27 octubre, 2011

DEA… cómo no

La información revela la desconfianza que existe entre las autoridades de cada gobierno para actuar de manera conjunta contra el narco José Cárdenas

El radar de The New York Times (NYT) nuevamente alerta lo que por sabido no se calla.
Publica un reporte de la Agencia Federal Antidrogas de Estados Unidos (DEA) presentado al Congreso en Washington.
La nota de primera plana explica que la DEA está ampliando su red de informantes secretos dentro de los cárteles mexicanos del narcotráfico. Sinaloa, Golfo y Zetas, sobre todo, y que se recluta no sólo a operadores, también a legisladores, funcionarios “de nivel” y policías.
No da cifras. Tampoco nombres de informantes, salvo el del abogado Humberto Loya Castro, al servicio del cártel de Sinaloa; defensor de Vicente Zambada Niebla, alias Vicentillo.


La nota del NYT, firmada por la reportera Ginger Thompson, justifica las acciones encubiertas de la DEA en México: “(estamos) por un mayor involucramiento de EU en la lucha contra el narcotráfico”.
El reportaje asegura que, gracias a la red de informantes que poseen las agencias de inteligencia del Pentágono, el Departamento de Justicia y Seguridad Interior de Estados Unidos, se ha capturado o eliminado a dos docenas de narcocapos clasificados como “objetivos del alto valor”.
La DEA presume haber participado en la captura de personajes como Édgar Valdez Villarreal, alias La Barbie, y Jesús Méndez, alias El Chango, líder de La Familia Michoacana, entre otros.
En el fondo, la información revela la desconfianza que existe entre las autoridades de cada gobierno para actuar de manera conjunta contra el flagelo del narco.
Explica que esto se debe a la corrupción de las policías y de los funcionarios mexicanos coludidos con el crimen; y a que existen problemas con las leyes mexicanas, para poder actuar abiertamente.
La embajada de Estados Unidos niega que su gobierno participe en operaciones directas contra la delincuencia, pero no desmiente que trabaje con infiltrados.
Para nosotros, la nota no es nota. Pero bien que zarandea.
México no puede indignarse; tampoco negar la realidad.
Cuesta trabajo entender las reiteradas quejas del presidente Felipe Calderón contra el gobierno de EU, que no hace algo para controlar a sus 25 millones de drogadictos y, al mismo tiempo, tolerar lo que hace la DEA en nuestro país, con toda impunidad.
¿Querrá decir que, en la batalla contra el crimen, México está condenado a exponer la vida de soldados, marinos y policías federales, mientras una potencia extranjera administra nuestra inteligencia, con su inteligencia?
¿Cuándo nos va a decir el gobierno cuántas agencias estadunidenses, y con cuánta gente, operan en México violando nuestra soberanía?
De la falta de explicaciones sólo queda el ridículo.
MONJE LOCO: San Lázaro se vuelve cantina y los diputados del PRI, con verdes y panales, los reyes de la fiesta. Ellos deciden quién baila y quién se sienta. Se “empinaron” “de hidalgo” el trago de la reelección,  y de botana, la revocación del mandato. Alegan que las armas de la democracia son más peligrosas en manos de pendejos. ¿O sea, en  de las de usted y yo? Nadie sabe, nadie supo…

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