28 julio, 2011

La guerra perdida. Entrevista Julio Scherer a Mayo Zambada

Revista Proceso

Revista Proceso

La principal arma con la que cuenta el gobierno federal es la maquinaria de propaganda mediática que está a su completo servicio. Televisa, TvAzteca, las editoriales que estos dos empresas regentean; estaciones de radio, concesionarias de canales de cable, prensa escrita, incluso panfletos se han rendido al presupuesto a condición de moderar el discurso, hacer válida una guerra que no es, de legitimar a un hombre que no puede hacerlo por sí mismo.

Sin embargo quedan pocos, poquísimos de hecho, medios que no han cedido a la enorme presión gubernamental para hacer desaparecer de las portadas las palabras y fotos que, también, pocos hombres desean que vean la luz. La Revista Proceso es una de ellas y esta vez se ha ganado un motivo más para que, por ejemplo, García Luna exhiba la revista como parte del armamento incautado a los narcotraficantes.

Julio Scherer García, periodista y fundador de la publicación semanal, esta vez pone casi de rodillas a un gobierno incapaz de comunicar un éxito que sea cuantificable en comparación a los cruentos números que suman cada uno de los muertos a manos de narco y ejército por igual. De rodillas pues en los propios términos de los que se vale Felipe Calderón para medir y comunicar sus escasos éxitos es en el ámbito mediático y por ello, es de esperarse, que en las siguientes semanas la campaña de propaganda de los medios oficialistas estarán empeñados en señalar una inexistentente desesperación de los cárteles de la droga que será débilmente demostrada con, precisamente, la entrevista que hace Julio Scherer al Mayo Zambada.

Recomendamos que se haga un esfuerzo extraordinario para adquirir el ejemplar de Proceso de esta semana por varias razones:
.-En estos casos en los que el gobierno se ve fuertemente cuestionado la revista desaparece de los anaqueles por la compra de acaparamiento de personajes desconocidos.
.-Este número es especialmente importante debido a la relevancia de las declaraciones del narcotraficante.
.-Este número sienta un “antes” y “ahora” en cuanto a la política guerrerista que ha dejado miles de muertos y desplazados
.

Fragmentos de la entrevista que aparece en Proceso 1755

Zambada y señalo la silla que ocuparia, ambos de frente. Observe de reojo a su emisario, las mandibulas apretadas. Me pedia que no fuera a decir que ya habiamos desayunado. Al instante fuimos servidos con vasos de jugo de naranja y vasos de leche, carne, frijoles, tostadas, quesos que se desmoronaban entre los dedos o derretian en el paladar, cafe azucarado.

-Traigo conmigo una grabadora electronica con juego para muchas horas., aventure con el proposito de ir creando un ambiente para la entrevista.
-Platiquemos primero.

Le pregunte al capo por Vicente, Vicentillo.
-Es mi primogenito, el primero de cinco. Le digo ‘Mijo’. Tambien es mi compadre.
Zambada siguio en la resena personal:
-Tengo a mi esposa, cinco mujeres, quince nietos y un bisnieto. Ellas, las seis, estan aqui, en los ranchos, hijas del monte, como yo. El monte es mi casa, mi familia, mi proteccion, mi tierra, el agua que bebo. La tierra siempre es buena, el cielo no.
-No le entiendo.
-A veces el cielo niega la lluvia. Hubo un silencio que aproveche de la unica manera que me fue posible:
-Y Vicente?
-Por ahora no quiero hablar de el. No se si esta en Chicago o Nueva York. Se que estuvo en Matamoros.
-He de preguntarle, soy lo que soy. A proposito de su hijo, .vive usted su extradicion con remordimientos que lo destrocen en su amor de padre?
-Hoy no voy a hablar de ‘Mijo’. Lo lloro.
-Grabamos?
Silencio.
-Tengo muchas preguntas., insisti ya debilitado.
-Otro dia. Tiene mi palabra.

