27 agosto, 2011

El informe de Defensa destaca nuestra incoherencia con China


Sea de que se trata de la publicación retardada del informe 2011 sobre las fuerzas armadas chinas y los desarrollos en seguridad que prepara el Departamento de Defensa (DOD) o de las declaraciones del vicepresidente Joe Biden con respecto a los derechos humanos en China, queda cada vez más claro que la administración Obama tiene una visión totalmente incoherente de la República Popular China.

“Su política ha sido una que entiendo perfectamente; no estoy criticando [la política] de un hijo por familia”, dijo Biden en China y aparentemente el vicepresidente considera que su afirmación constituye en efecto un argumento en contra de esa política china. Del mismo modo, cuando la administración estaba avisando, justo antes del viaje del vicepresidente, de que no iba a vender a Taiwán los muy necesarios F-16 C/D para sustituir sus obsoletos F-5 en el inventario de Taiwán, el proceso interinstitucional estaba llegando a la conclusión de que el ejército chino todavía se centra en una contingencia en Taiwán y “es probable que amplíe constantemente sus opciones militares en Taiwán, incluyendo aquellas para disuadir, retrasar o rechazar la intervención de terceros”.

Este último aspecto es especialmente preocupante a la vista de cómo se esmeraba el secretario adjunto de Defensa Michael Schiffer, en la rueda de prensa del Departamento de Defensa sobre el informe, en enfatizar que el informe refleja “los puntos de vista y perspectivas que sostiene en general el gobierno de Estados Unidos”. Por tanto, a pesar de una amplia opinión dentro del gobierno de Estados Unidos de que el ejército chino está modernizándose en una amplia gama de capacidades, de que está empeñado en desafiar la capacidad de Estados Unidos, de que está decidido a desafiar la capacidad americana de apoyo a nuestros amigos y aliados y de que está concentrado en el uso de la fuerza de un lado a otro del Estrecho de Taiwán, la administración Obama no ve correcto ofrecer a Taiwán sistemas modernos para sustituir los obsoletos.

Claro que se trata de la misma administración cuyo secretario de Defensa había predicho muy confiado de que los chinos no tendrían aviones de combate avanzados en por lo menos una década y se había burlado de la necesidad de que Estados Unidos tuviese muchos portaaviones – incluso cuando los chinos estaban desarrollando el caza de combate J-20 y preparando el lanzamiento de su propio portaaviones.

Por tanto, ¿será quizá que esta política es menos incoherente y simplemente más equivocada? Sería estar en una posición que tal vez muchos americanos “comprenderían” y “no criticarían”.

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