El Departamento del Tesoro de Estados Unidos publicó hoy su informe sobre deuda y actividades para el mes de julio. Las noticias son poco prometedoras.
Con los $238,000 millones adicionales que pidió prestado de inmediato el Tesoro cuando se elevó el límite de la deuda el 2 de agosto, la deuda total actual supera el producto interior bruto (PIB) de todo Estados Unidos en 2010.
Una deuda a estos niveles es la razón por la que Moody’s y Standard & Poor’s andan lo suficientemente preocupados como para considerar una rebaja de las calificaciones crediticias de la deuda de Estados Unidos.
La deuda hasta el 31 de julio es de $14.342 billones. Esta se compone de $9.756 billones en manos del público y de $4.587 billones que el gobierno de Estados Unidos se debe a sí mismo (los préstamos intergubernamentales que, en gran parte, son de los fondos del Seguro Social así como Medicare y que van al fondo general). El PIB, que es el valor de todos los bienes y servicios producidos en Estados Unidos, fue de $14.5265 billones en el año 2010. Con los préstamos adicionales del Tesoro por $238,000 millones en lo que va de agosto, el total de todas las deudas pendientes se ha incrementado hasta $14.5807 billones. Eso es $54,200 millones más que el promedio del PIB de Estados Unidos, siendo 2010 el último año del que tenemos estimaciones finales del Departamento de Comercio sobre el PIB de Estados Unidos.
Este es un acontecimiento digno de mención. Va a pasar muchísimo tiempo antes de que los políticos en Washington sean capaces de pagar esa deuda con intereses. Al menos deberían dejar de pedir más dinero prestado. Uno se pregunta cómo les gustaría celebrar este nuevo hito en el camino a la ruina económica. No lo pueden ocultar. Tal vez tiemblan al pensar en el toro de $14.5265 billones al que no quieren agarrar por los cuernos.
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