23 agosto, 2011

Torreón, la ciudad huérfana

Por: Salvador Camarena

Bala
Imagen que circula en twitter de un palco en el estadio Corona con un orificio supuestamente
producido por uno de los tiros del sábado pasado.

Torreón no tiene madre: no hay autoridad local, estatal o federal que se quiera hacer cargo de ella. La han dejado sola. (Quizá lo correcto sea escribir "la hemos" dejado sola, porque la llamada opinión pública mexicana también podría ser acusada de sólo ocuparse superficial y ocasionalmente de lo que pasa ahí). Las imágenes del sábado, cuando jugadores de futbol y miles de aficionados vivieron pánico al escuchar disparos de armas durante cinco minutos, sorprenden por inéditas pero no son inexplicables. La única sorpresa, si hemos de ser honestos, es que no se haya presentado antes un incidente similar en aquella ciudad, a la que nadie quiere ayudar.

En Torreón no hay operativo especial de las fuerzas federales. Estuvo hace poco ahí la Marina, pero su despliegue sólo duró 12 días. Doce. Ni dos semanas estuvieron en una ciudad tomada por el grupo criminal de Los Zetas. Los que han observado con detenimiento la situación dicen que el problema tiene dos caras: una, que el gobierno federal no ha querido entender que debe desplegar un operativo regional. Y la otra cara es que las policías estatal y municipal están enteramente corrompidas. Del gobernador y el presidente municipal es mejor ni hablar.

El operativo tiene que ser regional porque Torreón no está aislado. Pertenece a La Laguna, una zona que ocupa parte de dos estados (autonomías o provincias): Coahuila, entidad a la que pertenece Torreón, y Durango. Son 4 municipios conurbados y un absurdo: los militares en Torreón responden a una zona militar, y los militares en Durango a otra. Hay igualmente dos delegaciones de Procuraduría General de la República y 2 dos delegaciones de la Policía Federal. En pocas palabras: la coordinación de las autoridades de seguridad es un desmadre en una zona donde el crimen ha venido en aumento mes con mes. En Torreón, por ejemplo este año van más de 420 homicidios, muchos más que los 366 ocurridos en 2010.

El ataque en la zona del estadio Corona del sábado pasado se dio al lado de la carretera entre Torreón y San Pedro, municipio señalado como uno de los nuevos refugios de Los Zetas. Algunos aseguran que es el grupo criminal del Cartel de Sinaloa, que domina Gómez Palacio, el que ha logrado golpear a Los Zetas, orillándolos a replegarse a áreas rurales de municipios más pequeños. Criminales combatiendo criminales. Autoridades omisas.

En lo que va del año, las policías municipales han sido atacadas 53 veces, en 2010 hubo 51 de estos atentados. Se desconoce por qué el gobierno federal no tiene como prioridad lo que ocurre en La Laguna. Quizá porque si se manejan dos índices delictivos (uno coahuilense y otro duranguense) la magnitud del problema se desvanece.

Coahuila es un estado industrioso y Torreón representa la tercera parte del producto interno bruto estatal. A pesar de vivir bajo el temor a represalias de los criminales, la prensa de Torreón ha detallado el alza en los índices delictivos y las zonas donde ha aumentado el crimen, que no sólo es, como a veces se quiere hacer creer, "entre los malos": hace 5 años había menos de 5 robos al día. Hoy cada 24 horas hay 30 robos. Antes 1 de cada 10 de esos robos era con violencia. Hoy la mitad de ellos son violentos.

Los tiros en el estadio y las imágenes de miles de aficionados guareciéndose de los balazos son impresionantes pero no increíbles. Sólo pueden ser increíbles para alguien que ha decidido voluntariamente cerrar los ojos a lo que está pasando en Torreón. Porque los periodistas de esa región tienen meses, mejor dicho años, reclamando atención a lo que pasa en su comunidad, pero nadie ha (hemos) sabido escuchar.

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