Todo empezó con un video en la red social de Youtube: en Polanco, uno de los barrios más adinerados de Ciudad de México, dos mujeres insultan y golpean a un policía, que aparentemente las detuvo por un incidente vial. Al final el agente, y otros compañeros que acudieron en su auxilio, optan por dejarlas ir en su camioneta.
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En pocas horas el video, llamado "Ladies de Polanco", rebasó a internet y pareció convertirse en un juicio a la policía de la capital mexicana. Muchos se preguntaron por qué los agentes reaccionaron con tibieza ante lo que parecía una violación a las leyes locales, y si se hubieran comportado igual en una zona de menos ingresos.
Pero otros vieron en la agresión un ejemplo de la falta de conciencia cívica en algunos sectores de la sociedad mexicana, como Pedro Isnardo de la Cruz, profesor de derecho en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
"Se combinan varias cosas: una educación muy menor demostrada por estas mujeres, una dosis importante de alcohol y una historia simbólica, y muchas veces fundamentada de una policía que cuando se acerca quiere mordidas (sobornos)", dice en conversación con BBC Mundo.
La independiente Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF) cuestionó que no se hubiera presentado a las mujeres ante las autoridades, mientras que el secretario de Seguridad Pública (SSP), Manuel Mondragón, respondió que sus subordinados reaccionaron con prudencia.
"Si hubieran actuado en forma más cruenta la situación no agradaría a la ciudadanía y a instituciones de derechos humanos", dijo a la periodista Carmen Aristegui.
El incidente no ha sido aclarado, pero los especialistas dicen que la historia va más allá de la polémica en redes sociales.
Miedo al pasado
"Es una política gubernamental que privilegia la tolerancia a niveles extremos, y no la búsqueda de una justicia apegada a las normas jurídicas"
Pedro Isnardo De la Cruz, UNAM
Isnardo De la Cruz explica que la policía de la capital mexicana no quiere repetir la historia de violencia y represión que tuvo en el pasado.
En 1968, por ejemplo, un conflicto entre estudiantes y el Cuerpo de Granaderos –grupo antidisturbios- de la policía causó el movimiento social que derivó en la masacre de Tlatelolco, en octubre de ese año.
Luego, en 1971 un grupo civil vinculado a la policía capitalina enfrentó a una marcha de estudiantes, y causó la muerte a un número desconocido de ellos, según documentó la desaparecida Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado.
En los siguientes años la corporación fue involucrada en varios episodios de represión y homicidio. El último caso fue la ejecución de seis jóvenes detenidos por un cuerpo de élite en 1997, en la colonia Buenos Aires, al centro de la capital mexicana.
Más de 100 policías fueron investigados por el caso, pero sólo 11 recibieron sentencia por el homicidio.
A partir de entonces la alcaldía a cargo del izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD), decidió utilizar la fuerza como último recurso, lo que ha sido criticado en varias ocasiones.
"Es una política gubernamental que privilegia la tolerancia a niveles extremos, y no la búsqueda de una justicia apegada a las normas jurídicas", dice De la Cruz.
Desconfianza
Además del miedo a la historia, la policía en este país enfrenta un serio problema de desconfianza ciudadana.
La Segunda Encuesta Nacional de Cultura Constitucional de la UNAM reveló que el 21,9% de los mexicanos creen que las corporaciones de seguridad violan las leyes.
Esto genera un círculo que no se ha logrado romper especialmente en la capital, dice el investigador De la Cruz:
La desconfianza de los ciudadanos se traduce en falta de respeto a los policías, y a su vez hace más difícil el proceso de depuración que han emprendido las autoridades de Ciudad de México.
Algo en lo que coincide el secretario Mondragón. La cultura cívica en la capital mexicana, afirma, es "muy poco aplaudible".
"Ustedes no son nadie, nosotros sí somos, ustedes no existen", dice el funcionario que escuchan los policías de algunos ciudadanos. "Cómo se atreven a vernos, a mirarnos, a suponer que tienen el tamaño para siquiera vernos a los ojos".
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