24 abril, 2011

También Dios está “hasta la madre”

También Dios está “hasta la madre”

• La justicia divina, igual que la justicia a secas, tiene precio

• ¿Cuántos sacerdotes e iglesias reciben dinero negro?

Ricardo Alemán

Para los creyentes católicos, los cardenales Norberto Rivera y Juan Sandoval representan a Cristo en la tierra. Pues bien, durante los pasados jueves y viernes, en la celebración del Vía Crucis, los jerarcas católicos dieron su peculiar versión del “¡estamos hasta la madre!”, por la violencia y el crimen.

Resulta que en un mensaje pronunciado en la Catedral Metropolitana —durante la misa de Jueves Santo—, el cardenal Norberto Rivera lanzó su propio “¡Ya basta!”, e imploró: “¿Hasta cuándo, Señor?”.

Antes, en la misa crismal, el también arzobispo Primado de México censuró la “descomunal y demencial violencia”, y preguntó; “¿Cuántos inocentes cobardemente asesinados? ¿Cuántas personas secuestradas y extorsionadas, torturadas y vejadas, privadas de su dignidad y de su libertad, de sus bienes y de sus vidas..? ¿Hasta cuando, señor?”.

Y concluyó con la siguiente reflexión: “¡Cuantas veces hemos gritado, en medio de nuestro miedo y dolor: ¡basta ya!. Pero el grito de miles de nuestros hermanos no alcanza a romper la sordera de los criminales, de las autoridades corruptas, de los que, pudiendo hacer algo, sólo contemplan o huyen, de la ambición desmedida de los que tienen como dios al dinero, la codicia, el origen diabólico de tantas calamidades y sufrimientos”.

En pocas palabras, que también Dios está “¡hasta la madre!”.

A su vez, en Guadalajara, en el Santuario de Los Mártires, el cardenal Juan Sandoval, comparó los flagelos del crimen y la violencia que se viven en México y que padecen miles de inocentes, con los flagelos que llevaron a Cristo a la cruz. Por eso llamó a los feligreses a “orar por México”, por el fin de la violencia y el crimen. En este caso pareciera que también Dios está “¡hasta la madre!”.

El precio de la justicia divina.

Queda claro, como lo reconocieron en sus respectivas homilías los cardenales Rivera y Sandoval, que la palabra de Dios ya es obsoleta para buena parte de los integrantes de las bandas criminales.

Queda claro que el “temor a Dios” poco significa para los bandoleros cuya ambición desmedida —en palabras del propio arzobispo Primado—, tienen como dios sólo al dinero y la codicia; a su vez origen diabólico de todas las calamidades.

Es decir, que también en casos como el culto católico podemos hablar de una cultura y de una religión fallidas. ¿Por qué? Porque no sólo han fallado las instituciones del Estado, no sólo ha resultado obsoleta la represión del Estado contra los infractores de la ley —eso que conocemos como justicia terrenal—, sino que también han fallado la religión católica y su práctica cotidiana, cuya “justicia divina” poco o nada pueden hacer para contener la violencia y el crimen.

Es que todos saben que los capos de las bandas, los jefes de las grandes mafias del crimen y el narcotráfico, son profundamente católicos, pero también todos entienden que la justicia divina —igual que la justicia de los hombres—, tiene precio. En pocas palabras, que para los criminales y los mafiosos los llamados de Norberto Rivera y Juan Sandoval son —en sentido metafórico y literal—, llamados a misa. ¿Por qué? Porque también la justicia divina tiene precio.

Los pecados de la fe.

Y aquí es precisamente donde encontramos la mayor contradicción entre el “¡Ya basta!” de Rivera y Sandoval, y una realidad de complicidad, sumisión, corrupción de toda una jerarquía —en primer lugar—, y de una grey —en segundo—, que solapan alegremente a las bandas criminales, a los jefes de esas bandas; a los sicarios, criminales a sueldo, a los pozoleros, secuestradores y narcotraficantes, en general. Y los solapan, sea por temor, por secretos de confesión, por complicidad o por la más vulgar de las corruptelas.

Dice Norberto Rivera, en una bien lograda frase: “¡Hasta cuándo, Señor..!, porque el grito de miles de nuestros hermanos no alcanza a romper la sordera de los criminales, de los que pudiendo hacer algo, sólo contemplan y huyen, de la ambición desmedida de quienes tienen como dios al dinero, la codicia...” Si, ¿pero cuántos de esos que “pudiendo hacer algo..”, señor Rivera, son sacerdotes, obispos, arzobispos, cardenales..?

Para nadie es novedad que en todo el territorio mexicano, en todos los rincones del país, el cura del pueblo, el del municipio, el de la ciudad, tienen tratos de privilegio con los hombres privilegiados.

