“Líder que reclama lo que la mayoría no se atreve a defender”
A pesar de las críticas, los rencores, la mala prensa, y los embates de muchos lados, terminó con éxito la Jornada Mundial de la Juventud con el Papa Benedicto XVI en Madrid. Los medios colombianos tristemente se quedaron en fotos de corte amarillista y descuidaron la esencia de un encuentro de estos, que es el mensaje que le puede quedar al mundo, sea creyente o no lo sea.
Me encontré, por ejemplo, con las reflexiones de un ateo, Felipe Muñoz, publicado con motivo de su visita en un periódico español, en el que hacía un análisis de la misma. De entrada censuraba la actitud de algunos españoles en claros gestos de anti-hospitalidad a la visita papal, que terminan basándose en razones claramente irracionales, y que desconocen la visita de un personaje que tiene rango de Jefe de Estado. Adicionalmente independiente de sus planteamientos, muchas veces los propios españoles terminan valorando la llegada de jefes de Estado de muy dudosa reputación y actuaciones, que llegan como reyes, en una clara afrenta al supuesto respeto a los derechos humanos que se pretende aducir contra la visita papal.
Como lo señala el “ateo” en mención, para el mundo de hoy resulta siempre refrescante oír voces de un líder que reclama lo que la mayoría no se atreve a defender, o que ansía un mundo mejor y distinto en el que reine la vida, la dignidad de la persona humana, la solidaridad, la moral y el respeto a los demás. ¿Cómo una sociedad como la española puede hablar de respeto a los demás y tolerancia, cuando es lo primero que no se practica cuando llega alguien que piensa distinto, y que eso distinto es justamente lo que han reclamado los llamados “indignados” (no a la corrupción, no a la violencia, compromiso con los marginados).
En Colombia, las reflexiones y presentaciones de la visita papal en los medios de comunicación fueron como lo dije, francamente pobres y tristes. Terminó siendo más importante un beso a la vera del camino del Papamóvil, que los más de 3 millones de asistentes y reclamos de la juventud del mundo entero en el desarrollo de la jornada mundial. Tres millones de personas que dejaron en pañales los muy divulgados mítines de los “indignados”, que nunca han llegado a estas proporciones.
Hoy el Papa y los jóvenes del mundo, en medio de una feroz crisis financiera y de valores, defienden a aquellos que son perseguidos por la defensa de sus ideas y valores, promueven el respeto a la vida de los indefensos (niños y ancianos), rechazan el hedonismo y el consumismo que agotan la esperanza de nuestra sociedad, urgen a los políticos y empresarios a generar oportunidades de empleo e ingreso para todos, reclaman una economía con más ética en sus políticas e invitan a una vida con un sentido de trascendencia.
¿Cómo oponerse irrespetuosamente y no divulgar mensajes como éste que lo único que buscan es una sociedad mejor?
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