Trichet y Elena Salgado conversan durante la reunión del viernes. | Reuters
dpa | Bruselas | Breslavia
Fracaso europeo en torno a las nuevas ayudas para Grecia y, al mismo tiempo, desaire al secretario estadounidense del Tesoro, Timothy Geithner, enviado por primera vez por el presidente Barack Obama a una reunión de la Eurozona con la misión de presionar a los europeos para no dilatar más una solución definitiva a la crisis de deuda.
En pocas horas, los 17 ministros de Economía de la Eurozona disiparon las esperanzas de solventar por la "vía rápida" la grave crisis de deuda helena y dejaron como convidado de piedra a Geithner, que instó a la UE a aumentar la cuantía de la única defensa de la que dispone de momento el bloque en caso de nuevas crisis: el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), dotado con 440.000 millones de euros.
"No se debate (en la UE) sobre el incremento o expansión del mecanismo europeo de estabilidad financiera con un estado no miembro de la zona euro", comentó el presidente del eurogrupo, Jean-Claude Juncker. Geithner insistió en que no pide un aumento de la dotación total del FEEF sino que pide que se pongan sobre la mesa garantías al mercado de que su montante bastaría para un hipotético rescate de España o Italia en caso de nuevas turbulencias.
Y en un mensaje directo, aunque ignorado, Geithner hizo este viernes de poste repetidor de las palabras de Obama, quien la semana pasada en una entrevista con varias agencias internacionales de prensa señaló que el "gran problema" de Europa es la crisis de deuda soberana.
Europa -dijo Geithner- debe "dejar de hablar" sobre la posibilidad de suspensión de pagos de Grecia y acelerar la solución a la crisis. Dilatar el problema sólo contribuye a aumentar el riesgo de contagio, subrayó.
En la primera jornada de un consejo informal del ramo (ECOFIN) en Breslavia, Polonia, que preside este semestre la UE, los ministros de Finanzas de la Eurozona no lograron ponerse de acuerdo para desbloquear el sexto tramo de ayudas a Grecia, por 8.000 millones de euros, a pesar de las llamadas de alarma y "SOS" desde Atenas.
Y es que Grecia había advertido la semana pasada que sin ese crédito de urgencia no podrá pagar sueldos a funcionarios ni jubilaciones a partir de octubre, fecha en la cual, según el comisario de Asuntos Económicos del bloque, Olli Rehn, podría comenzar a desbloquearse esa ayuda.
A pesar del intento por calmar los ánimos en torno a la crisis, la ministra austríaca del ramo, Maria Fekter, criticó la presencia de Geithner en la reunión: "No creo que se justifique que alguien esté aquí para darnos lecciones de nada. Si se miran los datos macroeconómicos, Europa está mejor que ellos", espetó.
Finlandia, escollo para el rescate griego
Mientras tanto, Finlandia se convirtió nuevemente en el gran escollo para activar el segundo paquete de ayudas a Grecia, por 109.000 millones de euros (tras los 110.000 millones aprobados el año pasado), por su exigencia, reiterada esta tarde en Breslavia, de recibir garantías específicas en caso de quiebra de Atenas.
Respecto al sexto tramo de ayudas todo depende -comentó el comisario finlandés- de que Atenas cumpla con sus compromisos de ajuste y ahorro a cambio de ese nuevo tramo de oxígeno financiero. De cómo actúe Atenas dependerá además el desembolso del segundo paquete de rescate heleno, aprobado el pasado 21 de julio, dijo Rehn. "La conclusión del examen (europeo, del FMI y del BCE) solo depende de la voluntad política del gobierno y del Parlamento griegos para cumplir con las metas fiscales", comentó el finlandés.
El calendario dibujado por Rehn supone que el desembolso de los 8.000 millones frescos para Atenas podría producirse como pronto a mediados de octubre.
El ministro heleno de Finanzas, Evangelos Venizelos, prometió el viernes a la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI) que el país cumplirá con los dolorosos ajustes a cambio de la ayuda internacional. "Eso es bueno para Grecia y también para Europa", apuntó.
La "troika" formada por la Comisión Europea, el FMI y el Banco Central Europeo (BCE) debe dar su visto bueno definitivo a los últimos planes de ajuste griegos a cambio del nuevo tramo de asistencia. Sus expertos tenían previsto volver a Atenas esta semana, después de haberse marchado a toda prisa a principios de mes tras varias fricciones con el gobierno en torno a los ajustes, extremo que fue después negado por el propio Venizelos.
No obstante, prefirieron esperar al ECOFIN informal de mañana en Breslavia para saber si se producían avances significativos.
Además de fracasar en un acuerdo para la ayuda a Grecia, los europeos hicieron oídos sordos a la petición de Geithner, quien por primera vez asiste a este tipo de reuniones con la eurozona, para que se aumente la dotación del FEEF.
El presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, admitió que existen "leves diferencias de criterio" entre Estados Unidos y Europa en torno a cómo solventar la crisis. Washington apuesta por nuevos estímulos keynesianos a la coyuntura, mientras Europa, con Alemania a la cabeza, prefiere seguir la escuela de la austeridad fiscal a ultranza.
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