[...]
–He leído sus libros y usted no miente–, me dice.
Detengo la mirada en el capo, los labios cerrados.
–Todos mienten, hasta Proceso. Su revista es la primera, informa más que todos, pero también miente.
–Señáleme un caso.
Reseñó un matrimonio que no existió.
–¿El del Chapo Guzmán?
–Dio hasta pormenores de la boda.
–Sandra Ávila cuenta de una fiesta a la que ella concurrió y en la que estuvo presente el Chapo.
–Supe de la fiesta, pero fue una excepción en la vida del Chapo.
Si él se exhibiera o yo lo hiciera, ya nos habrían agarrado.
–¿Algunas veces ha sentido cerca al ejército?
–Cuatro veces. El Chapo más.
–¿Qué tan cerca?
–Arriba, sobre mi cabeza. Huí por el monte, del que conozco los ramajes, los arroyos, las piedras, todo. A mí me agarran si me estoy quieto o me descuido, como al Chapo. Para que hoy pudiéramos reunirnos, vine de lejos. Y en cuanto terminemos, me voy.
–¿Teme que lo agarren?
–Tengo pánico de que me encierren.
–Si lo agarraran, ¿terminaría con su vida?
–No sé si tuviera los arrestos para matarme. Quiero pensar
que sí, que me mataría.
Advierto que el capo cuida las palabras. Empleó el término arrestos, no el vocablo clásico que naturalmente habría esperado.
[...]

–Un día decido entregarme al gobierno para que me fusile. Mi caso debe ser ejemplar, un escarmiento para todos. Me fusilan y estalla la euforia. Pero al cabo de los días vamos sabiendo que nada cambió.
–¿Nada, caído el capo?
–El problema del narco envuelve a millones. ¿Cómo dominarlos? En cuanto a los capos, encerrados, muertos o extraditados, sus reemplazos ya andan por ahí.
A juicio de Zambada, el gobierno llegó tarde a esta lucha y no hay quien pueda resolver en días problemas generados por años. Infiltrado el gobierno desde abajo, el tiempo hizo su “trabajo” en el corazón del sistema y la corrupción se arraigó en el país. Al presidente, además, lo engañan sus colaboradores. Son embusteros y le informan de avances, que no se dan, en esta guerra perdida.
–¿Por qué perdida?
El narco está en la sociedad, arraigado como la corrupción.

Los cárteles, más fuertes que nunca

Ricardo Ravelo: Los cárteles, más fuertes que nunca


Compatible con el diagnóstico que presentó la Sedena ante los diputados, el mapa del narcotráfico se reconfigura con el cártel de Sinaloa a la cabeza. Pese a los embates de las fuerzas federales, los cárteles de la droga que operan en México parecen estar más fuertes que nunca, según otros documentos oficiales consultados por Proceso. Hoy, cuatro años después de que el presidente Felipe Calderón emprendió la guerra contra el crimen organizado, han irrumpido en la escena organizaciones que antes eran de bajo perfil, como La Familia Michoacana, que tiene presencia en 12 entidades del país, además de Los Zetas y el Cártel de Jalisco Nueva Generación.

La guerra contra el narcotráfico iniciada por la administración calderonista hace poco más de cuatro años sólo ha servido para que los cárteles mexicanos refuercen sus estructuras y tejan alianzas, pero sobre todo para que extiendan sus dominios en todo el territorio nacional. Hoy, las propias autoridades admiten que han fracasado en su intento por frenar la escalada de violencia.

A 22 meses de que concluya la presente administración, inmersa en la guerra contra el narcotráfico, los cárteles controlan ya 71% de los municipios del país, según el estudio realizado por el Senado a finales de 2010 (Proceso 1773).

El titular de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), Genaro García Luna, quien lleva 10 años al frente de las tareas de seguridad, reconoció el martes 1 de febrero, ante los integrantes de la Primera Comisión de la Cámara de Diputados, que el gobierno federal no ha podido consolidar una política de Estado para combatir el crimen organizado.

