04 mayo, 2011

Osama bin Laden R.I.P: murió entre infieles

Osama bin Laden R.I.P: murió entre infieles

Cartel a la entrada de la Iglesia de San Lucas anunciando su cierre temporal. La parroquia se encuentra cerca de la mansión donde fue abatido Bin Laden. | Foto: D. J.

Cartel a la entrada de la Iglesia de San Lucas anunciando su cierre temporal. La parroquia se encuentra cerca de la mansión donde fue abatido Bin Laden. | Foto: D. J.

  • Vivía rodeado de militares y a tres minutos de una iglesia cristiana

David Jiménez (Enviado especial) | Abbottabad (Pakistán)

Uno de los símbolos más odiados por Osama bin Laden se erige en una rotonda del centro de Abbottabad. Es la iglesia de San Lucas y se encuentra a tres minutos en coche de la mansión donde el líder de Al Qaeda fue abatido por comandos estadounidenses.

El fugitivo saudí eligió el más improbable de los refugios: esta tranquila ciudad del valle paquistaní de Orash, donde la población siempre ha rechazado su yihad, los musulmanes conviven pacíficamente con la minoritaria comunidad cristiana y es difícil caminar por la calle sin cruzarse con algún soldado.

La localidad paquistaní tiene otras dos iglesias y un cementerio cristiano, legados de la época colonial británica. Un cartel anuncia en la parroquia de San Lucas la cancelación de la misa del domingo por motivos de seguridad. Un guardia vigila la entrada armado con un AK-47, sacos de cemento han sido apilados frente a la fachada y las puertas permanecen cerradas. "Es sólo por precaución", asegura Patres, un católico de 25 años que vive en una casa contigua. "Nunca hemos tenido problemas ni nadie nos ha molestado".

Todavía es pronto para saber qué llevó a Bin Laden a elegir como guarida una ciudad situada a tan sólo dos horas del centro de poder de Pakistán, la capital de Islamabad, con una población no especialmente simpatizante hacia su causa y miles de militares estacionados a unos pocos de cientos de metros de su vivienda.

Pakistán ha negado que el terrorista estuviera protegido por su Gobierno o los servicios de inteligencia, el influyente ISI. Pero ni siquiera la prensa local parece creer su versión. "Es una vergüenza para el país", decía este miércoles el editorial del periódico Dawn lamentando que el hombre más buscado del mundo viviera "delante de las narices" del Ejército.

La iglesia, protegida por sacos de cemento. | D.J.

La iglesia, protegida por sacos de cemento. | D.J.

EEUU cree que en algún momento hace seis años el autor ideológico de los atentados del 11-S abandonó su vida espartana en las montañas de la frontera con Pakistán para trasladarse a Abottabad.

El dirigente de Al Qaeda dejaba atrás la protección de milicianos comprometidos con su campaña de terror y la relativa seguridad de zonas remotas y de difícil acceso. Las teorías de por qué lo hizo varían desde que fue instalado en su nuevo escondite por los servicios de inteligencia paquistaníes, que eligió un lugar donde creyó que nunca le buscarían e incluso que quisiera una "vida relativamente normal" para su familia, según apuntan fuentes del Gobierno de Islamabad.

Enviados de Bin Laden se encargaron de elegir el emplazamiento de su mansión y diseñarla para que fuera autosuficiente. El fugitivo saudí contaba con depósito de agua, una pequeña granja de animales y servicio doméstico. Lo más probable es que nunca abandonara el complejo. Los recibos eran pagados puntualmente y al menos un periódico llegaba puntual todos los días, según el testimonio de sus vecinos. Pakistán cree que hasta 17 personas vivían en el interior de la casa, incluidas dos esposas -una habría muerto y otra se encuentra en poder de las autoridades- y ocho de sus hijos.

Bin Laden encontró su final en una localidad veraniega que debe su nombre a James Abbott, el oficial que la fundó en 1853 tras la anexión del Punjab por el imperio británico. Con los colonizadores llegaron los primeros misioneros y la iglesia de San Lucas fue uno de los primeros edificios que se construyeron, dando pie a una comunidad cristiana que hoy supera el millar de personas.

Entre 150 y 200 paquistaníes se reúnen todos los domingos para escuchar misa, bautizar a sus hijos o celebrar bodas, "Nunca imaginamos que Bin Laden estaría tan cerca", dice una joven cristiana que trabaja como cuidadora en la parroquia. "El padre nos enseña que no debemos desear la muerte de nadie, pero era un hombre muy peligroso".

Pantomima en Afganistán

Pantomima en Afganistán

Un grupo de hombres sigue en un restaurante en Herat la noticia de la muerte de Bin Laden. | Efe

Un grupo de hombres sigue en un restaurante en Herat la noticia de la muerte de Bin Laden. | Efe

  • El reclutamiento de soldados y policías se está haciendo a marchas forzadas.

