Personas asustadas se congregan en el centro de Washington luego del terremoto. | AP
- El fenómeno ha llevado a las autoridades a evacuar el Capitolio y el Pentágono
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Un terremoto de 5,9 grados ha sacudido este martes el norte de la Costa Este de EEUU. Los expertos sitúan el epicentro del seísmo en Mineral. Un lugar entre las localidades de Charlottesville y Richmond, en el estado de Virginia y a 139 kilómetros de la capital.
No es el primer temblor que se registra en Washington, pero sí el más fuerte de todos los tiempos. El fenómeno ha desatado el pánico en la ciudad, donde las autoridades han evacuado el Capitolio y el Pentágono. Se han evacuado las torres de control y se han clausurado temporalmente todos los vuelos en los aeropuertos de Newark y JFK y el temblor y sus réplicas se han dejado sentir en diversos estados de Rhode Island a Carolina del Norte.
Algunas alarmas han saltado y en algunas zonas se ha suspendido la cobertura de los teléfonos móviles. Pero los servicios de emergencia de la capital han anunciado que por ahora no se han registrado muertos.
Según testigos, la seguridad se apresura a sacar al personal de la Casa Blanca, donde se han activado las alarmas pese a la ausencia del presidente y del vicepresidente. El primero, de vacaciones en la isla de Martha's Vineyard. El segundo, de gira por varios países asiáticos.
El terremoto se ha sentido también en diversas ciudades de la Costa Este. También en Nueva York, donde al filo de las 2 P.M. (ocho de la tarde, hora española) los edificios han temblado durante unos 20 segundos. El temblor se ha dejado sentir en la sede de la corresponsalía de ELMUNDO.es, enclavada en el 10º piso de un edificio del distrito universitario de Columbia.
Durante unos instantes, se han movido sillas y mesas como si un proyectil hubiera impactado contra el edificio. El seísmo ha interrumpido abruptamente la rueda de prensa del fiscal Cyrus Vance, que explicaba a la prensa sus motivos para solicitar la exoneración de Dominique Strauss-Kahn.
Manhattan es una ciudad acostumbrada a los sobresaltos y los neoyorquinos se han echado incrédulos a las azoteas y a las calles. "Estaba viendo el partido de béisbol en la tele y no entendía por qué se movía tanto la cámara... y uno piensa que está seguro aquí", explicaba Serena a la salida de un bar en el norte de la isla. Su marido trabaja en una tienda donde se desmoronaron varias cajas. "Yo noté que se cubría todo el cielo", dice una puertorriqueña que lee panfletos religiosos en un parque de la calle 107. "Nunca hubo un terremoto aquí, pero si llega será el fin", dice una dominicana a su lado.
En los pisos altos -la norma en Nueva York- es donde más se ha sentido el seísmo. "En el 19 estábamos aterrados", cuenta Claire, que trabaja en una consultoría en el centro de la isla.
Aun así, en general el ambiente era de tranquilidad en una ciudad habituada a apagones masivos en verano y que recuerda en unos días el décimo aniversario del mayor atentado en suelo de EEUU. Aun así un terremoto es una novedad. "¿Lo sentiste?", repetían una y otra vez en la calle.
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