Para nadie es un secreto que los poderosos jefes de bandas criminales, capos y barones de las drogas, suelen festejar bodas, 15 años, bautizos... en los que uno de los invitados de honor suele ser “el señor cura”, “el señor obispo”, “el señor cardenal”. ¿Cuánto cuesta el silencio de esos jerarcas católicos?.

El dios dinero.

Pero el tema va mucho más allá. ¿Cuantas iglesias, capillas, congregaciones religiosas, escuelas confesionales y universidades clericales reciben jugosos “diezmos” provenientes del dinero criminal y del narcotráfico?

¿Cuántas veces un sacerdote de pueblo, un obispo o un jerarca católico han revelado la ubicación de tal o cual jefe mafioso?

¿Cuánto saben y de qué cárteles, los jefes de la Conferencia del Episcopado Mexicano? ¿Por qué no han realizado un atlas criminal, los profesionales de la fe católica que son el sector social que más conoce los secretos de la sociedad? ¿Cuál es la responsabilidad de toda la jerarquía católica en ese tema?

Sin duda que es mucha responsabilidad, porque por temerarios y sicópatas que sean los criminales, ellos o sus familias recurren en algún momento al bálsamo de la fe. ¿Y quienes están ahí?. Los sacerdotes católicos.

Pero hay más. ¿Qué ha pasado cuando un cura, como el obispo de Durango, Héctor González Martínez, habla del tema y revela que El Chapo vive en Durango? El mundo se le vino encina. No sólo lo descalificó y casi lo lincha la jerarquía católica, sino que los gobiernos estatal y municipal de Durango pretendieron callarlo y lo trataron como loquito.

Sin duda que la Iglesia católica tiene una elevada responsabilidad en temas como el de la violencia y el crimen; sin duda su preocupación es signo de una reacción saludable. Pero nadie puede negar cuestionables casos de solapamiento y hasta complicidad, porque igual que la justicia terrenal, la justicia divina tiene precio. ¿O no?

Al tiempo.

En el camino.

¿Quién le habrá dicho a Marcelo Ebrard que su trabajo es el de vender calles de la ciudad de México?

Vale la pregunta, porque en una muestra soberbia de estupidez, vendió a La Comer, una calle en la colonia Del Valle. ¿Será para su cochinito?

Narcotráfico opera en universidades

Narcotráfico opera en universidades; rectores reconocen el problema

Existen venta de droga y secuestros; autoridades educativas argumentan que carecen de personal calificado para combatir el problema

Lilian Hernández
CIUDAD DE MÉXICO, 24 de abril.-Rectores de diversas universidades admitieron que el narcotráfico opera en las instituciones educativas.

Sin embargo, no se conoce la magnitud real del problema ni se han emprendido acciones para combatirlo, afirmaron.

Los rectores de las universidades de Guerrero, San Luis Potosí y Juárez coincidieron en que “sería iluso” negar que el narcomenudeo, cometido incluso por los alumnos, ocurre dentro de las escuelas.

De forma paralela, los resultados de la Encuesta de Seguridad Interna en Instituciones de Educación Superior, elaborada por la ANUIES, revelaron que cuatro de cada diez universidades no registran los incidentes que ocurren en sus campus.

El rector de la Universidad Autónoma de Guerrero, Ascencio Villegas, comentó que en su institución incluso han secuestrado a alumnos presuntamente ligados al narcotráfico.

El rector de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, Mario García, aclaró que las autoridades universitarias no pueden dedicarse a funciones policiacas, porque eso dañaría el ambiente sano entre profesores, alumnos y empleados.

Universidades admiten desdén a narcomenudeo

Las autoridades educativas de educación superior reconocen que dentro de las universidades es recurrente la venta de droga, y, pese a tener conocimiento de ello, no han implementado ninguna acción para evitar que sus estudiantes compren esas sustancias tóxicas.

Rectores de las universidades de Guerrero, San Luis Potosí y Ciudad Juárez coincidieron en que este delito ocurre dentro de las instalaciones universitarias y “sería iluso”, negarlo.

El problema es que no cuentan con el personal calificado para detectar el narcomenudeo y a veces este ilícito es invisible porque los mismos alumnos son quienes la venden a sus compañeros, y por ende, no es fácil ubicar a los distribuidores.

Entrevistados por separado, los rectores universitarios admitieron que la venta de droga es uno de los problemas graves dentro de los campus: lamentablemente no existen cifras de lo que se vende porque no cuentan con un diagnóstico preciso.

Los resultados de la Encuesta de Seguridad Interna en Instituciones de Educación Superior, elaborada por la ANUIES, revelaron que cuatro de cada diez universidades no cuentan con registros de los incidentes que se presentan al interior de los recintos.

