Buenos Aires, 15 oct (dpa) - “Compleja, aguerrida, revoltosa, femenina, ácida, maternal, con identidad patagónica y una carrera más larga, compleja y rica que la de Evita”.
Unas pocas pinceladas de su biógrafa, la periodista Sandra Russo, permiten comenzar a pintar un retrato íntimo de la presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner, quien en los comicios del 23 de octubre aspira a obtener su reelección.
Detrás de la imagen potente de esta política peronista de 58 años se esconde una “mujer compleja” que sólo se muestra plenamente en su núcleo cerrado, al que muy pocos tienen acceso, señala a la agencia dpa Russo.
“Ella sigue siendo la misma piba de 19 años que entró a la Facultad de Derecho en el ’73 y pelea como peleaba en las asambleas”, sostiene la periodista. “Le interesa el poder para usarlo para lo que a ellos les parece que está bien hacer, para aplicar un proyecto en el que ellos creen desde hace 30 años”.
Russo necesitó varias charlas privadas con Fernández de Kirchner para escribir su biografía “La presidenta”, en la que deja entrever su admiración por esta mujer pero también la “frialdad, la distancia y la racionalidad” de la jefa de Estado que enviudó estando en el poder.
“Cristina es compleja entre muchas cosas porque se nos ha enseñado que una mina que tiene poder no se ocupa de los hijos, no le importa la maternidad o si es madre tiene techo de cristal y no quiere meterse demasiado en el trabajo, o que si es muy inteligente no se preocupa por su aspecto personal. Ella va contra todo porque no resigna nada, en eso es donde a mí me parece compleja, en esa autoexigencia pero también en los atributos que tiene para que le dé resultado”, revela.
“Los asesores que tenía ella en el Congreso me contaban que no era raro escucharla llamar a la casa después de un debate terrible en el recinto y hablar de matemáticas con la hija porque tenía que dar un examen. Es apabullante, no todas podemos tanto”.
Según Russo, “Cristina es una mina con una femeneidad que se toma muchos permisos, más que Angela Merkel, Dilma Rousseff o Michelle Bachelet, es una mujer que no le tiene miedo a las curvas, que se afirma en esa cosa femenina y ése es un permiso estético muy peronista”.
La periodista recuerda que en la época en que Cristina Fernández era legisladora le decían “la revoltosa”.
“Tiene el perfil de una mujer muy aguerrida con el entrenamiento de la militancia desde adolescente, con la perspectiva de un proyecto colectivo desde siempre, permanentemente, más allá de los lugares que fueron ocupando” con su compañero, esposo y antecesor en la presidencia Néstor Kirchner (2003-2007), fallecido el 27 de octubre de 2010.
La presidenta “tiene una autoestima muy trabajada, tiene muchísimo entrenamiento en subir el umbral psíquico”. “Ella me dice que puede seguir hablando y concentrada aunque la estén insultando en el recinto. En cambio me dijo que tiene muy bajo el umbral del dolor físico. La idea del dolor físico la asusta mucho”.
“Pero todo lo que tiene que ver con soportar lo que está soportando no es imprevisible, no es una sorpresa que dio la historia, conociendo la carrera que hizo y los incidentes en que se metió por voluntad propia. Evidentemente no es sorprendente que haya manejado su gobierno como lo está manejando”, considera la biógrafa.
Cristina Fernández nació el 19 de febrero de 1953 en la ciudad de La Plata. Allí conoció a Kirchner, junto a quien construyó su familia y su vida profesional primero como abogada y luego como política al ritmo de los vaivenes de la realidad argentina, la dictadura y el retorno a la democracia. En los años de hierro se fueron a vivir a la austral Santa Cruz, provincia natal de Kirchner, donde cimentaron la pareja y la carrera política.
“Había una forma de trabajar de ellos que coincidía, en su carácter y la forma de construcción política, con el clima patagónico, en aquello de que hay mucha distancia, poca gente, que todo cuesta, que salir de tu casa implica soportar el viento e ir contra el viento”, grafica Russo.
“Creo que tiene que ver un poco con la idea de la identidad pingüina, con el silencio, con el ensimismarse. También tiene que ver con que en el peronismo no es fácil abrirse y por eso se cuidan. Las pocas veces que se abrieron en el kirchnerismo desde 2003, los traicionaron”, advierte.
Para la biógrafa, “los pingüinos no son gente simpática”. Los Kirchner, hoy Cristina y sus dos hijos, Máximo y Florencia, “son muy ácidos, son complicados de manejar”. “Ese núcleo es muy rico en el significado, tenés que leer todo de una manera distinta, no son ‘simpáticos de salón’, ellos circulan por otro andarivel, son territoriales”.
Su pareja con Néstor Kirchner fue determinante, “siempre hicieron todo juntos”. “Había muchas parejas como ellos, que vienen juntos desde la militancia de los 70, y si no hubieran matado a 30.000 personas (en la dictadura), habría muchas más parejas como ellos que soportaron los avatares de los tiempos, que lo político siempre estuvo como nexo principal de la relación, que se habrían separado y luego vuelto a juntar, pero que son esas parejas indestructibles”.
Cristina “siempre estuvo al lado, siempre fue su interlocutora, siempre era la otra parte de su cabeza“. “No era que tenía un rol de asistente ni nada de eso, eran híperpares y era la persona con la que discutía cada cosa y la que no le tenía miedo de decirle que era una estupidez lo que estaba diciendo”.
La sorpresiva muerte de Néstor Kirchner, en su refugio privado en la villa turística patagónica de El Calafate, marcó la vida de Cristina Fernández. “Con cada hito va cumpliendo su duelo, es una daga y se le nota, Néstor fue fundante”.
“Lo que ella transmite es la despedida de ese sentimiento de tanta admiración hacia él. Ella está haciendo el duelo porque lo perdió a él, pero también está haciendo el duelo de la parte de ella que se murió con él que es la de de la admiración. No sé si podrá admirar a otro como a él”.
Desde entonces, Cristina Fernández de Kirchner viste de negro. “Un luto que yo creo que llevará hasta el 10 de diciembre”, cuando asumiría su segundo mandato, deduce su biógrafa.
“En los spots de la campaña (para las primarias) se la ve con traje blanco y nada es causal, cuando ella aprobó ese spot, lo digo por simple deducción, lo hizo porque el 10 de diciembre cuando ella asuma deja el luto. Pero para eso tiene que pasar el primer aniversario, que es una semana después de las elecciones”, estima Russo. Las propagandas para las elecciones generales la muestran sin embargo otra vez de negro.
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