Las declaraciones del funcionario contrastan con las del propio Calderón, quien poco antes negó que los cárteles estén operando al amparo de la protección de funcionarios municipales, estatales y aun federales. Según García Luna, el gobierno realiza una revisión en las corporaciones policiacas para combatir a los llamados “infiltrados en el Estado”, aunque se abstuvo de mencionar nombres.

Las mil cabezas del narco

El despliegue del Ejército y de la Policía Federal a lo largo del país para combatir el crimen organizado ha sido infructuoso, pues la violencia no cesa. Además, el tráfico de drogas no sólo permanece intacto, sino que los cárteles se han fortalecido mediante alianzas estratégicas.
Estudios oficiales, como Información sobre el fenómeno delictivo en México, patrocinado por la Presidencia de la República y aún no divulgado, y Radiografía de los cárteles mexicanos, de la SSP, consultados por este semanario, dan cuenta de la expansión de los grupos criminales dentro y fuera del territorio nacional.
Y aun cuando el gobierno ha descabezado a varias organizaciones, ninguna de ellas ha sido exterminada. Las cabezas cortadas fueron reemplazadas de inmediato. No sólo eso, en los últimos años surgieron nuevas organizaciones: el cártel del Pacífico Sur, La Resistencia y el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG).
La primera surgió en diciembre de 2009 tras la muerte de Arturo Beltrán Leyva, El Jefe de Jefes. Según la SSP, ese cártel actúa en Guerrero, Morelos, Michoacán y Jalisco, zonas que durante años dominaron los hermanos Beltrán Leyva. Sus primeros ajustes de cuentas en Guerrero y Morelos fueron publicitados por medio de narcomantas y carteles, que adherían a los cuerpos de sus víctimas.
En cuanto a La Resistencia –también llamada la Triple Alianza–, las autoridades federales sostienen que se trata de un grupo ligado al cártel de Sinaloa y que reúne a miembros de La Familia Michoacana, del cártel del Golfo y de los restos de la organización de los hermanos Valencia Cornelio.
El CJNG, que irrumpió recién el año pasado, se sabe que está formado por los operadores de Ignacio Nacho Coronel, ejecutado por marinos en julio pasado durante un operativo en Zapopan, Jalisco. Desde la caída de Miguel Ángel Félix Gallardo, en 1989, en la entidad no había una organización que controlara el trasiego de drogas.
Este cártel y La Resistencia pelean por apropiarse de este territorio, al que llegan grandes cantidades de precursores químicos que después son trasladadas a laboratorios de Michoacán, Guerrero, Estado de México y Distrito Federal para la elaboración de drogas sintéticas.
Ambas organizaciones surgieron en el complejo turístico Paradise Village de Puerto Vallarta a principios de 2010, luego de la ejecución de Alejandro Coronel, hijo de Nacho Coronel, quien operaba para el cártel de Sinaloa, a manos de presuntos sicarios de Los Zetas. Desde antes del asesinato de Alejandro, la posición de su padre comenzó a debilitarse. No era bien visto por los integrantes del cártel de Sinaloa por su cercanía con otros grupos, como el cártel del Golfo. Al ser abatido por los marinos, la plaza de Jalisco se quedó sin jefe. De inmediato irrumpieron La Resistencia y el CJNG, que ahora pugnan por dominar no sólo Jalisco, sino también Nayarit y Colima.
Según informes de inteligencia, el CJNG es dirigido por narcos de Durango, Sinaloa, Tamaulipas y Estado de México, cuyas edades oscilan entre 25 y 35 años y poseen mansiones en Guadalajara, Zapopan, Tlajomulco, Tlaquepaque, Tonalá, Juanacatlán y El Salto. Son ellos los que enfrentan a las células de La Resistencia, que provienen de los cárteles de Sinaloa, La Familia Michoacana, el cártel del Golfo y lo que queda de la organización de los hermanos Valencia Cornelio.
“Son extremadamente violentos, se conoce que utilizan tácticas terroristas para infundir miedo. Manejan todo tipo de drogas y cuentan con armamento de alto poder, lo que los hace sumamente peligrosos”, según el perfil elaborado por la SSP.

