28 septiembre, 2011

"Calderón tiene la culpa"


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Escrito por Javier Loaiza

Es el tema de moda en la campaña mexicana para el año próximo. Calderón se está quedando solo. Los partidos políticos, incluso dirigentes del propio PAN, partido del presidente, del PRI y el PRD, medios de comunicación, intelectuales, empresarios, burócratas de todos los niveles y ciudadanos comunes y corrientes tienen la percepción que la terrible guerra y la matanza criminal de los narcos, es culpa del presidente.

Calderón insiste en todos los medios y lugares en señalar culpables, en especial a los Estados Unidos por el tráfico de armas y la falta de controles efectivos en el consumo de activos y lavado de dineros. Y tiene razón, aunque también parecieran tener razón todos los que le critican.

El asunto es que el presidente Felipe Calderón se equivocó. No precisamente en la decisión de declarar la guerra al narco, como suponen la mayoría. Sino en que fue una decisión del gobierno sin convocar un gran acuerdo nacional para dar esa guerra. En Colombia, cuando se desató el terror de los narcotraficantes, el gobierno de entonces convocó a todas las fuerzas políticas, empresariales, sociales, judiciales, militares, comunicaciones y hasta religiosas, y a la par de la persecución policiva, militar y judicial, se desataron campañas mediaticas para decalificar los negocios, dineros y acciones procedentes de la economia "subterranea" como se le llamó.

Hasta un personaje que todavía anda por ahí, mondo lirondo, fue elegido presidente, según se informó por todos los medios, con recursos provenientes de uno de los carteles de la droga. Pues según se dijo en ese entonces, de alrededor de siete millones de dólares que supuestamente costó esa campaña, al menos cinco habrían provenido de fuentes del narcotráfico. Le retiraron la visa americana, el país se descuadernó, la mayoría en el Congreso lo absolvió y muchos se hicieron los de la vista gorda, pues si se caía, podría haber caído con él todo el andamiaje. Me pregunto, México soportaría algo parecido? Los americanos, sus vecinos, seguirían igual de apáticos frente a algo similarl? Un narcoestado como vecino?

Y, amigos mexicanos, con todo, con la enorme cantidad de miedo, terror y muerte que produjeron, en Colombia, con el relajamiento de los valores de la sociedad, y todos los años que han corrido, aún no se ha podido erradicar. Ahí siguen influyendo la economía, la corrupción, el tráfico de armas, las bandas criminales.

Más aún, además de los daños evidentes en la estructura funcional de lo público y lo privado, se metió en el modo de actuar de la sociedad colombiana, al punto que hoy se reconoce como infectada por la "cultura mafiosa". Quizá uno de los rasgos más preocupantes es la idea de los jóvenes en todos los estratos socioeconómicos del enriquecimiento rápido y a como dé lugar. Están dispuestos a jugarse "el todo por el todo" para conseguir ríos de dinero, lujos y despilfarro. Casi en un juego de ruleta rusa. Es tal la magnitud del problema, que se desbordó la corrupción al punto que el Estado y los cargos públicos son percibidos como un "botín" de guerra del que hay que apoderarse y hacerse dueño. Ahí entraron las guerrillas, los "paramilitares", las bandas criminales que azotan las ciudades y pueblos, los carteles de corruptos que se reparten los dineros del presupuesto.

No es gratuito que cada semana se destapen actos de corrupción, como el de un ministro de Agricultura de Uribe, el Alcalde de Bogotá y tantos y tantos. El mal sigue vivo, sigue haciendo daño, terrible daño. Y todo, a pesar que hubo una acción, si no unánime, por lo menos mayoritaria, o por lo menos formal de las distintas instituciones del país.

Y bien, y entonces, qué pasa en México? Pues ahora se dieron cuenta que el dinero que fluye a montones estimula la corrupción, de la cual se sabe que ya era bien preocupante. Que compra policías, funcionarios, hasta jueces. Y ahora, ejércitos de asesinos en serie. La mafia es la mafia. Y el presidente Calderón declaró esa guerra sin asegurar el respaldo político y ciudadano. Y claro, sin resultados evidentes, que definitivamente no los va a tener en tan corto tiempo, si la sociedad mexicana sigue creyendo que la culpa es del gobierno y no de la mafia del narco, la mafia del tráfico de armas, la mafia de la corrupción, la mafia de la trata de personas, la mafia de contrabando, la mafia de asesinos... Que, al fin, termina siendo la misma mafia.

El tema de campaña, será sin duda la guerra al narco, la culpa de Calderón. El viejo cuento de buscar el mal en las sábanas o vender el sofá en que la mujer le juega infidelidades.

Ya no hay vuelta atrás. Desatada la histeria de muerte, abierta y descarada de la mafia, así el Estado dejara de perseguirlos, no se van a recomponer y manejar sus negocios de manera solapada como lo hacian antes. El gobierno que remplace al de Calderón, no podrá tener agenda distinta que la guerra al narco. Y tendrá entonces que intentar ejercer un liderazgo con todas las fuerzas. Es la diferencia que se debería tener en cuenta, en casos de problemas estructurales, entre lo que se reconoce como una política de gobierno y una política de Estado.

Sería interesante, sin embargo, aunque realmente impensable todavía en México, si hubiera un acuerdo de "fair play" en la campaña, de juego limpio y no de sacar ventaja de las deficiencias y falta de resultados sobresalientes por parte del gobierno sobre este tema que se debería reconocer como auténticamente fundacional para los manitos. Sobre todo porque al final, si siguen así, perderán todos.

Es necesario reconocer que el hecho mismo de poner sobre la mesa el tema, es de por sí, un acto de valentía -aunque el cómo resulte ser prepotencia o ingenuidad-, y una oportunidad sí para que los mexicanos se sacudan ese terrible mal. No parece haber claridad entre los analistasm intelectuales y dirigentes. Al fn de cuentas, los árboles no dejan ver el bosque.

Ilustra ese pensamiento generalizado la entrevista al escritor mexicano Elmer Mendoza. Simplemente otro más que afirma: "El gobierno de Calderón ha llevado a México a una pérdida de control y de vidas", publicado en el diario El País, de España. La culpa es de quien lo denuncia y lo persigue no de quienes lo generan, lo patrocinan o lo toleran. Vaya distorsión.

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