibilidad de su propia candidatura, pero también en su futuro si finalmente López Obrador vuelve a ser candidato. Un hombre muy cercano a Marcelo me decía días atrás que Ebrard, si las cosas hubieran salido como él y Manuel Camacho lo esperaban en 1994, ahora sería, no un precandidato sino un ex presidente de la República: hubiera sido el sucesor de Manuel en 2000. Puede ser: sólo que los hubiera en política tienen poco sentido. Pero eso mismo podría explicar lo que vivimos. Marcelo, que es un sobreviviente, sabe que esta no es necesariamente su última oportunidad, pero sí lo es la de López Obrador, cuyas posibilidades de ganar en 2012 son más bien escasas. Sin embargo, para que no sea su última oportunidad tiene, primero, que no terminar su gestión en el GDF con una ruptura abierta con López Obrador y, segundo, debe construir un andamiaje que le permita entrar, ahora sí, como relevo del tabasqueño después de 2012. Y ese andamiaje pasaría por el control del Senado, mediante la presencia de Marcelo, por grupos suyos en la Cámara de Diputados y en la candidatura del Gobierno del DF. Desde allí y sumadas las relaciones con gobernadores propios, pero sobre todo con los surgidos de las alianzas, con una perspectiva de éstas mucho más claras en el futuro, sobre todo si gana el PRI en 2012, se puede construir mucho. El plan B es sencillo y debería ser indiscutible en una democracia con alternancia: estar en el poder es importante, pero liderar la oposición también.

FRAGILIDAD

Es difícil de entender cómo un ex ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, como don Guillermo Ortiz Mayagoitia, que respaldó la procedencia del amparo que promovimos un grupo de comunicadores e intelectuales en contra de la reforma electoral de 2007, pudo cambiar de opinión en forma repentina y votar en contra de lo que él mismo había propuesto semanas atrás. Lo cierto es que el amparo no prosperó e iremos ahora a la CIDH. Pero eso sigue dejando en la indefensión a la ciudadanía ante cambios constitucionales que afecten los derechos fundamentales que enumera esa norma. Ello deja abierta la puerta para cualquier “dictadura constitucional” como las que hemos visto en otras partes del continente. Por cierto, en Argentina le dieron ayer el Premio de Periodismo Rodolfo Walsh nada menos que al presidente Hugo Chávez, “por darle voz a los que no la tienen”. Chávez constitucionalmente expropió todos los medios electrónicos importantes de su país y los puso al servicio de su gobierno. Le “dio voz a los que no la tenían”.

Murió

Murió

Cada “chango a su mecate” y cada candidato a su partido. La alianza estaba bien muerta. ¿Qué fue lo que pasó? ¿Quién la mató..?

Ricardo Alemán

El desenlace trágico comenzó la mañana del pasado jueves 24 de marzo, cuando Enrique Peña Nieto informó personalmente a Eruviel Ávila que sería el candidato del PRI al gobierno mexiquense.

Horas después, la noche del viernes 25, Peña Nieto reunió a los cinco pretensos y les anunció en colectivo que el candidato sería el aún alcalde de Ecatepec. Ahí se acordó que, en las horas siguientes, el destape de Eruviel Ávila lo haría Alfredo del Mazo, quien a media mañana del sábado 26 declinó a favor de Eruviel.

El domingo 27 se llevó a cabo la consulta en el Estado de México para empujar una alianza PAN-PRD, la cual resultó un rotundo fracaso, pues de casi once millones de votantes, sólo acudieron poco más de 200 mil personas, de las cuales 70% votó por el “sí”. A pesar de que durante semanas fueron convocados, no salieron a oponerse ni los “millones de votos” de AMLO y tampoco los “millones de simpatizantes” del PAN. La alianza nació muerta.

