BRESLAVIA, 17 septiembre 2011 (AFP) - La Eurozona está mejor que muchas grandes potencias, señaló este sábado en Polonia el Banco Central Europeo (BCE), al día siguiente de las críticas de Estados Unidos sobre la gestión europea de la crisis de la deuda.
“Si tomo la Eurozona y la UE en su conjunto, el nivel (de la deuda) es bastante alentador comparado con las otras economías desarrolladas”, afirmó el sábado el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, al final de la reunión de ministros de la Unión Europea celebrada durante dos días en la ciudad polaca de Breslavia.
Estas declaraciones llegan un día después de que el secretario estadounidense del Tesoro, Timothy Geithner, propusiera soluciones a sus homólogos europeos para enfrentar la crisis de deuda soberana.
El presidente del BCE reconoció que hubo “errores a nivel de ciertos países tomados individualmente”, pero recalcó que “están siendo corregidos”.
Geithner criticó a los europeos por su lentitud en reaccionar frente a la crisis de la deuda y les propuso ampliar los usos y la dotación de ese fondo de rescate (actualmente de 440.000 millones de euros), para que pueda comprar bonos entre otras cosas, de manera que sea más efectivo.
“Hemos pasado revista al sector financiero y hemos avanzado” señaló la ministra de Economía española Elena Salgado. Sobre todo en medidas que buscan una mejor regulación y “supervisión de las economías por parte de las autoridades nacionales y europeas”, aclaró.
Entre los debates se impuso un plan para gravar las transacciones financieras, una medida que genera divisiones en Europa y el rechazo tajante de Estados Unidos.
De todas maneras, Salgado destacó que al menos ahora “hay un consenso entre los grandes países”, entre ellos España.
La tasa sobre las transacciones financieras es un gravamen sobre el flujo de capitales que serviría a la Unión Europea como recurso propio de financiación. Pero algunos países han expresado su recelo de que una iniciativa de este tipo desplace las transacciones financieras hacia otros lugares donde no sean tasadas.
“Es mejor organizar algo sobre las transacciones financieras a nivel mundial, pero eso es imposible”, se lamentó el ministro de Economía belga Didier Reynders.
El viernes, el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, invitó a Estados Unidos a participar. Pero Geithner “rechazó tajantemente” la oferta, según contó la ministra austriaca Maria Fekter.
En lo que sí coincidieron los ministros de Economía europeos es en que Grecia debe continuar con sus medidas de austeridad para recibir la ayuda ya acordada.
“Estamos muy pendientes de la valoración de la Troika sobre el programa de ajustes que realiza Grecia”, apuntó Salgado.
Los jefes de la economía europea anunciaron que Grecia recibirá en octubre los 8.000 millones de euros correspondientes al sexto tramo de un plan de ayuda aprobado en 2010, siempre y cuando cumplan con los expectativas de una troika compuesta por la Comisión, el BCE y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Los parlamentos y gobiernos de la Eurozona deben aún aprobar un segundo paquete de ayuda a Grecia por 160.000 millones de euros, acordado en la cumbre europea del 21 de julio, que contempla una fuerte participación del sector privado y una flexibilización del fondo de rescate europeo. Hasta ahora sólo lo han hecho Francia, Bélgica y Luxemburgo.
Otros asuntos, como el pedido de garantías de Finlandia a Grecia a cambio de ayuda, quedaron también fuera de la agenda.
“Desafortunadamente no se trató. No se llegó a una solución. No todavía”, señaló a la AFP la ministra de Economía de Finlandia Jutta Urpilainen.
Y aún quedan varios obstáculos por sortear. Esta semana el Parlamento y el Consejo Europeo deben aprobar un acuerdo de principio al que llegaron los ministros para reforzar la disciplina fiscal de los países de la Unión Monetaria, que permitirá imponer multas a los países con déficit excesivo.
Entre tanto, gran parte de la población europea, sobre todo los jóvenes, sigue expresando su hartazgo mediante el movimiento de “indignados” que se extiende por todo el continente.
Unas 12.000 personas se congregaron este sábado en las calles de Breslavia para protestar contra las autoridades europeas.
“Hay poco trabajo. Los salarios son demasiados bajos. Los programas sociales se recortan” dijo Sebastian Ostaszewski, un polaco de 19 años.
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