15 mayo, 2011

El peor PRI de siempre

El peor PRI de siempre

Por: Salvador Camarena

HUMBERTO MOREIRA
Humberto Moreira, presidente del PRI desde marzo pasado. Foto: El Siglo de Torreón.

El PRI sabe que va a ganar la presidencia en 2012 si logra posicionar entre la población una sola y única idea. El triunfo electoral tendrá poco qué ver con el candidato (un mediático Enrique Peña Nieto o un articulado Manlio Fabio Beltrones no mermarían la estrategia, por supuesto, pero no son tan esenciales). El retorno a la silla presidencial tampoco les demandará demostrar que tienen propuestas que sus contrincantes no. El Partido Revolucionario Institucional volverá a Los Pinos si consolida ante la sociedad mexicana la noción de que ellos son los únicos capaces de "poner orden" en el país. Su principal activo --nada menor-- es la "decepción" ante el "caos" de los panistas (eso, y el ser la alternativa "confiable" al PAN, dado que la izquierda con Andrés Manuel López Obrador como candidato difícilmente lograría remontar las sombras de los excesos poselectorales del 2006).

Algunos panistas estaban contentos porque el jefe nacional del PRI, Humberto Moreira, había decidido iniciar su mandato (asumió el liderazgo nacional tricolor el 4 de marzo pasado) acusando al gobierno de Felipe Calderón de ser una fábrica de pobres. Ilusos, los panistas creen que el argumento de Moreira se estrellará con la realidad, pues según los cálculos del gobierno la economía mexicana no parará de crecer en los próximos quince meses.

Pero el PAN no está leyendo bien: Moreira sólo quiere ahondar la percepción de que los panistas son un desastre en todos los renglones, incluido el económico. A los priistas lo mismo les da si hay controversia sobre las cifras reales de la pobreza, el hecho es que la gente nunca ha ganado suficiente... el crecimiento del PIB por años no ha sido el necesario... la brecha entre pobres y ricos se mantiene... todo igualito a lo que ocurría cuando el PRI gobernaba a nivel federal, pero los priistas lo único que buscan es que la gente crea que Calderón no sólo no puede, sino que ya fue, que es pasado, que no pudo, y que al igual que él, y antes Vicente Fox, ningún panista podrá ser un buen presidente.

Así que Moreira no se saldrá, como presidente del PRI, del guión que siguen puntualmente los gobernadores estatales surgidos de su partido. Si hay un problema con la construcción de una obra, la culpa es de la Federación; si hay una crisis de inseguridad, la bronca es del Gobierno Federal; si hay una emergencia por incendios o por la explosión de una mina o por una inundación, la responsabilidad es del Presidente.

El PRI buscará socavar al presidente y a su partido porque no puede plantear nada en específico como alternativa: a pesar de tener el control de 19 gubernaturas (de las 32 que componen la federación) no podrán decir que han creado por sí mismos enclaves de pujanza económica, no pueden presumir generación de mejores condiciones sociales, y mucho menos podrán argumentar que han logrado significar diferencia en materia de seguridad en los estados que gobiernan: por el contrario, los principales escenarios del crimen corresponden a territorios donde los priistas ocupan las gubernaturas: Ciudad Juárez, Chihuahua (PRI); la región de La Laguna (entre los priistas Coahuila y Durango), Nuevo León (PRI) y el horror llamado Tamaulipas (PRI, donde es gobernador el hermano del candidato original, que fue asesinado, sin que el crimen haya sido aclarado, el año pasado).

Así que el papel de Humberto Moreira es mantener la cantaleta. Yo no veo músculo, dijo la semana pasada cuando la prensa le preguntó por los supuestos suspirantes panistas, que como son siete, agregó "Nomás les faltó Blanca Nieves, no?".

Por eso en el poco más de un año que le resta a esta legislatura federal no se logrará ninguna de las reformas --insuficientes-- que ya estaban listas: la laboral y la política, para empezar. Porque sólo hay un argumento ganador para ellos, y ése es el de la parálisis, la posposición, el insistir en que el pasmo es consustancial a los panistas. Moreira y los suyos piden no apresurarse en las discusiones en el Congreso, solicitan tiempo para pensar, para revisar, para... ganar en la única agenda que les interesa, aquella que hace los días más estériles, las sensaciones más desesperantes, la noción de que los panistas nada concretan, y que estaríamos mejor si estuviéramos con aquellos que gobernaban México cuando estábamos peor.

