– Por Ron Paul
Con el paso del huracán Irene, la Agencia Federal de Manejo de Emergencias (F.E.M.A.: Federal Emergency Management Agency) se presentará ante el Congreso, gorra en mano, para pedir dinero. Al igual que el resto del gobierno, se encuentra en bancarrota. Se ha sugerido que cualquier fondo asignado a FEMA provenga de recortes en otros lugares. Esto parece duro y falto de compasión para los defensores de los gobiernos grandes, quienes no entienden el proceso económico natural, pero aún así yo iría un paso más allá. La FEMA jamás debió ser creada. Está basada en ideas equivocadas sobre alivio de desastres.
Esto puede parecer sorprendente para aquellos que nunca estuvieron expuestos a los desastres secundarios causados por la llegada de FEMA a los escenarios de los desastres naturales. Pero el remarcar la ineptitud de la FEMA es muy diferente a decir que nadie debería ayudar a las personas afectadas por los desastres. Todo lo contrario.
FEMA, hizo más para obstaculizar la ayuda de lo que hizo para proporcionarla o facilitarla. Los ejemplos son numerosos.
Las víctimas de desastres deberían recibir cualquier y todo tipo de ayuda posible, y no existen límites para la compasión y la generosidad de los individuos ante la devastación. Uno sólo debe recordar el ejemplo de Katrina para reconocer esta realidad. Sin embargo, FEMA, hizo más para obstaculizar la ayuda de lo que hizo para proporcionarla o facilitarla. Los ejemplos son numerosos. Cuando se llamó a los bomberos voluntarios, miles respondieron. Fue FEMA, por motivos de control e ineptitud burocrática, quien se aseguró de que no se les permitiera ayudar. Cuando un grupo de bomberos arribara al lugar desde Washington, en lugar de ser asignados de inmediato a su labor, les fue dicho que se sentaran y esperaran. Luego de esperar durante dos días sin hacer nada, fueron simplemente enviados de vuelta a casa. Mil bomberos voluntarios fueron enviados a Atlanta para asistir a un curso sobre el acoso sexual, mientras los incendios asolaban la ciudad. Los restantes fueron enviados a escoltar al presidente o a repartir folletos en lugar de apagar incendios. El ingeniero en sistemas Jack Harrison fue llamado para reconstruir infraestructura tecnológica. Luego de recibir evasivas durante dos semanas, fue mal asignado como jefe de seguridad de un barco que FEMA había alquilado, cuando debería haber estado utilizando sus habilidades para ayudar. Todo tipo de ayuda fue rechazada o manejada de forma inadecuada por FEMA, mientras la gente que sufría esperaba. Incluso la cruz roja tenía las manos atadas por FEMA.
La creación de la FEMA es un síntoma de la fe ciega en la capacidad de los gobiernos sobre-dimensionados para hacer cualquier cosa y de todo, para cualquiera y para todos.
Sólo ha empeorado desde el 9/11. Comparen la historia de dos flotillas –una luego del 11/9 y otra luego de Katrina. Una hora después del 11 de Septiembre y una hora después de Katrina. Una hora después de los ataques del 9/11, el mayor éxodo de la historia se organizó de manera espontánea por los locales que vieron la necesidad inmediata y respondieron de forma instantánea. Más de 500.000 neoyorquinos aterrados fueron trasladados fuera de la isla por los ferris, remolcadores, embarcaciones de recreo y barcos de pesca, mientras todos los otros puntos de acceso habían sido cerrados. Un intento similar de flotilla fue organizado de forma privada luego de Katrina. 500 embarcaciones se dirigieron en caravana hacia Nueva Orleans, para rescatar a pacientes de hospitales que habían quedado sin suministros y habían dejado de funcionar. Desafortunadamente, para entonces la FEMA ya había tomado poder de la organización y la ayuda fue rechazada, mientras los pacientes aún seguían varados esperando ayuda. Trágicamente, los helicópteros de la Guardia Nacional de Vermont estaban en Irak cuando golpeó Irene, y se los necesitaba con desesperación aquí.
La creación de la FEMA es un síntoma de la fe ciega en la capacidad de los gobiernos sobre-dimensionados para hacer cualquier cosa y de todo, para cualquiera y para todos. La FEMA es una organización burocrática. Las burocracias, aunque contengan personal con las mejores intenciones, son notoriamente lentas y derrochadoras por naturaleza misma. Cuando la gente se muere de hambre, está herida o muriendo, necesita velocidad y eficiencia; y FEMA viene acompañada de formularios, políticas y sellos de goma… elementos que pueden ser útiles para el Departamento de Automotores, pero que para asuntos de vida o muerte en los que los segundos cuentan, son simplemente inaceptables.
FEMA no es más que un obstáculo para la verdadera solidaridad.
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