Juan O. Tamayo
Las autoridades cubanas han detenido al novio de la hija menor de Raúl Castro como parte de una investigación sobre corrupción, informaron varias fuentes conocedoras del caso.
Julio César Díaz Garrandés, ex residente de Miami que se ha jactado de haber servido de espía para Cuba, ha estado detenido en un centro de interrogación en La Habana por tres meses, dijeron dos de las fuentes a El Nuevo Herald.
Pero su hermana María, quien vive en Miami, dijo el viernes a El Nuevo Herald que ellos hablaron por teléfono el jueves y que él ha negado estar detenido. “Él está bien”, añadió ella.
Díaz Garrandés es el novio de Nilsa Castro, la menor de las tres hijas del gobernante cubano. Ambos con cerca de 50 años, llevan años juntos pero no se han casado y cada uno tiene su propia casa, añadieron las fuentes.
“El está preso. De eso que no quepa la menor duda”, afirmó un cubano que ha conocido a Díaz Garrandés tanto en La Habana como en Miami. Agregó que se había enterado de la detención a través de contactos en altos puestos del gobierno cubano.
El hombre agregó que el novio estaba siendo investigado en un caso de corrupción vinculado con una compañía canadiense-española no identificada que ha estado haciendo negocios con el gobierno cubano.
El cubano, lo mismo que las otras dos fuentes que reportaron por separado la detención a El Nuevo Herald, pidieron mantener el anonimato debido a la delicadeza política del caso.
Juan Juan Almeida, quien vivió durante un tiempo en casa de Raúl Castro porque es el hijo del desaparecido comandante de la revolución Juan Almeida Bosque, escribió el jueves que Díaz Garrandés estaba detenido en una instalación militar.
Raúl Castro lanzó una fuerte campaña contra la corrupción tras suceder a su hermano Fidel en el 2006, alegando que el crimen estaba minando peligrosamente las raíces mismas del sistema comunista cubano.
Una serie de escándalos en las industrias de telecomunicaciones, aviación, níquel, tabaco y otras en la isla han llevado al arresto y la destitución de numerosos funcionarios del gobierno, incluyendo a varios viceministros.
María Díaz Garrandés alegó que los reportes de la detención de su hermano fueron resultado de una “confusión total” causada por un exiliado a quien ella contactó en busca de ayuda luego de que no pudo hablar con su hermano durante varias semanas. Se negó a hacer más comentarios sobre este aspecto del caso.
“El me llamó ayer” tras el reporte de Almeida, declaró a El Nuevo antes de añadir: “El está en casa. Debe de estar en casa”. Se negó a dar el número de teléfono de su hermano en La Habana.
Una de las fuentes de El Nuevo Herald especuló que Díaz Garrandés, cumpliendo órdenes de los investigadores o por iniciativa propia, hizo la llamada telefónica para acallar los reportes de su detención.
Nilsa Castro es la tercera de las hijas de Raúl Castro y la difunta Vilma Espín. Deborah y Mariela la precedieron, y la siguió Alejandro, el oficial del Ministerio del Interior a cargo de la campaña anticorrupción del gobierno.
Amigos de Díaz Garrandés dijeron que tenía una historia extrañamente retorcida de participación en varios negocios, y versiones no probadas de que trabajaba para los servicios de inteligencia de Cuba en Miami y La Habana.
Llegó a Miami durante el éxodo del Mariel en 1980, y se casó con una colombiana con la que tuvo una hija, dijeron. Después abrió una clínica en Coral Way dedicada principalmente a pacientes de Medicare y andaba en un Rolls Royce de segunda mano, dijeron.
Pero en algún momento de la década de 1990, regresó a Cuba y se ofreció como punto de contacto e influencia para los extranjeros, principalmente los españoles, interesados en invertir en Cuba.
Sus negocios fueron lo suficientemente exitosos para que pudiera enviar dinero a su esposa e hija en Miami, según sus amigos, pero también se jactaba de su supuesto trabajo de inteligencia para Cuba.
El reporte de Almeida, publicado en el portal de internet Martinoticias.com, radicado en Miami, informó que Díaz Garrandés había trabajado además con el Instituto Cubano del Arte y la Industria Cinematográficos (ICAIC) y comprado equipos en el extranjero para la televisión cubana.
Almeida escribió que Garrandés también se jactaba de haber viajado a Miami, Puerto Rico, París, Colombia y Nueva York trabajando como espía y había servido de contacto entre los miembros de la Red Avispa, la red de espías cubanos en Miami que fuera destruida en 1996.
Uno de sus amigos dijo que él tenía “un pie en los negocios y el otro en la inteligencia”.
Otro dijo que él se había alejado de Díaz Garrandés en los últimos años “porque no sabía qué hacía él en Cuba o qué hacía en los Estados Unidos”.
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