La misteriosa guerrillera que acompañó al Che

La misteriosa guerrillera que acompañó al Che

No fueron amantes. Ella no disparó un solo tiro. El historiador Gustavo Rodríguez Ostria desmonta mitos de la legendaria Tania

JOSEBA ELOLA

El 31 de agosto de 1967, en la confluencia del río Masicurí con el río Grande, Bolivia, un pelotón de militares aguarda escondido entre la maleza a que un grupo de guerrilleros cubanos cruce el torrente. Son las 17.20, llevan diez horas esperando, el calor les abrasa, los mosquitos se los comen a picotazos. Por medio de un campesino han tendido una trampa al pelotón de combatientes revolucionarios que se apresta a cruzar el río.

"Tuvo que entregar su cuerpo por sus ideas, pero no fue una Mata Hari", sostiene el historiador boliviano

El llamado grupo de Joaquín cruza en fila india, el agua les llega hasta medio cuerpo, en algunos tramos hasta la barbilla. De pronto, de entre las aguas emerge el bellísimo cuerpo de una mujer delgada, camiseta de manga corta pegada al cuerpo, un mechón de sus cabellos sobre la cara. Es una imagen casi irreal para ese grupo de militares que persiguen al Che Guevara por la selva boliviana. Es ella, sí, la guerrillera de la que hablan los periódicos, la única mujer que formó parte de la expedición revolucionaria. El capitán Vargas Salinas da la orden de disparo y arranca la balacera, las ametralladoras escupen plomo sobre esos cuerpos que, sobre el agua, son como bolos en la bolera.

Una bala atraviesa el cuerpo de Tania, que se agarra el pecho, a la altura del corazón y cae sobre las aguas. El torrente arrastra su cuerpo, con la mochila a cuestas; se lleva también sus secretos, la infinidad de secretos de una mujer que tuvo tres nombres, tres identidades, que fue soñadora, maestra del disfraz, artista de la mentira, guerrillera, espía. Una mujer cuya vida está plagada de mitos y leyendas que el prestigioso historiador boliviano Gustavo Rodríguez Ostria se ha propuesto desbrozar.

Tres años le ha llevado a este reconocido experto en la guerrilla guevarista escribir Tamara, Laura, Tania. Un misterio en la guerrilla del Che (editado por RBA), un libro basado en múltiples entrevistas con protagonistas de aquellos años, en informes de la Stasi, del Ejército boliviano, de la CIA. Ambiciosa reconstrucción, ampliamente documentada, desmonta mitos y leyendas, y no vacila en tumbar tesis sostenidas por autores como John Lee Anderson, Paco Taibo II o Friedl Zapata.

Sin ir más lejos, la propia escena de la muerte de la guerrillera ha sido narrada de modo distinto. La revolución cubana construyó un mito, el de la versión femenina del Che, la aguerrida guerrillera que intentó disparar su metralleta en cuanto empezaron a sonar disparos sobre las aguas del río Masicurí. Rodríguez Ostria lo niega: "No disparó un solo tiro", dice el autor boliviano en conversación telefónica desde Santiago de Chile, donde se encuentra realizando un trabajo de investigación para su próximo libro. "En la guerrilla eras combatiente si tenías un fusil. Ella tiene pistola. Le asignan tareas que no la exponen a los peligros de la guerrilla".

Rodríguez Ostria, autor de una docena de libros, exdecano de la Universidad Mayor de San Simón y exviceministro de Educación Superior, Ciencia y Tecnología, desmonta también la leyenda de la supuesta relación entre Guevara y Tania. "No fue la amante del Che. Apenas convivieron un mes en la guerrilla". Fue entre marzo y abril de 1967. Y su relación, de hecho, estuvo marcada por los reproches del Comandante sobre el abandono de funciones de espionaje de Tania para incorporarse a la guerrilla. Construir una relación entre dos mitos tan bien parecidos es tentación difícil de soslayar. Pero no fue así, según sostiene el historiador. "Había una razón casi ética: Guevara sabía que ella era la compañera de Ulises Estrada. Entre los revolucionarios había códigos con respecto a las mujeres de compañeros. El Che se hubiera expuesto demasiado, su liderazgo moral se habría carcomido".

La legendaria guerrillera nació como Tamara Bunke el 19 de noviembre de 1937 en Buenos Aires. Hija de un alemán y una rusa, ambos comunistas, regresó a la patria paterna en julio de 1952, donde ya a los 15 años ingresó en la Juventud Libre de Alemania (JLA). Perteneció a la temible Stasi, el todopoderoso servicio secreto de la Alemania comunista, y tras trabajar en la legación cubana en Berlín, abandonó intempestivamente el servicio secreto para conocer de primera mano la experiencia socialista de la isla. Rodríguez Ostria, tras analizar informes de la seguridad germano oriental, desmonta la tesis, sostenida por escritores como el uruguayo José Friedl Zapata, de que viajó a La Habana como espía de la RDA.