Pese a la ausencia de datos sobre el narcomenudeo, los rectores aceptaron que tienen que reforzar las medidas de seguridad, en las que puedan detectar la venta de droga, porque aún cuando han logrado evitar el consumo dentro de los campus, no significa que también hayan erradicado la venta.

El rector de la Universidad Autónoma de Guerrero, Ascencio Villegas, comentó a Excélsior que el problema del narcomenudeo es grave, pues en esa institución han secuestrado a alumnos presuntamente ligados a bandas de narcotraficantes.

Aclaró que no tiene pruebas de esto, ni número de casos, pero entre la misma comunidad universitaria se ha comentado que no piden rescate y un estudiante que fue privado de su libertad tampoco proviene de una familia adinerada.

El móvil del secuestro, añadió, no es entonces para pedir una recompensa, sino porque “a veces pertenecen a bandas” y podría ser un ajuste de cuentas.

Frente a incidentes como éste, el rector de esta casa de estudio no descartó la revisión de mochilas como una alternativa para evitar el narcomenudeo, pues sería una opción para que este delito no se cometa dentro de las instalaciones académicas.

Esta alternativa tendría que aprobarse por el Consejo Universitario, “pero si hay consenso al interior y de los papás también, la operación mochila en campus conflictivos debería implementarse”, apuntó.

El rector de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, Mario García, detalló que lo más grave en estas instituciones “es la intromisión de personas ajenas que van a distribuir droga y sería absurdo negarlo”.

Lo urgente, dijo, es que para evitar la entrada de narcomenudistas, los rectores deben implementar medidas de seguridad preventivas, empezando por hacer obligatorio el acceso con credencial.

Aclaró que las autoridades universitarias no pueden dedicarse a funciones policiacas, porque eso sería contraproducente para generar un ambiente sano entre profesores, alumnos y empleados.

Lo importante es poner en marcha acciones preventivas enfocadas a la cultura de la denuncia, de tal modo que si un alumno sabe que alguien distribuye droga, pueda reportarlo de manera anónima y confiable.

El Chapo entra a la disputa por el mercado de drogas asiático

Hallan indicios de que El Chapo entra a la disputa por el mercado de drogas asiático

Tres hermanos oriundos de Sinaloa fueron capturados en Malasia, centro regional de producción de metanfetaminas, en un laboratorio de producción de drogas sintéticas. Podrían enfrentar la horca

AP

CULIACÁN, 24 de abril.- Desde los seis años, los hermanos González aprendieron a hacer ladrillos, observando cómo su padre trabajaba desde el amanecer hasta el anochecer.

Hace tres años, los tres, ahora treintones o cuarentones, dejaron ese trabajo agotador diciendo que se les había presentado una oportunidad laboral mucho mejor en el exterior.

Ahora, José Regino, Luis Alfonso y Simón González están siendo juzgados en Malasia por trabajar en un laboratorio en el que la policía halló metanfetaminas por valor de 15 millones de dólares. De ser hallados culpables, se les condenaría automáticamente a morir ahorcados.

El caso hace que surja el fantasma de una conexión entre el estado de donde son oriundos, Sinaloa, cuna del narcotráfico mexicano, y un país lejano que es un centro regional de producción de metanfetaminas. Si bien las autoridades dicen que no hay pruebas concretas que vinculen al cártel de Sinaloa -la organización de traficantes más poderosa de México- con la producción de metanfetaminas en Asia, nadie se sorprendería si ese lazo existiese.

"Si uno observa las tendencias, verá que estas organizaciones se están dispersando", comentó un agente de los servicios policiales estadunidenses asignado a México que pidió no ser identificado por razones de seguridad. "Aparecen por todos lados".

Los hermanos informaron de su arresto en lo que sus familiares pensaron era una llamada para felicitar a un pariente que cumplía años.

La familia no cabía en su asombro y debió buscar en un mapa dónde se encontraba Malasia. Asegura que los hermanos son inocentes.

"Si me hubiesen dicho que fuese, no habría ido", declaró un hermano, Ismael, mientras empujaba una carretilla llena de ladrillos, con los pies enterrados en el barro. "Creo que no tenían idea de en lo que se estaban metiendo".

Malasia se ha convertido en un centro regional de producción de metanfetaminas, según un informe del Departamento de Estado estadunidense del 2011. La mayoría de los laboratorios son financiados por traficantes de Singapur, China, Taiwán, Tailandia e Irán.

Los cárteles mexicanos están relacionados desde hace tiempo con pandillas asiáticas que les suministran los químicos precursores de las metanfetaminas, pero no se sabía que estuviesen involucrados en la producción en esa parte del mundo. Las autoridades estadunidenses, no obstante, sospechan que el cártel de Sinaloa, que lidera Joaquín El Chapo Guzmán, podría estar tratando de meterse en el mercado asiático.

