La zona euro está profundamente debilitada, ya que pocos países logran esquivar los problemas. En este campo de minas, Grecia ha encendido la mecha y la duda es si será una explosión controlada (un 'default' ordenado) o acabará dinamitando la unión monetaria.
Si se echa un vistazo al mapa de la región (ver gráfico) pocos estados se libran. Las debilidades se extienden y se contagian a lo largo de Europa. Los más perjudicados son Grecia, Portugal e Irlanda, los tres rescatados. En esta terna, el peor parado, como es obvio, es el país heleno.
En las últimas semanas, Grecia está en el epicentro de las turbulencias porque no cumple con los ajustes pactados con la Unión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional y éstos se niegan a concederle el sexto tramo de ayuda del primer plan de rescate. Un préstamo de 8.000 millones de euros que el Gobierno heleno necesita imperiosamente para impedir la quiebra. Tal es la fragilidad de sus finanzas que el secretario de Estado de Finanzas griego, Filipos Sajinidis, afirmó que Grecia tiene dinero para pagar los sueldos públicos y las pensiones sólo hasta octubre.
De momento, Irlanda y Portugal están solventando sus delicadas situaciones pero siguen siendo vigilados muy de cerca por los mercados. Irlanda está acometiendo duros ajustes para contrarrestar un déficit desbocado, que en 2010 alcanzó el 32,4% del PIB. El país luso está haciendo lo propio y el FMI le ha concedido esta semana el segundo tramo de ayuda, que asciende a 3.980 millones. Eso sí, tanto la UE como el FMI ya le han reclamado más medidas de ajuste para 2012.
Pero estos tres países no son los únicos puntos calientes en la zona euro. España e Italia también luchan cada día por demostrar que pueden cumplir con los planes de austeridad, pero la incertidumbre les acecha. Los CDS (credit default swaps o seguros de impago) muestran la preocupación del mercado. El CDS de Italia se sitúa en 505 puntos y el de España le sigue a la zaga en los 425,35 puntos.
El punto débil de Italia, una deuda desbocada, el de España, un déficit por recortar que depende de muchas administraciones (las dudas se centran en las comunidades autónomas, que sólo en el primer semestre casi han alcanzado el objetivo de déficit del 1,3% previsto para todo el año).
Además, hay estados como Bélgica, con una crisis política que dura ya más de 15 meses, o Chipre, cuya banca está muy expuesta a la deuda griega, que pueden verse también por las turbulencias que sacuden a la región.
El club de la triple A presiona
Y en el otro lado, el selecto club de los países que siguen manteniendo la tripe A, la máxima calificación. En este grupo se encuentran Francia, Alemania, Austria, Finlandia, Luxemburgo y Holanda. Países que desde su posición de poder han puesto trabas y condiciones a los rescates que se han concedido a Grecia. El más beligerante ha sido el Gobierno finlandés que exigió garantías para participar en el segundo plan de ayuda al país heleno, una cuestión que todavía está en el aire.
Eso sí, estos estados aunque tienen una posición financiera más solvente que los periféricos no se libran de tener problemas económicos. Sin ir más lejos, Francia y Alemania están atrapados en la crisis griega porque sus sistemas financieros tienen una alta exposición a la deuda helena (Francia cerca del 37% del total) y, además, ambas economías están protagonizando una importante desaceleración en los últimos meses. Concretamente, Alemania registró un crecimiento del 0,1% en el segundo trimestre y el de Francia fue nulo.
Con este panorama, ¿se salvará la zona euro?
Entre los expertos hay disparidad de opiniones sobre el desenlace de la crisis europea.
Citi ha declarado en uno de sus últimos informes que "los riesgos de la salida de Grecia de la zona euro han aumentado claramente". Y la entidad ha ido más allá alertando que esta salida "sería un desastre económico y financiero no sólo para Grecia, sino también para la continuidad de todos los miembros de la zona euro, y también tendría graves implicaciones económicas y políticas para el conjunto de la UE y de la economía mundial en general".
El banco Citi resalta que la salida de Grecia sería crear un potente y muy visible precedente. "Tan pronto como Grecia haya terminado, los mercados se centrarán en el país o países que más probabilidades tenga de protagonizar la próxima salida de la zona euro", explica Citi.
Para Silvio Peruzzo, economista de Royal Bank of Scotland (RBS) "es difícil saber si un posible 'default' de Grecia rompería el euro, pero es una posibilidad que está ahí".
Sin embargo, otros analistas son más opimistas. Steen Jakobsen, economista jefe del banco danés Saxo Bank, opina que "la moneda europea podría sobrevivir si Grecia entra en 'default'. Incluso si lo hacen uno o dos países más".
Joaquín Maudos, investigador del Ivie y catedrático de la Universidad de Valencia, va más allá y asegura que la salida de Grecia del euro y la vuelta al dracma es un escenario improbable. “Ni a la zona euro ni a Grecia le conviene”, explica. Desde su punto de vista, el efecto contagio sobre otros países rescatados y los periféricos de la zona euro sería muy fuerte.
En cuanto al país heleno, supondría un círculo vicioso del que sería aún más difícil salir: “La deuda dejaría de estar en euros y se encontraría en otra moneda de menor valor, sería más caro importar, así que también habría inflación. Además, se produciría una fuga de depósitos, por lo que también habría problemas de liquidez”, asegura.
Federico Steinberg, estratega del Real Instituto Elcano, tampoco cree que es factible: “Sería un hecho que sienta un precedente muy peligroso”.
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