Los aviones de Gadafi extienden los bombardeos a varias ciudades del este libio
Los cazas del dictador atacan Ras Lanuf y Brega.-Las tropas del régimen se hacen con el control de la estratégica Zauiya tras someterla a un brutal asedio por tierra y aire
AGENCIAS - Ras Lanuf -
La ofensiva de las tropas leales a Muamar el Gadafi en el este de Libia está poniendo contra las cuerdas a los alzados. Además de volver a bombardear Ras Lanuf, los aviones del dictador se han adentrado en zona rebelde y han atacado la ciudad petrolífera de Marsa el Brega, que llevaba varios días sin sufrir el acoso del Ejército. Brega está a 90 kilómetros al oeste de Ras Lanuf en el camino que dirige a Bengasi, la capital del Gobierno rebelde de transición. "Ha habido un bombardeo en Brega: dos cazas, dos bombas", ha resumido el rebelde Mohamed Otham en conversación telefónica con Reuters.
Horas antes, Ras Lanuf volvía a situarse en la diana de los misiles del régimen. Ubicada en una zona desértica con importantes instalaciones petrolíferas, la ciudad ejerce de linea de frente de los rebeldes. A diferencia de ayer, las bombas esta vez no han impactado los pozos de crudo, pero han caído muy cerca. En paralelo al castigo desde el aire, las unidades al mando de Gadafi avanzan por tierra para ir comiendo terreno al avance rebelde. Al menos dos tanques han podido ser vistos por testigos a pocos kilómetros de Ras Lanuf. Los vehículos blindados han disparado su artillería contra las trincheras rebeldes.
Esta mañana, los insurgentes han disparado cohetes en dirección al mar Meditarráneo después de recibir informaciones de que Gadafi había desplegado navíos de guerra para redoblar la ofensiva sobre posiciones rebeldes en Ras Lanuf.
Estos mismos barcos habrían forzado el repliegue de las fuerzas opositoras del enclave de Bin Yauad, más al oeste. "Llegamos a Bin Yauad pero los barcos nos atacaron y tuvimos que replegarnos", dijo anoche un miliciano rebelde a Reuters. Un responsable militar de los insurgentes no ha podido confirmar este extremo pero sí que sus unidades están siendo bombardeadas desde el mar. Según un periodista contactado por Al Yazira, las fuerzas anti Gadafi retomaron el control de esa localidad, pero esta versión no ha sido confirmada por otras fuentes.
Los combatientes contrarios al régimen se mantienen en los alrededores de Bin Yauad y muy cerca del complejo petrolífero de Sidra, que también sufrió ayer el impacto de los cohetes del régimen. Los rebeldes, estancados en la zona de Ras Lanuf, empiezan a organizarse como un Ejército gracias a la ayuda de exmilitares desertores que les asesoran en tácticas militares. Su objetivo, nada sencillo, es conquistar Sirte, la ciudad donde nació Gadafi y baluarte de su poder junto a Trípoli. Los tanques y aviones del régimen la mantienen a buen recaudo.
En Misrata, la ciudad más importante bajo mando rebelde del oeste del país, a medio camino entre Sirte y Trípoli, la escasez de medicamentos es acuciante. En declaraciones a la BBC, un médico local ha asegurado que los hospitales carecen de vacunas y anestésicos y ha advertido de que hasta 300 pacientes podrían morir en un solo día si no llega el material necesario para continuar con el tratamiento de diálisis para los enfermos renales.
Es Misrata ahora no hay combates, pero la población espera una nueva ofensiva de las fuerzas leales al líder libio en cualquier momento, después de los intensos ataques del pasado fin de semana.
Zauiya, en poder de Gadafi
Los rebeldes que luchan para derrocar a Gadafi han recibido un importante revés en el frente oeste al perder el control del enclave estratégico de Zauiya, una ciudad situada a 50 kilómetros de Trípoli y que alberga una importante refinería de crudo. Las tropas del régimen que asedian desde hace una semana la ciudad con tanques, aviones y helicópteros han doblegado las defensas de los insurgentes, que permanecían atrincherados en el interior de la villa, según el relato de un testigo citado por AFP.
