02 junio, 2011

El dinero no lo es todo

Primavera árabe

El dinero no lo es todo

GEES

Lo que en verdad los líderes mundiales deberían poner en marcha es el desmantelamiento de las trabas comerciales con las que intentan proteger a sus economías de muchos de los productos con los que podrían sobrevivir y prosperar muchos de estos países.

Los países más industrializados –y más endeudados– del planeta ya han decidido lo que deben hacer frente a la llamada "primavera árabe": dar dinero. Durante la última reunión del G-8 de la semana pasada, eso fue, esencialmente, lo que acordaron: poner en marcha un paquete financiero de ayuda a Túnez y Egipto; dinero, por lo demás, que se verá ayudado por importantes cantidades que los países del Golfo, productores de petróleo e inmensamente ricos, también aportarán.

Tal vez calme los ánimos morales de muchos a la vez que alarme a no menos, habida cuenta del peso de la deuda que muchos países desarrollados arrastramos y arrostramos, pero está por ver que 20 ó 40 mil millones de dólares puedan servir para algo.

En primer lugar, porque dichas sociedades no cuentan con las estructuras imprescindibles para absorber y emplear adecuadamente esas ayudas millonarias, por mucho que necesiten liquidez para poder funcionar. La lluvia de dólares serviría, en el mejor de los casos, para que millones volvieran a las arcas de los bancos suizos y europeos, pero para disfrute de unas pocas familias, como ha ocurrido durante décadas de corrupción.

En segundo lugar, está la experiencia práctica que ya conocemos. Arrojar literalmente miles de millones a la Autoridad Palestina no ha servido ni para impulsar la economía de Gaza o Cisjordania ni para modernizar su tejido social. Si hay alguien que quiere culpar a Israel de ello, tomemos otro ejemplo: los Estados Unidos han regalado a Egipto más de 30 mil millones en los años pasados y no ha conseguido que la renta per capita del país supere los 2 dólares al día. Los subsidios generan una cultura de más subsidios, no una economía próspera.

Tercero, la Historia nos debería haber enseñado a estas alturas que cuando llega ayuda financiera del Golfo, no sale gratis, porque viene con una etiqueta bien definida: "la solución es el islam". El whabbismo no tiene más secreto que las rentas del petróleo. Así que cuando empiece a llegar a Egipto en cantidades significativas, ya podemos prepararnos para quienes serán los receptores, lo Hermanos Musulmanes.

Lo que en verdad los líderes mundiales deberían poner en marcha es el desmantelamiento de las trabas comerciales con las que intentan proteger a sus economías de muchos de los productos con los que podrían sobrevivir y prosperar muchos de estos países. También podrían poner en marcha programas de reforzamiento institucional de partidos laicos y moderados, en lugar de pagar las campañas electorales de todo quisqui, incluido los islamistas.

Desgraciadamente, ni todo el oro del mundo compraría el destino del mundo árabe y sus veleidades con el islamismo radical. No se lo pongamos más fácil a costa de nuestro bolsillo.

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