11 agosto, 2011

Los daños colaterales de la crisis del euro

Suiza

Aunque no pertenece a la zona euro, la Confederación no es inmune a las consecuencias que acarrea la tormenta que sacude a la moneda única. Empezando por la sobrevaloración del franco suizo, una catástrofe para las exportaciones y el turismo.

“36,50 francos suizos la noche para dos personas, todo incluido”. Monika Abplanalp, la gerente del camping, trata de decir con ello que aquí, en Suiza, los precios no han subido, simplemente en el resto, en los países de la zona euro, todo parece haber cambiado. “Cuando abrimos, hace cuatro años, 36,50 francos suizos valían todavía 22 euros. Ahora, ya son 33”.

El resultado para el camping de Monika Abplanalp, situado en los Alpes berneses: “Menos turistas, muchos menos. Normalmente, los alemanes, los suizos y los holandeses son nuestros principales clientes. Este año, sin embargo, apenas hay turistas alemanes y muchos compatriotas pasan sus vacaciones en el extranjero, puesto que todo está mucho más barato allí en este momento”.

Pobres suizos: están fuera de la moneda única, con sus finanzas públicas en perfecto orden, y, sin embargo, son víctimas de la crisis del euro. El franco suizo, antaño tan parejo a sí mismo, ha alcanzado estas últimas semanas cimas sin precedentes, una catástrofe para las exportaciones y el turismo. Huyendo de los problemas de la zona euro y de las preocupaciones de Estados Unidos, los inversores se encaminan masivamente hacia el franco suizo, una inversión refugio. Un franco suizo vale en la actualidad 95 céntimos de euro, es decir, una revalorización de la divisa de un 13% en un mes. Mientras que, justo antes del comienzo de la crisis del crédito en 2007, estuvo en el nivel más bajo, se compraba todavía a 60 céntimos de euro.

Un coctel en terraza a 20 euros

Esto hace que el franco suizo sea la moneda más sobrevalorada del mundo, según las estimaciones de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico de principios de agosto. El valor natural de la moneda se sitúa entre 71 y 77 céntimos de euro, considera un portavoz del banco central suizo. Esta apreciación presenta ciertas ventajas para los suizos que viven en las regiones fronterizas, que pueden comprar a muy buen precio en el extranjero. Los aparcamientos de los supermercados del otro lado de la frontera están repletos de coches con matrícula suiza.

No obstante, para la economía suiza esta revalorización no interesa. El número de turistas europeos ya había disminuido durante el primer semestre de 2011: los belgas con una caída del 9,5%, los holandeses con un 8%, los alemanes un 7,6%, según las cifras publicadas el 5 de agosto por la Oficina Federal de Estadística. Suiza nunca ha sido un destino barato, pero la actual apreciación del franco suizo es de una magnitud sin parangón desde hace cuarenta años. Pasar una noche en la suite más económica del Beau Rivage, un hotel de lujo de Ginebra, que costaba en noviembre el equivalente a 582 euros, supone hoy día 740 euros. Y si consume un cóctel en una terraza en Suiza, deberá pagar una cuenta de cerca de 20 euros.

La industria suiza también sufre presiones. Para las empresas exportadoras resulta cada vez más difícil competir con sus homólogas extranjeras. Las grandes firmas, como los relojeros Swatch y el grupo tecnológico ABB, han declarado que cuentan con tener una cifra de negocio más baja. Algunas empresas más pequeñas solicitan a sus empleados que trabajen más horas por el mismo salario, para compensar así la diferencia.

La paridad con el euro, obsesión suiza

Ante la intensificación de las presiones políticas, el banco central suizo ha reducido su tipo director hasta casi cero. Con ello, espera frenar la escalada del franco suizo. La paridad con el euro es la obsesión de los suizos: si la tendencia continúa, la moneda helvética pronto se equiparará, o incluso superará, al euro. Suiza paga el precio de su estabilidad financiera. “Si tenemos este tipo de problemas es porque disfrutamos de una situación muy positiva, mientras Europa y Estados Unidos se enfrentan a graves problemas”, declara en la televisión el presidente del banco central suizo, Philipp Hildebrand. Suiza es uno de los pocos países europeos que tiene superávit presupuestario, su balanza comercial presenta un cómodo superávit y la tasa de paro, del 3%, es incluso más baja que la de los Países Bajos, el primero de la clase en la UE.

Si continúa la revalorización del franco, el crecimiento económico, superior al 3% durante el primer trimestre, sufrirá probablemente una fuerte contracción. Los expertos no excluyen incluso una recesión. A pesar de todo, los suizos constatan un tanto burlones que no envidian la suerte que corren los países de la zona euro. “Los Países Bajos y Alemania pagan por los otros países de la zona euro”, declara Monika Abplanalp. “Suiza es bonita, limpia y segura. Esperemos que siga siéndolo”.

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