"La ciudad está actualmente bajo el control del Ejército", ha indicado este testigo. "Los combates cesaron ayer por la noche. Hoy la situación está tranquila. He aprovechado para huir de la ciudad con mi familia. Me dirijo a Jedayem", una pequeña localidad a 3 kilómetros de Zauiya en la carretera que va a Trípoli.
La situación en la zona sigue siendo confusa. El canal catarí de televisión Al Yazira ha informado de que los combates se prolongan en los alrededores de la localidad, adonde se han dirigido las fuerzas rebeldes tras ser expulsadas del centro de Zauiya.
Soldados agreden a tres periodistas de la BBC
Las fuerzas de seguridad de Gadafi han detenido y golpeado durante 21 horas a tres periodistas de un equipo de noticias de la BBC cuando intentaban alcanzar la ciudad de Zauiya, informa la cadena británica. Goktay Koraltan, Feras Killani y Chris Cobb-Smith recibieron puñetazos, rodillazos y culetazos de rifles. Los soldados les pusieron unas capuchas y les amenazaron con ejecutarles, según la cadena británica. A través de un comunicado, la BBC ha condenado enérgicamente el "trato abusivo" contra sus periodistas. "La seguridad de nuestro personal es nuestra primera preocupación especialmente cuando están trabajando en estas difíciles circunstancias y es esencial que los periodistas que trabajan para la BBC, o cualquier otro medio, se les permita informar de la situación en Libia sin miedo a ser atacados". Los tres periodistas agredidos ya han abandonado Libia.
Francia reconoce al Consejo Nacional Libio
Francia reconoce al Consejo Nacional Libio y envía un embajador francés a Bengasi
El régimen libio amenaza con revelar "un grave secreto" que supondría la caída del presidente francés
ANTONIO JIMÉNEZ BARCA |
Decidida a recobrar la iniciativa política y diplomática en la revuelta del mundo árabe, Francia ha reconocido hoy al Consejo Nacional Libio, que agrupa a la oposición a Muamar Gadafi, como "único representante del pueblo libio" y anuncia que enviará próximamente un embajador a Bengasi, el feudo de los rebeldes. El anuncio se produjo después de que Nicolas Sarkozy se reuniera esta mañana en El Elíseo con dos representantes de este organismo durante una hora. Así, Francia se convierte en el primer país del mundo en respaldar de una manera oficial a los opositores de Gadafi.
El régimen libio ya ha respondido al Gobierno francés con una amenaza. Asegura que revelará "un grave secreto" que supondra la caída del presidente francés, según informa la agencia France Presse citando a la agencia oficial libia. La revelación estaría relacionada con la financiación de la campaña electoral de Sarkozy, según añade la información de la agencia oficial Jana, que ha sido retransmitida a través de la televisión.
Ali Essaoui, uno de estos dos emisarios recibidos ayer por Sarkozy, anunció también que el jefe del Estado francés les había anunciado que mañana, en el Consejo de Europa, presentará "un plan global" sobre la situación Libia. También señaló que la embajada de Libia en París, cerrada desde hace quince días, abrirá próximamente bajo el auspicio del Consejo Nacional Libio.
Ya el domingo, por medio de un comunicado, Francia saludaba la creación del Consejo Nacional Libio. Ese movimiento -y el de hoy- suponen un intento de París por recuperar la iniciativa en la región después de su criticada pasividad en el levantamiento popular en Túnez, que acabó con el derrocamiento de Ben Ali y se convirtió en catapulta de las revueltas primero en Egipto, luego en Bahréin y después en Libia. Hace diez días, Sarkozy sustituyó hace diez días a la ministra de Asuntos Exteriores, Michèlle Alliot-Marie, muy criticada por sus vacaciones navideñas en Túnez, por Alain Juppé, que, entre otras cosas, ya ha viajado a Egipto.
Hasta ahora, Francia se ha mostrado favorable a la programación de una posible zona de exclusión aérea aunque con ciertas condiciones, entre las que se cuentan la aprobación de la ONU y una participación aunque simbólica de los países árabes.
