La película "Habanastation", del joven director cubano Ian Padrón, está rompiendo todos los récords de audiencia en su país. Su secreto: atreverse a reflejar un tema considerado tabú.
El filme trata sobre las diferencias económicas de dos escolares cubanos ubicados en los polos opuestos de la sociedad. Un tema tabú en un país donde la propaganda oficial repitió durante medio siglo que todos los cubanos son iguales.
Algunos aseguran que la película los emociona tan profundamente que lloran durante la función y todos concuerdan en que el principal mérito de Ian Padrón fue mostrar el país real, ese que los ciudadanos comunes viven a diario.
"Habanastation" acaba de ganar el premio del Festival de Traverse City, en EEUU, y Padrón anunció que el 30 de agosto se presentará también en Miami, ciudad donde se localiza la principal comunidad de emigrados cubanos.
"Me dejó sin habla"
El film ha sido visto por más de 300 mil cubanos en 20 días. "Desde que se estrenó, la sala ha tenido las 1.400 butacas ocupadas, hasta se sientan en las escaleras para verla", nos cuenta Aurelio Mena, acomodador del cine Yara, en La Habana.
Pero Aurelio no se asombra porque "la película gusta bastante, toca un tema muy actual, que hay personas que tienen mucho y otras que no tienen nada y enseña que uno no vale más por tener más dinero".
Algunos cubanos salen del cine verdaderamente emocionados. Cristina Peña nos cuenta que se le saltaron las lágrimas y asegura que "hacía tiempo que no se veía una película tan real, tan profunda. Me llegó, me dejó sin habla".
A Clara Rodriguez también le gustó, pero se apresuró a aclarar que las diferencias sociales no son tan agudas como en otros lugares, "usted nunca habrá visto en este país un niño indigente, aquí todos van a la escuela y lo hacen con el mismo uniforme".
¿Es Cuba diferente?
La película muestra a dos familias divididas por una gran brecha económica.
Le preguntamos al director si la sociedad se está "latinoamericanizando" pero Padrón asegura que "Cuba es un país distinto al resto de América Latina, porque ha logrado crear un alto nivel cultural en la población".
"Más allá de su posición económica, los hijos de todos se mezclan, van a las mismas escuelas y tienen los mismos maestros, eso es una clara diferencia con el resto de Latinoamérica"
Ian Padrón, director
Nos explica que "en esos barrios humildes donde filmé la película viven ingenieros y médicos. Más allá de su posición económica, los hijos de todos se mezclan, van a las mismas escuelas y tienen los mismos maestros, eso es una clara diferencia con el resto de Latinoamérica".
Un documental de Padrón estuvo censurado durante 5 años, pero él nos asegura que "Cuba está cambiando, aunque más lento de lo que yo quisiera. Culturalmente está mucho más abierta, hay más espacio de debate, estoy contento de que sea así y espero que se abra más aún".
Para este joven director lo importante "es que el público cubano se divierta, piense, viva una emoción en cada película. Es la tradición de nuestro cine desde hace 50 años, comunicarse con la gente y debatir con la gente".
Film nuevo, viejo problema
Algunos creen que el tema de la diferencias de clase, que se toca en la cinta, es un factor nuevo, pero Ian Padrón nos cuenta que se inspiró en su propia infancia y su amistad con un niño de La Timba, un barrio muy humilde.
Es verdad que también durante el socialismo más ortodoxo en Cuba existieron los "bitongos", o "niños de papá", hijos de dirigentes con acceso a ropa de marcas caras, equipos de música, vacaciones en Varadero y automóviles.
La única responsabilidad que se le puede achacar a la apertura económica es la de haber ampliado el grupo de "ricos" sumando a empresarios, bailarines, músicos, pintores, deportistas y algunos prósperos trabajadores autónomos.
Pero lo cierto es que, como se ve en el filme, las diferentes clases sociales en Cuba tienen todavía algunos puntos de contacto como ocurre en las escuelas donde los "niños de papá" y los hijos de los cubanos de a pie, aún comparten un pupitre.
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