Sí fue espía, sin embargo, para el régimen cubano. Su plena integración en la revolución y sociedad cubanas la llevó hasta el punto de ser destinada a La Paz, con el visto bueno de Ernesto Che Guevara. Allí se transformó en Laura Gutiérrez Bauer, una mujer discreta y conservadora cuya misión consistía en infiltrarse todo lo que pudiera en la sociedad boliviana. El cumplimiento de la misión le llevó incluso a casarse con un ingeniero boliviano para conseguir la nacionalidad, algo que le exigían desde La Habana. Y eso que el amor de su vida estaba en la isla, su "negrito", Ulises Estrada. "Tuvo que entregar su cuerpo por sus ideas", sostiene el historiador boliviano, "pero no fue una Mata Hari".

Fue una durmiente. O sea, no tenía otra misión que integrarse y esperar a recibir algún tipo de orden para ponerse en acción. La aburrida vida de la capital boliviana y de los círculos en que se debía mover empezó a poder con ella. Cuando el Che Guevara decide desembarcar en el país andino con sus tropas guerrilleras, Laura ve la oportunidad de su vida, convertirse en lo que siempre quiso ser, Tania, guerrillera aguerrida.

"Es una mujer que vivía la pugna entre la Laura Gutiérrez que debía representar, la Tamara que fue y la Tania que quiere ser".

Rodríguez Ostria se muestra particularmente satisfecho de la información que consiguió con las entrevistas con Paco, el único superviviente de la emboscada en que murió Tania; y de la entrevista con el oficial Barbery, el número 2 del pelotón que la mató. Sostiene que Tania, en realidad, ejerció más labores de enfermera e intendencia que de guerrillera. El Che no quería mujeres en primera línea.

Pero Tania se empeñó en estar allí y murió ametrallada, cruzando un río. Fue la única mujer entre un ejército de barbudos revolucionarios. Inevitablemente, se convirtió en mito.

La dinastía Fujimori

La dinastía Fujimori acaricia el poder

Mientras la 'heredera' Keiko aspira a la presidencia de Perú, Kenji, hijo menor del exmandatario encarcelado por corrupción, es el congresista más votado

JAIME CORDERO - Lima -

Perú, país en el que la política no puede entenderse en función de partidos políticos o ideologías, definirá a su próximo presidente el 5 de junio entre dos apellidos: Humala contra Fujimori. Entendido esto, no sorprende que los símbolos de las dos agrupaciones que siguen en la contienda sean las iniciales de los nombres de pila de sus candidatos: la O de Ollanta y la K de Keiko. Un nombre quechua y otro japonés que también están en las antípodas del espectro político. Hermanados, eso sí, porque llegaron a la segunda vuelta gracias a lo que el analista Alberto Vergara describe como "un voto rabioso, cargado de rechazo al régimen político y económico vigente, aunque no tiene claro con qué reemplazarlo".

En Perú la política no se entiende en función de partidos sino de apellidos

La candidata cree que los delitos de su padre son "errores" de terceros

En este contexto de creciente caudillismo y decepción por el fracaso de la democracia en distribuir los beneficios del crecimiento económico, la agrupación formada en torno al legado del expresidente Alberto Fujimori va camino de consolidarse como dinastía. Podría decirse que es el destino natural de un movimiento para el cual los partidos son carcasas intercambiables, que nació llamándose Cambio 90 y, tras sucesivas mutaciones, 21 años después se llama Fuerza 2011. La única constante del fujimorismo es el apellido, e impedido el patriarca de postular a la presidencia, pues se encuentra en prisión por delitos contra los derechos humanos y de corrupción, el testimonio lo han tomado dos de sus cuatro hijos, con el padre como gran referente y estratega, incluso desde la cárcel.

Primero fue Keiko Sofía, la mayor, la congresista más votada en las elecciones del 2006 y con grandes posibilidades de llegar a la presidencia. Las últimas encuestas la ubican ligeramente por delante de Humala, aunque dentro de los márgenes del error estadístico. Ahora acaba de aparecer en escena Kenji Gerardo, el menor, que ya igualó lo obtenido por su hermana en los comicios parlamentarios, con 378.000 votos. Ambos tienen en común haber sido, por distintas razones, los más notorios durante el mandato de su padre, entre 1990 y 2000.

