26 agosto, 2011

La estrategia correcta para luchar contra el terrorismo


En lo que se ha descrito como un “acto de terrorismo internacional”, las agencias de noticias informan de que un carro bomba, suicida incluido, atacó el viernes un edificio de Naciones Unidas en Abuja, capital de Nigeria. Aunque los detalles son escasos y no hay una reivindicación inmediata, si el ataque es finalmente un acto de terrorismo reafirma lo que ya sabíamos: El mundo continúa confrontando una amenaza en curso – y Estados Unidos debe estar preparado para la siguiente ola de ataques terroristas.

Desde el 11 de septiembre de 2001, se han prevenido al menos 40 complots terroristas de inspiración islamista que han tenido como objetivo a Estados Unidos. Y aunque todas las categorías de ataques terroristas exitosos contra objetivos de Estados Unidos (tanto en el territorio nacional como en el extranjero) muestran una tendencia a la baja desde 2005, el número de complots desarticulados ha aumentado considerablemente desde 2007. En un nuevo trabajo del Grupo de Trabajo Contraterrorista de la Fundación Heritage, Una estrategia contraterrorista para la ‘siguiente ola’, Heritage expone los pasos que Estados Unidos debería seguir para asegurar un final exitoso en la larga guerra contra el terrorismo.

Desafortunadamente, hoy Estados Unidos no está en el camino adecuado para contrarrestar la amenaza terrorista. Aunque la nación ha tenido éxito desbaratando los intentos de al-Qaeda contra Estados Unidos, esas victorias han llegado como resultado de toda una década a la ofensiva en la guerra contra el terrorismo. Ahora, sin embargo, la administración Obama está cambiando el rumbo con su nueva Estrategia Nacional de Contraterrorismo. Heritage explica:

La administración busca tratar el terrorismo usando el paradigma policial que fracasó a la hora de proteger del terrorismo a los americanos cuando la administración Clinton lo adoptó antes del 11 de septiembre. Además, la Casa Blanca tiene por intención seguir una estrategia de presencia reducida para las operaciones en el extranjero, apoyándose fundamentalmente en operaciones de las fuerzas especiales, acciones encubiertas y ataques con vehículos aéreos no tripulados.

La estrategia del presidente cede la iniciativa a los enemigos de Esados Unidos y les da la oportunidad de reconstituir sus activos morales como físicos.

Según el Grupo de Trabajo Contraterrorista de Heritage, la estrategia del presidente pone a Estados Unidos camino al fracaso porque, en esencia, no aprecia que las creencias islamistas están enraizadas en una cultura que iguala honor con poder y que eso significa que “al retirarse unilateralmente del conflicto, se permite que al-Qaeda describa la situación como que Estados Unidos se bate en retirada”. Un exitoso ataque terrorista a gran escala permitiría a al-Qaeda cantar “victoria” y recuperar su “honor”, reforzando más aún su causa.

Mientras tanto, la administración Obama ofreció una respuesta ambivalente a la “Primavera Árabe”, fracasó a la hora de capitalizar la oportunidad de construir un plan para el futuro de la implicación de Estados Unidos en el “nuevo” Oriente Medio, permitió que al-Qaeda se volviera a reestablecerse en el teatro Afganistán-Pakistán, ha hecho caso omiso de lo que al-Qaeda ha estado haciendo a escala global y ha puesto insuficiente atención al terrorismo de Estado. El Grupo de Trabajo Contraterrorista de Heritage ofrece su recomendación de lo que Estados Unidos debería hacer a continuación:

El objetivo principal de la estrategia contraterrorista de Estados Unidos deberá ser impedir que emerja una insurgencia islamista global. El peligro para la seguridad, libertad y prosperidad de Estados Unidos y el mundo occidental es mucho más serio de lo que podría conseguirse con un solo acto terrorista. Una insurgencia es una amenaza a la legitimidad de todas las sociedades libres.

El primer elemento de la estrategia de Estados Unidos debería ser la persistencia, dice el Grupo de Trabajo Contraterrorista de Heritage, y la forma correcta de conquistar la amenaza terrorista es dividir y derrotar al enemigo. Nuestra nación puede conseguirlo usando su poder “duro” y la sólida cooperación bilateral entre Estados Unidos y las naciones que comparten su compromiso con la defensa de las sociedades libres, justas y abiertas.

Aunque Estados Unidos ha tenido éxito desde el 11 de septiembre combatiendo el terrorismo e impidiendo ataques en el territorio nacional y en el extranjero, ese éxito no se logró fácilmente – y no se consiguió sin tomar una postura agresiva contra al-Qaeda. Los continuados ataques terroristas en todo el mundo deberían recordar a Estados Unidos que la amenaza a nuestra patria sigue ahí y que la estrategia correcta es necesaria para asegurar nuestra continuada seguridad doméstica y en el extranjero.

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