Sarkozy, por su parte, no es partidario de una intervención militar dirigida por EEUU o por la OTAN: "No vamos a meternos en otro Afganistán", aseguró ayer en una reunión con diputados de su grupo, según publica hoy Le Parisien. Esa intervención militar ya fue descartada por Juppé el domingo: "Tendría efectos negativos. Podría acarrear rechazo en la opinión pública y los pueblos árabes"
miércoles 9 de marzo de 2011
Nación plural y nación política
ESPAÑA
Nación plural y nación política
Por Pío Moa
Podemos definir el nacionalismo como la doctrina democrática según la cual la soberanía pasa del soberano, del monarca, a la nación, es decir, al pueblo. Y, por tanto, toda nación tendría derecho, y hasta obligación, de dotarse de su propio estado. |
La doctrina suele venir acompañada –pero no siempre– de una patriotería exaltada o de ambiciones imperiales, pues los pueblos no son necesariamente tan pacíficos y desinteresados como los suponían los apóstoles del nacionalismo, para oponerlos al belicismo pretendidamente connatural a los monarcas.
El nacionalismo es, por tanto, un hecho históricamente muy reciente, y ha dado impulso a la creación de muchas naciones nuevas. De lo cual han deducido algunos que en realidad las naciones son producidas por el nacionalismo y no a la inversa. Idea tan extraña como pensar que la moda ha creado el vestido o que la medicina ha creado las enfermedades o que las teorías capitalistas han creado el capital. De ahí que oigamos decir que la nación española no existe hasta el siglo XIX (o hasta el XVIII o hasta el XVI, según los gustos de cada cual). Y que antes la palabra España solo designaba una realidad geográfica, como la palabra Gobi designa un desierto y Yucatán, una península americana.
En Nueva historia de España he abordado desde distintos ángulos este problema. Creo que una buena definición de nación puede ser esta: una sociedad de cultura fundamentalmente homogénea con un estado propio. Sin embargo, existen muchas sociedades de ese tipo que han permanecido sin estado a lo largo de siglos –a veces se las llama naciones culturales– y otras en que las dos cosas –estado y cultura– han ido juntas casi desde un principio: naciones políticas o naciones propiamente dichas.
En la historia de Europa ha habido y hay una multitud de sociedades cultural e idiomáticamente diferenciadas, que se han formado, que han desaparecido o se han transformado por incontables invasiones y cruces. Ha habido períodos homogeneizadores como el del Imperio Romano en la mitad sur del continente... aunque en él subsistieron diferencias profundas entre la parte oriental y la occidental, y, dentro de cada una de estas, otras algo más atenuadas. Y ha habido períodos de mayor dispersión y creación de nuevas culturas, lenguas, sociedades y estados diversos, como el que siguió a la caída del Imperio de occidente... aunque subsistió la idea de un imperio, muy ligado a la cultura cristiana, que salvó lo salvable de la civilización grecorromana y creó otra nueva, la europea propiamente dicha.
Ahora bien, el nuevo imperio, que se mantendría de una u otra forma hasta Napoleón, y más parcialmente hasta la I Guerra Mundial, nunca logró su ambición de poner bajo su cetro a toda la cristiandad, ni siquiera a la eurooccidental: en la amplia franja más al oeste, de Escandinavia a Iberia, se formaron desde muy pronto sociedades bastante homogéneas culturalmente que se dotaron de sus propios estados al margen del Imperio.
El caso español resulta paradigmático. Antes de Roma no existía en la Península Ibérica una homogeneidad de ningún tipo que pudiera dar lugar a una nación. Esa homogeneidad se la proporcionó la colonización romana. Dentro del Imperio, Hispania adquirió cierta personalidad propia (nación cultural), aunque no política. Roma fundó España en ese sentido, y la España actual proviene directamente de aquel hecho decisivo. Pero fue el reino hispanogótico de Toledo el que, partiendo de la sociedad hispano-romana, construyó un estado, con clara vocación, conseguida en lo esencial, de abarcar toda la península. España, Spania, aparece entonces como nación. Obviamente, sin la existencia de nacionalismo –aunque sí de patriotismo–, pues la soberanía residía en el monarca, como seguiría ocurriendo en toda Europa hasta la Revolución Francesa, incluso largo tiempo después. También va tomando forma la nación francesa, si bien con una tendencia dispersiva o centrífuga mucho más acentuada que la española. Contra una opinión muy extendida, la nación hispanogoda distó mucho de ser una anécdota o una época de escasa significación histórica: dejó tal impronta que permitió la reconstrucción de España. Fue este un proceso largo, pero tenaz y finalmente exitoso, después de que la misma noción de España estuviera muy cerca de ser borrada de la historia por la invasión islámica: un hecho único en su género.
