Vicente recomienda a Felipe que sea congruente con su pasado y que, en tanto Presidente, deje de meter la mano en la sucesión presidencial del PAN
Ricardo AlemánOcurrió lo que muchos, en el PAN, trataron de evitar. ¿De qué hablamos? Casi nada, que revivió la guerra entre Felipe Calderón y Vicente Fox; disputa que nació en 2004 y que, literalmente, partió en dos a los azules.
En realidad debemos decir que la guerra entre el presidente Calderón y el ex presidente Fox se reavivó, porque lo cierto es que nunca se acabó y menos se apagó. Hoy, a ocho meses y medio de la contienda presidencial de julio de 2012, aparecen por todas partes las señales de la costosa fractura en el PAN.
Resulta que, mientras Santiago Creel visitó a Vicente Fox en su casa de Guanajuato —quien es su ex jefe, promotor y padrino político—, el gobernador de esa entidad, Juan Manuel Oliva, organizó un grosero acto de proselitismo a favor de Ernesto Cordero, a quien entregó 30 mil firmas de panistas “convencidos” de que el secretario de Hacienda es “el candidato” presidencial.
En realidad, Creel y Fox denunciaron un ofensivo acto de acarreo y control patrimonialista por parte del gobernador de Guanajuato —bufalada a favor de Ernesto Cordero, preparada y movida con dinero público—, que coloca en el bote de basura las sólidas tradiciones democráticas del PAN y confirman que algunos gobernantes del partido azul actúan, hoy, igual que el viejo PRI que criticaron cuando eran oposición.
Pero, en el fondo, Creel y Fox no sólo censuraron “la línea” dictada desde Los Pinos a favor del precandidato Cordero, sino que volvieron a presentarse como el equipo que fueron a lo largo de todo el foxiato. Más aún, Creel y el ex presidente probaron que “la cancha para la selección del candidato presidencial azul” no es y no será pareja, y que si el ex senador Creel aspira a tener una oportunidad, por mínima que sea, para alcanzar la candidatura presidencial por el PAN, deberá romper con Felipe Calderón, de manera abierta y hasta violenta; igual que lo hizo Calderón con Fox.
Pero esas no fueron todas las señales. En una diligente entrevista de El Universal con Vicente Fox, el guanajuatense fue contundente en su crítica a los estilos empleados por Calderón en la sucesión presidencial intramuros del partido azul.
Dijo Fox: “Si aceptamos que somos democráticos; tendremos que aceptar que la democracia es alternancia porque, si no, estamos de vuelta en la dictadura perfecta, disfrazada y escondida”. El mensaje puede ser visto como un llamado a aceptar la alternancia de partido. Pero también como un llamado al interior del PAN, a que se alternen los grupos que, dentro del partido azul, mantienen el poder.
En otras palabras, también se puede entender que Fox recomienda a Calderón que sea congruente con su pasado y que, en tanto Presidente, deje de meter la mano en la sucesión presidencial del PAN. Y sin duda que el mensaje de Fox a Calderón muestra a un ex presidente consecuente con la democracia. Pero lo cierto es que Fox no metió la mano en la selección del candidato del PAN en los previos a 2006, no porque no quisiera, sino porque no pudo. Si no se lo impide Calderón, con una verdadera rebelión de militantes azules, Fox hubiera terminado por imponer a Santiago Creel.
Y es que precisamente ahí está la diferencia entre la sucesión presidencial azul de 2006 y la de 2012. Es decir, que al final de su gobierno, Fox tenía el control del presidente del partido —con Manuel Espino—, pero no tenía el control del partido. Tenía el control de su “delfín presidencial”: Santiago Creel, pero no el control del otro aspirante, Felipe Calderón. Y, por si fuera poco, Fox tampoco consiguió el control del proceso interno panista, para la selección del candidato.
La diferencia es que hoy Calderón tiene el control absoluto de tres de las cuatro más importantes precandidaturas —Ernesto Cordero, Alonso Lujambio y Josefina Vázquez Mota—; tiene el control del presidente del partido, Gustavo Madero, y el control del partido. Y si no fuera suficiente, tiene bajo control casi todo el proceso de selección. Sólo falta definir el método mediante el cual será elegido el candidato presidencial. Por eso se reabrió la herida, la guerra, entre Felipe Calderón y Vicente Fox.
Hace seis años, Calderón ganó 50% de la candidatura presidencial, desde 2003, cuando logró que el método para seleccionar al candidato presidencial de 2006 fuera la consulta a los militantes y adherentes. Hoy las condiciones son distintas y pueden pasar muchas cosas. Por lo pronto, nadie puede descartar una verdadera rebelión de Fox y Santiago Creel, contra la cultura antidemocrática de Felipe Calderón. Al tiempo.
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