Por eso, el PRD de Los Chuchos y de Marcelo Ebrard recularon y el mismo lunes 28 le alzaron de nueva cuenta la mano a Alejandro Encinas, que ya no sólo sería el candidato de AMLO, sino de la alianza PRD, PT y Convergencia. Para entonces, el PRD le había dado la espalda al PAN. Por eso, el martes 29 de marzo, la plana mayor de Acción Nacional apareció totalmente unida y se dijo convencida de que su mejor hombre para el Estado de México sería Luis Felipe Bravo Mena, el candidato al que días antes todos veían chiquito.

Y de ahí al monte: cada “chango a su mecate” y cada candidato a su partido. La alianza estaba bien muerta. ¿Qué fue lo que pasó? ¿Quién mató a la alianza? ¿Y toda la perorata que durante meses se le dijo a la gente? ¿Y dónde está una explicación a los militantes que se creyeron la farsa? ¿Y los millones de pesos gastados en la promoción y la consulta? ¡A quién carajo le importa! Está claro que a nadie le importa nada, ni al PAN ni al PRD.

Pero lo que sí podemos hacer los ciudadanos es tratar de entender las razones que mataron a la alianza.

Murió porque, cuando nadie hablaba de ella, el 5 de septiembre de 2009, Enrique Peña Nieto amenazó con no aprobar nada al gobierno federal, ninguna reforma, si el PAN y el PRD pactaban una alianza en el Estado de México. Murió, porque en diciembre de 2009 se firmó un pacto de no alianza, entre César Nava, Fernando Gómez Mont, y un representante del gobierno del Estado de México; pacto que los azules no cumplieron y le costó la chamba a Gómez Mont y a César Nava.

Murió, porque Peña Nieto no es Ulises Ruiz, Mario Marín y menos Jesús Aguilar; porque el Estado de México no es Oaxaca, Puebla y menos Sinaloa. Murió, porque el gobernador mexiquense no dejó suelto a Eruviel Ávila, que era el candidato que el PAN y el PRD pretendían convertir en renegado. Murió, porque tanto azules como amarillos no encontraron un candidato priista ganancioso. Murió, porque las alianzas no le ganan al PRI, sino los candidatos priistas que traicionan al tricolor.

La alianza murió porque, en medio de la guerra entre Marcelo Ebrard y AMLO, era imposible que viviera unos minutos cualquier alianza; porque las condiciones políticas en el Estado de México están lejos de ser las de un gobierno priista fallido. Murió, porque el PRD en el Estado de México vive una de sus peores crisis y porque sus cuadros locales están pegados a la ubre financiera del PRI. Murió, porque el PAN vive, literalmente, una guerra civil en el Estado de México, que amenaza con partirlo en tres pedazos.

Murió porque, detrás de los esfuerzos aliancistas, no existe ninguna razón programática, tampoco estratégica, y menos ideológica, sino una vulgar lucha del poder por el poder. Murió, porque las diferencias que existen entre AMLO y Marcelo, y entre no pocos panistas, no son diferencias sustanciales, sino vulgares conveniencias de poder. Y la alianza PAN-PRD en el Estado de México murió porque, efectivamente, es una alianza contra natura. ¿Y hoy qué van a decir amarillos y azules; qué van a decir los señores acólitos de AMLO y los panistas desfachatados?

Dirán lo de siempre, un montón de mentiras, que ciegos, sordos y mudos aceptarán los fanáticos de unos y otros. Claro, hasta el nuevo escándalo de la temporada. Al tiempo.

EN EL CAMINO

Por cierto, en 1993 compitieron por el gobierno del Estado de México Alejandro Encinas y Luis Felipe Bravo Mena. Entonces Emilio Chuayffet, del PRI, se llevó el triunfo con 62% , Encinas sacó 9% y Bravo Mena 18 por ciento. ¿Alguien cree que podrán ganar hoy los amarillos y los azules?

Políticos vestidos de toga

Leo Zuckermann

En diciembre de 2007, 15 ciudadanos interpusimos una demanda de amparo en contra de la reforma electoral que prohíbe, en la Constitución, que cualquier persona pueda comprar spots de radio y televisión para hablar de partidos o candidatos. Mil 183 días después, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) decidió que el amparo es improcedente.