Pero España también se reconstituyó frente a la ambición globalizadora del imperio de Carlomagno. La España cantábrica, por supuesto, mantuvo buenas relaciones con los carolingios desde una plena independencia; por el contrario, la España pirenaica fue producto de la intervención carolingia, pero siempre se sintió incómoda con ella, hasta el punto de que rompió esa dependencia, rápidamente en Navarra, de forma más lenta en Aragón y en Cataluña. La propia Francia se consolidaría en oposición al después llamado Sacro Imperio Romano Germánico, que en cambio englobaba en el centro de Europa a numerosas naciones culturales, y con tanto éxito que estas no se harían políticas, es decir, naciones propiamente hablando, hasta los siglos XIX y XX.
Había naciones, por tanto, antes del nacionalismo. Pero esta doctrina, una vez expuesta, ha impulsado muy fuertes movimientos políticos, que han desintegrado imperios y transformado naciones culturales en naciones políticas. Aunque el nacionalismo es democrático, en su desarrollo ha adquirido bastantes veces tintes dictatoriales o totalitarios; pero ese es otro asunto. Tampoco ha traído siempre más paz que antes, como esperaban los ingenuos: la sociedad humana es conflictiva, debido a la variedad de intereses en su seno, y por otra parte no siempre la paz constituye el bien supremo.
Descarado abuso de poder
NICARAGUA
Descarado abuso de poder de Daniel Ortega
Por Raúl Benoit
La falta de memoria le hizo olvidar que su bandera fue el sandinismo, y que con ésta se derrotó en 1979 la sangrienta dictadura de Anastasio Somoza. Daniel Ortega está pisoteando no solo los ideales de su partido, sino la libertad de un pueblo que ya no le quiere más en el poder. |
El anuncio de su candidatura, el pasado 26 de febrero, no sorprendió, pero confirmó la existencia de una ladina maquinaria que está a su servicio para lograrle una segunda reelección y un tercer mandato presidencial.
Para sus maquinaciones, Ortega ha contado con el respaldo de seis magistrados de la Corte Suprema, títeres suyos, que dieron el visto bueno a una reforma de la Constitución que le beneficia; reforma que debió aprobar la Asamblea Nacional, no esos seis magistrados.
Vale recordar que en enero de 2007 Ortega se convirtió en gobernante de Nicaragua con un irrisorio caudal electoral de solo el 38% de los votantes y gracias a un pacto perverso con un ex presidente cuestionado como Arnoldo Alemán.
Este atrevido abuso de poder deja un sabor amargo en las democracias de Latinoamérica, y pone de relieve un sistema enfermo.
Sin lugar a dudas, detrás está Hugo Chávez, que financia la corrupción en los países que le siguen la corriente para extender el socialismo del siglo XXI.
Nicaragua es uno de los países más pobres de América Latina, y esto es un elemento que usa el aspirante a dictador, haciendo promesas ilusorias, adulterando la realidad y apropiándose del destino del pueblo. Pero el pueblo no es bobo, a diferencia de lo que los orteguistas creen. Tampoco está tan adormecido o cansado de las trampas políticas como para no reaccionar y ver con claridad el engaño.
Por lo menos, el talante audaz de un joven llamado Javier Báez, que ha convocado una marcha virtual en contra de la reelección de Ortega, demuestra que no toda la gente está dispuesta a dejarse manipular.
Báez se sirve para su campaña de Facebook y Twitter. Usa, pues, el mismo sistema que derrocó al gobierno de Egipto y que está a punto de cambiar el destino de Libia. La víspera del anuncio de Ortega ya había logrado sumar a su iniciativa a 16.400 internautas.
Los mercenarios cibernéticos le atacaron e insultaron, pero el joven no se rindió y su movimiento cívico, al cual en un principio los medios de comunicación dieron poca importancia, ha alentado a otros nicaragüenses a protestar y a no dejar que les sigan dando atole con el dedo.
