16 mayo, 2011

¿Quién inventó a Eruviel?

¿Quién inventó a Eruviel?

La historia en breve

Ciro Gómez Leyva

Traté a Eruviel Ávila dos veces en las últimas dos semanas. Dos cosas me llamaron la atención: la manera en que ha asimilado las formas de la cultura política de Atlacomulco, y que parece ser todo menos el hombre destinado a ocupar una posición medio shakespeareana de la que dependerá, por lo pronto, el bienestar del proyecto peñanietista en un momento tan, digamos, severo.

Eruviel es muy educado en el trato, está bien entrenado. No quiere ganar la palabra, tampoco imponer una idea en la conversación. Cuando se le pregunta por los adversarios, los trata con la discreción con que un médico hablaría de un paciente asiduo. Atlacomulco, ciento por ciento.

—¿Encinas y Bravo Mena?

—Son muy respetables.

—¿Peña Nieto?

—Ha hecho un muy buen gobierno, esa imagen nos va a ayudar mucho.

—Arrancas fuerte.

—Parece que eso indican las encuestas.

No es que intente darle transparencia a las palabras, pero comparado con los políticos que, de principio a fin, hablan sobre imposturas, Eruviel luce distinto. Tal vez sea su famoso origen popular, o el haber conocido la derrota. O quizá simplemente comprenda perfectamente quién es y por qué y para qué lo pusieron ahí.

No sé cómo gobernó Ecatepec, ni si robó y se enriqueció como tantos alcaldes desvergonzados. Podría ser que a partir de hoy enloquezca en la campaña electoral y se transforme en un insoportable demagogo más. Pero al escucharlo y revisar los números con que comienza la competencia, es pertinente preguntar ¿quién inventó a estas alturas a un tipo con rostro humano, quién inventó a Eruviel?

Quien haya sido, parece que acertó. Ya lo veremos.

AMLO a Moreira: PRI y PAN, la misma mafia

AMLO a Moreira: PRI y PAN, la misma mafia

Pide el tabasqueño al ex gobernador de Coahuila aclarar “por qué ayudaron a Acción Nacional al fraude electoral de 2006”, y le señala que su Movimiento de Regeneración tiene adversarios, no enemigos.
El ex candidato presidencial perredista estuvo ayer en Guanajuato.
El ex candidato presidencial perredista estuvo ayer en Guanajuato. Foto: Especial

En respuesta a la propuesta del dirigente nacional del Partido Revolucionario Institucional, Humberto Moreira, de unirse contra el “enemigo común”, Acción Nacional, Andrés Manuel López Obrador señaló: “Ni con el PRI ni con el PAN”, porque “son la misma mafia en el poder que llevó a la crisis a México”.

Además, el tabasqueño llamó al líder tricolor a “no manipularnos, porque no nos chupamos el dedo; yo sé muy bien que PRI y PAN son lo mismo”.

En el quinto día de la tercera semana de gira nacional Salvemos a México, López Obrador pidió a Moreira que aclare “por qué le ayudaron al fraude electoral de 2006 al PAN, por qué se aliaron al PAN en 2006”.

Recordó que los gobernadores priistas actuaron en el fraude electoral y “no me vengan con ese cuento de que son distintos, porque tanto PRI como PAN están al servicio de la mafia del poder.

“No queremos al PRI, no queremos al PAN, vamos a buscar un camino del todo nuevo, ya no el camino trillado, porque de lo contrario estaríamos traicionando al pueblo”, expuso.

Durante una reunión con integrantes del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) en Guanajuato, López Obrador añadió que “el riesgo que se corre es que la gente se deje engañar porque la mafia del poder está induciendo que con la llegada del PRI se van a resolver los problemas, como si PRI y PAN fuesen distintos”.

El ex candidato presidencial precisó al líder nacional priista que su movimiento no tiene enemigos sino adversarios.

Además, señaló que el regreso del PRI sería “muy grave porque venderían hasta el Palacio Nacional.

“Están queriendo engañar como se engañó en aquella época cuando se resolvió de nuevo ir a buscar a (Antonio López de) Santa Anna, que iba a salvar el país. Santa Anna regresó a acabar con todo; vendió otra parte del territorio nacional y estableció impuestos por la ventana, por las puertas de las casas, hasta por los perros que tenía la gente. Si regresara el PRI a la Presidencia —toco madera— , venderían hasta el Palacio Nacional”, insistió.

Claves

Lujambio, “florero”

• Andrés Manuel López Obrador felicitó a los maestros en su día y afirmó que se podría mejorar la educación básica si la lideresa sindical, Elba Esther Gordillo, no manipulara el sector educativo en México.

• En este sentido, dijo que el secretario de Educación Pública, Alonso Lujambio, y los subsecretarios de la dependencia son sólo “floreros” que están al mando de la lideresa magisterial.

México: La cámara de tortura nacional

México: La cámara de tortura nacional

Por Ricardo Valenzuela

En días pasados los diarios del país publicaron unos datos que son para congelar la sangre de todos los mexicanos: a) La burocracia, nada más en sueldos, le cuesta a México casi 250,000 millones de pesos. B) La corrupción le cuesta otros 35,000 millones de pesos. En el reporte no se incluye los 250,000 millones de dólares que se estima robaron los políticos durante el siglo XX reportado por el libro THE PAN AMERICAN DREAM. Ante esta vergonzosa información yo me pregunto ¿Cómo es posible que los mexicanos hayamos permitido se fraguara esta cámara de tortura nacional? Aun más grave ¿Cómo es posible que lo sigamos permitiendo? Y lo más importante ¿Qué haremos al respecto?
¿Cómo se construyó esta cámara de tortura que haría palidecer a Torquemada?

