Internacional / guerra en libia
El exmandatario libio ha abandonado su escondite en Bani Walid con la ayuda de tribus afines, según confirma un oficial del nuevo Ejército
Otra escena de película en la revolución libia. Un convoy formado por 200 o 250 vehículos, casi todos militares, ha logrado salir de territorio libio y llegar a Níger el lunes por la noche. Hay dudas sobre la presencia de Muamar Gadafi entre las personas que viajaban en él, aunque a los libios consultados no les extrañaría. «¿Acaso ha podido la OTAN con su misión en Libia evitar que eso ocurra?», se preguntaba en la tarde de ayer indignado Mohamed, un guerrillero apostado en un control de carretera a unos 40 kilómetros de Bani Walid, al sur de Trípoli. Pero Gadafi está tomando la precaución de no mantener ni una sola conversación telefónica para que no se identifique su voz y no localicen el sitio.
Anoche, el oficial que coordina su búsqueda, Hisham Buhagiar, aseguró a Reuters que la última pista que tiene del dictador es dirigiéndose hacia la frontera de Chad y Níger, tras escapar de Bani Walid con ayuda de las tribus. Buhagiar indicó que hace tres días sus fuentes le situaban a 300 kilómetros al norte de Níger y a 950 al sur de Trípoli viajando en un convoy de diez vehículos y durmiendo en tienda de campaña. Sin embargo, Buhagiar reconoce que quiénes le han proporcionado esta información no han visto al dictador directamente y que necesita del apoyo de las tribus de la zona para entrar en ese territorio. «De lo contrario, sería un intruso», con todos los peligros que eso conlleva, aseguró.
«El desierto es vasto y sus fronteras porosas», señaló el embajador nigerino ante la ONU, Adani Illo. «Es una gota de agua en el océano». Gadafi, poco amigo de los aviones, prefiere desplazarse en enormes caravanas como la llegada a Níger, como ya ha hecho en alguna ocasión cruzando las fronteras de varios países africanos durante sus giras.
El Gobierno de Niamey, cuyo Ejército escoltó la caravana en la región norteña de Agadez, niega que entre las personas que iban en los vehículos estuviera Gadafi. El ministro de Exteriores nigerino, Bazoum Mohamed, negó en declaraciones a la cadena Al Arabiya que el tirano hubiera entrado en su país con esa caravana. Anoche, Estados Unidos pidió a Níger la entrega de los miembros del gabinete de Gadafi que pudieran haberse desplazado en ese convoy. Fuentes francesas y de Níger dijeron a la agencia Reuters, sin embargo, que todo podría tratarse de un acuerdo alcanzado por Gadafi para lograr ser acogido en algún país africano. Fatis Baja, un militar rebelde, dijo que a última hora del lunes que una decena de vehículos cargados de «oro, dólares y euros cruzaron desde Jufra hacia Níger ayudado por tuaregs» de ese país, dijo a Reuters sin concretar si estos coches formaban parte del convoy principal que pasó por Agadez.
No se descarta, según fuentes militares francesas citadas por Reuters, que el tirano y su hijo Seif el Islam se unan a la caravana en algún lugar de Níger para poder llegar a Burkina Fasso, aunque este último país ha negado haberle ofrecido asilo. Zimbabue, Suráfrica o Eritrea son otras posibilidades que se han barajado. Un alto responsable de la seguridad del tirano, Mansur Dhao, ya logró llegar junto a una decena de personas a territorio nigerino el pasado domingo.
En suelo libio, tres son las ciudades que se mantienen como bastiones gadafistas fuera del control de la insurgencia. Las especulaciones en torno a la posibilidad de que alguno de los Gadafi esté en alguna de ellas han sido muchas en los últimos días.
Sirte
En la costa mediterránea y a unos 450 kilómetros al este de Trípoli, es la ciudad natal del derrocado líder. La OTAN ha bombardeado en las últimas jornadas infraestructuras militares mientras los rebeldes presionan desde el este y desde el oeste a la espera de que este sábado termine el plazo dado para su rendición. Sirte podría acoger a cientos, o incluso miles, de presos y detenidos políticos cuya vida estaría en serio peligro en caso de que los leales a Gadafi se vieran en un callejón sin salida, según Human Rights Watch (HRW).
Bani Walid
La segunda de estas ciudades es Bani Walid. Los rebeldes llevan varios días negociando su rendición convencidos de que ya no hay miembros de la familia Gadafi dentro de esta ciudad de unos 70.000 habitantes situada unos 150 kilómetros al sur de Trípoli. Sirve de puerta al inmenso desierto libio y algunos altos mandos del régimen, entre los que podría haber estado Gadafi, la han usado como vía de escape tras la toma de Trípoli por los opositores hace 17 días.
Sabha
Unos 800 kilómetros al sur de Trípoli se encuentra Sabha, el tercero de los bastiones del tirano. También han circulado numerosos rumores sobre la utilización de esta ciudad como vía de escape tanto hacia el sur como hacia el oeste, como hicieron hace diez días la mujer de Gadafi, Safia, tres de sus hijos y algunos de sus nietos, que fueron acogidos en Argelia.
Los rebeldes saben que las características geográficas y poblacionales de Libia, un país de 1,8 millones de kilómetros cuadrados —casi cuatro veces más grande que España— y poco más de seis millones de habitantes, juegan a favor de aquellos que deseen huir en medio del caos. Libia tiene fronteras con Egipto y Túnez, adonde es poco probable que huya Gadafi tras la caída de Hosni Mubarak y Ben Alí, y con Sudán, Chad, Níger y Argelia. Muchos piensan que acabará convertido en otro Sadam Husein, que pasó nueve meses escondido en un agujero hasta que fue localizado en diciembre de 2003. Pero en 42 años de dictadura Gadafi ha tenido tiempo para construir búnkeres en el desierto equipados para sobrevivir durante mucho tiempo e incluso trasladarse de unos a otros durante la noche sin ser visto. Así las cosas, la captura del sátrapa podría ocurrir mañana mismo o dentro de mucho tiempo.
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