Una semana después de asumir el cargo, Humala acumula algunos problemas que podría arrastrar en su gobierno.
Cuando tenía todo a su favor para estrenar su gobierno de la mejor manera, el flamante presidente de Perú, Ollanta Humala, comienza a tener ciertos problemas. Pocos días antes de 28 de julio, día nacional del Perú en el que se realiza el cambio de mando, Humala diseñó un gabinete con nombres de ministros que contentaron a gran parte de la población y sobre todo a la clase política. La opinión generalizada era que había entendido el mensaje y que había cumplido su promesa de hacer un gobierno de "ancha base".
La familia, otra vez
Antes de asumir su cargo, Humala sufrió los primeros problemas familiares, algo que también caracterizó a los pasados presidentes peruanos: Fujimori, Toledo, García. La prensa preguntó sobre la presencia de Alexis Humala -hermano del presidente- en Moscú para reunirse con altos cargos gubernamentales rusos sin tener cargo oficial alguno. Las fotos de los encuentros inundaron las portadas de los principales diarios.
La prensa bautizó entonces a Alexis como el "hermanísimo". El menor de los Humala viajó a Rusia "a título personal", según dijo, pero allí mantuvo reuniones con autoridades y empresarios de las que surgieron comunicados oficiales del Gobierno ruso, algunos de los cuales anunciaban acuerdos. Por si fuera poco, el aún presidente electo hizo gala de su poca capacidad de reacción al mantener silencio sobre el tema durante varios días para después negar que Alexis tuviera una misión encargada por él.
Desde el primer minuto como presidente
Ahora surge otra dificultad. En una de sus primeras decisiones de la nueva legislatura, y tras la iniciativa presentada por el partido de Humala Gana Perú, el Congreso peruano acordó suspender 120 días a la legisladora Martha Chávez, de la Alianza Fuerza 2011 de Alberto Fujimori, por gritar insistentemente contra el mandatario durante la ceremonia de investidura.
La congresista lanzó enfurecidos gritos contra Humala al escucharlo jurar el cargo de presidente haciendo alusión a la Constitución de 1979 que fue reemplazada por la de 1993, diseñada por la filas del fujimorismo. Este incidente ha sido el principal tema de las tertulias políticas y algunos ya han calificado de provocativa la alusión de Humala y también como desmedida la reacción de la parlamentaria fujimorista. Para colmo de males, los dos vicepresidentes también lo hicieron aunque con mayor gravedad ya que ambos sí juraron "por" la Constitución de 1979.
Pese a que la actuación de la representante fujimorista en la ceremonia dejó mal parado al Perú frente a numerosos jefes de Estado o representantes de diferentes países, entre ellos el Príncipe de Asturias, varios medios -algunos de los cuales apoyan a Humala- creen que el castigo fue excesivo y critican sobre todo que la sesión fuera secreta o reservada, un extremo que suele usarse cuando en el Congreso se habla sobre temas delicados para la seguridad del país. Este, obviamente, no era el caso.
No todo es malo
Aunque esos puntos son lo negativo del gobierno de Humala, también hay otros aspectos que llaman al optimismo. En primer lugar, lo ya mencionado: un gabinete que ha dejado satisfechos a casi todos con gente con experiencia y conocimiento y sobre todo con mucha sensibilidad ante las necesidades de la población que hasta ahora ha estado al margen del crecimiento experimentado por el Perú en los últimos años.
Además, el presidente ha ratificado a un grupo de funcionarios diplomáticos que trabajan ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya por un diferendo marítimo con Chile, una señal que apunta a que Humala apuesta por una continuidad de lo realizado en este tema por el Gobierno de Alan García. Una decisión que también ha reconocido como positiva gran parte de la clase política.
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