Una “Familia” robusta

Diversas fuentes dan cuenta de que en Michoacán, Morelos, Jalisco y Guerrero otro cártel da muestras de expansión y fortaleza: La Familia Michoacana.
Esta organización surgió en Michoacán entre 2005 y 2006, tras las divisiones entre el cártel del Golfo y Los Zetas, liderada por Nazario Moreno González, conocido como El Chayo, El Doctor o El Más Loco, quien, según las autoridades, murió en diciembre último durante un enfrentamiento con el Ejército.
En esa ocasión, el secretario técnico del Consejo de Seguridad Nacional, Alejandro Poiré, declaró: “Es un hecho el debilitamiento y repliegue de esa organización delictiva, y por las acciones emprendidas seguirán cayendo otros de sus líderes y operadores financieros, ya que ese es el compromiso de las autoridades con los michoacanos”.
Sin embargo, declaraciones de testigos contenidas en el expediente PGR/SIEDO/UEIDCS/018/2010 dan cuenta de la expansión de ese cártel dentro y fuera de México. Tras la presunta muerte de Nazario Moreno, por ejemplo, La Familia Michoacana dio muestras de su dinamismo. Por principio, Jesús Méndez Vargas, El Chango, asumió el liderazgo y fueron reemplazados los mandos caídos o asesinados.
El documento contiene los testimonios de los testigos protegidos Carlos y Emilio, quienes afirman que La Familia Michoacana amplió sus operaciones criminales en los últimos cuatro años y que hoy está bien posicionada en por lo menos 12 estados.
La tierra natal de Nazario Moreno, Apatzingán, sigue siendo la base de operaciones del grupo y en la actualidad tiene presencia en Guerrero, Colima, Sonora, Jalisco, Guanajuato, Estado de México, Distrito Federal, Querétaro, Chiapas, Tamaulipas, Sonora y Baja California.
El año pasado, al ser capturado Arnoldo Rueda Medina, La Minsa, su principal operador, la organización tuvo que reestructurarse. Servando Gómez Martínez, La Tuta, comenzó a tomar el control, hasta convertirse en el coordinador de todas las plazas donde está afincada La Familia Michoacana, según declaró Emilio.
El testigo protegido refiere que cuando algún miembro del cártel muere o es detenido, el más cercano a esa posición cubre la vacante. Así sucedió tras el arresto de La Minsa. Su lugar fue ocupado por La Tuta, quien estaba al frente de las plazas de Lázaro Cárdenas y Arteaga y había tomado decisiones importantes.
El organigrama de La Familia Michoacana permite conocer su nivel de organización y el crecimiento que ha mostrado en los últimos cinco años. Debajo de La Tuta está Enrique Plancarte, El Kike, quien se encarga de la contabilidad y administración de los bienes de la empresa criminal; además, es él quien adquiere la cocaína directamente a los narcos colombianos.
Según el testimonio de Emilio, las tareas del Kike no terminan ahí. Él coordina también a los contadores del cártel y es el responsable de operar los embarques de droga a Estados Unidos. El declarante asegura que La Familia Michoacana trafica cocaína, crystal, ice, heroína, mariguana y toda la variedad de drogas sintéticas.
Otra de las piezas clave de la organización es Juan Reza Sánchez, Juanito, considerado brazo derecho de El Chango Méndez. Es reconocido como consejero y artífice de las operaciones logísticas, y se hace acompañar de un gatillero conocido como El Alacrán.
Aunque el gobierno sostiene que La Familia Michoacana está debilitada, lo cierto es que aún tiene jefes en todas las plazas del estado. En Lázaro Cárdenas el encargado es un hombre a quien llaman El Chamuco. En Carácuaro está al frente Jorge Fuentes Maldonado, El Rojo; en Caleta de Ocampo, El Moreno es el líder.
Hilario López Morales, El Gato, coordina Zitácuaro, Benito Juárez, Tuxpan, Jungapeo y Susupuato. En Lombardía e Infiernillo la cabeza es un sujeto apodado El Chivas, familiar de El Chango Méndez; mientras que Aguililla y Nueva Italia están en manos de La Estrella.
Uruapan está bajo control de un empresario aguacatero de apellido Ortega; Tuzantla es el feudo de Horacio Morales; Nocupétaro es dominio del H-10; en Ciudad Hidalgo, Maravatío, Aporo, Tlapojahuac y Epitacio Huerta es Omar Tafoya, El Gori, quien domina el territorio. Fuera de Michoacán La Familia también tiene representantes: en Guanajuato el jefe es Ramón Moreno Madrigal, El Llavero; en Guerrero era Rogaciano Alba, Don Roga, quien antes de su detención operaba con apoyo militar; en Sonora, el jefe de plaza es El Tinaco Morales, aunque en esa entidad La Familia Michoacana trabaja en alianza con el cártel de Sinaloa.
Otro sujeto conocido como El Conta es jefe de plaza en el Estado de México, donde, según los datos confirmados por Proceso, operan unas 80 personas de esa organización criminal; en Querétaro, el representante es El Rivas.
Los dominios de La Familia Michoacana también se extienden a Guatemala. En ese país centroamericano el jefe es un guerrerense conocido como El Paisano. Según su ficha criminal, él es responsable de enviar droga hasta la frontera con Chiapas, desde donde se mueve con protección policiaca.