Las elecciones son el 6 de noviembre, y todavía tienen opción de reflexionar sobre el Ortega represor de las libertades ciudadanas y de prensa, responsable de una crisis económica profunda y un clima inestable en lo político y en lo diplomático. Si ahora es intransigente, imagínense si consiguiera seguir en el gobierno: sería el fortalecimiento de una revolución que convertiría el país centroamericano en una dictadura peor que la de la época de Somoza.
Quienes han criticado la marcha virtual argumentan que no tiene efectos reales, porque nada evitará que Ortega siga con su plan, pero es un esfuerzo genuino de líderes honestos por vencer a quien pretende quedarse en el poder de manera inconstitucional e ilegítima.
Un emisario de Zapatero
Un emisario de Zapatero se reunió con la cúpula insurgente en Libia
El Consejo Nacional pidió a Pablo Yuste el reconocimiento diplomático español
MIGUEL GONZÁLEZ - Madrid
Un emisario del presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, se reunió el pasado sábado en Bengasi -capital de la zona de Libia controlada por los rebeldes al régimen de Gadafi- con el Consejo Nacional de Transición, encabezado por su presidente, el ex ministro de Justicia Mustafá Abdel Jalil, según han confirmado a EL PAÍS fuentes gubernamentales. Zapatero dio instrucciones la semana pasada, durante su gira por el golfo Pérsico, de que se estableciera contacto directo con los dirigentes de la insurgencia libia.
Combates en Libia
FOTOS - GORAN TOMASEVIC (REUTERS) - 09-03-2011
Disparo de granada. Un rebelde dispara una granada propulsada cerca de una terminal de gas, durante los combates entre Ras Lanuf y Bin Jiwad contra las fuerzas leales a Gadafi.- GORAN TOMASEVIC (REUTERS)
Gadafi llamó ayer al presidente español pero este se negó a ponerse al teléfono
España no es el único país que ha mantenido contactos con el nuevo poder revolucionario libio pero sí el primero, que se sepa, que lo ha hecho en su propio territorio. El Departamento de Estado de EE UU anunció ayer que su embajador en Libia se había entrevistado con representantes de la oposición a Gadafi en El Cairo (Egipto) y Roma (Italia); y la Alta Representante de la UE, Catherine Ashton, se reunió el martes en Estrasburgo (Francia) con dos enviados del Consejo Nacional de Transición, que hoy serán recibidos por el presidente francés, Nicolas Sarkozy.
El encargado de mantener este primer contacto por parte española fue el jefe de la Oficina Humanitaria de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el desarrollo (AECID), Pablo Yuste, con rango de director general. Yuste recorrió por carretera los más de 1.000 kilómetros que separan El Cairo (Egipto) de Bengasi con un cargamento de tres toneladas de medicinas que entregó a la Media Luna Roja. Sin embargo, bajo la cobertura de esta misión humanitaria, Yuste llevaba también el encargo de mantener contactos políticos y se reunió, en el Palacio de Justicia de la ciudad, con Mustafá Addel Jalil y sus ministros.
Para evitar que se repitiera el fiasco de la misión diplomática británica, que concluyó con la detención de un comando de las fuerzas especiales, el viaje de Yuste fue cuidadosamente preparado y contó con la autorización de los insurgentes.
A su regreso a España, Yuste informó al Ministerio de Asuntos Exteriores y a La Moncloa de sus gestiones. El alto cargo explicó que, entre los líderes de la oposición a Gadafi, hay personas de alta cualificación técnica y profesional; es decir, no se trata de una guerrilla desorganizada sino de un embrión de Administración estatal. En cada ciudad en poder de la insurgencia se ha creado un consejo municipal y el Consejo Nacional los coordina a todos. No hay desabastecimiento en esa zona del país y las demandas que recibió Yuste se refieren a productos especializados: medicamentos para enfermos crónicos y de cáncer.
Pero la principal petición que recibió Yuste fue política: el reconocimiento del Consejo Nacional de Transición como Gobierno legítimo de Libia. Fuentes diplomáticas descartan que España vaya a dar ese paso a corto plazo, al menos mientras no lo decidan así los 27 países de la Unión Europea. Las mismas fuentes recordaron que España no reconoce Gobiernos sino Estados y, en la práctica, los Ejecutivos son reconocidos en la medida en que se les acepta como interlocutores. En ese sentido, España tiene intención de proseguir los contactos con las autoridades de Bengasi y elevar incluso el nivel de su enviado.
