30 septiembre, 2011

Las revoluciones son puro cuento

Si algo hace formidable a internet es su independencia de los gobiernos (de la “autoridad” coactiva), al punto de ser una valiosa arma para superar la inmoralidad que supone la utilización de la violencia (cuyo monopolio que se atribuyen los Estados modernos) para “ordenar” a la sociedad, demostrando que la verdadera autoridad es moral, el liderazgo por influencia mucho más efectivo que la violencia que solo destruye.

Sin embargo, Facebook creó un comité de apoyo a candidatos políticos, que es la herramienta con la cual sostendrá a “los líderes que compartan nuestros objetivos”. Google, que ya había lanzado su comité de acción política en 2006, ahora casi duplicó su gasto en lobby, pasando de $1.48 a $2.06 millones. Las patentes, copyright o leyes antimonopólicas parecen ser relevantes para estas punto.com. Es decir, que los mismos gurúes de la web pretenden utilizar la coacción estatal para obtener supuestos beneficios personales con lo que ralentizarán la “revolución de internet”, demostrando que el ser humano es incapaz de cambios radicales o muy rápidos.

Quizás la “anti revolución” más notoria sea la de China. Liang Wengen, el hombre más rico del país, con una fortuna de $9,300 millones según Forbes, ha adoptado un perfil bajo. Gracias a su “prudencia” para hacer negocios, según The China Times, el departamento central de organización del Partido Comunista finalizó la revisión de su caso y podría ser elegido como miembro alterno de su Comité Central, que reúne a las 300 personas más influyentes en la política. La votación está prevista para el próximo Congreso a realizarse en octubre. En fin, desde 2001 los empresarios empezaron a ser admitidos en el Partido Comunista demostrando que la “revolución anticapitalista” es solo cuento.

Unos mil indígenas bolivianos iniciaron hace más de un mes una marcha y fueron brutalmente reprimidos por la policía, dejando unas 20 personas desaparecidas. A raíz de ello, Evo Morales anunció la suspensión de la ruta, de unos 300 kilómetros, que atraviesa la reserva natural de Tipnis de 1.2 millones de hectáreas, que comenzó a ser construida en junio olvidándose de su demagoga “revolución indígena”, pueblos originarios a los que ni siquiera consultó cuando tomó la decisión de realizar el proyecto, al contrario del mercado, donde las acciones se realizan de mutuo acuerdo.

Mientras los conservadores estudiantes chilenos de clase media protestan porque les quieren sacar el privilegio de estudiar gratis (financiados a través de los impuestos estatales que recaen, vía precios y baja de salarios, sobre los más humildes), el movimiento Occupy Wall Street, compuesto por un millar de “indignados” (200 que duermen allí y otros que se unen de día), que fueron noticia solo cuando los reprimieron, recibieron el apoyo de Michael Moore, que aseguró que “estamos en contra de la avaricia del 1%”. Supongo que se referirá al Estado, como el que maneja Evo Morales, que decide a espaldas de los interesados directos. Así es como hay 46 millones de pobres en Estados Unidos, gracias a los impuestos con los que pagan la educación, salud, justicia, seguridad, etc., “gratuitas” para el resto de la sociedad.

En fin, queda claro que las revoluciones de la historia han sido puro cuento, y las violentas, encima, homicidas. Definitivamente, el hombre evoluciona, inexorablemente, por maduración.

Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California.

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