Keiko asumió el papel de primera dama tras la separación de sus padres. Su madre, Susana Higuchi, fue desterrada del poder tras ser una de las primeras personas que denunció corrupción en el Gobierno (la malversación de donaciones de ropa usada provenientes de Japón) y acabó años después como parlamentaria de la oposición. Pese al maltrato que recibió su madre (se dice que incluso fue torturada), eligió permanecer al lado del padre. En repetidas ocasiones se ha referido al Gobierno fujimorista como "el mejor de la historia del Perú", pese a las irrefutables evidencias de descomunal corrupción y atropellos a los derechos humanos, que ella califica como "errores". "No podemos achacarle al presidente Fujimori los errores cometidos por terceros", dijo Keiko en abril del 2009, en una entrevista con EL PAÍS, en la víspera de que su padre fuera condenado a 25 años de prisión como autor mediato de las matanzas de Barrios Altos y la Universidad La Cantuta.

Aunque no ejerció ningún cargo de gobierno, Keiko también ha sido implicada en acusaciones de corrupción. Se señala que tanto sus estudios como los de sus tres hermanos en EE UU (Keiko se graduó como administradora de empresas en Boston University) fueron pagados con dinero del Estado, y que ella estaba al tanto de la situación. Un informe de la Contraloría General de la República señala que pagar la formación de sus cuatros hijos le costó a Alberto Fujimori 1,25 millones de dólares, una cifra muy por encima de sus ingresos como presidente.

En 2001, según una declaración ante la fiscalía suprema adjunta dada a conocer por el diario La República, Keiko admitió que recibía 10.000 dólares mensuales en efectivo de su padre para esos fines. En los últimos años, Keiko ha ido variando su versión respecto al origen de esos fondos (primero dijo que el dinero provino de un préstamo familiar, luego de la venta de una casa), pero la denuncia ha permanecido entrampada en la maraña judicial. Según la saliente fiscal de la Nación, Gladys Echaíz (dejó el cargo el jueves), el tema sigue "en investigación".

Pese a ser la congresista más votada, Keiko no ha destacado como legisladora. Ella misma dice que ha privilegiado la "función representativa", lo que significa que ha viajado constantemente por el país para difundir sus propuestas. A lo largo de casi cinco años ha acumulado unas 500 faltas a sesiones parlamentarias, por razones diversas como licencia por maternidad, enfermedades y meras inasistencias. Está casada con un ciudadano estadounidense, Mark Vito Villanella, y tiene dos niñas. Justamente esa faceta -la de mamá- es una de las cartas que más juega en la campaña para ganarse a las madres de familia de los barrios más pobres.

En contraste, Kenji, que el 19 de mayo cumple 31 años, llega al congreso con menos credenciales. Era un niño cuando su padre estaba en el poder y se hizo popular por ser el mimado del presidente, el que lo acompañaba a sus excursiones de pesca y a numerosos viajes por el país. Luego se convirtió en un adolescente que se daba el singular lujo de gastar bromas a su "tío Vladi", nada menos que Vladimiro Montesinos, el siniestro asesor de inteligencia del entonces presidente. En esa época, tanto Montesinos como la familia Fujimori vivían en el Servicio de Inteligencia Nacional, donde Kenji tenía a disposición un amplio gimnasio, hecho a medida.

En ese ambiente militarizado y plagado de artilugios de espionaje, Kenji creció y, armado de una cámara de vídeo, documentó varias travesuras. Dos vídeos que se conocieron tras la caída del Gobierno de su padre (uno en el que interrumpe una reunión de Montesinos y le filma la calva, y otro donde parece descargar la libido adolescente con su perro, Puñete) popularizaron aún más su imagen.

Kenji -que no pudo ser entrevistado para este artículo, pese a numerosas llamadas a sus asesores- estudió agronomía en la Universidad de Kansas, una carrera similar a la de su padre, que es ingeniero agrónomo. Su historial consigna experiencia en poco conocidas empresas de seguridad privada. También trabajó como instructor de spinning en un gimnasio limeño. Como secretario de juventudes de Fuerza 2011, justifica su alta votación en el hecho de haber realizado continuos viajes por el país en los que, al igual que su hermana, regalaba cocinas.

Los carteles que se dejan ver por las calles de Lima con su rostro consignan una frase sencilla: "Trabaja como el Chino". El Chino, como todos en el Perú saben, es su padre, figura omnipresente.

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