16 agosto, 2011

Identifica El Compayito a secuestradores de Diego

El Pelacas y El Ricalde, del cártel del Centro, plagiaron al panista en mayo de 2010

“No tengo problema con la PGJ del Edomex, sino con usted”, dice el detenido al procurador. “Te hubiera matado, pero ahora ya me tienes: le picaste los ojos a la mano”.

Alfredo Castillo, titular del MP del Estado de México, en conferencia de prensa.
Alfredo Castillo, titular del MP del Estado de México, en conferencia de prensa. Foto: Notimex

El presunto líder de la organización criminal denominada La mano con ojos, Óscar Osvaldo García Montoya, El Compayito, aseguró ante el procurador general de Justicia del Estado de México, Alfredo Castillo, conocer a los autores del secuestro de Diego Fernández de Cevallos, ocurrido el 14 de mayo de 2010 en Querétaro.

El Compayito identificó a El Pelacas y El Ricalde como autores intelectuales y materiales de ese delito, mismos que están al servicio del cártel del Centro, no obstante, no proporcionó nombres. Según sus declaraciones, El Ricalde fue policía municipal de Huixquilucan.

Esto es parte del interrogatorio en el que estuvo presente el procurador mexiquense:

—¿A quién secuestró El Pelacas? —se le pregunta.

—Secuestró parece ser… al barbón éste… ¡del PAN, hombre! ¡A Diego Fernández de Cevallos!

—¿Y tú por qué sabes que esta persona secuestró a Diego Fernández de Cevallos?

—La información ésta que le digo... todo mundo se entera de esto, de andar en la maña, uno anda en la maña y se entera de todo: quién hizo esto, quién no hizo esto. De todo se entera uno acá.

—¿Entonces El Ricalde está ahorita en la organización de secuestradores que opera El Pelacas?

El Pelacas... y que siempre ha operado, y son los que apoyan a El Hongo, al cártel del Centro, financieramente.

El ex policía ministerial de Sinaloa, que también perteneció a la milicia y recibió entrenamiento del grupo de élite de kaibiles, en Guatemala, le dijo de frente al procurador que pensaba matarlo.

“Yo lo miraba a usted (en las noticias) y miraba lo que decía (sic), y cada vez que lo miraba se la mentaba, le soy sincero, se la mentaba. ¿Por qué?, porque ese coraje lo traía contra usted, así”

La molestia del presunto líder de La mano con ojos se debía a que supuestamente envió 400 mil dólares al procurador a través de una tercera persona y ésta última le comentó que el dinero lo recibió el funcionario a cambio de dar protección.

Alfredo Castillo lo enfrentó y le dijo:

“Me dicen que (el problema) es personal, que yo te traicioné. No hay traición, porque simple y llanamente el que te traicionó fue la persona que te engañó y que te dijo que (me) había dado dinero y que había hecho esto y que había hecho lo otro; esa es la persona que realmente te engañó, ¿me entiendes?”

Una persona más se suma al diálogo y le pregunta a El Compayito qué fue lo que hizo con esa persona. Inmediatamente le responde:

—Lo maté.

—¿Pero no validaste la información, no la validaste? —cuestiona el procurador.

—Sí, lo agarré, lo levanté.

—¿Te dijo que (me) había dado el dinero? —insiste Castillo.

—Me dijo que había entregado el documento ya, que el documento ya lo había entregado.

—Pero, ¿a quién se lo entregó? —expresa el procurador.

—Pos ése es el problema —contesta en tono molesto García Montoya—; yo no le pude sacar más información porque fue rápida la cuestión y no podía tener a una persona de tanto peso ahí conmigo en esos momentos y ordené, rápidamente, por el coraje y por todo el engaño y todo lo que pasé, lo mandé a ejecutar rápidamente.

—¿Ése es el que te quedó mal, el de los 40 mil dólares? —señala una voz desconocida.

—400 mil dólares —precisa El Compayito.

—¿Pero tú te quedaste con la percepción de que sí se había recibido el dinero? —reitera el desconocido.

—Yo me quedé con eso en mi cabeza y por eso lo tomé personal contra usted, contra usted lo tomé personal; yo no tengo problema con la procuraduría, sino con usted directamente, ¿por qué?, porque me hicieron pensar eso… Entonces yo me di cuenta de que estaba mal —exclama mirando al procurador.

—¿Qué hubiera pasado? —vuelve a preguntar el procurador.

—Te hubiera matado, te hubiera encontrado y te hubiera hecho pedazos, la verdad, así de cabrones y de huevos te lo digo, porque es mucho el coraje que te traía. Te iba a mandar un video.

—¿Un video? —interrumpe Alfredo Castillo.

—Sí, un video dirigido a ti… te iba a decir todas las cosas que están pasando en el estado (de México), pero no me dejaste, ya me tienes aquí, ahora sí que le picaron los ojos a la mano —expresó sonriendo el presunto delincuente.

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