¿Puede una suspensión de pagos masiva acabar con la crisis económica de EEUU?
Arends cree que los bancos deben ser castigados por su imprudencia
El plan de Obama no puede hacer milagros
Hace unos pocos días, el presidente de EEUU, Barack Obama, presentaba en sociedad un paquete de medidas con el que pretende impulsar el empleo. El plan, valorado en más de 470.000 millones de dólares, supone una fuerte apuesta de Washington. Pero para algunos ni siquiera esto será suficiente. El columnista de Marketwatch Brett Arends propone, directamente, una suspensión de pagos masiva, en la millones de estadounidenses se acojan al famoso Capítulo 11 (protección por bancarrota).
Las dimensiones y el alcance de la actual crisis económica mundial, la Gran Recesión, están fuera de control y un problema de este calibre requiere una solución que esté a la altura.
Por eso, Arends propone lo que sería el mal menor. Una medida drástica que "no va a gustar" pero que es la única forma de reactivar la economía: que los estadounidenses dejen de pagar, en bloque, hipotecas y créditos y millones se acojan a la ley de quiebras.
Deudas impagables
"El verdadero problema no es demasiado gobierno o demasiado poco gobierno; no son los altos impuestos o los bajos impuestos; demasiada deuda pública o demasiada poca; ni las empresas, ni los pobres, la avaricia, el socialismo, China, Grecia o la legalización del matrimonio homosexual", comenta Arends.
Según explica, el principal problema de EEUU "es la deuda, estúpido". Decenas de millones de estadounidenses se encuentran en un punto económico de no retorno y, sin trabajo ni ayuda del Estado, no pueden cumplir con sus compromisos financieros. "Pero lo intentan y eso absorbe mucho dinero de la economía, porque no pueden funcionar correctamente como consumidores o trabajadores", explica.
Arends recuerda que los ciudadanos tienen su parte de responsabilidad por vivir por encima de sus posibilidades, pero cree que en una sociedad capitalista y de economía libre no se puede culpar a nadie por querer tener más dinero.
Llegados a este punto, el experto se pregunta por qué no pueden actuar los ciudadanos de a pie como las empresas, a las que se les permite declararse en bancarrota, aplazar pagos y poner en orden sus cuentas. "Algunos dirán que es inmoral que los prestatarios suspendan pagos", afirma, pero son los mismos que "defienden que una compañía cierre una planta y se lleve los empleos a China o paga a su CEO 50 millones por hacer mal su trabajo" argumentando que se trata de negocios.
Bancos imprudentes
El columnista de Marketwatch ofrece esta medida no sólo como solución a la difícil situación económica del país, sino como una forma de hacer que paguen los culpables.
¿Y dónde está el origen del problema? En los bancos. Según explica, durante la época de bonanza, las entidades financieras no tuvieron reparos en ofrecer préstamos de todo tipo a clientes de todo tipo, incluso aquellos con pocas garantías de poder devolver el importe íntegro. "Los bancos lo sabían cuando prestaban 500.000 dólares a un conductor de autobús con 1.000 dólares en su cuenta corriente. (?) Y si no lo sabían, deberían, su incompetencia no es nuestro problema", afirma.
Así, ante los recortes del gasto público, las subidas de impuestos o un mayor déficit del Estado, Arends afirma que la opción correcta es castigar a los bancos, que prestaron de forma imprudente, "haciendo que se coman sus propias pérdidas". "Algunos dirán que el impacto financiero sería terrible, pero los bancos simplemente estarían enfrentándose a la realidad", concluye.
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