La repartición del mapa

Pese a la movilidad militar y policiaca y al empeño de Felipe Calderón de mantener la lucha contra el crimen como principal eje de su gobierno, los cárteles se mantienen firmes, no obstante las bajas de los últimos meses.
El del Golfo, por ejemplo, sigue funcionando en 10 estados pese a la muerte de Ezequiel Cárdenas Guillén, Tony Tormenta, abatido en Tamaulipas en noviembre pasado por efectivos de la Marina. El grupo opera bajo las órdenes de Eduardo Costilla Sánchez, El Cos, quien entró en negociaciones con La Familia Michoacana desde que la encabezaba Nazario Moreno.
El Chayo era un viejo conocido de Costilla Sánchez. De hecho, Moreno entró al negocio del narcotráfico por medio de Carlos Rosales, Carlitos, un operador del cártel del Golfo en Michoacán que hoy se encuentra preso, e inició su carrera en Tamaulipas.
Tras sellarse la alianza entre los cárteles del Golfo y La Familia, ésta comenzó a operar el tráfico de drogas a través de Tamaulipas, lo que enojó a Los Zetas y a su líder, Heriberto Lazcano, El Lazca, quienes terminaron por romper con el cártel del Golfo y consolidaron su propia organización.
Los Zetas son tan fuertes que la agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) los considera una amenaza para la seguridad nacional de su país, pues han detectado su presencia en todo el Valle de Texas.
En México ese grupo tiene presencia en 10 estados, entre ellos Tamaulipas, Nuevo León, Coahuila, Campeche, Tabasco, Veracruz, Puebla e Hidalgo.
Según el mapa del narcotráfico mexicano, el cual está reforzado con información de la SSP, la principal organización que opera en México es el cártel de Sinaloa, cuya fuerza creció al aliarse con el cártel del Golfo, La Familia Michoacana y La Resistencia. Otro bloque lo integran Los Zetas, el cártel de Tijuana, el cártel de Juárez y el cártel del Pacífico Sur. Hasta el momento, el CJNG trabaja de manera independiente.
Llama la atención el poder creciente del cártel de Sinaloa pese a los embates del gobierno. La organización que encabeza Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, es vista por la firma estadunidense Stratfor como un grupo criminal que pronto podría dominar el negocio del narcotráfico en el mundo.
Para la principal consultora estadunidense en temas se seguridad, el cártel de Sinaloa “puede convertirse en la entidad dominante del crimen organizado. Pese a tener muchos enemigos, como Los Zetas, tiene una ventaja: cada una de sus piezas controla una ruta diferente”.
Ese grupo criminal está presente en gran parte de la frontera con Estados Unidos, desde Tijuana hasta Ciudad Juárez, en una franja que limita con California, Arizona, Nuevo México y Texas.
En el crimen organizado hay una máxima: el que controla la frontera domina el negocio. En esa lógica, el cártel de Sinaloa no parece tener enemigos.

