26 septiembre, 2011

¿Cerrará el gobierno otra vez?


El actual tema de conversación: El Senado votará hoy sobre una prórroga de gasto para poder financiar al gobierno federal hasta el 18 de noviembre y conceder $3,650 millones en fondos de asistencia por desastres a la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA). Si el Congreso no actúa, el gobierno cerrará parcialmente al final de esta semana y las arcas de FEMA se agotarán antes de este mismo miércoles.

La semana pasada, el Senado rechazó una prórroga aprobada por la Cámara de Representantes debido a las compensaciones en el presupuesto para aumentar la asistencia por desastre en forma de recortes a los programas de préstamos del Departamento de Energía. Los republicanos están atacando a Harry Reid por haber amenazado con “cerrar el gobierno en lugar de compartir los fondos [del programa de préstamos del Departamento de Energía] con personas en situación desesperada”. La batalla por la prórroga recuerda el debate por el límite de la deuda en el que las propuestas republicanas de la Cámara se llevaron hasta el Senado mientras que los demócratas del Senado trataban de pintar a los del Partido Republicano como “secuestradores”.

El caso por un gobierno limitado: ¿Por qué votaría el pueblo americano a favor de dar más poder a una institución que ellos desaprueban por un margen de 4 a 1? Gallup informa que las opiniones de los americanos sobre el gobierno federal están en mínimos históricos: El 81% dice que no está satisfecho con el gobierno, mientras que solamente el 19% dice estar satisfecho.

El reto para los conservadores es demostrar la directa correlación entre el tamaño del gobierno y su ineficacia. A medida que el tamaño y el alcance de la burocracia federal crecen, también lo hacen sus ineficiencias. El Estado omnipresente también provoca un conflicto ideológico sin precedentes al impulsar el asunto de la trayectoria filosófica por la que debe discurrir el sistema político del país. Estos factores hacen más difícil un proceso legislativo homogéneo y provoca grandes problemas, minando así la confianza de los americanos en la capacidad del gobierno para lograr que las cosas funcionen.

El gran gobierno es un gobierno ineficaz. No es casualidad que el tamaño del Leviatán federal y la confianza en el gobierno estén ambos en máximos históricos. Los conservadores que deseen revertir este rumbo deberían tener en cuenta este hecho más a menudo.

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