Es bien sabido por todos que Santa Cruz de la Sierra es el primer productor avícola nacional. Como lógica consecuencia y derivado de ello es también el primer productor de huevos.
Sin embargo, hoy por hoy en nuestro departamento los mismos escasean en su otra variedad.
Aquellos referidos a las gónadas indispensables para que los hombres actúen con valentía, honor e hidalguía haciendo respetar su tierra, su dignidad y sus derechos.
Esta carencia efectiva ha causado que en el género correspondiente reine el miedo, la desazón, el pánico y una cobarde indiferencia.
Santa cruz se vuelto Escitia, el reino de las amazonas; las mujeres son las únicas que sacan la cara por sus asustadizos varones, patética y triste imitación de gallitos de riña, buenos para discurso y pésimos para la acción, copia fiel del actual león afónico.
¿Dónde están las carnestolendas bravuconadas del rugiente león despierto? Las magnificentes y apoteósicas reuniones, donde se blandía orgullosamente nuestro pendón verdiblanco y se juraba con hacer respetar nuestra libertad y nuestra autonomía hasta las últimas consecuencias.
¿Qué pasó? ¿Se olvidaron que hace apenas 3 años las hordas masistoides embravecidas y alcoholizadas amenazaban con un cerco armado y canallesco a nuestra pacífica ciudad? ¿Se olvidaron que por culpa de ellos, en sus manos criminales fallecieron Edson Ruiz en Tiquipaya y el profesor Pedro López en Portachuelo?
Hoy los vemos transformados en obsecuentes ovejitas, dóciles amanuenses de los tiranuelos que persiguen, encarcelan y exilian a nuestros coterráneos. Están de “tirasacos” de aquellos que han proliferado el narcotráfico en nuestro país, que han aletargado la productividad empresarial, que han atentado contra nuestra capacidad productiva agropecuaria impidiendo las exportaciones.
Hoy Bolivia no se conoce por las exportaciones de gas o de soya, se la conoce mundialmente por el tráfico de cocaína del cual es abanderado el narco-general que hoy tiene a más de uno asustado en el gobierno, ya que hay varios alistando pasaportes, chinelas y bronceadores para irse a veranear a Cuba.
A pesar de tanta afrenta, tantas lágrimas derramadas, tantos meses de cárcel y de exilio, tanta sangre derramada por nuestros mártires y héroes, tantos hogares destruidos llenos de mujeres y niños con lagrimas en los ojos que aun se siguen preguntando por qué sucedió esto.
Hoy estos indignos hijos de nuestra tierra reciben al tirano con bombos y platillos en cuanta actividad empresarial e institucional existe. ¿Dónde está su dignidad? ¿Acaso se extraviaron los huevos de los hoy leones eunucos en la prisa que tuvieron al bajarse los pantalones?
¿No les molesta estrechar esas manos entre risitas cómplices aún sabiendo que están manchadas con la sangre de cruceños o tienen más valor los intereses económicos que fomentan tanta complacencia que su propia dignidad?
Ojalá se arrepientan pronto de esta infame y cobarde actitud, y aunque sea en el lecho de muerte tengan en ese último hálito de vida, la hidalguía de reconocer que fruto de intereses personalísimos y del “culipandee” permitieron convertir nuestro símbolo de la redención en el símbolo de la sumisión y el calvario.
Es hora que nuestros sueños sean más grandes que los temores y que nuestras acciones sean más fuertes que las palabras.
*Alejandro Brown I. es un perseguido político.
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