19 octubre, 2011

El asunto no es pactar o no pactar

México SOS

Alejandro Martí

Como miles de mexicanos he seguido de cerca el debate público que se generó a partir de una expresión del presidente Felipe Calderón sobre el riesgo de que algunos integrantes del PRI estarían de acuerdo con la idea de que pactar con los criminales y narcotraficantes es una buena táctica para frenar la violencia.

No voy a tratar de explicar si el Presidente tiene o no razón, o si los priístas tienen o no razón de sentirse aludidos y ofendidos. Esos artificios propios de la “clase política” no son mi fuerte y mucho menos es mi interés prestarme a un juego que tiene claras connotaciones electorales.

Lo que creo que vale la pena, es abrir la reflexión sobre lo que sigue en la estrategia contra la delincuencia organizada más allá de este sexenio y las lecciones que tenemos que aprender para perfeccionar la estrategia y obtener mejores resultados.

Estoy convencido de que con los criminales no se puede ni se debe negociar, es un suicidio por donde quiera que se vea. La seguridad y el uso de la fuerza es una atribución exclusiva de las instituciones. No podemos ceder la soberanía del Estado, en ninguno de sus tres órdenes de gobierno, a un grupo de personas que mediante la violencia y la capacidad de fuego controlan un territorio determinado para realizar acciones que están claramente fuera de la Ley.

Pactar no es una opción.

Los críticos de la estrategia federal contra la delincuencia con frecuencia ven la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio.

Es cierto que varios aspectos de esa estrategia son perfectibles, pero se ha logrado avanzar en un factor fundamental: el rescate institucional. La Policía Federal es un modelo exitoso que bien podría replicarse en los estados y municipios, donde las policías están muy infiltradas por el poder corruptor de los criminales.

La Reforma Penal y la evolución del sistema de justicia es otro de los temas en los que hay un gran avance que quedará como herencia institucional, al igual que la Policía Federal, independientemente de qué partido gane las elecciones el próximo año.

Por eso considero que más allá de dimes y diretes que sólo sirven para atizar el fuego electoral, desde la sociedad civil organizada debemos mantenernos vigilantes para que los cambios institucionales de fondo se realicen y se consoliden. Esos cambios trascienden a los partidos y a sus batallas electorales.

Sería muy interesante que los precandidatos nos expliquen cómo van a consolidar esos cambios de fondo y cómo van a fortalecer a instituciones que hoy parecen podridas por la corrupción, como muchas policías estatales y municipales.

Mientras esa definición no sea clara, lo demás es mera politiquería

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