Mònica Bernabé | Kabul

Un total de 150.000 soldados extranjeros están desplegados en Afganistán, cifra que nunca antes se había visto. También hay 270.000 policías y soldados afganos, y en octubre se espera llegar a los 305.000.

En julio empieza un plan de transición para traspasar a las fuerzas de seguridad afganas la responsabilidad de la seguridad en el país de forma gradual. En los últimos meses centenares de talibán han abandonado las armas en Afganistán y se han acogido a un plan de reintegración del Gobierno afgano, que prevé una salida laboral para los excombatientes.

Un Alto Consejo de la Paz se constituyó en octubre pasado para negociar con los talibán y buscar una salida política al conflicto. Y ahora, como colofón, Osama Bin Laden está muerto. Visto así, la situación en Afganistán no podría ir mejor.

Desde el año pasado la comunidad internacional -o sea, la OTAN, la ONU y en general todos los países con tropas destacadas en el país asiático- se ha instalado en un discurso triunfalista como si realmente la guerra estuviera llegando a su fin en Afganistán. "Nosotros tenemos una visión global del país", justifican los representantes internacionales cuando se les rebate que lo que ellos explican sobre el papel es difícil verlo sobre el terreno en alguna parte en Afganistán.

Cuando se pregunta a los mandos de la Policía y Ejército afganos si sus efectivos están realmente preparados para hacerse cargo de la seguridad en Afganistán, todos contestan que no, y que no saben qué pasará cuando se inicie el plan de transición y las tropas internacionales se vayan de Afganistán.

Reclutamiento forzoso

Canadá retira sus tropas de combate en julio, Estados Unidos también reducirá sus efectivos en verano y Alemania y otros países también quieren hacer lo mismo. De momento, en el sur de Afganistán, que es donde los talibán tienen más fuerza, los afganos están ocupados en la cosecha del opio y es difícil valorar si la presencia masiva de tropas internacionales ha dado resultados. Hay que ver qué pasa en unas semanas, cuando los que ahora están en los campos, cojan las armas.

El reclutamiento de soldados y policías afganos se está haciendo a marchas forzadas para cumplir los objetivos numéricos marcados, pero todo el mundo –tanto mandos afganos como extranjeros- confiesa que la instrucción que los nuevos alistados están recibiendo es insuficiente y que lo único que pueden esperar es que aprendan con la práctica de la guerra. Eso, si no desertan antes. Algo cada vez más habitual.

Tampoco nadie sabe cómo se va a mantener un Ejército local de tantos efectivos en el futuro. El Gobierno afgano se empieza a plantear recuperar el servicio militar obligatorio, que ya existió en los años 80 con el Gobierno pro soviético, y que hizo que muchos jóvenes afganos se exiliaran del país para no ser llamados a filas.

Picaresca en el proceso de verificación

La reintegración de talibán es difícil de comprobar. Muchas fuentes aseguran que los que han dejado las armas son en realidad campesinos pobres que han entregado viejos kalashnikovs para acogerse a los beneficios del programa de reintegración.

Por su parte, el llamado Alto Consejo de la Paz lo conforman básicamente señores de la guerra que tienen más experiencia en hacer la guerra que la paz, y en los que nadie confía para llegar a un acuerdo duradero con los talibán.

De la misma manera, algunos de los principales criminales de guerra de Afganistán ocupan en la actualidad altos cargos de poder en el Parlamento y Gobierno afganos. Sin ir más lejos, los vicepresidentes Mohammad Qasim Fahim y Karim Jalili. La corrupción en la administración afgana es sólo el síntoma del problema real, que es la presencia de personajes indeseables en las estructuras de poder.

¿Qué consecuencias tendrá la muerte de Osama Bin Laden para Afganistán? La población afgana ve el futuro como un abismo irremediable, con o sin Osama Bin Laden. Desde el año pasado la comunidad internacional busca una estrategia de salida de Afganistán como sea, y está intentando dar una imagen de estabilidad en el país que le garantice una retirada con dignidad. La muerte de Bin Laden refuerza esa pantomima.

Lo que no está tan claro es qué pasará en el futuro. La población afgana es pesimista. La comunidad internacional nunca ha tenido en su agenda el interés de la población afgana, desde el momento en que en el 2001 pactó con los principales criminales de guerra del país para hacer caer el régimen de los talibán y después los catapultó al poder, donde aún continúan. Y ahora mantiene un mutismo total al respecto y quiere hacer creer que la situación en Afganistán puede mejorar con la muerte de un terrorista.

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