En contraposición, Zapatero se negó ayer a atender una llamada del propio Muamar el Gadafi. Fuentes gubernamentales explicaron que Gadafi telefoneó al presidente español como parte de una amplia ofensiva diplomática dirigida a frenar una posible intervención militar internacional, lo que incluyó el envío de emisarios a Portugal, Bruselas o Malta. Pero Zapatero, como otros mandatarios europeos, optó por no atender su llamada, por considerar que Gadafi -a quien el Consejo de Seguridad de la ONU ha llevado ante la Corte Penal Internacional por crímenes contra la humanidad- ya no es un interlocutor válido.
La semana pasada, la Embajada libia en Madrid entregó una nota verbal a Exteriores en la que repetía las tesis de Gadafi -que la situación en el país no es como la cuentan los medios de comunicación, que la revuelta está alentada por Al Qaeda- y anunciaba su intención de abrir un "diálogo nacional". España cree que ese diálogo ya no es posible con Gadafi en el poder.
Libia mantiene abierta su embajada en Madrid pero el embajador, Ajeli Breni, que no fue invitado al almuerzo que ofreció el jueves la ministra Trinidad Jiménez a los embajadores árabes, se ha marchado a su país.
Nuestro hombre en Trípoli
Nuestro hombre en Trípoli
YOANI SÁNCHEZ
Era yo tan solo una bebita en los brazos de mi madre miliciana, apenas un trozo de "hombre nuevo" sin modelar, cuando aquella primavera de 1977 Fidel Castro viajó a Libia. El coronel Muamar el Gadafi lo recibió con todos los honores y le otorgó la Condecoración al Valor, una distinción que se le confería por primera vez a una personalidad extranjera. Frente a las cámaras, el comandante en jefe retribuyó con un apretón de manos al recién nombrado como guía de la revolución. Se miraron y se reconocieron en sus similitudes. Más tarde pasaron al encuentro no televisado, a esa reunión a puerta cerrada donde se fortalecieron los pilares de lo que sería una alianza que duró por más de 30 años.
Desde 1977 Castro y Gadafi han sido aliados. Se miraron y se reconocieron en sus similitudes
Cuba y Libia habían emprendido senderos que discurrían en paralelo y que se juntarían en más de una ocasión. El punto de mayor coincidencia se centraba en sus líderes, en la simpatía que se profesaban ambos caudillos. De ahí que en 1980, cuando nuestra isla había sido sacudida por la escapada en masa de más de 100.000 cubanos, Gadafi le volvió a extender oficialmente su mano solidaria. Con un mensaje cargado de loas, felicitaba a Fidel Castro por haber sido reelecto como primer secretario del Comité Central en el II Congreso del Partido Comunista. El militar de academia llevaba por ese entonces más de una década al mando de aquel vasto territorio al norte de África, mientras nosotros superábamos aquí los 20 años escuchando los interminables discursos del máximo líder. Ambos basaban parte de su retórica de autovalidación en la constante referencia a los servicios sociales gratuitos que habían ofrecido a sus pueblos. Era la manera en que nos recordaban -día tras día- el alpiste, pero sin mencionar jamás la jaula.
La yamahiriya se constituyó en el sistema político promulgado por Gadafi en 1977, una especie de república en manos de todos, muy similar a la consigna "el poder del pueblo, ese sí es poder" que nos repetían a nosotros del lado de acá del Atlántico. Si las cosas no funcionaban en Libia, la culpa la tenían los propios ciudadanos que no sabían conducir su nación, si el descalabro económico se apoderaba de Cuba era porque la vagancia y el despilfarro de los individuos le agrietaban el rostro a la utopía. Tanto un líder como el otro sacudían frente a los ojos de sus súbditos el fantasma de la invasión extranjera y el regreso a la dependencia política como la peor de las claudicaciones. El anticolonialismo se constituyó en el lobo feroz que recordaba el excéntrico dirigente de origen bereber, a la par que el guía caribeño escarbaba en los resortes del antiimperialismo, convirtiendo la metáfora de David y Goliat en una perenne referencia a Cuba y Estados Unidos.