¿Quiénes son Los Zetas?

¿Quiénes son Los Zetas?



Se formó de un grupo de militares que desertaron del Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales (GAFE) y del Grupo Anfibio de Fuerzas Especiales (GANFE) del Ejército Mexicano, fundados en 1994 con motivo del levantamiento zapatista de Chiapas, fueron entrenados por la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos. Al menos 40 ex integrantes de los Gafes se han integrado a las filas de los Zetas y un indeterminado número de antiguos soldados de las fuerzas especiales guatemaltecas. Su área de influencia originaria era Tamaulipas pero más tarde extendieron su actividad a Nuevo León y Coahuila.

En agosto de 2008, el grupo Los Zetas dejó de ser el brazo armado del Cártel del Golfo para pactar con los hermanos Beltrán Leyva y dirigir este cártel (el de Sinaloa). El líder de la célula de Los Zetas en Texas es Jaime González Durán, alias 'El Hummer', uno de los miembros fundadores de Los Zetas, quien fue capturado el 8 de Noviembre del 2008 en la ciudad de Reynosa Tamaulipas.

Heriberto Lazcano Lazcano, alias "El Lazca" y "El Verdugo", es el jefe de los Zetas, grupo armado del Cártel del Golfo. Lazcano se enlistó en el Ejército Mexicano a la edad de 28 años, era un soldado de bajo rango con destacamento en el sureste mexicano cuando fue llamado para integrarse al Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales (GAFE). Cuando los soldados fueron transferidos a la PGR para respaldar la lucha contra el narcotráfico en México a finales de los noventa, Osiel Cárdenas Guillén, quien entonces lideraba el Cártel del Golfo, los reclutó, formando el grupo armado del Cártel del Golfo, los Zetas.

Fox, el chaquetero

Fox, el chaquetero

Vicente Fox, expresidente de México. Foto: Karina Urbina
Vicente Fox, expresidente de México.
Foto: Karina Urbina

MÉXICO, D.F. (apro).- Su afirmación de que le da igual PRI o PAN, porque “lo importante es que sirva”, no es una estupidez más de Vicente Fox, sino un deslinde con su partido y una bofetada más a Felipe Calderón por inepto.

La entrevista con el puertorriqueño Mario Alegre difundida el domingo por el Centro Fox, cimbró a los panistas de todos los niveles y encolerizó al entorno de Calderón en Los Pinos, donde ya se le tilda de desleal, oportunista y chaquetero.

Es sabido que Fox y Calderón se detestan, y en 2006, como decía Borges, no los unió el amor sino el espanto ante Andrés Manuel López Obrador, y los diferendos entre ambos han escalado a tal punto que, una y otra vez, el expresidente vaticina el regreso del PRI, que él supuestamente sacó de Los Pinos.

Pero una cosa es que pronostique, con cierto realismo y malicia, que el PRI retomará la presidencia de la República con Enrique Peña Nieto –a quien define como un ¡demócrata!–, y otra que iguale a ambos partidos con su rango de expresidente del PAN.

La parte de la entrevista que más ha enfurecido a los panistas es la respuesta de Fox que dio a la pregunta de si prefiere la Coca o la Pepsi: “A estas alturas de mi vida, lo mismo me da, Coca o Pepsi, igual que PRI o PAN, lo importante es que sirva”.

