Las Bolsas caen y los bancos son los principales damnificados. Esta película tantas veces repetida durante un agosto negro ha vuelto a ser hoy la que han televisado los mercados.
Tras la fatídica jornada del viernes, el sistema financiero ha colapsado de nuevo la renta variable y los desplomes de algunas entidades se han convertido en el denominador común.
En concreto, Royal Bank of Scotland ha caído un abultado 12.32%, Bank of Ireland ha retrocedido 11.36%, Deutsche Bank ha perdido un 8.86% y Société Générale ha restado un 8.64 por ciento. Los bancos españoles tampoco se han librado. Santander se ha dejado un 5.94% y BBVA ha recortado un 5.79 por ciento. De media, el sector ha caído un 5.86 por ciento.
En una jornada carente de Wall Street, cerrada por la festividad del Trabajo en Estados Unidos, las Bolsas han sido incapaces de frenar la sangría. El Ibex 35 ha caído un 4.69%, el Cac de París ha restado un 4.73%, el Dax de Fráncfort ha perdido un 5.28% y el Ftse de Londres lo ha hecho en un 3.58 por ciento. El Eurostoxx 50, por su parte, ha acumulado descensos del 5.09 por ciento.
De fondo, el miedo a la recesión continúa muy latente y los diagnósticos se suceden. Mientras la presidenta del FMI ha advertido de una recaída, la CE ha preferido calmar al enfermo: "se espera un crecimiento modesto". Los malos datos de empleo en EU y la recogida de beneficios después de tres jornadas de compras marcaron el final de la semana. La economía estadounidense no generó ni un solo nuevo empleo neto en agosto. En Europa los datos del segundo trimestre tampoco han arrojado luz y la presión para que el BCE anuncie este jueves una bajada de tipos es cada vez mayor.
En el mercado de deuda, el anuncio del Gobierno griego de que no podrá alcanzar el objetivo de déficit del 7.6% ha vuelto a poner en problemas a los mercados. La rentabilidad del bono alemán, refugio por excelencia, ha marcado hoy mínimo histórico en el 1.87%, mientras que la prima de riesgo española ha escalado hasta 338 puntos básicos. Italia, Irlanda y Portugal también han acusado la huída de los inversores hacia la sólida deuda germana.
No ha sido la única que ha sacado partido de las dudas. El oro, antídoto ante la incertidumbre, ha recuperado terreno y se cambia ya a 1,899 dólares por onza. En el otro lado de la balanza, el euro acumula cinco jornadas de desplomes y cotiza a 1.4111 “billetes verdes”.
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