Los años noventa los encontraron a ambos quemándose en la hoguera que habían levantado con su terquedad y su actitud beligerante. Gadafi necesitaba limpiar su imagen hacia Occidente, mientras a Fidel Castro le urgía recaudar las divisas que le permitieran mantener el poder después del desplome del bloque socialista. El excéntrico presidente libio pagó indemnizaciones, se abrió tímidamente a la inversión extranjera, renegó -al menos públicamente- del terrorismo y hasta fue invitado por Barack Obama a la cumbre del G-8. El comandante de verde olivo fue más cauteloso, comenzó un proceso de reformas económicas que después trató de controlar con un retorno al centralismo, matizó su discurso belicoso con frases que aludían al daño ecológico que sufre el planeta y al concluir la primera década de este milenio se presentaba ya como un anciano sabio que publica reflexiones iluminadoras.
La prensa oficial cubana deslizó las primeras críticas a la actuación del hermano guía de la gran revolución libia. Le cuestionaba aquella reforma radical del régimen socialista que según él podría conducir a un "capitalismo popular". Tal parecía que los caminos que se habían entrecruzado una y otra vez, comenzaban a desplazarse en derroteros totalmente diferentes.
Sin embargo, con mis 23 años cumplidos, asistí al apretón cariñoso que se volvieron a dar ambos caudillos. A diferencia de aquel marzo de 1977, ya mi madre no quería ni oír hablar de su uniforme de miliciana y el líder libio era difícil de reconocer bajo el maquillaje, las telas y las gafas de sol. En 1998, cuando Fidel Castro participó en la Conferencia del Movimiento de los No Alineados, fue agasajado con el Premio Muamar el Gadafi a los Derechos Humanos que incluía la friolera de 250.000 dólares. Quedaba claro que el intercambio de galardones se constituía, junto a la colaboración económica y militar, las declaraciones de solidaridad y la ausencia de condena, en otra forma de apoyarse mutuamente, en una de las maneras elegidas por ambos para mover esos molinos que empujan -una y otra vez- las aguas del poder sobre sí mismos.
Yoani Sánchez es periodista cubana y autora del blog Generación Y. En 2008 fue galardonada con el Premio Ortega y Gasset de Periodismo. © Yoani Sánchez / bgagency-Milán
Los rebeldes imploran ayuda exterior
Los rebeldes imploran ayuda exterior
La oposición a Gadafi pide a la comunidad internacional que imponga ya una zona de exclusión aérea - Las tropas del dictador intensifican los bombardeos
JUAN MIGUEL MUÑOZ | Bengasi (Enviado Especial)
Los libios se sienten abandonados por el mundo, frustrados y desesperados. Mientras el régimen de Muamar el Gadafi, más desafiante que nunca, bombardea poblaciones civiles, depósitos de gas y petróleo en el este del país, y amenaza con la hecatombe, los vecinos de Bengasi, capital de la revolución contra el tirano, observan cómo la comunidad internacional se demora en eternas negociaciones para establecer una zona de exclusión aérea, única escapatoria de los sublevados para romper el estancamiento en el frente de batalla y para que cese la carnicería.
"¿Por qué es Gadafi tan querido y no lo era Sadam?", dice un miliciano
Evitar el sobrevuelo de los leales al dictador, única salida de los alzados
Las tropas del régimen asedian por tierra y aire la crucial Zauiya
El precio del barril de petróleo sube un 2%, hasta los 115 dólares
Es un asunto extremadamente delicado. La prohibición de vuelos sobre Libia sería una operación militar plena de riesgos porque toda intervención extranjera en un país árabe suscita inmenso recelo. La sombra de la invasión de Irak oscurece ahora el Magreb. Aunque entre los libios que detestan al dictador, la inmensa mayoría, la unanimidad es total: liberales, nacionalistas, islamistas, y el Consejo Nacional -el Gobierno de los rebeldes con sede en Bengasi- ya no piden la zona de exclusión. Ruegan que se implante inmediatamente.
Si se establece, "el pueblo tomará las armas", declaró Gadafi a la televisión estatal turca.
"Centramos nuestros esfuerzos diplomáticos en la imposición de la zona de exclusión, pero como siempre son reticentes. Es increíble. Cientos de personas mueren cada día y no pasan a la acción. No comprendo esta doble vara de medir", lamentó Iman Bugeigis, una de las portavoces del Consejo Nacional, en alusión a los países occidentales. "Cuando se establezca, y además se detenga el reclutamiento de mercenarios para Gadafi, su final llegará en horas", añadió Abdelhafiz Ghoga, vicepresidente del organismo.
