Juan O. Tamayo
En un sorprendente revés, el ex gobernador de Nuevo México, Bill Richardson, dijo que saldría de Cuba el miércoles sin siquiera haber podido reunirse con un subcontratista del gobierno de Estados Unidos encarcelado en La Habana desde hace casi 22 meses.
Joe García, un demócrata de Miami y viejo amigo de Richardson, dijo que la negativa del gobierno cubano de permitir la reunión tras haber invitado al ex gobernador a la isla, refleja una seria división dentro de la clase dirigente del país.
“Tal vez el gobierno cubano ha decidido que no quiere mejorar las relaciones con Estados Unidos”, dijo Richardson el martes durante una conferencia de prensa en La Habana. “Tal vez ese es el mensaje que está enviando”.
El rechazo de Cuba a la reunión fue claramente un revés para los esfuerzos de mejorar las relaciones entre La Habana y Washington, que ha pedido que el subcontratista Alan P. Gross sea liberado por razones humanitarias.
El abogado de Gross en Washington, Peter J. Kahn, dijo más tarde el martes que la familia estaba “abatida” for la negativa de Cuba y “tiene miedo de que el que el gobernador no haya podido ver a Alan podría estar relacionado con la deteriorada salud de Alan, a quien otros han podido visitar cuando han estado en Cuba”.
“A pesar de este acontecimiento desafortunado, la familia Gross se siente extremadamente agradecida con los esfuerzos del gobernador Richardson. La familia continúa esperando y rogando que Alan será puesto en libertad por razones humanitarias para que pueda estar con su familia para las festividades del año nuevo judío”, agregó Kahn.
Richardson llegó a La Habana el 7 de septiembre, en medio de informes de que Cuba lo había “invitado”, lo que motivó esperanzas de que Gross, de 62 años de edad, podría liberado y enviado a su casa en Potomac, Maryland, junto con Richardson.
Sin embargo, el ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez le comunicó que no se le permitiría reunirse con Gross, dijo Richardson, quien presionó a favor de su caso durante reuniones con el cardenal Jaime Ortega y otros personajes, e incluso prometió que se quedaría en La Habana hasta que pudiera ver a Gross.
“He estado aquí una semana y he tratado por todos los medios -con instituciones religiosas, diplomáticos de otros países, todo tipo de esfuerzos-, y veo que esto no va a cambiar”, declaró Richardson en La Habana.
El ex aspirante a la nominación presidencial y embajador ante Naciones Unidas, que ha obtenido la liberación de varios ciudadanos de Estados Unidos en todo el mundo y visitado Cuba varias veces, dijo que saldría de Cuba el miércoles.
El rechazo de la reunión por parte de Cuba motivó preguntas sobre la invitación de Richardson a visitar La Habana.
Un informe del Washington Post calificó el rechazo de Cuba como un “desaire extraordinario”. Y un activista en favor de mejorar las relaciones entre Estados Unidos y Cuba escribió una columna preguntando si Richardson había “jugado mal sus cartas”.
Joe García dijo que no conocía los detalles de la invitación, pero que Richardson había pedido a las autoridades cubanas una visa, y dejado en claro que gestionaría la libertad de Gross durante su visita.
“Cuba no es un lugar a donde uno se invita por su propia cuenta, y Bill Richardson no es un tipo que simplemente se aparece. No fue voluntario de la zafra”, dijo García. “Es una de las figuras políticas con más experiencia en el mundo de las relaciones exteriores”.
“Obviamente, hay gente dentro de Cuba que no quiere que las cosas cambien”, dijo García a El Nuevo Herald, señalando que el gobierno del presidente Barack Obama no puede actuar para mejorar las relaciones con la isla a menos que Gross sea liberado.
García agregó que los funcionarios cubanos le habían dicho a Richardson y al ex presidente Jimmy Carter, durante su visita a la isla a principios de este año, que volverían a examinar el futuro de Gross una vez que su caso legal siguiera su curso normal.
Gross, un experto en desarrollo, fue detenido el 3 de diciembre del 2009 por entregar a judíos cubanos equipos de comunicaciones financiados por la Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID). Fue juzgado en marzo y sentenciado a 15 años de prisión, y la corte suprema de Cuba rechazó su apelación en agosto.
“Las autoridades de Cuba le dijeron a Bill Richardson que su visita a comienzos de este año fue prematura”, agregó García. “Por lo tanto, ¿a qué viene dejarlo entrar ahora? Ahora le están faltando al respeto”.
La USAID dice que sus fondos están destinados a asistir a grupos no gubernamentales en la isla. Las autoridades cubanas dicen que están destinados a socavar y hasta a derrocar al gobierno comunista.
Un informe de la CNN mencionó el martes que un funcionario no identificado del Departamento de Estado había dicho que Cuba invitó a Richardson principalmente para hablar sobre las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, pero que Richardson dejó en claro que quería hablar sobre Gross.
“Nunca hubo ninguna garantía, pero cuando hicieron la oferta hubo grandes esperanzas. Se le dijo que podría ver a Gross”, dijo el funcionario.
Victoria Nuland, portavoz del Departamento de Estado, dijo a periodistas en Washington que la administración de Obama lamentaba el rechazo cubano a Richardson, pero agregó que eso “sin duda ponía de relieve la difícil situación del señor Gross”.
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