Y el enojo de panistas no es nada más porque iguale a ambos partidos, como lo hace el senador Ricardo García Cervantes –él sí con autoridad política y moral–, sino que dé a entender que Calderón no sirve o es inepto, algo que ya antes había referido.

En efecto, tras la debacle electoral del PAN en 2009, cuando se documentó que Calderón impuso candidatos, Fox lo culpó de esos resultados: “Si se va a gobernar, hay que hacerlo bien y hay que tener éxito y resultados, porque la gente juzga y en las urnas se expresa”.

En la entrevista difundida el domingo, Fox se ufana de haber cumplido, aunque deja a los ciudadanos la evaluación final: “Y, subrayo, de los ciudadanos y no de algunas personas, en especial de los medios de comunicación, que se les va en joder todo el tiempo”.

“¿Y su mayor fracaso?”, le pregunta el entrevistador: “No hablaría de fracasos. Todas las decisiones que tomé fueron moldeadas por las circunstancias, y siempre con el bien del país como norte. Si acaso diría que lamento mucho no haber podido acabar con la pobreza, pero eso no se puede hacer en seis años de gobierno.”

Fox se ha mantenido alejado del PAN prácticamente desde el 2006, sobre todo desde que Calderón tomó el control de ese partido con Germán Martínez y César Nava, y en cambio ha estrechado relaciones con priistas, asiduos visitantes del Centro Fox.

En junio de 2009, poco antes de las elecciones, se realizó en el Centro Fox un festival cultural de Oaxaca, cuyo gobernador, Ulises Ruiz, asistiría, pero en su lugar envió a su esposa. En noviembre de ese año tuvo lugar una celebración análoga junto con el veracruzano Fidel Herrera, a quien llamó “el gobernador don Fidel”.

En noviembre de 2010, Peña Nieto, gobernador del Estado de México, visitó el Centro Fox como parte del programa “Presidente por un día” y luego comieron en el restaurante de la exhacienda San Cristóbal, donde, según las crónicas periodísticas, “refrendaron su amistad”.

Luego de que en agosto de 2010 había hecho una visita de cortesía junto con su esposa, la también diputada federal Cristina Viggiano, Rubén Moreira Valdez, gobernador electo de Coahuila y hermano del presidente del PRI, tomó un curso de “Desarrollo y Gestión de Gobiernos Exitosos” impartido por Fox, en marzo de este año, al que asistieron varios diputados federales y locales de ese estado.

Y fue precisamente el presidente estatal del PAN en Coahuila, Carlos Orta, quien acusó a Fox de pretender cobrar por asistir al cierre de campaña del adversario panista de Rubén Moreira, Guillermo Anaya, compadre de Calderón. “Cuando quieres un apoyo, te cobra”, acusó.

Puede anticiparse que Fox asumirá un protagonismo hacia el 2012 para respaldar a candidatos del PAN que sean suyos, pero verá desplomarse a los de Calderón. Y nadie podrá callarlo, como lo intentó Francisco Ramírez Acuña con aquella frase: “El que se va, se calla”.

Ahora Fox dice: “Es verdad que hay muchos panistas que dicen ‘que ya se calle ese pinche Fox, que todo el día dice pendejadas’, pero para mí es fundamental el tema de la libertad y si no empiezo conmigo mismo, a decir las tonterías que se me ocurran, a decir lo que pienso, si dejo que me callen desde la presidencia o desde mi propio partido, estoy perdiendo mi libertad.”