Emisarios del Consejo Nacional viajan a capitales europeas en busca de apoyo a esta medida que ha recabado el beneplácito -sin tapujos aunque aún no formal- de los países del golfo Pérsico y de la Conferencia de la Organización Islámica. Pero falta vencer la reticencia de China y Rusia en el Consejo de Seguridad de la ONU, y de las capitales árabes que no se han pronunciado, a la espera de la reunión de la Liga Árabe, el sábado. Sobre este organismo también llovían los reproches.
A estos Estados se refería una pancarta que portaba una de las miles de mujeres que recorrieron el centro de Bengasi, seguidas por una procesión de conductores que hacían atronar las bocinas, como si quisieran ser escuchados en Washington, Londres, París, El Cairo, Damasco... "¿Dónde están los árabes?", se leía en el cartón. "No sean humanitarios, actúen", rezaba otro lema. Desde el campo de batalla, en Ras Lanuf, a 350 kilómetros de Bengasi, un miliciano citado por Reuters se dirigía a Barack Obama, y se preguntaba: "se impuso la zona de exclusión en Irak. ¿Por qué es Gadafi tan querido para ellos y no lo era Sadam Husein?".
La prohibición de despegar a los aviones de Gadafi entraña una operación militar de envergadura que exige destruir las defensas antiaéreas. Y eso puede acarrear muchas víctimas y desatar indignación en el orbe musulmán. No es de extrañar que los promotores de la iniciativa -Reino Unido y Francia- y también Estados Unidos traten de recabar el aval de la Liga Árabe para dilucidar este dilema. La exclusión debería incluir también el despegue de helicópteros, aparatos que están provocando enormes daños a rebeldes y civiles por igual.
Entre los propios libios, sin embargo, no hay debate. En Darna, 300 kilómetros al este de Bengasi, una ciudad con notoria tradición islamista, todos los consultados coincidían ayer: la zona de exclusión debe aplicarse ya. No faltaban quienes abogaban también por bombardeos de la OTAN contra determinadas bases militares del Ejército de Gadafi. Rechazaban tajantemente, no obstante, la presencia de un solo soldado extranjero en suelo libio. El pasado colonial ha impreso una huella indeleble en la mentalidad libia, y las guerras de Irak y Afganistán pasan factura. La cifra de muertos -algunos miles desde que el 15 de febrero comenzara la revolución- crece sin pausa.
Las fuerzas del dictador -reclutadas entre las tribus más leales al régimen y dirigidas por Jamis, uno de sus hijos- perpetran desde comienzos de semana una carnicería en Zauiya, a 50 kilómetros al oeste de Trípoli. Los relatos de los testigos hablan de decenas de edificios en ruinas, con cadáveres diseminados entre los escombros. Nadie puede salir de sus casas porque los francotiradores disparan contra todo lo que se mueve. Es un enclave crucial. La caída de la ciudad en manos de los sublevados colocaría al dictador en una situación muy complicada, porque perdería el acceso a la frontera con Túnez y el control de una importante refinería de crudo de la que se abastece su Ejército. Por ello la asedia día y noche con tanques, aviones, helicópteros. Anoche había sido tomada por los soldados del sátrapa. En Libia oriental, la escalada bélica fue asimismo imparable.
Se cumplieron los peores presagios que temía el Consejo Nacional. Instalaciones petroleras en Ras Lanuf y en Sidra -el puerto también fue severamente alcanzado, según declaró a la cadena Al Yazira un ingeniero- fueron bombardeadas por la aviación del dictador, lo que hizo subir ayer el precio del crudo más de un 2%, hasta los 115 dólares.
El frente se ha empantanado en Ras Lanuf y sus inmediaciones, pero los alzados contra Gadafi parecían comportarse ayer más disciplinadamente. Ghoga aseguró que el Consejo Militar ha enviado a exmilitares del Ejército que se pasaron desde el primer día a las filas rebeldes para asesorar a los entusiastas milicianos, que parecen haber asimilado que de nada vale lanzarse a pecho descubierto invocando a Alá contra los blindados de Gadafi. Solo conseguían llenar los cementerios.
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