“Se cansaron de llorar y ahora le sangra el alma. Mientras se preguntan ¿Quién controla su esperanza? Y se retuercen, porque les duele. La herida sangra y creen que mueren. Quieren gritar su dolor pero no pueden. Porque el terror impuesto les arranca lo poco que tienen…”
La letra de “Decadencia” del grupo underground cubano Escuadrón Patriota, refleja la realidad de la isla tras 52 años de dictadura. No es aquel paraíso caribeño en el que aún algunos creen, ni aquella isla que en algún momento se ganó el reconocimiento por sus méritos cinematográficos, musicales, médicos o deportivos.
Cuba ahora es el reflejo vivo de las consecuencias de la dictadura marxista-leninista que la ocupa desde hace más de medio siglo. Tuve la oportunidad de viajar a Cuba y constatar qué de cierto hay en tanta noticia que llega de la isla, recorrí sus calles, conversé con su gente y grabé un documental.
En mi antagónica experiencia -maravillosa y trágica- comprendí la magnitud del régimen totalitario, más violento y represor que el de su antecesor, Batista. La tiranía limita y coacciona toda manifestación contraria a ella. Solo unos pocos son capaces de enfrentarla, a pesar de las represalias, las golpizas y las manifestaciones de repudio.
Camuflada entre su gente, cual cubana, logré entrevistarme con tres de los miembros más representativos de la disidencia: Darsi Ferrer, Laura Pollán y Berta Soler (estas últimas valerosas Damas de Blanco) y con cuatro cubanos más, de la resistencia.
Todos ellos me dejaron un gran mensaje: mientras tengan vida continuarán con su lucha por la libertad de Cuba, porque el amor a su tierra y la necesidad de ser libres es más grande que el terror y la censura impuestos por el régimen.
Del 2008, fecha de mi viaje, a este tiempo, la situación lejos de mejorar, ha empeorado. A pesar de ser uno de los destinos turísticos preferidos en el caribe, por la belleza de sus playas, sus ritmos pegajosos y el colorido de su paisaje; Cuba no puede ser disfrutada por los cubanos, quienes no cuentan con los recursos necesarios para su subsistencia. La misma depende de la existencia de un mercado negro en el que encuentran lo necesario para vivir: desde alimentos hasta vestimenta.
El precio pagado por los cubanos en libertades básicas perdidas es enorme y las represión contra las voces contrarias a la dictadura se ha recrudecido. Tanto así que durante el último mes hemos sido testigos de las múltiples agresiones cometidas contra la disidencia.
Según un informe de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN): “En de agosto de 2011, el nivel de violencia policial contra pacíficos disidentes fue el más alto en los últimos años, teniendo como víctimas principales a mujeres que tratan de defender los derechos de asociación, reunión y manifestación pacíficas mediante acciones no violentas principalmente en la provincia de Santiago de Cuba (en esa capital provincial y en las localidades de Palma Soriano y Palmarito de Cauto)”.
De enero a agosto del presente año se documentaron 2.221 casos de detenidos temporalmente por motivos políticos, reseña la CCDHRN. Toda esta violencia nace desde el más alto mando del régimen neoestalinista y es ejecutada por su gran aparato represor.
Esta es una señal clara de que la supuesta apertura de Raúl Castro, es tan sólo una farsa, una falsa imagen que intentan proyectar al extranjero.
En un país donde el acoso a todo nivel es la orden del día, cabe preguntarse ¿cuánto tiempo le queda a la dictadura? ¿Acaso no se contagiará Cuba del efecto de Egipto y Libia?
Aunque cada vez más cubanos se van animando a hablar de su realidad, a través de la música (grupos underground) o del limitadísimo acceso a internet mediante blogs y twitter (posibles gracias al apoyo de ciudadanos extranjeros que difunden contenidos o recargan los móviles de la disidencia), todavía no son suficientes para poner fin a 52 años de cruel dominación.
Recuerdo mi experiencia en Cuba, las tertulias con Darsi, Laura, Berta, Yusnaimy, Fernando, Jaime, José y me doy cuenta que son ellos quienes tienen la respuesta y la solución. Saben que no quieren continuar con esa vida sin protagonizarla, saben que necesitan crear y ser dueños de su propio destino; sin embargo aún falta sumar voluntades. La mayor parte de la población sólo ha vivido en dictadura y no sabe vivir de una manera diferente. Les hace falta atreverse a soñar con el cambio que aún sienten imposible. Les falta perder el miedo.
El discurso a favor de una revolución socialista como ejemplo a seguir recorre América Latina. Necesitamos mirar más a menudo a Cuba para entender por qué debemos impedir que más países se sigan tiñendo de rojo y evitar el surgimiento de falsos líderes tiranos.
“Hermanos de pie, no hay nada más hermoso que una nación cuando despierta. No queremos sangre, que nadie perezca, pero alcemos la cabeza” Escuadrón Patriota
* Bertha María Carrillo es Presidenta del Centro para la Libertad y el Desarrollo (CLD) del Perú.
Fuente: Centro para la Libertad y el Desarrollo (Peru)
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