Apuntes

El próximo domingo se celebrará la elección interna para elegir al candidato del PAN al gobierno de Michoacán. Luisa María Calderón ya reconoció que negocia una alianza con Elba Esther Gordillo, pero el senador Marko Cortés, su rival, no está de acuerdo, menos si la cacique exige condiciones como las que le impuso a Felipe Calderón. Así, “jamás” pactaría con ella. La Cocoa asegura que ya tiene asegurados 32 mil votos. “Está mintiendo”, dice el senador, porque si acaso votarán 30 mil panistas, y de éstos él tiene al menos 17 mil… El gobernador de Jalisco, Emilio González Márquez, será secretario de Desarrollo Social al terminar los Juegos Panamericanos de Guadalajara y, claro, no será candidato presidencial del PAN…

Acusan al gobernador de Veracruz

Acusan al gobernador de Veracruz de vincular a inocentes con el crimen organizado

JALAPA, Ver. (apro).- Medio centenar de trabajadores del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), entre médicos y enfermeras, acusaron al gobierno de Javier Duarte de incluir indebidamente a personas inocentes en la lista de criminales abatidos en la lucha contra el crimen organizado, con el propósito de ocultar el fracaso de los operativos, como sucedió con dos de sus compañeros asesinados el pasado domingo.

Frente al Palacio de Gobierno, con pancartas que portaban la leyenda “No eran sicarios”, el personal médico del IMSS exigió al gobierno del estado limpiar el nombre de sus compañeros, el médico Alejandro Gazos Calderón, y la enfermera Marisela Vázquez Cruz, identificados por las autoridades estatales como sicarios del narcotráfico abatidos durante un enfrentamiento contra agentes de las fuerzas de seguridad de Veracruz.

Durante aproximadamente dos horas, los manifestantes exigieron, primero en la Plaza Lerdo y, posteriormente frente al Palacio de Gobierno, dejar de incluir a víctimas inocentes en la lista de criminales abatidos.

Luego de marchar por diversas calles de la ciudad, se plantaron frente al Palacio de Gobierno donde reprocharon a las autoridades estatales haber involucrado a sus compañeros asesinados con el crimen organizado.

Vestidos con el uniforme del IMSS, reprobaron que a pesar de que las víctimas “eran inocentes, gente trabajadora y limpia”, la Procuraduría General de Justicia del estado (PGJ), los exhibió como presuntos integrantes de bandas delictivas, sin investigar realmente quiénes eran.

Uno de los marchistas que pidió no mencionar su nombre, aseguró que las víctimas eran profesionistas honorables que durante muchos años prestaron sus servicios en el IMSS.

“No eran sicarios como pretenden hacerlos pasar de manera irresponsable”, acusó uno de los médicos que también omitió su nombre, quien también cuestionó a las autoridades y a los medios de comunicación por difundir noticias “sin antes verificar la realidad de los hechos”, ya que en este caso, se omitieron los nombres de las personas fallecidas en la balacera.

Los trabajadores del IMSS distribuyeron volantes a los transeúntes que caminaban por el centro de la ciudad y en cuyo encabezado subrayan: “Nota aclaratoria. En la balacera del día 24 de julio en la Plaza Américas, fallecieron dos compañeros del IMSS de intachable trayectoria profesional”.

El domingo pasado, un grupo armado interceptó y disparó contra el automóvil en el que se transportaba el matrimonio, acompañado de su hijo de 21 años, sobre la avenida Lázaro Cárdenas, frente al centro comercial Plaza Américas, lo que provocó un fuerte operativo de las fuerzas de seguridad estatal.

Gazos Calderón laboraba en la clínica rural del IMSS ubicada en el poblado de El Farallón, habitada principalmente por trabajadores de la planta nuclear de Laguna Verde, y la enfermera, Marisela Vázquez Cruz, quien prestaba sus servicios en la clínica número 11 con sede en Jalapa.

Los mismos trabajadores acusaron a las autoridades de haber ocultado a propósito los nombres del matrimonio asesinado con la finalidad de incluirlos indebidamente en la lista de “criminales” abatidos en la lucha contra el narcotráfico.

Una de las enfermeras, insistió que sus compañeros no eran sicarios ni formaban parte de bandas delictivas; tampoco murieron como resultado de un enfrentamiento entre criminales, “pues era gente honesta, trabajadora e intachable”.

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