Si bien los hermanos González no tienen antecedentes delictivos, las autoridades estadunidenses dicen que no es inusual que los cárteles recluten gente sin experiencia para operaciones de este tipo.

"Con frecuencia, la gente dispuesta a correr este tipo de riesgos es gente desesperada", manifestó el agente estadunidense. "No hay que ser un genio para fabricar metanfetaminas. Cuando te han dicho cómo se hace, es como seguir una receta de cocina".

La policía malasia dice que los hermanos fueron arrestados en marzo del 2008 en un laboratorio ubicado en una zona remota. Se confiscaron 29 kilos (63 libras) de metanfetaminas, con un valor de 15 millones de dólares.

La Secretaría de Relaciones Exteriores de México dijo que otros tres mexicanos fueron arrestados en Malasia en la misma época, acusados de actividades relacionadas con las drogas, y fueron excarcelados en el 2010. La dependencia se negó a ofrecer más detalles.

Un abogado de los hermanos González, Kitson Foong, dijo que fueron arrestados en las afueras de la fábrica y que no estuvieron involucrados con lo que sucedía adentro. No dijo qué hacían los hermanos en Malasia.

"No son culpables. No son traficantes de drogas", aseguró.

El fiscal malasio Umar Saifuddin Jaafar, sin embargo, dice que los hermanos fueron arrestados adentro del laboratorio. Indicó que no sabía que eran oriundos de un estado donde abunda el narcotráfico, pero que "conocían los procedimientos, el equipo".

"Sabían lo que hacían. Operaban en un medio muy hermético. Parecen ser expertos", afirmó Jaafar.

Parientes y vecinos dicen que no percibieron indicio alguno de que los hermanos fuesen o aspirasen a ser parte del ostentoso mundo de los capos del cártel de Sinaloa, quienes viven en mansiones con vehículos Jaguar estacionados frente a sus casas y entierran a sus muertos en llamativos mausoleos, con escaleras en espiral y balcones.

Su padre, Héctor González, comenzó a fabricar ladrillos en el patio de su casa en la década de 1960 y le enseñó el oficio a todos sus hijos. La mayoría sigue trabajando allí bajo un sol abrasador, inclinados sobre un molde que produce cuatro ladrillos a la vez. Fabrican más de mil ladrillos diarios cada uno, los cuales cocinan en hornos.

En un buen día, los hermanos ganaban el equivalente a unos 25 dólares. Simón se dislocó tres discos de la columna vertebral hace algunos años y un médico le dijo que no debía seguir haciendo ese trabajo.

"Pero siguió trabajando", expresó una hermana, Alejandrina. "Es lo único que se puede hacer aquí, lo único que mi padre les enseñó desde que eran pequeños".

Relató que dos hombres con los que jugaban al futbol y al basquetbol les hablaron de una oportunidad de trabajar afuera y se fueron con ellos.

"No nos dijeron adónde iban. Sólo que iban a probar suerte en otro trabajo", expresó.

Cuando llamaron en marzo del 2008, la familia recaudó dinero, sacando préstamos, y envió a Alejandrina y a una amiga a Malasia. La mujer vio a sus hermanos por primera vez en los tribunales, encadenados, junto con otros reos acusados de distintos delitos. Se sorprendieron de verla y le aseguraron que no habían ido allí a fabricar drogas.

Foong sostiene que la policía manejó mal el caso desde el arranque. Dice que perdieron dos tercios de la droga confiscada y que en algún momento prepararon un informe diciendo que había sido robada. Que los cuatro policías fueron detenidos tras ser filmados robándose parte de la droga en una sede policial.

El fiscal Jaafar afirma que los cuatro agentes fueron investigados a fines del 2008 bajo sospecha de que se habían robado unos cinco kilos de la droga, pero insistió en que eso no afecta los cargos contra los hermanos González porque la droga había sido examinada por químicos de la policía, quienes habían preparado un informe.

Foong dijo que los hermanos estaban abrumados por los procedimientos en idioma malasio y que la embajada mexicana en Kuala Lumpur les iba a suministrar traductores durante el juicio. La Secretaría de Relaciones Exteriores aseguró que funcionarios consulares han visitado varias veces a los hermanos.

De ser hallados culpables, los hermanos tendrán a su disposición dos instancias de apelación, por lo que el proceso podría demorarse alrededor de un año.

En la vieja habitación de Simón hay tres fotografías de su hija Bianca. La niña tiene hoy seis años y empezó a ir a la escuela primaria, pero su madre, Brenda, dice que la pequeña tiene pesadillas y no quiere aprender a leer ni escribir.

"Dice que no estudiará hasta que vuelva su padre", declaró. "Le digo que debe aprender pronto para poder escribirle".

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