La protección del consumidor contra las “prácticas de negocios sin escrúpulos”, se convirtió en cimiento del Estado intruso y la raíz más profunda de la corrupción gubernamental. El argumento que da vida a las monstruosas burocracias que participan en este asalto, es que los hombres de negocios, sin regularlos, se dedicarían a vender productos defectuosos, valores fraudulentos, construirían edificios que con el soplo del viento se derrumbarían. Con esa bandera los gobiernos se han dedicado a edificar sus secretarías, agencias, fideicomisos, comisiones tan “indispensables” para proteger al pueblo de la “voracidad” de los negociantes.

Sin embargo, la ambición, como bien lo señalaba Adam Smith—o más bien la búsqueda de su ganancia—es lo que verdaderamente garantiza la protección del consumidor. Lo que los colectivistas no entienden que el interés que mueve a los hombres de negocios, es lo que los impulsa a construir una buena reputación sobre bases morales para poder subsistir en el mercado. El mercado es ciego y valúa las empresas de acuerdo a capacidad para generar utilidades, es por ello que una buena reputación puede y debe ser un activo más valioso que sus activos físicos y financieros. Desafortunadamente en México se desarrolló el concepto de la familia revolucionaria en donde, más que el prestigio, lo importante eran las conexiones con el establishment.

El prestigio y la reputación en una economía verdaderamente libre, es la herramienta más efectiva para competir. Los participantes con la mejor reputación son siempre los que se llevan los mejores negocios. Cuando Mike Milken era el Rey de los bonos chatarra, con una llamada telefónica lograba que sus inversionistas le situaran, ese mismo día, billones de dólares. El caso de este hombre, quien democratizó el mercado financiero en EU, es un buen ejemplo. A Milken sus “enemigos”, con ayuda del gobierno, lo tuvieron que enviar a la cárcel con juicios fraudulentos, arruinar su reputación para expulsarlo del mercado que él había creado.

Las regulaciones gubernamentales no protegen al consumidor, no fabrican productos de calidad ni proporcionan información confiable. Su única contribución es la de sustituir los verdaderos incentivos con el hostigamiento, asumiendo su papel de “redentores” de la sociedad. Cuando hacemos a un lado la montaña de papeles que producen esas burocracias, lo único que encontramos, primero, es la aniquilación de la competencia—la base de las economías sanas. Segundo; la burocracia ofrece una garantía que el consumidor es el que debería de establecer haciendo sus propios juicios. A través de pasar por su colador a las empresas que cumplen con “sus requisitos” o estándares de su calidad, le afirma al consumidor que su juicio no es necesario.

El propósito de un gobierno regulador es el de no permitir en lugar de crear algo. La estructura mental de los reguladores es la de López Obrador y su grupo de cortesanos, “no pasa.” Eso se traduce en una serie de obstáculos para el desarrollo de mejores productos y una economía moderna. Alguien que trate de construir algo en el DF, se enfrentará a un ejército de inspectores, estándares de construcción que datan de la época de los aztecas, cerrando así la puerta a las nuevas tecnologías. Los constructores deben dedicar su tiempo a cumplir con esas anacrónicas regulaciones en lugar de buscar nuevas técnicas. De esa forma, es más fácil simplemente dar la requerida mordida para poder seguir adelante.

Esto perjudica seriamente al consumidor, pero la víctima más afectada es el productor. Regulaciones retiran de la competencia la reputación que ha tomado años construir. Es una forma especial de expropiación de algo mas valioso que sus activos; su integridad. Así el acto de un gobierno para despojar negocios de sus activos físicos o devaluar su reputación “nivelando el terreno,” permanecen en la misma categoría; ambos son actos de expropiación. La legislación proteccionista es la llamado ley preventiva. Los productores están sujetos a la coerción gubernamental antes de cometer algún delito. En una economía libre, el gobierno solo interviene cuando se ha cometido fraude o se ha producido algún daño al consumidor; en esos casos la protección es la ley criminal.

El gran problema de los colectivistas es esa desconfianza a la libertad y al mercado libre, pero es su cruzada de “protección al consumidor” expone la naturaleza de sus premisas. Al preferir la intimidación en lugar de incentivos y recompensa como medios de motivación, ellos declaran su concepto del hombre como un ser bruto sin capacidad para pensar, actuando en el nivel instintivo. De esa forma muestran su ignorancia del papel de la inteligencia en el proceso productivo, y de la visión a largo plazo requerida para mantener una economía moderna. Declaran su incapacidad para entender la importancia de los valores morales, que es el verdadero poder motivador de un capitalismo democrático.

En un país como EU en el que un asesino violador puede escapar el castigo de la justicia declarándose enfermo, el mercado no perdona. El capitalismo se basa en individualismo, interés personal y autoestima “Sus pilares son la confianza y la integridad consideradas como virtudes cardinales, extraordinariamente redituables demandando que el hombre viva a base de virtudes y no de vicios.”

El que no lo hace, por mas rehabilitado, el mercado no lo acepta de nuevo. Este es un sistema “superlativamente moral” que los estatistas han estado destruyendo sobre con legislación aplicable solo por excepción, oleadas de burócratas hambrientos de dinero sabiendo que la mejor forma de conseguirlo es obstaculizando el proceso, y el ancestral sistema de intimidación. Es lo que James Buchanan bautizó como “la economía de la política,” la gran enfermedad de México provocada por una legión de vampiros burócratas cinco veces más grande de lo que, en opinion de Buchanan, es lo que en realidad México requiere.

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