El caso pasó, primero, por un juez de Distrito. Luego se fue a un Tribunal Colegiado. La SCJN lo revisó en una primera ocasión. Regresó de nuevo al juez de Distrito. Después al Tribunal Colegiado. La SCJN lo revisó por segunda ocasión, pero empató y, como no se había nombrado al ministro número once, se aplazó la decisión. El lunes finalmente lo volvió a revisar para declarar improcedencia. Son los tiempos de la no justicia mexicana: mil 183 días.

El nuevo ministro, Jorge Pardo, argumentó que “de concederse el amparo solicitado, la protección constitucional sería para que a los quejosos no se les aplicara el régimen constitucional vigente, esto quiere decir que para ello regiría el artículo 41 anterior a las reformas, y al resto de los habitantes del país que no acudieron al juicio de amparo, les aplicaría el artículo 41 constitucional vigente. Es decir, únicamente podrían contratar espacios en radio y televisión con fines electorales los quejosos, y no quienes no hubieran solicitado la protección de la justicia federal. De ser el juicio de amparo un medio de control constitucional idóneo para revisar el procedimiento de reformas a la Constitución, ello traería como efectos que de concederse esos amparos existiría una pluralidad de constituciones vigentes; esto, dependiendo del número de personas que acudieran al mismo”.

Interesante argumento: prefiero una injusticia generalizada a que algunos puedan acceder a la justicia. Mejor todos los ciudadanos calladitos que algunos que puedan hablar.

Es la “fórmula Otero”: las sentencias de amparo sólo aplican a los solicitantes. No tiene un efecto generalizado a toda la población. Cuando el Poder Judicial otorga un amparo para suspender, por ejemplo, el pago de un impuesto a un contribuyente, sólo se protege a éste. Pardo dice que, al concedernos el amparo, nosotros tendríamos una Constitución y los demás otra. Nosotros no queremos esto. Lo que pretendemos es que todos los ciudadanos mexicanos eventualmente puedan tener el derecho a comprar spots. Que se derogue la restricción en el artículo 41 porque viola el derecho humano a la libertad de expresión.

Siete ministros desecharon nuestro amparo incluido Pardo. Guillermo Ortiz Mayagoitia cambió su voto original argumentando que, como la SCJN había negado un amparo a un particular en el caso de la ley antitabaco, ya que “era materialmente imposible restituirle sus derechos de manera individual”, pues lo mismo aplicaba a nuestra demanda: es “el diseño constitucional vigente del juicio de amparo lo que impide esa posibilidad”.

Así, como en el caso de la candidatura presidencial independiente de Jorge Castañeda, nos quedamos huérfanos de la justicia. Los argumentos de los ciudadanos ni se escuchan en la SCJN ni en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación donde estamos impedidos de interponer cualquier tipo de demanda.

Es una pena. Nosotros pusimos en la mesa temas torales para la democracia: ¿Hasta dónde debe limitarse la libertad de expresión en aras de una supuesta equidad electoral? ¿Puede discriminarse a cierto tipo de ciudadanos de algunas formas de comunicación política? ¿No debe haber equidad entre aquellas personas asociadas a un partido y las que no lo están? ¿Puede modificarse la Constitución aunque se incumpla el procedimiento contemplado en la ley? ¿Debe existir o no la revisión judicial cuando el Constituyente Permanente enmienda la Carta Magna a fin de limitar los derechos humanos?

Sin embargo, la mayoría de la SCJN prefirió la comodidad de desechar nuestra demanda sin entrarle al fondo de los asuntos. Y se tardaron mil 183 días para hacerlo. Más bien para no hacerlo.

Vamos a tener que buscar justicia fuera de México. Mientras tanto, ningún ciudadano podrá hablar en spots de radio y televisión en la próxima elección federal de 2012. De esta forma, los ministros protegieron los intereses de los partidos. Demostraron, una vez más, que, al final del día, los jueces son políticos vestidos de toga.

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